domingo, 16 de enero de 2022

De la incertidumbre científica a la incertidumbre jurídica

Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Creo que estamos llegando a un punto, un punto extraño del comportamiento en el que se han difuminado las reacciones ante la vacuna. Nos han hablado esta semana de una jueza que ha dado la razón a una madre que —en contra de su hijo de 15 años y de su ex marido— ha dicho que "hay incertidumbre científica" en esto de vacunarse. No deja de ser sorprendente y altamente peligroso, teniendo en cuenta que los jueces en estas edades tienen en cuenta los deseos de los menores para cosas importantes. La sentencia ha causado, cuanto menos, intranquilidad.

La Vanguardia nos dice:

La jueza ha decidido dar la razón a la madre y apoyar su criterio de no vacunar al menor por la “incertidumbre científica” que existe sobre la vacuna y las consecuencias a medio y largo plazo de su administración. El auto se sustenta en el “principio de prudencia” para posicionarse del lado de la madre, que está divorciada del padre del menor.

El joven, que compareció ante la jueza el 1 de diciembre, manifestó su deseo de vacunarse al entender que la vacuna es “confiable” y que “los no vacunados lo pasan peor al contraer el virus”. Sin embargo, la jueza ha decidido respaldar a la madre debido a la “abundante documentación médica y científica sobre la vacuna” aportada por la madre y teniendo en cuenta que por parte del padre y del Ministerio Fiscal “no se aporta ni propone prueba alguna”.* 


¿Por qué ir en contra de la opinión del menor de 15 años, que quiere vacunarse? No creo que este tipo de sentencias tengan sentido porque lo que hayan podido aportar o dejar de aportar no tiene ningún sentido ante lo apabullante de las evidencias científicas de la vacuna en todo el mundo. Hay que respetar a la Justicia, pero la justicia debe respetarse a sí misma. En este caso ignora todas las evidencias que por obviedad no han necesitado presentarse. Es como tener que demostrar que los platillos volantes no existen o que no hay otro mundo más allá de la muerte.

¿A qué llama su señoría "incertidumbre científica"? Hay algo que falla claramente en este caso. ¿Qué ocurrirá si mañana el joven se contagia? ¿Qué dirán entonces los jueces?

Desde el principio de la pandemia, ha habido muchas decisiones judiciales sorprendentes. Esta lo es por su propio razonamiento, tal como se nos expresa en los medios. Los fundamentos y razonamientos no dejan de sorprendernos, especialmente por la forma en que se maneja la balanza entre los pro y los contra de vacunarse, que van en contra de todo lo que se está haciendo desde todos los ámbitos sanitarios, con las excepciones de los negacionistas.

En Antena 3 se señala: 

La sentencia, que ha sido avanzada por los diarios de 'Prensa Ibérica' se remonta a un procedimiento del pasado mes de septiembre que se resolvió el 10 de diciembre. Al parecer, se ampara en el 'principio de prudencia' y en el aspecto de que en el caso de los menores 'hay más riesgos que beneficios'.

Por todo esto, el juzgado desestima la petición del padre de que se autorizara la vacunación contra el coronavirus de su hijo judicialmente y concede un plazo de dos años a la madre para que decida.

La magistrada ha admitido los informes del Instituto Carlos III y otro privado que la madre encargó al doctor en Ciencias Químicas Sergio Pérez Olivero, que aluden al escaso impacto del coronavirus en la mortalidad y en los ingresos en la UCI de los menores de 19 años.

Además, expresa que "es imposible poner en un balanza" los efectos adversos a medio y largo plazo "porque son desconocidos" poniendo de ejemplo cuadros de encefalitis tras la vacuna de la viruela en 1975 o a las víctimas de la talidomida.**



Esta sentencia sale en el momento en el que se está vacunando a los niños del país para evitar los contagios peligrosos en escuelas. Según ese "principio de prudencia", nadie debería vacunarse porque nadie sabe si se va a contagiar, si se contagia y resulta asintomático o no, etc. etc. La prudencia no es ignorancia y se basa precisamente en evitar malos mayores. Si todo el mundo supiera si se iba a contagiar con certeza, no haría falta mucho más. Es precisamente la incertidumbre la que llama a la prudencia. Es el no saber si nos vamos a contagiar o no lo que hace que nos vacunemos; es saber que si nos contagiamos los efectos serán menores lo que nos lleva a ponernos las vacunas. Pero parece que para esto no hay "literatura científica", según el criterio judicial.


La propia Antena3 cierra su información sobre el caso judicial señalando: 

Esta sexta ola de la pandemia del coronavirus está batiendo muchos récords, entre ellos se encuentra el de niños hospitalizados en las UCI por Covid-19.

"En este momento estamos viendo muchos más niños en el hospital, bien en urgencias, bien en planta, que tienen covid porque en la población tenemos un nivel como no habíamos visto nunca de covid", explicaba el doctor Juanjo García, Jefe de Pediatría del Hospital Sant Joan de Déu.** 

Los ingresos de menores en los Estados Unidos están disparados, como complemento a lo dicho aquí. Aplicar un "principio de prudencia", en contra de la voluntad del menor, es realmente extraño y muestra que la incertidumbre también te acompaña cuando vas a un juzgado. 

La justicia australiana, por ejemplo, ha estado dividida inicialmente ante la deportación de Novak Djokovic, que finalmente ha sido confirmada y sin posibilidad ya de apelación. Pero ha sido por motivos distintos. Djokovic está fuera por no vacunarse, por haber mentido en los formularios y por ser un riesgo para la salud pública, además de un mal ejemplo. Como muy bien ha dicho nuestra Garbiñe Muguruza al ser preguntada, las leyes de cada sitio están para cumplirlas. Si te piden vacunarte, te vacunas y, si no, no te quejes, las normas son para todos.


El intento de Djokovic de situarse por encima del bien y del mal, está prolongado por aquellos que han intentado crear un héroe antivacunas, un "jesucristo" negacionista, tal como lo ha presentado su familia. Serbia es uno de los países con menor índice de vacunación y ahora las autoridades juegan al agravio nacional, a rasgarse las vestiduras. 

Los noticieros de la mañana nos muestran manifestaciones de antivacunas, de anti pasaporte COVID y de otros tipos de negaciones. Cuando se escarba en ellas nos suelen salir los "líderes de la ultraderecha", como nos dicen de Austria, de Italia y de otros lugares donde procuran aglutinar el descontento por los límites, el aburrimiento por las restricciones y los miedos.


No es posible hablar de "prudencia" porque los efectos sean menores en los niños y jóvenes. No es posible decir que no sabemos qué efectos tendrán las vacunas porque según eso nadie se tendría que vacunar por "prudencia". No se puede decir esto después de casi dos años de lucha mundial contra la pandemia, con la lucha por vacunas que frenen la expansión y, sobre todo, los efectos mortales.

La pandemia está haciendo confluir, no siempre de buena manera, a la Ciencia, a la Política y a la Justicia. Mucho me temo que sean ámbitos con diferentes procederes, con distintos conceptos de lo que significan ciertas cosas básicas, como precisamente "certidumbre" e "incertidumbre". "Dudar" no significa lo mismo en los tres campos. Hay políticas que van en contra de los conocimientos científicos; hay decisiones jurídicas que se basan en conceptos de "certeza" que no son asumibles en el campo científico sencillamente porque no funcionan así. Algunos se aprovechan de estas discordancias. 

En medio de todo se sitúa un ambivalente concepto de "libertad", que vemos reflejados en actitudes como la Djokovic, en sentencias como algunas que hemos visto y que no tienen en cuenta el problema general de una pandemia. Lo hemos dicho muchas veces: a los virus les importan un bledo nuestras leyes, nuestros conceptos de libertad, de incertidumbre. El virus es naturaleza pura; nosotros, en cambio, rebosamos cultura, lo que también se traduce además de en conocimientos, en dudas, prejuicios, estereotipos, creencias, mitos y un sinfín de formas de autoengaño, lo que en su conjunto nos convierte en humanos. La cuestión es si nos convierte en humanos tontos, que tiran piedras a su propio tejado.

El joven al que se le ha negado ser vacunado porque su madre impone sus propios derechos, refrendados por la jueza, saldrá un día de casa y se irá a vacunar sin preguntarle a su madre ni a la jueza si puede hacerlo o no. El "principio de prudencia" le marca otro camino; prefiere estar con la mayoría de sus compañeros vacunados y asumir la seguridad que le da lo que lee y escucha cada día, algo que no parece importarle a su madre o a quienes están en los juzgados.

No deja de ser sorprendente que mientras se hace el esfuerzo por conseguir vacunar a la población, otros tiren en dirección contraria.

 

* Silvia Fernández "Una jueza de Tenerife respalda que una madre no vacune contra la covid a su hijo de 15 años" La Vanguardia 14/01/2022 https://www.lavanguardia.com/vida/20220114/7987900/jueza-tenerife-respalda-madre-vacune-covid-hijo-15-anos.html

** Ángela Clemente "Una jueza da la razón a una madre que no quiere vacunar a su hijo" Antena3 14/01/2022 https://www.antena3.com/noticias/sociedad/jueza-razon-madre-que-quiere-vacunar-hijo_2022011461e1cf589890160001b94f1b.html

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