sábado, 17 de diciembre de 2022

Mal avenidos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Es difícil encontrar un punto ecuánime con el que juzgar el espectáculo de la política española. La verdad es que ya no quedan ángulos ni lugares. Tampoco cabe la posibilidad de pensar en otra cosa porque el espectáculo se nos mete por ojos y oídos a presión, casi como aquel personaje de La naranja mecánica, de Kubrick, al que le obligaban a tener los ojos abiertos.

La política española es cada vez más difícil de contemplar. La única posición sana es negar que todo esto sea la "política" y que es más bien una versión moderna de no se sabe muy bien qué género, qué suerte de culebrón es este con el que se nos tortura más allá de las campañas electorales, que en realidad se han extendido hasta el infinito y más allá, hasta abarcar la totalidad del universo conocido y en expansión acelerada. Esto es, sencillamente, insufrible, lo miremos por donde lo miremos, ya que es imposible evitar mirar.

Unos se pelean por conseguir el poder, otros por quedarse en un rinconcito del poder y, finalmente, los que se pelean porque no están en el poder pero tienen que hacer ruido para poder llegar a algún punto de este falso vacío, lleno de energía política oscura.

La salud democrática se opone ya a la salud a secas, pues este espectáculo múltiple del poder hecho añicos puede causar dos enfermedades democráticas: la rabia y la indiferencia. Cada día echamos la moneda al aire para saber qué senda escoger con la esperanza de que en grandes tiradas estos dos sentimientos se equilibren en algún momento.

Cada día se suman testimonios de políticos que tiran la toalla ante el espectáculo parlamentario (de alguna forma hay que llamarlo) y se retiran a sus lares autonómicos o directamente a su casa en casos de más gravedad y desesperación.

Aquí no hay punto de paz. Ya no hablo de espacio, sino de punto, la mínima expresión. Los partidos han disuelto en la práctica la idea de "oposición", que era unan referencia espacial e implicaba una cierta posición respecto a lo que se suponía que era el "poder" contra el que los demás luchaban con intento de ocupar su lugar.

El Independiente 10/12/2022

Pero ahora tenemos partidos en el poder que se siguen pelando unos con otros y partidos en el borde de la nada, como ocurre con Ciudadanos, que es capaz de luchar por... confieso que no sé porqué. Me he perdido en el razonamiento eslogan de Edmundo Bal sobre que no puede refundar un partido quien esté al frente, especialmente, viniendo de su portavoz. Es como si estuvieran eligiendo el menú mientras se hunde el Titanic, aunque en este caso sea un pequeño bote de remos en el estanque del Buen Retiro.

En RTVE.es leo sobre el conflicto del PP con Vox, algo denominado "socios prioritarios", que también se me escapa, pero que debe ser otra aportación de la política española del caos:

Vox se planta así en el 'no' a los Presupuestos de Isabel Díaz Ayuso, que hasta finales de noviembre no corrían peligro porque había acuerdo entre ambos partidos, pero la relación entre los 'socios prioritarios' se ha tensado en las últimas semanas tras no ser admitidas las enmiendas de Vox.

Sin acuerdo cerrado y con acusaciones de que el PP "humillaba" a sus votantes en la negociación, Vox registró fuera de plazo sus enmiendas parciales al articulado a principios de diciembre y la Mesa de la Asamblea, donde los 'populares' tienen mayoría, no las admitió.

Según Vox, registró con seis minutos de retraso sus propuestas por "un fallo informático", que fue desmentido por un informe elaborado por la Dirección de Informática, Tecnología y Transparencia de la Asamblea de Madrid.

 

Creo que igual que existen "socios prioritarios", sería mucho más interesante crear figura como las del "socio fijo discontinuo" o las de la "oposición prioritaria", que puede que nos ayudaran algo en este galimatías.

En términos bíblicos, se podría decir que es como si Caín y Abel hubieran nacido después de Babel y además alguien les descubriera un día que son adoptados e hijos de diferentes padres.

Todo esto, no lo duden, es el resultado de lo que en su momento se llamó —y que apenas recordamos— "nueva política". Está claro que era nueva, lo que no lo está tanto, como decíamos al principio, es que a esto se le pueda llamar "política". En España, el término "política" siempre ha tenido mala fama y se usa en ocasiones como un eufemismo para evitar tener que decir cosas peores. Pero la imagen que tengamos de la política es la que los políticos nos muestran con sus acciones, palabras y todo tipo de gestos, para bien o para mal.

La proliferación de partidos que se continúan escindiendo por incompatibilidad de sus miembros más díscolos o enfadados no es un síntoma de "diversidad", sino de incapacidad de asumir lo que debería ser el centro, el ciudadano y sus problemas. Aquí no hay diversidad, sino perversidad.

Que los socios de gobierno se dediquen a pelearse dentro del propio gobierno, incluso que ya se estén manifestando divergencias y enfrentamientos dentro del PSOE, entre de Unidas Podemos y el PSOE, entre Unidas Podemos y Yolanda Díaz y su proyecto, etc. no es signo de "diversidad alguna", sino una incapacidad congénita o adquirida, como quieran, para navegar los mares con esa nave que se llama estado. A esto le sumamos las divergencias entre gobiernos autonómicos y el central o, como hemos visto en el caso madrileño, entre los que gobiernan y sus "socios prioritarios" o el caso de Ciudadanos en el que se disputa la refundación de la partícula más que del partido, el panorama es realmente penoso. Y eso que estamos a las puertas de la Navidad.

España ha dado muestra de su capacidad de entendimiento en muchos momentos. Desgraciadamente, también de lo contrario. Cuando se produce un momento tan denso en el caos como el que estamos viviendo, alguien debería pedirle a Santa, a los tres reyes, algo de cordura. Pese al momento pre navideño no tengo mucha esperanza, porque esto es el resultado de una suerte de evolución negativa, que en vez de seleccionar a los más capaces y dialogantes, ha ido seleccionando lo contrario, por lo que es difícil sacar de donde no hay. Aquí sale un político "moderado" y a los quince días ya es un "incendiario"; del susurro al grito, de la mano tendida a la pedrada..


Conforme aumenta la presión selectiva por la proximidad de elecciones, los partidos, grupos o grupúsculos se disparan en sus relaciones negativas intentando hacerse la pascua unos a otros, responsabilizar a los demás de sus errores y apuntarse lo poco bueno que hayan podido hacer. Esto se produce en todos los niveles políticos y de la administración. La nueva política ha traído mucha debilidad, por lo que las presiones son las que vemos, los condicionamientos y chantajes; los conflictos surgen de la debilidad y de la creencia en lo que ahora se repite de forma interesada, se ha acabado el tiempo de las mayorías. ¿Significa que estamos condenados a seguir sufriendo esto por los siglos de los siglos? Probablemente si no hay algo que lo remedie en forma de sensatez repartida, que alguien lance la idea y se le empiecen a sumar personas. Tendrán en contra la ira de los mínimos, que son los que más partido le sacan a tanta división, pero habrá que afrontarlo. Los partidos se alternan, solo el caos permanece siempre. Y esto hay que evitarlo.

No es fácil asistir a este espectáculo cuando hay tantas cosas y problemas que arreglar, la política entre ellos. 


* "Vox tumba los Presupuestos de Ayuso para 2023 antes de que lleguen al debate en el pleno" RTVE.es / Agencias 16/12/2022 https://www.rtve.es/noticias/20221216/vox-bloquea-presupuestos-ayuso/2412086.shtml

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