lunes, 16 de diciembre de 2024

La trampa de la IA

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Leo en 20minutos un breve artículo en el que un profesor da consejos sobre cómo detectar si sus alumnos hacen sus trabajos con programas de Inteligencia Artificial*. Ha colgado un vídeo en el que explica con detalle cómo detectar las trampas: ha dejado texto invisible que el programa de IA lee, pero el alumno no. 

Es uno de los múltiples trucos que aparecen desde hace una temporada, desde que se puso al alcance de todos programas que permiten presentar trabajos como propios sin haber tenido que aprender nada, sin esforzarse lo más mínimo.

Me pregunto si los docentes de todo el mundo dedican algunos momentos para reflexionar sobre lo que todo esto supone, lo que afecta a su trabajo y a la forma de llevarlo a cabo. Supongo que sí, que habrá momentos en los que uno no sabe lo que hace en el aula ni qué se espera de él.

La docencia es una maravillosa tarea que es cada vez más estética, es decir, cada vez tiene menos sentido funcional. Uno pensaba que era una forma de ayuda, de estar ahí para permitir la mejora del alumno, despertar su interés por las muchas cosas que nos rodean, sacarlo de la inercia y desarrollar su sentido, etc. Uno se veía como un caballero combatiendo con su lanza en ristre al dragón de la ignorancia. Todo esto se ha acabado. Ahora te percibes como un molesto obstáculo entre una persona que te mira por encima del hombro porque nunca serás rico y un título de diferente nivel.

Es cada vez más raro encontrar a alguien motivado en aprender. El entorno te arrastra y el que tiene ganas de estudiar y lo confiesa sufre las burlas de sus compañeros que le consideran tonto por perder el tiempo cuando tiene a su disposición todo tipo de herramientas para dedicarse a otras cosas más entretenidas, pues no se trata de otra cosa en muchas ocasiones.

La motivación docente requiere cada vez más esfuerzo, energía. Desgraciadamente, la mayor parte de la inversión se produce allí donde puede ser rentable, es decir, hacia uno mismo, hacia la auto promoción. Si el alumnado no se preocupa por ellos mismos, ¿por qué ha de hacerlo el docente?, señalan algunos desde sus actividades que les sirven para ascender en el escalafón.

Si el alumno que estudia sufre el ridículo de sus compañeros, el docente que lo hace sufre en ocasiones el de sus propios compañeros. "No dediques tanto tiempo a los alumnos y dedica más tiempo a lo que te hace ascender", le dicen.


El mundo que nos rodea nos tienta a unos y otros de diferente forma. El principio de rentabilidad y mínimo esfuerzo se ha extendido. ¿Para qué aprender en un mundo que recorres conectado a Google, con las respuestas actualizadas en la pantalla de tu teléfono? ¿Para qué enseñar a gente que piensa que no lo necesita?

Aprender solo tiene sentido, piensan algunos, si te vas a presentar a algún concurso televisivo. Lo demás es perder el tiempo, perder la juventud, perder... lo bueno que la vida te ofrece a un cómodo click de distancia, viajar a países de los que desconoces casi todo solo porque hay una buena oferta, etc.

Cuando viajo cada día en el tren me reconforta ver a algunos chicos y chicas (más chicas) con sus apuntes sobre las piernas memorizando sus asignaturas. Lo que antes se consideraba un mal método de estudio, la memorización, se convierte ahora en lo menos malo, pues al menos no interviene la Inteligencia Artificial que todo lo sabe y trabaja por ellos mientras que le dedican su tiempo a cosas transcendentales.

Si creyera en conspiraciones universales pensaría que existe una empeñada en volvernos a todos tontos. Que estemos empeñados en saber menos cuando poseemos las herramientas para ser mejores y saber más, parece indicarlo. Los tentadores nos dicen cada día que no nos molestemos en saber, que dediquemos nuestro tiempo a consumir, a consumirnos a nosotros mismos.

"¡Allá ellos!", dicen algunos, "ya se enterarán del tiempo perdido". No sé si eso es un consuelo o una falta de responsabilidad. Creíamos que la enseñanza era una actividad maravillosa, gratificante, buscadora de la mejora personal y social. Ahora te ven como una especie de incordio que les habla de cosas que no les interesan nada y que olvidarán según salgan del aula.

Vivimos en un mundo rápido, un mundo en el que no se valoran las consecuencias, sino las llamadas "oportunidades". Todo vale hasta que se prohíbe o se nos muestra el desastre. Vieron una buena "oportunidad" en la IA en la educación; da igual qué consecuencias tenga. También muchos sectores —especialmente en la educación a distancia— han visto la posibilidad de ampliar el negocio con la IA, así hace falta menos personal educativo.

Hace mucho que pienso que tan solo un buen alumno o alumna justifican las horas, los días, los años, que la frase "profesor, no entiendo bien esto" nos suena ya extraña y nos conmueve por inesperada. 


* "La trampa de un profesor para saber si sus alumnos usan IA en los trabajos de clase: "Es imprescindible mencionar a Rick Astley"" 20minutos 14/12/2024 https://www.20minutos.es/gonzoo/noticia/5663977/0/trampa-profesor-saber-alumnos-usan-ia-trabajos-clase-rick-astley/

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