miércoles, 13 de marzo de 2024

Las elecciones europeas son de primer orden

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Se van acercando las elecciones europeas y tímidamente aparecen noticias entre las aguas de este mar de insultos que es la política española. Enmarcado en un preocupante membrete general de "Abstencionismo en Europa", en RTVE.es tenemos un titular que nos pregunta y se responde "¿Cuánto nos interesan las elecciones europeas? En ocho países nunca ha votado más de la mitad de la población".

Es preocupante que las elecciones europeas estén marcadas informativamente por la idea de la abstención. No sé si es la mejor política, aunque sean los datos que tenemos sobre la mesa. El informe, se nos explica, ha sido elaborado por personal de RTVE y del diario El Confidencial y trata de mostrarnos un panorama europeo sobre el interés (o desinterés) en la política europea traducido en términos de participación.

El artículo es una síntesis (y una interpretación) de los datos recogidos sobre la trayectoria de las elecciones europeas. Su comienzo es este:

Quedan menos de 100 días para las elecciones europeas. Entre el 6 y el 9 de junio, más de 370 millones de ciudadanos están llamados a las urnas para poder elegir a sus eurodiputados que, según explica el propio Parlamento Europeo, “dan forma y deciden nuevas leyes que influyen en todos los aspectos de la vida en la Unión Europea”.

Pese a que las instituciones europeas guían nuestro día a día —desde las protestas del campo en países como España, Francia o Italia hasta los cambios en la búsqueda de Google—, lo cierto es que las elecciones europeas no despiertan un gran interés. De hecho, los académicos las estudian como “elecciones de segundo orden”, en palabras del catedrático en Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra, Mariano Torcal.

RTVE y El Confidencial han participado en el proyecto 'La bomba de relojería de la abstención', un reportaje basado en datos sobre el abstencionismo en la Unión Europea, coordinado por Divergente en colaboración con investigadores de DIN MIA’CET-Iscte, con la Red Europea de Periodismo de Datos (EDJNet, por sus siglas en inglés) y con la participación de otros 14 medios europeos.*

 

Como puede apreciarse, un amplio proyecto para enfrentarnos a una "elecciones de segundo orden", por expresarlo en los términos en los que se plantea en el texto. Creo que es un error de primer orden plantear así las cosas, porque sea con los datos que sean, las elecciones europeas son importantes y no "de segundo orden". Hay que diferenciar el "interés" de la "importancia" con claridad o simplemente estamos reforzando una línea negativa.

Esto es importante dejarlo claro —no digo que sea la intención de los autores—que hoy es la propia idea de Europa lo que se juega en las elecciones europeas. Si se transmite la idea del "segundo orden" se socaba su propia importancia, más allá del número de votos. La idea del "segundo orden", según se señala en el texto proviene del "mundo académico":

Pese a que las instituciones europeas guían nuestro día a día —desde las protestas del campo en países como España, Francia o Italia hasta los cambios en la búsqueda de Google—, lo cierto es que las elecciones europeas no despiertan un gran interés. De hecho, los académicos las estudian como “elecciones de segundo orden”, en palabras del catedrático en Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra, Mariano Torcal.

No sé muy bien en qué parte del "mundo académico" se aplica esa distinción valorativa. Pero pensar que por su origen "científico" transmite una "realidad" es entender mal el mensaje. Y sobre este error valorativo gira gran parte del texto que describe e interpreta la investigación presentada.

Las elecciones europeas no son de "segundo orden"; tienen una enorme trascendencia. Otra cuestión es que seamos capaces de comunicar esa importancia a los electores o, incluso, que algunos partidos nacionales no quieran "distraer" a los votantes de sus objetivos locales, donde se centra otro tipo de poder. La idea de que los ciudadanos se "cansan" con las elecciones y que hay que dejarles descansar evitando "saturarlos", lo que lleva a que las campañas europeas tengan menor intensidad política y mediática, es sostenida por políticos y medios.

Pero hay una necesidad higiénica de salir a respirar una política a la que veamos sentido antes esta gresca sin sentido en que se ha convertido la política española que reclama toda nuestra atención. Esta atención es tanto política como mediática, pues en plena crisis de los medios, estos cubren sus descensos en las audiencias prestando una excesiva atención a algo que la necesita toda, la política nacional. La polarización vende en lo mediático y lo político. El uso creciente de una "política de escándalos" por unos y otros lleva a un agotamiento de unos y a la radicalización en otros. Difícilmente puede llamarse "política", una actividad esencial, a esto que se nos ofrece diariamente.

Tratar de medir la importancia (cuánto nos importan, nos dicen) y midiéndolo con la abstención es, insisto, un enorme error interpretativo. De hecho, el título que se nos ofrece del proyecto es muy distinto: 'La bomba de relojería de la abstención'. No hay que ser muy sutil para entender la diferencia de los mensajes: del "segundo orden" a la "bomba de relojería".

En un entorno europeo en el que de forma creciente se manifiesta el aumento de los partidos anti europeístas, rebajar el interés de la elecciones europeas puede llevar a desastres, a esa "bomba de relojería" anunciada. Europa es hoy el escenario de una lucha por desmembrarla, cuyo "éxito" mayor ha sido el "Brexit", del que ya hay mayoría de los británicos arrepentidos por los desastres posteriores. Hay un interés en debilitar la Unión Europea que ha ido desde Trump ("¡Llamadme Mr. Brexit!") hasta Putin, al que beneficia una Europa débil y dividida, de ahí que fomente los nacionalismos separatistas y las políticas antieuropeas populistas.

La estrategia de la ultraderecha europea ha sido presentarse y dinamitar las instituciones de la Unión desde dentro. Esto lo plantearon en sus estrategias electorales. El crecimiento de la ultraderecha de muchos países se basa en responsabilizar a la Unión Europea de los males. Pero lejos de propugnar la abstención, buscan ahogar las instituciones desde dentro, por lo que su obediencia de voto sería la gran beneficiada frente a la abstención de los otros partidos. Es una estrategia que les permitiría crecer mucho.

La estrategia de presentar las elecciones de segundo orden es mala, muy mala. Necesitamos una Europa fuerte, una demostración de eficacia y de unión frente a la polarización que todos los días se nos muestra. ¿Es posible tener una Europa armoniosa cuando tenemos a los países que la integran polarizados? Los retos por delante nos deberían hacer responder "sí". Veremos cómo se desarrollan estos cien días por delante.

Las elecciones europeas son, indudablemente, de primer orden. Y así hay que decirlo y repetirlo. 


* Cristinas Pozo, Paula Aguado & DatosRTVE "¿Cuánto nos interesan las elecciones europeas? En ocho países nunca ha votado más de la mitad de la población" 12/03/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240311/interesan-elecciones-europeas-paises-nunca-mitad-poblacion/16008767.shtml

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