miércoles, 25 de diciembre de 2024

La navidad rota ucraniana

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Eso que llamamos "espíritu navideño" nace de la "voluntad", se quiere o no se quiere. Hoy, día de Navidad, se nos habla de los ataques esta misma mañana a las infraestructuras eléctricas ucranias.

El ataque es una forma más de guerra, no un descuido ante el calendario. Atacas donde más daño haces, en lo físico y en lo moral. Pedir "espíritu navideño" a la guerra es "pedirle peras al olmo", según la expresión coloquial española.

Los bombardeos rusos se hacen en el momento que más las interesa. Podían elegir otro, pero eligen ese. No se trata de justificar la guerra, sino por contra definirla como lo contrario a lo que supone ese espíritu navideño que predicamos como "universal", pero que es el resultado del querer específico, una muestra de la "buena voluntad". ¿La tiene Putin, la tiene su Ejército? Evidentemente no.

Los ataques al sector eléctrico tienen varias finalidades. La primera obviamente es el uso del llamado "general invierno", la llegada del frío intenso y que sin electricidad será más difícil de enfrentarse a él. El frío ha salvado tradicionalmente a Rusia de muchos ataques e invasiones, como nos contaría Napoleón y el ejército francés si tuvieran oportunidad. Lo hacen en su lugar los historiadores. La inmensidad de Rusia y el frío han sido parte intensa de su historia bélica. Nos ayuda, en cierto, sentido, la forma en que entienden el espacio —en las guerras se gana o pierde espacio— los rusos y dónde quieren situar los confines de su territorio.

La segunda intención es comerle la moral a los ucranianos, hacerles ver con el frío que no tienen posibilidades, complicarles el día a día. Esta intención está entre lo físico y lo psicológico. La esencia de esta guerra es el territorio, por lo que no moverse es parte esencial. La intención de Putin es obviamente hacerse con el territorio, por lo que cuanto más difícil sea vivir allí antes se irán las familias dejando libre el territorio, listo para ser ocupado.

Cuando tenga suficiente territorio ocupado y un poco en exceso, Putin se sentará a negociar renunciando al que no necesite. Los ucranianos lo saben. Por eso procuran no dejarle espacios que pueda ocupar.

Hay un tercer motivo, el religioso. Ucrania "trasladó" hace un año la Navidad a las fechas europeas, alejándose de las fechas coincidentes con Rusia. La navidad de los ucranianos se celebra hoy, como un signo, como el resto de Europa. Los rusos, por su parte, lo harán en sus fechas tradicionales. De esta forma, "a la rusa" no se está atacando la mañana de Navidad, sino un día como cualquier otro. Sus soldados celebrarán la suya cuando les toque; hoy, en cambio, lo de siempre, bombardeos como en un día cualquiera.

25/12/2023

Este tercer aspecto no debe desdeñarse pues tiene un fuerte componente político y cultural. Rusia ha controlado otros países a través de las autoridades ortodoxas rusas, es decir, controlándoles el clero y el calendario. Hoy parece distante, pero los enfrentamientos entre Ucrania y Rusia en el terreno religioso han sido cuestión esencial, pues la religión determina el "imperio". Se imponen lenguas, alfabetos, ritos y calendarios. Es la forma de crear el imperio, de hacer sentir que tu lugar está junto a los que son como tú. El énfasis en la lengua explica la forma rusa de trabajar. Los "rusófonos", de los que tanto se hablaba en el inicio para justificar las invasiones, no son más que la creación rusa para "normalizar" el territorio. Los rusófonos consideran que pertenecen a la cultura rusa, que donde ellos estén está Rusia. Y Rusia los invoca para invadir.

La ruptura del calendario religioso era una necesidad estratégica para Ucrania. Por el mismo motivo, lo es para Rusia la contestación bombardeando en este día en que los ucranianos se sienten europeos, compartiendo la Navidad.

Es bueno acordarse de ellos en este día de Paz... para algunos. 

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