martes, 5 de marzo de 2024

El peor presidente

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Aunque la Historia depara sorpresas, algunas son más improbables que otras. El Independent en Español nos destaca entre sus noticias el puesto que Donald Trump ha alcanzado entre los que tendrán que escribir la Historia, entre los académicos de la política a los que les han pedido que valoren a los presidentes de los Estados Unidos.

En el artículo, en plena campaña de primarias, destacan los datos del aspirante republicano confrontándolos con los de los demás presidentes desde los inicios del país. Los resultados son los siguientes:

Donald Trump será recordado por ser el primer presidente en la historia de Estados Unidos que se enfrenta a cargos penales.

Pero eso no es todo, ya que al parecer también se destaca por otras “hazañas”.

Según una nueva encuesta, Trump fue calificado como el peor presidente en la historia de EE. UU.

En la tercera entrega del Proyecto de grandeza presidencial, a cargo de Brandon Rottinghaus, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Houston, y Justin Vaughn, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Carolina Costera, se les pidió a los académicos que califiquen a las 45 personas que han ocupado la presidencia en EE. UU., desde George Washington hasta Joe Biden.

La encuesta se basa en 154 respuestas de académicos de diferentes disciplinas, quienes, de un modo u otro, realizan trabajos relacionados con la política presidencial.

Las encuestas anteriores se publicaron en 2015 y 2018. Este año, los encuestados debían clasificar a todas las personas que han ejercido el cargo de presidente aplicando una escala de 0 a 100, en la que 0 significa que fue un fracaso y 100, que fue excelente.

Trump ocupó el último lugar, con una puntuación de solo 10,9/100, es decir, el mismo puesto que ocupó en la encuesta anterior. Es importante aclarar que no fue incluido en la primera encuesta, ya que se hizo durante la presidencia de Barack Obama.

En la encuesta también se le concedió el galardón al presidente “más polarizador”.*

 

Obviamente, esto no es escribir el futuro, sino más bien describir una percepción del pasado que tienen profesionales, académicos cuyo gusto o valoración puede estar muy distante de la que tienen esos millones de seguidores que le vitorean cada nueva acusación, cada nuevo desastre, etc. El por qué Trump consigue convertir en activos rentables cada desastre que sale a la luz es uno de los grandes misterios que esos mismos académicos deberían analizar. Es urgente porque el mundo, tal como está, no se puede permitir mandatos de Trump.

Hay un dato relativamente esperanzador:

Desgraciadamente para Trump, ni siquiera los académicos republicanos lo favorecieron, pues lo ubicaron en el puesto 41 de un total de 45. Entre los académicos demócratas, obtuvo el puesto 45.*

Que los propios académicos republicanos tengan tan claro que Trump es el peor presidente de la historia (así lo creen esos 41 de 45), tampoco es un dato definitivo. El discurso anti científico de Trump no tiene obviamente mucho predicamento entre los académicos y las personas con sentido común. Pero eso no es un obstáculo para el expresidente con aspiraciones a reincidente.

La cuestión ahora es saber hasta qué punto esos académicos expresan un parecer particular o si este representa en alguna proporción a parte del electorado republicano. Mucho me temo que la opción primera es más probable. Lo que ven los académicos no es lo que ven los votantes en su mayoría o, incluso, les parece algo muy meritorio.

Quizá sea una nueva ley de la democracia que sea necesario entontecer a los electorados para que ganen candidatos tontos, por llamarlos así. Quizá los expertos han descubierto el progresivo deterioro de las mentes bajo el sistema que hemos creado y que se necesitan candidatos a su altura para satisfacerlo. La preferencia por Trump sería un episodio de esa decadencia general que prefiere a alguien así porque les dice lo que quieren escuchar reforzando sus ideas y similares.

Una prueba de esto nos la da el mismo medio unos días antes, el 26 de febrero, en una noticia con el titular "Trump promete proteger a los cristianos y a las radios AM en un discurso repleto de falacias e incoherencias". Allí se nos explica:

El jueves por la noche, Donald Trump subió al escenario en Nashville 90 minutos más tarde de lo pautado para dar un discurso descabellado, incoherente y repleto de afirmaciones falsas.

Con motivo de la Convención Internacional de Medios Cristianos de la NRB (Emisoras de Radio Cristianas), el precandidato republicano a la presidencia llegó al evento visiblemente agotado y tuvo algunas dificultades durante su discurso (p. ej., al pronunciar palabras simples como “evangélico”).

En varias ocasiones, declaró haber convertido a “Israel” en la capital de dicho país durante su presidencia (un error que podría estar vinculado con la decisión de trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalem). También sostuvo que planeaba cerrar el Departamento de Educación y elogió a los manifestantes del Capitolio, a quienes definió como prisioneros políticos y “rehenes” con un “espíritu increíble”.

Por otra parte, también afirmó de manera falsa que “todo el mundo” estuvo de acuerdo con la decisión del Tribunal Supremo respecto al derecho al aborto, y pareció confundir la investigación del abogado especial del FBI Robert Mueller sobre los presuntos vínculos de su campaña con Rusia en 2018 con el caso de Hunter Biden y su computadora portátil, uno de los temas preferidos de los conservadores conspiracionistas.

En cuanto a su puesta en escena, Trump se presentó a sí mismo como un hombre de fe, aunque no de una manera demasiado convincente. Además, aseguró falsamente que los demócratas estaban a favor de asesinar a los bebés no deseados “incluso después del nacimiento” y sugirió que cualquier cristiano que vote por la oposición debe estar “loco”.

También acusó sin fundamento al Gobierno de Joe Biden de perseguir a los católicos romanos (a pesar de que el propio presidente es un católico devoto que acude regularmente a la iglesia).**


Realmente, el discurso en la capital de la música Country, en Nashville, no podía reunir más despropósitos (es una forma ingenua de hablar). Da igual los errores, incongruencias y falsedades que Trump le dijera a la audiencia, pues es lo que ellos querían escuchar. El ex presidente es un activador del desahogo. Sus mítines son un baño de irrealidad, lo que esos votantes quieren escuchar. Él se lo da.

Trump se ha dirigido a esa federación de "medios cristianos" que sabe que serán difusores de sus incongruencias y así llegar a más votantes en el momento decisivo. Serán esa radios que "promete salvar" las que le den el apoyo en el momento necesario movilizando a su electorado y a sus audiencias, don conceptos cada vez más interconectado en esta universo mediatizado.

Es interesante también que en la encuesta mencionada Trump haya alcanzado el puesto de máximo polarizador. Durante décadas, los políticos aspiraban a "conquistar el centro" partiendo de sus propias ideas. Desde ellas salían a la conquista de gente distante, moderada e indefinida en muchos aspectos. No se llegaba a ellas desde la radicalidad, sino desde la moderación compatible. Era una forma de ampliar el electorado favorable. Pero ahora, la cosa ha cambiado.

2018

Que Trump pudiera alcanzar la presidencia en su momento con un discurso que, lejos de la moderación, azuzara los peores instintos del electorado —del racismo y la xenofobia al radicalismo religioso o las prohibiciones de libros— puede parecernos sorprendente. Sin embargo, puede que estemos enfocando mal el principio de la democracia y que se hayan invertido las motivaciones. Puede que la política haya cambiado los planteamientos permitiendo ofrecer lo que antes quedaba limitado o rechazado. 

Radicales ha habido siempre, pero los electores acababan rechazándolos. Hoy sin embargo los políticos de muchas partes del mundo proponen hechos que habrían suscitado amplio rechazo; ahora son formas de unión entre grupos que ejercían un radicalismo solitario y distante. La convención de "medios cristianos" en Nashville es un ejemplo de esea emergencia sectaria, de ese nuevo fundamentalismo que deja de ser marginal o local y se expande. Hoy este electorado radical ha comprobado su fuerza y entra en la lucha a través de los discursos de candidatos que pueden llegar a las presidencias de los países. Ya no es marginal; puede llegar a ser la tendencia principal, es decir, conseguir el poder.

En esto la polarización es esencial. Hay que mantener un sentido bélico del electorado, debe sentir que se encuentra en una guerra, que los otros, los que quieren destruir logros de siglos, cambiar la identidad nacional, quemar el legado, ir contra Dios.

Trump funciona porque lo que dice funciona con su electorado. La esperanza de que no pase de ahí es precisamente que la creciente radicalización pueda asustar movilizando a esa importante bolsa de personas que rechazan el mensaje trumpista y de los que están detrás. La radicalización creciente crea una inquietud creciente.

Trump ha ido a hablar a los cristianos norteamericanos y les ha dicho las barbaridades que querían escuchar. Muchos, desde fuera, se habrán horrorizado al escucharle. Otros, en cambio, dan gracias a Dios por semejante regalo que erradicará el mal sobre la tierra. Convertir a Trump en un enviado va mucho con su personalidad narcisista, que encaja bien con los deseos electoralistas de que lo sea. Entre muchos dictadores se ha puesto de moda ser "elegidos", de Egipto a Brasil. No basta con el poder; hay que agradecerlo.

Trump ha convencido a sus votantes que es un hombre de la calle, un hombre hecho a sí mismo, que no tiene reparo en ir a una asamblea de medios cristianos cargando con múltiples acusaciones de acoso sexual y demás. Él, millonario hijo de millonario poco escrupuloso, lleno de trampas empresariales, ha convencido a los mismos de ser un hombre de éxito que esparcirá riqueza por el país. Casado con una mujer inmigrante ha convencido a sus electores de que hay que cerrar el país a la inmigración, etc. Quien le crea es porque quiere.

La encuesta de los académicos nos dice mucho, pero es solo una parte. Hay diferentes análisis de los resultados, aunque Trump no sale bien librado. Lo que digan las urnas será otra cosa. Si el "peor presidente" norteamericano sale reelegido habrá que enfrentarse al absurdo de este nuevo modelo. Será difícil explicar los beneficios de la democracia, algo que hará felices a las dictaduras.  

* Amelia Neath "Según una encuesta realizada por expertos, Trump es el peor presidente de la historia de EE. UU." Independent en Español 20/02/2024 https://www.independentespanol.com/politica/ee-uu/trump-peor-presidente-eeuu-encuesta-b2499454.html

** "Trump promete proteger a los cristianos y a las radios AM en un discurso repleto de falacias e incoherencias" Independent en Español 26/02/2024 https://www.independentespanol.com/politica/ee-uu/trump-celebracion-cristiana-nashville-b2502829.html

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