lunes, 23 de septiembre de 2024

El ataque a las víctimas de violencia de género

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En RTVE.es un gran titular nos dice "La habitual defensa de los acusados durante un juicio es atacar a las víctimas"*. En efecto, es una constante de las defensas de los maltratadores intentar descomponer la imagen de las víctimas de violencia de género e invertir la dirección de las acusaciones. Es la misma estrategia de los violadores: siempre son ellos los "provocados", lo que se han visto "obligados" a defenderse.

En el texto de sinopsis del breve reportaje se señala:

Jesús Pradales está acusado de matar a su pareja, descuartizarla y ocultar su cadáver. Pero el acusado ha basado buena parte de su defensa en señalar a la víctima. Sostiene que ella le solía maltratar debido al alcoholismo que sufría y que la noche del crimen estaba más violenta de lo habitual. Un patrón que se repite con demasiada frecuencia. En Francia, Giselle Pelicot ha tenido que responder a los ataques de alguno de los abogados de los acusados que han llegado a plantear si la víctima pudo haber consentido.*

Las víctimas no solo están obligadas a revivir lo ocurrido, sino que además, según esta estrategia, deben defenderse de las agresiones a que son de nuevo sometidas.

Da igual la monstruosidad del ataque, como en caso de la francesa Giselle Pelicot. Se trata de destruir a la víctima ante sí misma y ante los demás. Es mucha la entereza necesaria y mucha la fragilidad del estado anímico en el que las atacadas se encuentran. En ese estado, las víctimas se ven abocadas al sufrimiento.

Ante las acusaciones y pruebas en contra, la estrategia es siempre muy parecida. Y hay algo de repugnante en esto, a sabiendas de que la mayoría de los acusados resultan culpables. 


Pese a que muchos de estos intentos se desmoronan por el camino, es precisamente ese camino tortuoso el que resulta dañino. Es esto lo que se busca, el desmembrar a la víctima y que se desmorone antes que seguir, que entre en contradicciones, etc. 

Una inspección por la red nos ofrece algunas páginas de abogados "especializadas" en "hombres falsamente acusados". Nadie duda de que pueda haber hombres acusados falsamente, pero hacer una especialidad en su defensa apunta más a otro tipo de estrategias. Son precisamente los que se presentan como acusados falsamente los que hacen dudar de las víctimas, que lo serán en una gran mayoría, según señalan las estadísticas, agresores reales.

En la página de FAD podemos leer, con el título "Mitos y bulos sobre las denuncias falsas de violencia de género", lo siguiente: 

Uno de los discursos que más se repite desde hace años para desacreditar la violencia de género, las políticas públicas y la respuesta institucional es el que afirma que la existencia de denuncias falsas contra hombres son un problema extendido. Tanto en el debate público como en redes sociales es frecuente encontrar estas narrativas.

El único dato oficial disponible sobre denuncias falsas lo da la Fiscalía, que según las cifras publicadas en la última memoria de 2022, las denuncias falsas por violencia de género representan el 0,01% del total de denuncias presentadas. De hecho, desde 2009 hasta 2021 se han presentado en total cerca de dos millones de denuncias por violencia de género (1.870.923) y de ellas sólo 153 han acabado con sentencia condenatoria por ser una denuncia falsa.  Además, presentar una denuncia falsa puede ser perseguido por ley, según consta en el artículo 458 sobre falso testimonio.

Ante discursos que cuestionan la metodología detrás de estas y otras cifras oficiales, desde el Consejo General de la Abogacía Española, además, señalan la importancia de diferenciar entre aquellas denuncias por violencia de género que son archivadas o sobreseídas y las que verdaderamente acaban siendo denuncias falsas. Desde este organismo explican que “en muchos casos las mujeres abandonan el proceso por miedo, dependencia económica, emocional en la mayoría de los casos, sin que ello signifique que la denuncia fuese falsa”. **


El uso de este tipo de prácticas "defensivas" debería estar más vigilado, tanto por lo que tiene de falsedad como por ser constitutivo de una nueva forma de agresión contra las víctimas reales, que pasan a sufrir doblemente.

Una mirada rápida permite entender el "negocio" legal: dada la gran cantidad de casos de agresiones y maltratos, han proliferado despachos legales dedicados a conseguir la inocencia de sus clientes como una nueva categoría. Para ello han de sembrar la duda sobre las víctimas. Las nuevas víctimas son los hombres; lo son, nos dicen, de las mujeres que les acusan y del sistema legal que les favorece. El mito del hombre inocente, el acusado falsamente de agresión, coincide con el milenario y patriarcal de la mujer mentirosa que pierde a los hombres. Es obvio que el negocio de sacar inmune al agresor debe tener una buena recompensa. Desgraciadamente, podemos ver cómo esto se usa ya en la publicidad de los bufetes, en la que se promete la liberación de las acusaciones. Ellos se encargarán de poner a las "mentirosas" en su sitio.

Hay una clara intención de sembrar el miedo, algo que manifiestan muchas víctimas, que se enfrentan a un nuevo tipo de sufrimiento. La sola perspectiva de ello, puede hacer que muchas denuncias se paralicen. 

* "La habitual defensa de los acusados durante un juicio es atacar a las víctimas" RTVE Play  19/09/2024 https://www.rtve.es/play/videos/telediario-1/defensa-acusados-atacar-victimas/16255345/

** "Mitos y bulos sobre las denuncias falsas de violencia de género" FAD Juventud 31/10/2022 https://fad.es/ojos-abiertos/mitos-y-bulos-sobre-las-denuncias-falsas-de-violencia-de-genero/

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