viernes, 22 de julio de 2022

Golpes de calor, golpes de conciencia

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Las cifras hablan de más de 1.000 personas muertas por la ola de calor en España. Como señala el titular de RTVE.es esas muertes se han producido en nueve días. Se dice pronto. Me imagino que son muchas las circunstancias que concurren en la diversidad de fallecimientos en esa enorme cantidad. Sin embargo, hay algunos especialmente sangrantes por lo que representan de abandono y de falta de sensibilidad hacia las personas. De todas las muertes que nos han contado, me duelen especialmente aquellas que se han producido en entornos laborales, ante la indiferencia, la falta de normativa o sencillamente la explotación de las personas.

Entiendo —es una forma de decirlo— que hay personas que se enfundan el equipo de deporte a las seis de la tarde para salir a correr pensando que así tienen que correr menos y adelgazarán más. Digo que lo entiendo porque los veo pasar por delante de mi casa, "disfrutando" de sus hazañas calóricas. Da igual lo que se les diga y son felices a su manera.

Pero junto a mi casa hay también un grupo de personas que están realizando obras en la zona, levantando el suelo y volviéndolo a poner a pleno sol desde la ocho de la mañana en adelante, en teoría hasta poco más allá de las seis de la tarde en que cesan las actividades. No tratan de ponerse en forma, de perder peso para ir luego a una playa. Pueden dejar de correr cuando quieran. Los que están bajo mi ventana no tienen esas opciones.

Recordarán que hace dos veranos  —eso espero— el caso de la muerte de un trabajador en plena recolección que fue abandonado muerto a la puerta de un Centro de Salud en Murcia, concretamente en Lorca.  El caso nos lo contaban entonces así en elDiario.es:

Un trabajador del campo de origen nicaragüense ha fallecido abandonado en la puerta del servicio de urgencias del centro de salud Lorca-Sutullena con síntomas compatibles a un golpe de calor. El jornalero al parecer se encontraba en situación irregular en España y no estaba dado de alta en la Seguridad Social.

De acuerdo con el Servicio de Coordinación de Emergencias del 112 sobre las 15:30 el hombre fue arrojado de una furgoneta con el uniforme de trabajo puesto. Una unidad móvil de Emergencias de la Gerencia de Urgencias y Emergencias Sanitarias prestó asistencia al trabajador pero no pudieron hacer nada por su vida. Las temperaturas registradas en Lorca el pasado sábado sobrepasaron los 40 grados.

La Guardia Civil detuvo este domingo al jefe del fallecido, que se enfrenta a un presunto delito contra los derechos de los trabajadores. Se desconoce quién abandonó al jornalero en la puerta de urgencias. El alcalde de Lorca, Diego José Mateos ha recalcado que: “Habrá que investigar quién le dio ese trato inhumano y denigrante que es dejar a una persona muy enferma a las puertas de un centro de salud y no acompañarla. Es un caso muy grave que se debe investigar y depurar responsabilidades”.

El sindicato Comisiones Obreras denuncia la falta de medios y de inspecciones a las empresas en materia de prevención de riesgos laborales tras la muerte de un trabajador del campo de 42 años a causa de un golpe de calor. * 

Ayer los sindicatos se plantaron en Madrid ante la muerte de los barrenderos por golpes de calor. Han pasado dos años y las quejas son las mismas. Nada cambia, nada se mejora en este tipo de políticas de explotación de las personas. Un poco de ruido en los medios, unas promesas fáciles y complacientes y muertos cada año.

Nuestros políticos tienen sus propias guerras, las que les resultan más rentables y poco más. Hemos creado unas insensibles cadenas de mando en donde las órdenes descienden, pero las quejas ante las situaciones de explotación, de indefensión, etc. no ascienden gracias a jefes intermedios temerosos de no ser promocionados si se les considera como "molestos" o "conflictivos". De esta manera estos han creado unas entidades de doble cara, explotadora de sus subordinados y sonrientes para sus jefes, a los que mantienen siempre alejados de los conflictos.

El elDiario.es del día 18 pasado se hablaba de la situación de los barrenderos en la empresa encargada:

La Inspección de Trabajo advirtió a la empresa Urbaser antes de que comenzara la temporada estival de que debía proteger a sus empleados frente a las altas temperaturas previstas para este verano. Este viernes, apenas unas semanas más tarde de ese aviso, un barrendero de esta compañía, a la que el Ayuntamiento de Madrid contrató para sus servicios de limpieza, falleció a causa de un golpe de calor mientras trabajaba en la zona de Puente de Vallecas de la capital.

José Antonio González llevaba tres horas de turno cuando cayó al suelo por el calor. Los efectivos de emergencias encontraron su cuerpo inconsciente, con una temperatura corporal de 41,6º y lo trasladaron al hospital Gregorio Marañón. Allí falleció poco después. A la hora en la que el trabajador sufrió el golpe de calor, la Agencia Estatal de Meteorología registraba en su estación de Retiro 38,9º de temperatura, la máxima del día. En la capital ese día regía una alerta naranja por las fuertes temperaturas. Ese jueves, la ciudad alcanzaba su máxima histórica.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que durante el fin de semana guardó silencio sobre el suceso y ni siquiera escribió un tuit de condolencias, ha defendido esta mañana ante las preguntas de los periodistas la legalidad de los uniformes que usan los empleados de la limpieza en la capital: ha argumentado que están “homologados” y que “cumplen en principio la normativa de riesgos laborales”. ** 

La pregunta es qué tipo de sociedad estamos haciendo. El sistema de precariedad laboral está forzando a aceptar lo que te dan, sin cuestionar. Lo tomas o lo dejas. Da igual que te frías en un uniforme que crea poca ventilación por estar elaborado con materiales baratos o poco adecuados.

Han sido varios los barrenderos muertos. Como todo se transforma en parte de la lucha política, son una excusa para enfrentamientos en las comunidades. Lo que hemos estado viendo con los bomberos estos días se puede repetir en otras profesiones que están recogiendo a personas que no tienen más remedio que aceptarlo. Podemos poner el claro ejemplo del rechazo a las condiciones del empleo de sector de la hostelería.

Las empresas e instituciones, mediante la creación o contratación de otras empresas subcontratadas, creen que eluden sus responsabilidades. La destrucción del tejido laboral es clara, como lo es el pisoteo de los derechos ante el "lo tomas o lo dejas", que se impone. Cobrando mil euros al mes los bomberos, comiendo ridículos bocadillos mientras están en labores de extinción, ¿de qué van a poder quejarse? En tres meses están en la calle y la próxima vez no serán llamados.

Los barrenderos, repartidores, buzoneadores, etc. que han caído muertos en estos días son la muestra trágica de una España feroz, sin derechos, con empleos precarios y explotadores. Hemos vuelto a lo más salvaje e inhumano de un capitalismo que se desentiende las personas, que solo valen para aquello en que se les utiliza.

La crisis económica de 2008 se "superó" solo en las estadísticas, pues nos dejó una enorme crisis moral de la que no solo no nos recuperamos sino que ahondamos en sus vergonzosas y trágicas consecuencias. Son "muertos baratos", inmigrantes, como el nicaragüense muerto, de los que se abusa como se hace en los Estados Unidos, Arabia Saudí y otros países, echando a la calle o al otro lado de muros a los que se encuentran en situación irregular y reclaman alguna mejora, algo de justicia. Eso, como ya se teorizó, crea unas grandes bolsas de parados y de desesperación que aceptan lo que sea con tal de poder sobrevivir.

Deberían atenderse lo que las insuficientes inspecciones de trabajo dejan al descubierto., Pero la propia inspección se queja de los pocos medios que tiene, una estrategia para que haya menos informes negativos. La pena es la clase empresarial que siempre piensa que "no es momento" para atender reclamaciones de mejoras, ya sea en sueldo o en cualquier otro factor que afecte a las condiciones laborales, algo que suele implicar en gastos.

¿Cómo se pueden defender unos uniformes que ya han causado muertes por calor, estén homologados o no? Por pura decencia hay que revisar, comprobar que esos materiales resisten las condiciones actuales de calor, que no causan muertes a las personas. Hay que desplazar horarios y turnos, crear puntos de descanso en los que haya acceso a agua y sombra. Algo hay que hacer, algo más que dar excusas.

Hay que humanizar nuestro enfermo entorno laboral y empresarial. Primero están las personas con las que se trabaja y eso implica atender a sus condiciones. No puede ser que con esta ola de calor veas a gente trabajando a pleno sol en la calle durante horas. 

Nos hemos deshumanizado, unos por la precedencia de lo económico, otros por lo político. Rehumanizar es pensar en las personas, individualmente y como sociedad, dejar de verlos como números y costes, que es lo que hacemos en todos los niveles, de los barrenderos a los universitarios. En un mundo de interinidades, de sueldos mínimos, de contratos por días, quejarse es ir a la calle, no renovar.

Cualquier idea de "progreso" o "mejora" es ridícula en estas condiciones, con estas muertes. No, la culpa no es del "cambio climático"; lo es de nuestro egoísmo deshumanizado, de nuestra indiferencia. Cada muerte por golpe de calor en el trabajo es un golpe a la conciencia de cada uno. El problema es la indiferencia que comentamos.

 

* Elisa M. Almagro "Fallece un jornalero en Lorca tras ser abandonado en la puerta de un hospital con un golpe de calor" el Diario.es 2/08/2020 https://www.eldiario.es/murcia/municipios/fallece-jornalero-lorca-hospital-calor_1_6143320.html 

**  Alberto Ortiz / Carmen Moraga "Trabajo advirtió a la empresa del barrendero fallecido de que debía proteger a sus empleados frente a la ola de calor" elDiario.es 18/07/2022 https://www.eldiario.es/economia/trabajo-advirtio-empresa-barrendero-fallecido-debia-proteger-empleados-frente-ola-calor_1_9180899.html

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