Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En
RTVE.es un gran titular nos dice "La habitual defensa de los acusados
durante un juicio es atacar a las víctimas"*. En efecto, es una constante
de las defensas de los maltratadores intentar descomponer la imagen de las
víctimas de violencia de género e invertir la dirección de las acusaciones. Es
la misma estrategia de los violadores: siempre son ellos los
"provocados", lo que se han visto "obligados" a defenderse.
En el
texto de sinopsis del breve reportaje se señala:
Jesús Pradales está acusado de matar a su
pareja, descuartizarla y ocultar su cadáver. Pero el acusado ha basado buena
parte de su defensa en señalar a la víctima. Sostiene que ella le solía
maltratar debido al alcoholismo que sufría y que la noche del crimen estaba más
violenta de lo habitual. Un patrón que se repite con demasiada frecuencia. En
Francia, Giselle Pelicot ha tenido que responder a los ataques de alguno de los
abogados de los acusados que han llegado a plantear si la víctima pudo haber
consentido.*
Las
víctimas no solo están obligadas a revivir lo ocurrido, sino que además, según esta estrategia, deben
defenderse de las agresiones a que son de nuevo sometidas.
Da
igual la monstruosidad del ataque, como en caso de la francesa Giselle Pelicot.
Se trata de destruir a la víctima ante sí misma y ante los demás. Es mucha la
entereza necesaria y mucha la fragilidad del estado anímico en el que las
atacadas se encuentran. En ese estado, las víctimas se ven abocadas
al sufrimiento.
Ante las acusaciones y pruebas en contra, la estrategia es siempre muy parecida. Y hay algo de repugnante en esto, a sabiendas de que la mayoría de los acusados resultan culpables.
Una
inspección por la red nos ofrece algunas páginas de abogados "especializadas"
en "hombres falsamente acusados". Nadie duda de que pueda haber
hombres acusados falsamente, pero hacer una especialidad en su defensa apunta
más a otro tipo de estrategias. Son precisamente los que se presentan como acusados falsamente los que hacen dudar
de las víctimas, que lo serán en una gran mayoría, según señalan las estadísticas, agresores reales.
En la página de FAD podemos leer, con el título "Mitos y bulos sobre las denuncias falsas de violencia de género", lo siguiente:
Uno de los discursos que más se repite desde
hace años para desacreditar la violencia de género, las políticas
públicas y la respuesta institucional es el que afirma que la existencia de
denuncias falsas contra hombres son un problema extendido. Tanto en el
debate público como en redes sociales es frecuente encontrar estas narrativas.
El único dato oficial disponible sobre denuncias falsas lo da la Fiscalía, que según las cifras publicadas en la última memoria de 2022, las denuncias falsas por violencia de género representan el 0,01% del total de denuncias presentadas. De hecho, desde 2009 hasta 2021 se han presentado en total cerca de dos millones de denuncias por violencia de género (1.870.923) y de ellas sólo 153 han acabado con sentencia condenatoria por ser una denuncia falsa. Además, presentar una denuncia falsa puede ser perseguido por ley, según consta en el artículo 458 sobre falso testimonio.
Ante discursos que cuestionan la metodología detrás de estas y otras cifras oficiales, desde el Consejo General de la Abogacía Española, además, señalan la importancia de diferenciar entre aquellas denuncias por violencia de género que son archivadas o sobreseídas y las que verdaderamente acaban siendo denuncias falsas. Desde este organismo explican que “en muchos casos las mujeres abandonan el proceso por miedo, dependencia económica, emocional en la mayoría de los casos, sin que ello signifique que la denuncia fuese falsa”. **
Una mirada rápida permite entender el "negocio" legal: dada la gran cantidad de casos de agresiones y maltratos, han proliferado despachos legales dedicados a conseguir la inocencia de sus clientes como una nueva categoría. Para ello han de sembrar la duda sobre las víctimas. Las nuevas víctimas son los hombres; lo son, nos dicen, de las mujeres que les acusan y del sistema legal que les favorece. El mito del hombre inocente, el acusado falsamente de agresión, coincide con el milenario y patriarcal de la mujer mentirosa que pierde a los hombres. Es obvio que el negocio de sacar inmune al agresor debe tener una buena recompensa. Desgraciadamente, podemos ver cómo esto se usa ya en la publicidad de los bufetes, en la que se promete la liberación de las acusaciones. Ellos se encargarán de poner a las "mentirosas" en su sitio.
Hay una clara intención de sembrar el miedo, algo que manifiestan muchas víctimas, que se enfrentan a un nuevo tipo de sufrimiento. La sola perspectiva de ello, puede hacer que muchas denuncias se paralicen.
*
"La habitual defensa de los acusados durante un juicio es atacar a las
víctimas" RTVE Play 19/09/2024
https://www.rtve.es/play/videos/telediario-1/defensa-acusados-atacar-victimas/16255345/
**
"Mitos y bulos sobre las denuncias falsas de violencia de género" FAD
Juventud 31/10/2022 https://fad.es/ojos-abiertos/mitos-y-bulos-sobre-las-denuncias-falsas-de-violencia-de-genero/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.