Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las dos
denuncias en un mismo colegio por agresiones sexuales a diferentes niñas por el
mismo grupo de atacantes se pierden entre otras noticias diarias que se
superponen en la lucha cotidiana por la atención. Los medios empiezan a ser
como una especie de tren en el que viajamos mirando por la ventanilla. A veces
para, pero cada vez nos bajamos menos, consideramos que lo que nos muestran
forma parte de un paisaje que se pierde en la siguiente arrancada, algo que
queda lejano.
Sin
embargo, nada más lejos de la verdad. Lo que nos cuentan no está todo a la
misma distancia ni tienen la misma vinculación con nosotros. Crecen los casos
de violencia, de abusos, de agresiones en un entorno para el que se ha creado
una etiqueta, "inimputables", como si fuera un entorno del que no
debiéramos saber nada, cuando es precisamente el que más nos afecta socialmente
y para el que debiéramos encontrar soluciones para evitar que se incremente y
expanda. Pero, pese a ello, evitamos entrar en algo que está empezando a
definirnos como sociedad, el aumento de la violencia sexual, desde edades más
tempranas y en espacios que suponemos vigilados, como son las escuelas o
colegios.
El
pasado día 9 de diciembre, en RTVE.es leíamos el siguiente titular "Crece la
violencia machista en los entornos escolares, un 11% más en el último curso"*.
Es probable que este incremento hubiera
puesto el grito en el cielo por parte de muchos, hubiera creado angustia
social. Es probable que los que tienen hijos varones estén menos preocupados
que los que tienen hijas; eso ha existido siempre, aunque apenas se comente.
Las raíces del machismo son profundas y se transmiten en la familia viendo
determinados comportamientos y escuchando ciertas opiniones. Hay factores
externos obviamente, pero es de esos precisamente de los que hay que defenderse
si los de casa son valiosos.
La violencia machista en entornos escolares aumentó
en un 11% en el curso 2023-2024 respecto al anterior, el dato más alto
de los últimos cuatro años. Este incremento se explica por factores como el
acceso cada vez más temprano a la pornografía, la banalización de las
violaciones o la carencia de educación sexual.
Es una de las conclusiones de la tercera edición del
manual El trabajo invisible de los agentes tutores y tutoras,
elaborado por la Asociación Nacional de Agentes Tutores (ANAT) en colaboración
con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y el Gobierno. El
estudio se ha presentado este lunes en el Congreso de los Diputados, donde ha
acudido la presidenta de la Cámara Baja, Francina Armengol.
El dato demuestra que "la formación y los
grandes esfuerzos en igualdad no están germinando" como deberían y existe
un "déficit en la educación de valores", ha señalado Juan Jesús
Alcántara, oficial de agentes tutores de la Policía Local de Córdoba y vocal de
ANAT.
Entre los motivos esgrimidos, Alcántara también ha
mencionado el consumo de alcohol y drogas a edades tempranas y ha
subrayado la necesidad de "deconstruir" estos comportamientos
y prevenirlos a través de la educación.
El mando policial también ha destacado el aumento de la violencia doméstica, que ha llegado a 4.400 casos detectados por los agentes tutores en el presente curso escolar, lo que puede dar una pista sobre el estado de "salud" de las familias donde crecen los niños, su "primera referencia" conductual.*
Antes unos datos de crecimiento en los términos expresados en el estudio, los dedos acusadores van en diferentes direcciones, del entorno familiar al escolar, ida y vuelta. Se trata de esquivar responsabilidades ante un caso complejo de menores que son dejados en un entorno, el escolar, que se supone "seguro" pero que no lo es, a la vista de los casos denunciados.
De nuevo insistimos que no se trata de un "momento", sino de un "inicio", algo que se continuará con muchas probabilidades en la adolescencia y en la etapa adulta, que es lo que detectan los diferentes estudios y casos.
Pero el estudio insiste en algo clave: el sistema no funciona. Mientras que como sociedad hablamos de valores de igualdad, de feminismo, de retroceso del machismo, de reducción de los valores patriarcales, etc. etc., la realidad nos muestra lo contrario. No por gritar más fuerte o más veces, no por repetir lo que nos gusta, cambia lo que no nos gusta, máxime cuando se han transformado los "problemas" en "valores".
Los Estados Unidos han elegido por millones de votos a una persona con un largo historial de acciones y declaraciones machistas. Lo han hecho a golpe de Biblia que el susodicho ha tenido la humorada de usar como parapeto. El caso del político español que ha tenido que renunciar por las múltiples acusaciones de este tipo no es un caso lejano.
"La violencia se está normalizando", ha
advertido el mando policial, que también ha puesto el foco en la violencia
filioparental, es decir, la que profieren los niños hacia sus padres debido
al consumo de sustancias y alcohol y la "reacción" cuando les imponen
normas.
"Vemos a niños muy pequeños usando pantallas y se
nos olvida que, cuando se les retira, se le hace a un niño que tiene una
adicción", ha añadido, antes de manifestar que la mayoría de estas
agresiones las sufren las madres que viven solas.
El agente ha abogado por abordar todas estas
problemáticas, también el acoso escolar, desde el ámbito educativo.
"Debemos dejar el derecho penal para cosas muy graves", ha opinado.
"Pese a todo, la buena noticia es que estas
conductas son aprendidas. Todo se puede desaprender y deconstruir y volver a
construir, especialmente a edades tempranas", ha resumido.*
No estamos tan convencidos de lo que señala Juan Jesús Alcántara, el mando policial, que sea tan sencillo "desaprender", aunque es la única opción que nos queda. Las noticias sobre personas ya adultas que salen de la cárcel y lo primero que hacen es agredir a las mujeres por las que les encerraron, hace que dudemos de los valores del "deshacer". No digo que no pueda haber casos en los que se pueda deshacer, pero otros seguirán esperando nuevas ocasiones y aprenderán el sigilo necesario, a borrar las huellas de los ataques y acosos.
Un caso que aparece hoy mismo es el de la pareja de raperos gemelos granadinos:
"La primera vez que P* me pegó, llevábamos cinco
meses saliendo (...) (Meses después), fuimos a Venecia, me pegó delante de
todo el mundo, me dejó el brazo destrozado. No se cortaba porque no le
reconocían por la calle y le gustaba sembrar el terror en mí. Ya no sabía cómo
salir de esta relación. Infidelidad tras infidelidad que me dejaban rota,
indefensión aprendida y disonancia cognitiva (...) Aguanté otros tres meses más
con mucha violencia, muchas mentiras y mucho maltrato psicológico…", es
uno de los testimonios anónimos que recoge el perfil de Instagram @denunciasgranada.
Una cuenta creada para "dar voz a las víctimas de dos raperos
muy conocidos (gemelos de Granada)".
La cuenta ha publicado ya casi un centenar de
denuncias anónimas sobre presuntos casos de abusos, sumisión química,
violación, agresiones y acoso hacia muchas mujeres, entre ellas menores.
Se trata de los raperos, Ayax y Prok, que, como publican las
gestoras de este perfil, "sabemos que esto ya se ha intentado en varias
ocasiones, pero por distintos motivos (miedo, dinámicas de poder,
encubrimiento, etc), finalmente han quedado IMPUNES, y ellas, SILENCIADAS y
DESACREDITADAS".
Este perfil de instagram —con más de 38 mil
seguidores—, se creó a finales de octubre tras la publicación de la
periodista y escritora, Cristina Fallarás (que recogió la primera
denuncia contra Íñigo Errejón), en su perfil. La agresión habría sido
perpetrada por, según indicaba ella en el mensaje, "un cantante muy famoso
de aquí (Granada) que por aquel entonces era solo conocido aquí, ahora mismo ha
hecho hasta series y películas para Netflix".
A partir de ahí, muchas otras supuestas víctimas se
han ido poniendo en contacto con @denunciasgranada para compartir
testimonios parecidos, algunos mucho más graves, y que señalan directamente
a Ayax, Prok (Adrián) y su entorno.**
No parece esto una actitud propicia para "desaprender", para ir un rato a la escuela de buenas costumbres y principios loables. Más bien parece el resultado de una manifestación de poder, de percepción de que en ciertas circunstancias el "macho" tiene derecho a "coger" lo que esté a su alcance. ¿Se ha convertido la sexualidad en una forma de "poder"? Siempre lo ha sido y es por eso por lo que se resiste a perder sus ámbitos de aplicación, del colegio a la política, pasando por la música.
El negacionismo de la violencia contra las mujeres no dice que no exista, sino que es necesaria, que forma parte del proceso de defensa del sistema expresando que es la mujer la que necesita ser "corregida", "reeducada", no el varón "tradicional", que sigue el mandato de Dios, la Naturaleza o de ambos. El enganche que tienen estas peregrinas teorías es grande porque justifican el dominio y el castigo. Esas palizas e insultos que se nos cuenta de las acusaciones contra los raperos se "justifican" en la propia necesidad de tener controlada a la mujer, ya sea porque no obedece o no se pliega a los deseos del varón.
Debemos comprender que la base de la organización social, de los valores, está precisamente en la definición de la igualdad de derechos de hombres y mujeres, una novedad histórica contra la que la propia historia, marcada por los varones, se rebela.
Esto tiene hoy una cara social en la violencia y otra política en la teorización y justificación del origen de este dominio.
Es el dominio "natural" que se ejerce en la escuela o en la vida adulta ante la inhibición de muchos que consideran primero que son "cosas de niños" y más adelante que "ellas provocan", etc.
Como sociedad, deberíamos estar alarmados por esos incrementos de la violencia sexual en los entornos escolares de más de un 11%. No se trata solo de la escuela, sino de lo que se aprende y refuerza en ese espacio de socialización. Hace falta mayor vigilancia y mejor educación contra el acoso, pero sobre todo contra esos principios subyacentes en los que se fundamentan. Es una guerra con un enemigo en diferentes frentes. Su mayor aliado es la inacción.
En otros años, floreció en las escuelas la negativa de ciertas familias a la educación sexual a sus hijos. Eso, decían, era cosa de las familias. Terrible error ya que las víctimas también lo serán de fuera de las mismas. Como sociedad estamos fracasando en esto y es algo esencial para la convivencia en el presente y en el futuro.
Hay que erradicar esa mentalidad que considera el "éxito" como una licencia para tomar lo que que se quiera, como algunos parecen creer. Es propio de los que creen que vivimos en la jungla donde los fuertes se imponen a los débiles, los hombres a las mujeres.
*
"Crece la violencia machista en los entornos escolares, un 11% más en el
último curso" RTVE.es / Agencias
https://www.rtve.es/noticias/20241209/crece-violencia-machista-entornos-escolares/16364783.shtml
** Andrés Simón (RNE) "Más de 80 mujeres alzan su voz contra los raperos Ayax y Prok: "Fui acosada y abusada"" RTVE.es 12/12/2024 https://www.rtve.es/noticias/20241214/raperos-ayax-prok-acusados-abuso-sexual/16329455.shtml
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