Joaquín Mª Aguirre (UCM)
¿Quién
puede enseñarle al presidente la diferencia entre la realidad y el deseo, entre
el optimismo y la sensatez? Tendrá que ser alguien de mucha confianza, que se
limite a decirle lo que quiera escuchar y que entienda que se está hablando de
la vida de las personas. Tendrá que hacerlo con tiento, explicárselo con
sencillez para que no haya recelos, creencia en luchas internas o cualquier
otro vicio natural de la política española. Se trata simplemente de que haga
cálculos y dé prioridad a lo importante, a la seguridad, a la salud, al sentido
común.
Hay que
decirle que con las cifras actuales, completamente disparadas, hablar de
"levedad", "gripalización", etc. es algo negativo y con
enorme trascendencia. Hay que explicarle que la enorme mayoría de los expertos
en salud pública dicen, junto con las grandes instituciones sanitarias, como la
OMS, que es pronto para pasar de lo que es una pandemia creciente, con
terribles datos por todo el mundo (y en Europa disparados), no es el momento de
cambiar el nombre a "endémica" porque no lo es. Sigue siendo una
"pandemia" que se extiende.
Alguien,
además, tendrá que explicarle que el momento de mayor crecimiento no es el de
rebajar las medidas, modificar los sistemas de conteo, que están unificados en
el mundo, o cualquiera de las cosas que se nos anuncian cada día y que hoy serán
tratadas. Hay que explicarle que la enfermedad no se rige por las maniobras de
la política, donde basta cambiar el discurso para conseguir unos efectos sobre
la opinión pública.
Habrá que decirle que la gente que se contagie va a seguir intentando acercarse a los hospitales porque eso es lo normal y que lo anormal, por contra, es que los hospitales no puedan acoger a los enfermos porque no se invierte en la Sanidad Pública, ni en hospitales ni en atención primaria, desde hace años, en que comenzaron los médicos y sanitarios a advertir y protestar. Hay que decirle que reducir cuarentenas solo lleva a que aumenten las cuarentenas por más contagios; que hacer que sean las farmacias las que atiendan los procesos administrativos que la Sanidad no puede tramitar solo colapsará también las farmacias, que ya han dicho que repercutirán los gastos derivados a los clientes, ahora convertidos en pacientes. Habrá que explicarle que todo esto son parches que acaban reventando de una forma u otra.
Habrá que decir que el virus agradece las medidas en las escuelas, donde las cuarentenas de maestros y pronto las de alumnos van a reventar el problema en poco tiempo según le están diciendo. Le tendrían que decir que los que regresen tras las recortadas cuarentenas, sabemos ya que pueden ser reinfectados pese a las dosis que tengan de las vacunas, como estamos viendo, con gente en las UCI con segundas y terceras dosis. Puede que se reduzca su riesgo de muerte, pero eso no frenará las muertes crecientes por los datos. Tendrán que decirle que las muertes son algo más que estadísticas y probabilidades, que son hechos reales que afectan al que muere, pero también a las familias.
Habrá
que decirle que la economía es importante, pero que las vidas son las que hacen
moverse la actividad económica, que es una vergüenza que España sea el país
europeo en el que la gente sale de sus fronteras a comprar primero mascarillas
y ahora los test, cuya carga recae sobre los ciudadanos. Habrá que decirle que
un político debe actuar antes de que se cree el problema y decirnos ahora que
se actuará sobre el precio de los test cuando la gente los ha pagado a precio
disparado no es una muestra de eficiencia precisamente.
Habrá que decirle al presidente que se pasa a la Historia por resolver problemas antes que por negarlos con un optimismo que van contra lo que vemos cada día, con las cifras que se nos dan y con las advertencias que se nos hacen, directa o indirectamente, desde instituciones internacionales.
Habrá
que decirle que con las cifras españolas doblando el paro europeo (nosotros el
14%, en Europa el 7%), que siendo España el país donde más ha crecido la
desigualdad social, donde tenemos un 6,7 de inflación y un 1,47% de aumento
salarial en aquellos que no están congelados, etc. la prioridad de la economía
es anterior a la pandemia, muy anterior. Habrá que decir al presidente que hay
problemas en España muy por encima de los "chuletones" en estos
momentos, que no se han abordado antes y que no se van a abordar ahora.
Deberían decirle que los calendarios electorales deberían dejar paso a las
prioridades reales y que, pese al desastre de la oposición, el gobierno tiene
responsabilidades frente a los problemas de todos.
Le
agradecemos su optimismo, pero con él no se salvan vidas y costará mucho más
dinero, algo que debería ir a fines más urgentes y necesarios. Puede convencer
a mucha gente con sonrisas, énfasis y aplausos fraternales de los
correligionarios, pero no va a convencer a un solo virus. Se pueden modificar
las cifras, cambiar las formas de contar o de entender de forma diferente los
datos, pero la realidad de lo que ocurre solo va a empeorar siguiendo por el camino optimista de la trivialización, gripalización o considerarlo endémico antes de tiempo.
Por favor, que alguien se lo explique antes que sea demasiado tarde.
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