Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las
manipulaciones de los hechos y los conceptos han pasado a constituirse en el
eje de la "nueva normalidad". La comunicación política es ya el acto
de destruir y reconstruir la imagen manipulada del otro, el ser abyecto al que
hay que rechazar. Discursos y campañas son como ríos desbordados que busca
arrasar con todo resto del adversario, desfigurándolo y haciéndolo
irreconocible, una caricatura manipulada.
Todo
ello polariza las democracias, que quedan reducidas al poder de los votos. Los
sistemas de comunicación son hoy formas de vida social tanto o más intensas que
las vidas reales, que se alimentan de estos flujos distorsionados. Los efectos
secundarios son muchos y muy negativos. Llaman a los más radicales, enseñan que
solo las mentiras convincentes funcionan y que la verdad no es más que un
prejuicio de débiles.
En el
final de la campaña presidencial norteamericana, la presencia del ex presidente
Donald Trump y de su segundo de a bordo, ha disparado los límites anteriores.
Por todas partes del mundo ha fomentado el surgimiento de ese modelo, el de una
figura histriónica, mentirosa, un showman capaz de expresarse sin límites ante
su legión de seguidores que le demandan más espectáculo. Los equipos de
comunicadores les suministran argumentos y metáforas capaces de hacer que se
suban a su carro retórico personas alentadas con sus acciones y discursos.
Dentro
de esta batalla sin escrúpulos un nuevo elemento se ha puesto en marcha. El
argumento lo hemos criticado en algunas de sus versiones en momentos
anteriores. Los norteamericanos han dejado de tener hijos por
"comodidad"; ante la avalancha de inmigrantes cargados de hijos o con
ganas de tenerlos, esto se convierte en un acto anti patriótico.
En RTVE.es nos dan el momento en que se encuentra la batalla de los hijos no tenidos y su origen:
Como casi siempre en inglés, con sus construcciones breves, suena y funciona mucho mejor como etiqueta, como estereotipo, que en castellano/español. La definición es del candidato a vicepresidente con Donald Trump, JD Vance, en una entrevista de 2021, donde acusó a los demócratas (del Partido Demócrata) de formar parte de una élite gobernante que caracterizó como "una panda de señoras sin hijos y con gato, que viven amargadas y ha decidido amargarnos la vida al resto del país. Es un hecho básico, miras a Kamala Harris, a Pete Buttigieg [gay], Alexandra Ocasio-Cortez, todo el futuro del Partido Demócrata lo controla gente que no tiene hijos. ¿Cómo puede ser que hayamos entregado nuestro país a gente que no tiene una verdadera implicación en lo que está en juego?". Si no tienes hijos propios, es la argumentación, no te importa el futuro del país.
Las declaraciones, de hace tres años, han tomado relevancia en esta campaña electoral. Un montón de mujeres conocidas sin hijos han criticado a Vance, en algunos casos contando que no han tenido hijos porque no han podido, no porque no hayan querido. Estas mujeres han resentido la argumentación de Vance como un insulto doblemente doloroso, ¿y han sentido la necesidad de defenderse, que no es por no querer, sino por no poder? *
"Lo que está en juego", según los republicanos es el futuro de los Estados Unidos, que es el futuro de los hijos, los "pobladores" del país. De esta forma, la familia pasa a ser algo más que "descendencia" y pasa a ser "supervivencia".
El partido de las "señoras con gato", es decir, "sin hijos", es el del anti patriotismo, con el que se caracteriza a Kamala Harris, quien asumió los dos hijos que tenía su marido de un matrimonio anterior.
El arte destructivo puesto en marcha por los republicanos se centra en los hijos no tenidos como eje. No deja de resultar paradójico que el representante de la "americanidad" prolífica sea Donald Trump, no solo con tres matrimonios en su haber, sino caracterizados por sus numerosos encuentros con actrices del porno, lo que le ha llevado a los tribunales en alguno de esos casos, convertidos en judiciales, como el "caso Stormy Daniels". Convertir esos matrimonios y sus consecuencias en modelos de "patriotismo" no deja de ser un caso de ceguera interesada por parte de quienes los dan por buenos frente a la "señora con gato", con el que se ha querido identificar a Kamala Harris.
El bien documentado artículo de Anna Bosch en RTVE.es nos ofrece detalles sobre la construcción "mítica" del personaje del tipo de mujer que se quiere representar:
En los Estados Unidos la imagen, la metáfora, de la mujer sin hijos y con gato como crítica, se remonta un siglo atrás, a la época de las Sufragistas, cuando las mujeres luchaban por su derecho a votar. A esa historia dedicó un artículo la NPR, la radio pública estadounidense. Rememoraba la vinculación de las brujas con gatos desde la Edad Media. "En el siglo XVIII cuando se abandonaron los juicios por brujería, las mujeres solteras con gato dejaron de dar miedo a inspirar compasión". Vamos mejorando, ya no las quemaban en una hoguera. La metáfora de la solterona con gato, cuenta la NPR, tuvo su apogeo en la Europa victoriana, siglo XIX y llegó al XX.
"Los gatos -vistos como animales pasivos y domésticos, opuestos a los más activos y masculinos perros- se convirtieron en un símbolo contra las sufragistas. Se publicaron viñetas que mostraban a un hombre en casa con los niños y el gato, mientras su esposa se dedicaba a la política". Tanto fue así que una de aquellas activistas, Alice Burke, adoptó un gato negro durante su gira por los EE.UU.*
Como
puede apreciarse, el caso tiene el interés de tener sus raíces históricas en la
imaginación popular. Es así como se construyen los estereotipos que pueden ser
adaptados, como ha sucedido, a un discurso que además de ser xenófobo —recordemos
que una de las líneas de ataque a Harris ha sido que "no era
norteamericana"— se amplia como anti feminista.
Recordemos
también cómo una de las primeras medidas tomadas por Trump y los suyos al
llegar a la Casa Blanca fue "uniformar" a las mujeres del entorno
conforme a un "modelo" muy estandarizado femenino, más propio de esas
empresas donde el "look" común garantiza la imagen de control.
Dentro
de la batalla de los símbolos, los demócratas quieren dar la vuelta del de los
"gatos" convirtiéndolo en algo distinto a lo que los republicanos
quieren ofrecer. Estas luchas hacen las delicias del semiótico, que ve en ellas
las formas de establecer los sentidos sociales, la manipulación de los
símbolos. Desde el campo político, al contrario, se puede percibir la
manipulación que lleva a simbolizar en el pobre gato y su propietaria una
carencia patriótica que no tienen por qué tener.
En el
fondo, no importan los gatos ni sus dueñas, sino el racismo y la xenofobia que
se encuentran en la cadena de significaciones. Importa eliminar a Kamala Harris
y que Trump y compañía "reinen" por otros cuatro años.
No es de extrañar que cada vez se produzca un mayor distanciamiento de la política y sus malas formas.
* Anna
Bosch "Estados Unidos: tener hijos ahora es una cuestión política si eres
mujer" RTVE.es 29/09/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240928/hijos-politica-mujer-estadosunidos-campana-kamala-harris/16263270.shtml
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.