Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No es fácil mantener la atención en las noticias. Estas se han convertido, entre el sensacionalismo de unos y el protagonismo de otros, en una especie de descorazonadora imagen del mundo en la que pelean por los titulares. "Titular o no titular, esa es la (única) cuestión", por ponernos hamletianos. Esto no se dice mirando una calavera, como requiere la imagen shakesperiana, sino frente a la pantalla de un teléfono móvil.
Lo que iba a ser la gran celebración del PSOE, su congreso, se ha convertido en una fiesta carnavalesca en la que algunos —con eso que llaman "malestar"— se resisten a ser unánimes, otro término caro a los políticos.
Como decían esta misma mañana en los noticiarios, el congreso se ve rodeado por el "caso Koldo", el caso del Fiscal General de Estado y, finalmente, por los casos "familiares" del presidente, que tampoco es poca cosa, por mucho que se trate de ignorar o desdeñar. Hay alguno más por ahí coleando, pero con eso basta y sobra.
Mientras las imágenes no muestran a ciudadanos limpiando los estragos de la dana, limpiando el barro acumulado, amontonando miles de coches inservibles e intentando que no se les caigan encima los edificios, recomponiendo puentes, carreteras y raíles, la política española trata de recomponerse a sí misma de los estragos de sus propias danas.
Insisto desde hace tiempo en la necesidad de la "ejemplaridad" política, que es algo más que cultivar la imagen, dar trabajo a los gabinetes de comunicación e invitar a comer a los periodistas. No, es algo más. Tiene más que ver con que los ciudadanos no tengan que arrepentirse de votar a algunos, de sentirse estafados por los discursos escuchados.
La estrategia de la "polarización" empleada en diversas partes del mundo, entre ellas España, consiste en vivir en una especie de cárcel política en la que te sientes rehén. Por eso los políticos dedican el 80% de su tiempo y palabras a poner verde a los contrarios, de tal forma que el votante no sienta la tentación de no votarles a ellos o, simplemente, dejar de votar. Si no lo hace, será responsable de los desastres infinitos que la llegada de los otros al poder traerá consigo.
En RTVE.es leemos el titular matutino "Sánchez busca un cierre de filas en el PSOE ante el "acoso judicial" y sellar una década de liderazgo absoluto"*. La expresión militar "cierre de filas" cubre la disidencia interior, el deseo de acallar las discrepancias; el entrecomillado de "acoso judicial", en cambio, hace referencia a la guerra exterior, algo que el partido se empeña en considerar como una conspiración. Así, entre guerras y conspiraciones se crea el marco de la vida política y se insiste en que la supervivencia no está en desprenderse del lastre, sino en su maquillaje comunicativo en distintas líneas. El resultado final, el que abrirá el camino de la permanencia en el poder (la segunda aspiración tras su consecución), es ese "liderazgo absoluto", el que acalla toda discrepancia pues la considera el principio del fin. Para sobrevivir, se nos dice, hay que ser agresivo hacia afuera e indiferente hacia adentro... hasta que todo estalla y salta por los aires.
Lo que más daño ha hecho al PSOE es, evidentemente, la dimisión del líder madrileño, ese al que le dio por ir al notario, levantando con ello el virus de la suspicacia, algo inasumible desde la aceptación absoluta y la sonrisa abierta que de cada líder para abajo debe caracterizar al político a la moda.
Pero las desgracias ocurridas están empezando a hacer perder la paciencia al ciudadano de a pie, el que sufre o padece la mezcla de los males naturales y la incompetencia política. Mientras el sistema no es sometido a pruebas, todo son sonrisas y vítores, pero no parece que los tiempos estén para eso. Los ciudadanos entonces están empezando a dejar de ser palmeros felices y empiezan a ser críticos, chillones y de vez en cuando zarandean, como han mostrado las visitas de políticos a las zonas castigadas y las visitas de los ciudadanos a las salas de plenos de los ayuntamientos. Es probable que los próximos presupuestos recojan un incremento del gasto en los blindajes de los coches oficiales.
Esto es lo que nos dice inicialmente RTVE.es sobre el congreso y sus antecedentes:
La primera vez que Pedro Sánchez salió triunfante de un Congreso Federal del PSOE fue hace una década y de la mano de quien entonces le llevó a la Secretaría General del partido más antiguo de España, la entonces 'baronesa' socialista más potente, Susana Díaz. Entonces era un desconocido diputado que superó a un respetado Eduardo Madina en las primarias y al que entonces nadie veía como un líder llamado a hacer historia dentro del PSOE.
Tres años después, en el Congreso Federal de 2017 y tras abrirse el partido en canal en su mayor crisis interna, Sánchez volvió a salir victorioso y en esta ocasión tras 'matar' políticamente a su mayor rival entonces en el partido, la misma Susana Díaz que le aupó. Antes, él fue 'enterrado' por el todopoderoso aparato de Ferraz, pero Sánchez supo renacer y de ese Congreso nació el nuevo PSOE que hoy lidera, con alguna voz discordante, pero sin nadie que le discuta el mando desde entonces y sin debate alguno sobre su sucesión. A partir de esa gesta en el PSOE, su historia de renaceres políticos y de primeras veces es más que extensa.
En el último cónclave socialista, en el año 2021, el PSOE vivió un Congreso tranquilo y de unidad, ya desde el poder, en el que la unión fue absoluta, incluso con un histórico abrazo entre Sánchez y el expresidente Felipe González, más que crítico ahora con el actual líder socialista. No se le espera en este cónclave, al que sí ha acudido otro expresidente y exlíder, José Luis Rodríguez Zapatero, cuya relación de sintonía con Sánchez ha ido de menos a más y convertido en uno de los mayores revulsivos socialistas. Precisamente este viernes, en la primera jornada del cónclave, fue uno de los protagonistas y pidió "lealtad" en el partido.*
La historia que se nos cuenta es un verdadero culebrón tras las sonrisas y fotos oficiales. Puñaladas, distanciamientos y acercamientos bajo el lema de la "unanimidad" escenificada.
La obsesión de los partidos con la "unanimidad" les priva de uno de los elementos más necesarios en la democracia, la discrepancia, el debate abierto, la llegada de nuevas ideas. Todo ello está enfrentado a la obsesión de esa voz única que acaba atrayendo a los palmeros sonrientes, a los conformistas natos, a los pelotas. Los líderes se rodean de los que no les llevan apenas o nada la contraria y eso tiene efectos muy negativos para la salud democrática general y de los partidos en particular.
¿Ha llegado el momento en que se acabe esta forma "comunicativa" de hacer política? ¿Cesará este espectáculo de la polarización interesada de todos los partidos? ¿Llegaremos a la conclusión de que es poco ejemplar? No lo sé, pero lo malo son los que viven de clamar contra políticos y partidos para después acabar como los de "¡Se acabó la fiesta!", protagonizando sus propias "fiestas" y aprovechándose del descontento y la inocencia.
Sea lo que sea, se hace necesario el cambio en la forma de entender y plantear la política desde esta "clase" política que se ha ido fabricando durante décadas a lo ancho y largo del panorama. A lo que estamos asistiendo es a mucha palabrería, a mucha inconsistencia, a mucha falta de pericia en resolver los problemas de los ciudadanos, que es para lo que se hace política auténtica, la que necesita de eficacia y solidaridad social. Con esos planteamientos actuales, el rechazo crece y eso es peligroso por los que vienen armados con el recogedor de basura.
Hay que empezar a atrae otro tipo de gente a los partidos e instituciones. Si esto es política, piensan muchos, me bajo.
* María Menéndez "Sánchez busca un cierre de filas en el PSOE ante el "acoso judicial" y sellar una década de liderazgo absoluto" RTVE.es 30/11/2024 https://www.rtve.es/noticias/20241130/congreso-federal-psoe-sanchez-acoso-judicial-cierre-filas/16352598.shtml
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.