viernes, 23 de diciembre de 2022

Las palabras de Zelenski y el futuro

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En su discurso ante las Cámaras políticas de los Estados Unidos, Zelenski ha dicho: "Es una batalla no solo para la vida, la libertad y la seguridad de Ucrania y de cualquier otra nación que Rusia intente conquistar. Esto definirá el mundo en el que vamos a vivir". No le falta razón, pero las cartas del futuro ya están echadas se gane o no la guerra. Rusia ya no necesita conquistar, solo destruir. Si quiere mantener algo es la franja de separación de las autoproclamadas repúblicas que ha reconocido y anexionado en una tacada. Esta guerra sin sentido "solo" busca tener ese espacio y destruir el colindante para evitar lo imposible, que Ucrania renuncie a ello. No lo hizo con Crimea y no lo va a hacer ahora.

Lo que sí ha hecho esta guerra ya es dividir al mundo en dos bloques, uno abiertamente prorruso, compuesto mayoritariamente por dictaduras, y otro difusamente democrático frente a las maniobras estratégicas rusas. Parece ser que Rusia no puede subsistir sin ser una "imperio" o, al menos, que los demás lo piensen así. No hablo ya de "súper potencia", sino de "imperio", un concepto mucho más viejo, con miles de años, que se basa en la conquista, en la necesidad psicológica y política de extender constantemente los límites. En esto, Rusia es un anacronismo.

Rusia es inconquistable, por lo que los cambios solo se pueden hacer desde dentro, como ya ocurrió, mediante revoluciones. La gran defensa de Rusia es su tamaño, lo que la convierte en inaccesible y necesita de un cinturón de seguridad, tal como hizo el terreno conquistado y ocupado a Europa, que le hizo convertir los países que iban desde Alemania "Oriental" hasta sus propias fronteras en un territorio defensivo de miles de kilómetros hasta su propia frontera. Se hablaba entonces de  países "satélites", ya que rodeaban a Rusia.

Con Bielorrusia al norte, Rusia necesita de una frontera ucraniana al sur para completar la zona de seguridad de su imperio. No es tanto un problema político como de psicología histórico-geográfica.

En esto se percibe el anacronismo antes señalado. Rusia es incapaz de establecer lazos que no sean perversos y defensivos. En varias ocasiones —en especial con Oriente Medio— hemos comentado cómo las alianzas rusas se construyen sobre la base del anti occidentalismo. El propio origen autoritario de la cultura rusa hace que repudie cualquier fórmula democrática. Sencillamente, el poder ruso no reside en el pueblo más que retóricamente. Produce autócratas y visionarios, con coronas y cetros o con hoces y martillos. La Rusia de Putin es una mezcla de las dos rusias anteriores.

Sea cual sea el resultado, el mundo ya ha cambiado, aunque nos cueste reconocerlo o pensemos que está por producirse el cambio. La invasión y guerra en Ucrania ha servido para producir un alineamiento y un panorama de lo que se puede esperar de los distintos países y regímenes. Ese cambio está por encima de lo que pueda ocurrir en la misma guerra.

Una vez que Ucrania no se ha sometido a la bota rusa, como estos esperaban, Rusia se ve obligada a buscar una salida que no ve por ninguna parte, vagando errante de una parte a otra de la frontera, bombardeando poblaciones, destruyendo Ucrania. ¿Mal cálculo? Probablemente. Sea cual sea su objetivo, algo que no está claro una vez que Ucrania no se ha rendido, Rusia pierde un poco cada día.

Es lógico que Zelenski fije el futuro en el resultado de la guerra, pero es la guerra misma la que ha cambiado el futuro. Las decisiones tomadas en el entorno de Ucrania por los países de la zona son el testimonio claro del cambio. En realidad, el futuro es cómo percibimos el mañana y no el mañana mismo. Y eso ha cambiado provocando una serie de modificaciones en el presente.

Pero el principal resultado es el retrato ruso, cómo se percibe a Rusia y qué espacio se le ofrece en ese futuro. Los movimientos que se dan en la mayor parte del mundo son precisamente los de un futuro no dependiente, por lo que Rusia ha determinado su propio aislamiento desperdiciando el poder real que pudiera tener. Pero Putin hizo realidad el dicho de Donald Trump, alguien con quien tuvo buena sintonía: ¿de qué sirve el poder si no lo usas?

La estrategia rusa, más allá de la guerra de ucrania pero condicionado por esta, es clara: provocar desunión en los frentes anti Rusia, tratar de dar vuelcos a los gobiernos apoyando a las oposiciones, desunir las uniones, sembrar el descontento provocando crisis y alimentándolas con otras crisis paralelas, especialmente las económicas, usando el arma del descontento. Para ello, Rusia solo ha tenido que potenciar lo que ya tenía, el aparato de desinformación y subversión heredado. Posee todo un aparato especializado en crear descontento.

Rusia ve el descontento como la gran arma contra los países democráticos. Es la visión propia de un país construido sobre la propaganda y la vigilancia, sobre la desaparición de la disidencia y las caídas por las ventanas de los opositores; un poder construido sobre oligarcas y traficantes de armas, canjeados por jugadoras de baloncesto.

La esperanza —Putin lo sabe— está en el pueblo ruso, en el cambio desde dentro, aunque no existan mecanismos para que ese cambio se produzca, ya que toda posibilidad ha sido desmantelada y las voces están fuera o en la cárcel.

Rusia tuvo la oportunidad de integrarse al futuro común europeo, pero no lo ha hecho. Ha utilizado los vínculos económicos para el chantaje y la presión sobre los países que habían establecido lazos económicos con ella. Con esto solo se ha asegurado el aislamiento y la necesidad de aumentar la represión en el interior y en los países que se vayan sumando a ser sicarios del poder ruso.

Peor todavía: está acumulando aliados problemáticos, como Irán, y arrastrando a otros, como China, terminando por crear un espacio de inestabilidad que tendrá consecuencias para todos. Teniendo que mirar con mucho cuidado de quién se depende (acaba de pasar con el gas de Qatar o a nosotros por el conflicto Marruecos-Argelia) el mundo se hace más complicado y peligroso, con un futuro cada vez más a corto plazo ante la imposibilidad de prever el mundo más allá. 

* "Zelenski pide más ayuda al Congreso de EE.UU.: "Esta guerra definirá el mundo en el que vamos a vivir"" RTVE.es 22/12/2022 https://www.rtve.es/noticias/20221222/zelenski-discurso-congreso-eeuu/2412619.shtml

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