martes, 12 de marzo de 2024

No lo llames "incidencia" un 11-M

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En el espacio de desmentidos de VerificaRTVE.es se descartaba que, como se aseguraba en diversas cuentas de las redes sociales, ayer —aniversario de los atentados en Madrid del 11-M, ocurridos en la red de ferrocarriles—hubiera habido un atentado  en el Metro de Madrid, en la estación de Moncloa.

No fue un "atentado", dice la compañía; solo fue una "incidencia". La claridad del primer término, "atentado", contrasta con la ambigüedad de "incidencia", un término de la jerga empresarial que no explica nada, no aclara nada, puede ser cualquier cosa. No sabemos qué ocurrió, pero sí sabemos que no ocurrió lo que dicen que ocurrió, un atentado. Se oyó "ruido", pero no fue una "explosión", sino el causado por la "incidencia". La gente no fue desalojada por un "atentado", sino por la "incidencia". La persona que fue atendida por un ataque de ansiedad por los servicios sanitarios fue porque ignoraba que se trataba solo de una incidencia.

Los verificadores de RTVE.es lo dejan muy claro:

En redes sociales, varios mensajes de internautas han dado por hecho que lo que se ha escuchado dentro de los vagones del Metro de Madrid correspondía a una "explosión" pero la empresa pública ha respondido que lo que han oído es "el ruido" por la "avería" registrada. "No hubo ninguna explosión, lo que oyó pudo ser el ruido que produjo la avería en el tren". "Podemos confirmarte que no hubo ninguna explosión", ha señalado en respuesta a otro usuario el perfil de Metro de Madrid. También hemos consultado a Emergencias Madrid si ha tenido que atender a algún viajero por la evacuación del Metro en Moncloa y nos responde que sus trabajadores han atendido a una persona que presentaba una crisis de ansiedad y que ha recibido el alta en el lugar, sin que haya sido necesario el traslado a un centro médico.

Los mensajes de redes sociales que hablan de una explosión en la estación de Moncloa de Metro de Madrid a raíz de las imágenes de la evacuación de pasajeros se difunden el día en que se cumple el vigésimo aniversario de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en la capital, unos ataques que acabaron con la vida de 192 personas.*


Mucho ha tenido que insistir Metro de Madrid para convencer lo que propia ambigüedad inicial no aclaraba, que se trataba solo de una incidencia. Los intentos para evitar con la jerga la presencia de un término "accidente", que utilizan el resto de los mortales, hizo aparecer otro más temido, el de "atentado".

Bastaban las imágenes del desalojo de muchos y del pánico de algunos para concluir, sumando la fecha y la incidencia a lo que algunos sumarían, la presencia de múltiples equipos de televisión, decididos a ser más "veraces" haciendo sus informativos desde la estación de Atocha, uno de los centros de los atentados, para que unos creyeran o hicieran creer que la "incidencia" era otra cosa.


Son tiempos extraños estos en los que construimos nuestra realidad en esta rara mezcla en la que desconfiamos de lo que se nos dice y, sin embargo, nos engañamos con lo que creemos dando entrada fácil a casi cualquier cosa que nos llega a través de las redes. Y lo que vemos en ellas nos hace mirar lo que tenemos delante de otra manera en un complejo círculo vicioso.

Entre la ambigua jerga de las empresas, instituciones, partidos, etc. y el lenguaje directo, dramático y apresurado de las redes se sitúa nuestra experiencia de la realidad, lo que nos hace más manipulables y crédulos que nunca.

La fecha de ayer, con una auténtica inflación de noticias sobre el 11-M por sus veinte años pilló a muchos con la guardia baja. La distancia, los veinte años entre el momento de los hechos y el día de hoy, ha tenido esos efectos. Son veinte años de gatillo flojo informativo, del "aquí lo pillo aquí lo mando·, del "grabo primero y pregunto después".

No sé si esta vez ha sido un deseo deliberado de desinformación o si se trata simplemente de sumar dos más dos en un día saturado de información sobre unos atentados antiguos que conviven con una "incidencia" ruidosa y que crea pánico en algunos. Creo que hay más de lo segundo que de lo primero; creo que hay una enorme metedura de pata que cree que se puede comunicar en cualquier momento de la misma manera prescindiendo de las circunstancias. La base de la buena comunicación es precisamente pensar en el contexto en el que se recibe entendiendo que este condiciona la recepción.

Cada día es más difícil saber qué creer en un mundo en el que la información es un arma y la ambigüedad un estilo. La demostración de cómo los partidos políticos están usando su propio interés manipulando en su favor unos atentados con casi doscientos muertos es lo suficientemente clara como para no verla. Pero ellos no hablan a sus opositores; nos hablan a nosotros, que debemos escuchar sus refriegas una y otra vez. Nosotros somos los destinatarios universales, los receptores finales de la inmundicia.

Habrá gente que haya evitado ayer el tren, que habrá sentido angustia al paso por Atocha y otros lugares; gente que se haya sentido mal al escuchar que un "atentado" ha hecho evacuar unos vagones de metro. Lo ha creído porque ha estado rodeada de testimonios, de imágenes, de lugares en los que sí ocurrieron las cosas terribles durante unos días. ¿Por qué no, si ya ocurrió?

Cuando corremos lo hacemos porque nos lo piden o porque vemos a otros correr. Los que ven a otros correr se imaginan por qué corren y es lo que les hace correr. Forman unas creencias que se van acumulando con lo que no sabemos y lo que imaginamos, que pronto son lo esencial en el caos generado. Entonces aparece la cámara que capta la huida, el desalojo, los gritos, los atropellos... y lo vemos.

La gente lo vio así:

“Explosión en Moncloa”, dice un mensaje compartido más de 800 veces en la red social X desde el 11 de marzo. La publicación adjunta dos vídeos que muestran a varios operarios de Metro desalojando a viajeros de un tren parado en una estación y una tercera grabación en la que se ve a los pasajeros subiendo rápidamente por unas escaleras mecánicas. Las mismas grabaciones las difunde otro perfil con el siguiente texto: "Hoy, 11 de marzo, sobre las 15.00 horas de la tarde, se ha escuchado una explosión en uno de los vagones de Metro Madrid, provocando una estampida". "URGENTE Ha habido una explosión en el metro de Moncloa", asegura otro mensaje de X que comparte los mismos vídeos.* 

Mucha de la gente que está a esa hora por Moncloa son los estudiantes que salen y entran camino de la Universidad. Para la gran mayoría de ellos, el recuerdo del 11-M es inexistente, no lo vivieron. Es algo visto en esas representaciones mediáticas que les habrán impactado induciéndoles a creer que no era esa "incidencia" desconocida, imaginada, sino una "explosión" lo que provocaba el humo, el ruido y el desalojo. Lo demás son teléfonos.

A lo que ocurra en Renfe o Metro podrás llamarlo "incidencia" todos los días menos en el aniversario del 11 de marzo de 2004. Esa jerga de los servicios técnicos, es palabra que lo cubre todo —y por lo mismo deja imaginarlo todo— puede usarse en cualquier otra circunstancia, pero no un 11 de marzo. 

* "No se ha registrado una explosión en el Metro de Madrid, es falso" RTVE.es VerificaRTVE 11/03/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240311/no-se-registrado-explosion-metro-madrid-falso/16010036.shtml

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.