lunes, 31 de enero de 2022

Las otras guerras de Eurovisión

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En un día dominado por la insólita unanimidad creada por el genio de Rafael Nadal, contrasta lo ocurrido con el resultado del "fest" dedicado a la selección del representante español para el festival de Eurovisión, algo que ha hecho manifestarse este año a intelectuales y políticos como un intento de mostrar su trascendencia. Lo conseguido es, una vez más, un conflicto a la española en la que todos discuten los resultados y consideran sus temas preferidos como manifiestos al mundo reivindicando algún tipo de causa, no dudo que justas en cada caso. Manifiesto desde aquí mi absoluto desconocimiento y desinterés por los saraos montados y sus entresijos selectivos en donde, según parece, se trataba de que todo el mundo participara y se sintiera soberano con su voto para que finalmente decidieran "los de siempre", según señalan algunos. Esto, como era previsible, causa un descontento y frustración que ha tardado segundos en manifestarse.

Tengo la primera noticia viendo a la ganadora, que es entrevistada por RTVE, la organizadora oficial del concurso de selección. Manifiesta su alegría y satisfacción, pero también: "ha pedido que cese el acoso por redes por parte de quienes no están satisfechos por el resultado. "Tened cuidado con lo que decís porque está en juego la salud mental y emocional de las personas", ha suplicado la artista, quien también ha señalado que está recibiendo "muchísimo amor"."*

Hay algo que se me antoja incomprensible en todos estos procesos, como es la falta de equilibrio a la hora de valorar las cosas, la incapacidad de ver lo que realmente tenemos ante nosotros, como en este caso, un proceso para elegir a los representantes en un concurso sin más trascendencia.

Parece haber una conexión entre la intensidad que se trata de crear para que cualquier evento trivial se convierta en trascendental buscando la implicación de la gente. Esa misma implicación se transforma en frustración y posteriormente en agresividad, como señalaba la propia cantante Chanel. Ese choque en la recepción de "muchísimo amor" por parte de unos y de manifestaciones agresivas, de odio, a través de las redes sociales, convertidas en un espacio emocional incontrolable.

Picado por la curiosidad, leo algunas noticias en los medios para tratar de entender qué ha llevado a esto. En Antena 3 Noticias leo:

Las críticas no tardaron en llegar. "Señoritos del jurado no sabéis la oportunidad que acabamos de perder por vuestra culpa", criticó en Twitter la atleta gallega Ana Peleteiro. "El jurado del Benidorm Fest es como el Consejo General del Poder Judicial", indicaba el portavoz de Unidas-Podemos, Pablo Echenique.

Desde el ámbito de la cultura son numerosas las críticas, como la del escritor Manuel Rivas: "El voto popular fue para "Terra" de Tanxugueiras. Manipulación e vergoña". "Vaya desconexión con la gente", lamentaba el cantante gallego Iván Ferreiro.

El guionista y escritor Javier Giner escribía: "Qué pereza enviar la misma actuación que vemos 800 veces en Eurovisión cada año. Y esto no va contra Chanel, que es una artistaza y se lo ha currado como nadie. Va contra un jurado de supuestos expertos que no saben valorar lo diferente y lo especial".**

Habrá quien valore todo esto como un "exitazo", dado el principio "que hable, aunque sea mal", pero como ha señalado la cantante, esto es un juego peligroso con la salud mental y puede que con la no mental.

Esta búsqueda de la polémica a todo trance es siempre peligrosa en este mundo de nervios a flor de piel, agresividad creciente y necesidad de desahogar frustraciones de otras fuentes en aquello que nos lo permite,

El ramillete de quejas que nos muestra la cadena de televisión es bastante significativo. Horas antes de la final, se preguntaba a los políticos de diversas tendencias sobre cuáles eran sus favoritos. Lo que se trataba de mostrar como un indicador del interés, se convierte poco después en un motivo más de enfrentamiento. Preguntar a los políticos por sus favoritos es un error estratégico o un éxito, según se mire.

Puede que algunos piensen que esto se disipará como el humo pasado unos días. Puede que sea así, pero no por ello deja de ser un ejercicio peligroso porque mantiene en todo lo que se nos plantea un principio de enfrentamiento.


Los concursos siempre tuvieron un jurado, más justo o menos justo. Convertirnos a todos en jurados se inauguró en su momento no por voluntad democrática sino por implicar a las audiencias cuando empezaron las cadenas a competir entre ellas. Pocos concursos han dejado en manos del público la elección final de forma absoluta; siempre ha habido un jurado cuyo peso controlaba el resultado final. Los mecanismos son viejos, van desde el cobro de las llamadas, cuando se ha elegido la opción telefónica, a la promoción por redes. En esta última, la motivación se basa siempre en lo mismo, la búsqueda del conflicto polarizado, un arma de doble filo, pues la propia intensidad que genera se vuelca sobre la frustración de quienes pierden, que se hace mucho más fuerte y personal.

Hoy nada se detiene en seco gracias a las redes sociales, una cámara de resonancia en donde se manipulan las emociones durante más tiempo del deseado. Los que piensen que se trata solo de "música" se equivocan pues todo necesita de un segundo componente, el que cree el conflicto y permita la adhesión a un principio o causa extra musical. De esta forma, los conflictos atraen y comprometen; ganar o perder afecta también a la causa, que no es trivial.

En ABC se nos explica:

Todas las quinielas daban por ganadora del Benidorm Fest a Rigoberta Bandini, pero ni su teta ni su himno feminista lograron desbancar a la hispanocubana. El icono ‘indie’ aunó más que nadie el favor de los expertos y el público, pero ni por esas pudo escalar más allá del segundo puesto. Más hiriente fue lo de las Tanxugueiras, que enarbolaron el apoyo popular al ritmo de las panderetas y su «non hay fronteiras». Ganaron el voto demoscópico (25%), esa ‘rara avis’ que sale de una encuesta a 350 personas que, según Alaska, «son representativas», y también el televoto (25%). Pero al grupo de expertos no le gustó la propuesta del trío gallego, si cabe la más medida, multicultural y, como reivindicaron durante la noche del sábado, «inclusiva», ya que integra todas las lenguas oficiales del país.

Hubo muchas decisiones, pero bastó una polémica para levantar a medio país. Cantantes como Iván Ferreiro, periodistas de la casa como Paloma del Río y hasta políticos cuestionaron el sistema de votación, el talón de Aquiles de la Corporación en este invento. RTVE, que sacó pecho por los buenos datos de audiencia, terminó saliendo ayer al paso de las críticas con un comunicado.***

Los datos de la audiencia no nos dicen los conflictos que se han generado. Es como decir que la "toma de la Bastilla" fue un éxito de convocatoria. Juntar a la gente frente a un televisor está bien; el problema es lo que se produce después. Es parte de lo que la lingüista Deborah Tannen llamó la "cultura del conflicto", la necesidad de arrastrar hacia él para generar esos efectos que sean medibles y expresados en términos de datos comparables. Los "buenos datos de audiencia", como señala ABC, son generadores posteriormente de enfrentamientos.

En El País, los titulares se ocupan de diversos temas con un despliegue insólito en este tipo de eventos:  "Chanel: “He soñado que me tiraban un tomate, pero estoy fuerte ante el odio en redes”" —sobre la violencia desatada contra la ganadora—, "El festival se convierte en un asunto político" —la implicación de los diversos políticos—, "Tanxugueiras: “Al llegar a la final, ganamos. Todas las lenguas ganaron”" —la cuestión de las lenguas nacionales— y "El encuentro volverá a la ciudad alicantina en 2023" —sobre la ocupación hotelera en la ciudad durante el festival—, todo un repertorio que constituye el mapa temático del concurso y el origen de sus conflictos.

Mientras sean los conflictos los que intensifiquen las propuestas llamando "a las barricadas", este tipo de fenómenos solo dejaran satisfechos a los que los provocan, más interesados en el número que en otra cosa. Este fenómeno es cada vez más usado, aplicado a cada escenario, del deporte a la canción, de la política a los conflictos entre los medios. Este último aspecto no es irrelevante y contribuye a la lucha entre unos y otros por las propias audiencias. RTVE ha prometido un nuevo programa con los participantes, una forma de intentar calmar a los seguidores,  de aprovechar el conflicto o, quién sabe, de las dos cosas a la vez.

Al final, estas guerras previas ejercen su violencia sobre las personas. Esperemos que a la ganadora se le deje de acosar y deje de soñar que le lanzan tomates, que no tenga que arrepentirse. Como dijimos hace unos días sobre lo que ocurre en Ucrania, hay muchas guerras dentro de las guerras. Como bien ha querido decir la ganadora sobre la salud mental, tened cuidado que las víctimas son siempre civiles. No hay ya placeres sencillos. 


* "Chanel pide frenar el acoso en redes tras su victoria" RTVE- A la carta 30/01/2022 https://www.rtve.es/play/videos/telediario-fin-de-semana/benidorm-fest-chanel-pide-frenar-acoso-redes-tras-su-victoria/6334846/

** "Polémica por la elección de Chanel como representante en Eurovisión 2022" Antena 3 30/01/2022 https://www.antena3.com/noticias/cultura/polemica-eleccion-chanel-como-representante-eurovision-2022_2022013061f687ad6f20300001385d7d.html

*** Lucía M. Cabanelas "La resurrección del Benidorm Fest, un éxito con el público en contra" ABC 31/01/2022 https://www.abc.es/play/television/eurovision/abci-benidorm-fest-quejas-tongo-202201310114_noticia.html

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