sábado, 18 de septiembre de 2021

La desaparición del Ministerio de las Mujeres en Afganistán

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Radiotelevisión Española nos da una noticia que era cuestión de tiempo: "Los talibanes eliminan el Ministerio de la Mujer y lo sustituyen por el de la Prevención del Vicio". Me imagino que es el temor a hacer un titular demasiado largo lo que acorta el nombre real del Ministerio talibán. Con la mitad del nombre en el titular, el nuevo ministerio pierde una parte esencial de sus funciones. Afortunadamente, el nombre completo se recupera dando cuenta de la dimensión de lo que está ocurriendo en el país, el enorme y cruel drama que están viviendo una importantísima parte de la población:

 

Los talibanes han disuelto oficialmente el ministerio afgano para Asuntos de la Mujer, y en su lugar han creado el ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, que se encargará de la rígida implementación de las normas islámicas y a cuyo frente estará Mohamad Khalid.

“Se ha abolido el Ministerio de la Mujer, los talibanes nos dijeron que ya no hay ningún ministerio para la mujer y que este se convierte en el Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio”, ha dicho a Efe Islamuddin, exfuncionaria de la desaparecida institución.

La eliminación de esta cartera ha quedado oficializada este viernes por las autoridades del Gobierno islamista con la instalación de un nuevo letrero en el que se lee: "Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio del Emirato Islámico de Afganistán".*

 


Desde el principio hemos insistido en la enorme mentira de los talibanes. No pueden hacer otra cosa que lo que hacen hasta el momento; vigilar y castigar, como el título de la obra de Michel Foucault, que hubiera podido describir a la perfección este sistema ideológico, esta aberración religiosa y política que no ha "ganado" nada, sino que ha esperado a que se fueran los ocupantes, única garantía de respaldo del orden igualitario.

Los republicanos han criticado hipócritamente lo hecho por Joe Biden y su administración, cuyo error principal ha sido haber dado por bueno y fiable lo pactado anteriormente. Desde luego, lo que ha hecho la administración Biden es un enorme desastre que le será recordado en la historia como su legado, algo que ya han asumido lo comentaristas norteamericanos, dejándonos con la preocupación de qué tratará de hacer Biden para sacudirse lo hecho.

Con la desaparición de un Ministerio de la Mujer, los talibanes crean un gigantesco burka para todas las mujeres afganas, que desde este momento dejan de ser objeto de atención como tales y pasan a ser objeto de vigilancia.

Los que se preocupan por la situación de la "economía afgana" deberían reconsiderar la situación y pensar si es una "crisis" o es una vuelta a la "normalidad afgana". La huida de cientos de miles de afganos significa algo más que grandes colas y caos. Significa que el país está divido en dos grandes frentes temporales: el del pasado inamovible y el del futuro deseable.



Los talibanes —lo hemos dicho— carecen del concepto de progreso, algo que se acuñó en Occidente tras la Revolución Industrial. Pero el pensamiento integrista islámico no puede saber nada de progreso, pues su ideal, como en el caso de los salafistas, es parecerse a la época de Mahoma, lo que les permite importar todo lo que necesitan del pasado. Es lo que representa promover la "virtud" y acabar con el "vicio". "Virtud" significa seguir la Sharia y "vicio" no seguirla. Es un mundo en blanco y negro en el que lo único es sancionar en la tierra a los que no obedecen y esperar que en el cielo se recompense al que ha seguido las instrucciones adecuadamente y al que se llama "virtuoso" y "piadoso". Que nadie espere mucho más de los talibanes. Basta con ver las caras de los que están abajo con los fusiles y los que están arriba "dirigiendo la oración" para darse cuenta que hay poco que hacer (no te dejan) y menos que esperar.

La única economía posible es el opio y el tráfico de armas. La gente está en las calles malvendiendo lo que tienen para conseguir algo de lo que no hay porque nada se fabrica y los que fabricaban han salido corriendo con lo que tenían puesto o hace tiempo que lo pusieron a buen recaudo. Los que quedaron están escondidos, con el miedo a que llamen a su puerta.

Nos llegan imágenes de garrulos talibanes mirando los palacios lujosos de los que salieron corriendo. Son una buena imagen de lo que ocurre y ha ocurrido en Afganistán. Sin ningún sentido social, el dinero que fluye va a hacer a algunos más ricos, reproduciéndose los sistemas de castas familiares. Las familias poderosas lo son porque Dios lo quiere; los señores de la guerra, igualmente, son poderosos porque Dios lo quiere. Y los millones de desgraciados, nacidos en la pobreza, lo son igualmente porque Dios lo ha querido. Afganistán llevaba décadas de miseria asentada y bendecida, consagrada por los enfrentamientos entre los poderosos y el colaboracionismo de supervivencia cuando eran invadidos. Pero nadie ha conseguido darle forma más allá del día a día.



Los talibanes son el regreso a la inacción. Aquellos que creen que las ayudas van a servir de algo se equivocan. Han tenido todas las ayudas posibles y solo las mujeres han sabido aprovecharlas, algo que no van a permitir los talibanes, como muestra la desaparición del ministerio, una obsesión para ellos. No existen "asuntos de la mujer"; la mujer es "asunto" de sus padres y maridos. Son ellos los ministros de su casa, las autoridades visibles, suyas son las manos que hay que besar por seguir vivas.

Antes de que los talibanes regresaran, escribimos aquí hace cerca de diez años, sobre la costumbre en todos los niveles sociales de transformar a una hija en "hijo". Cuando una familia no era bendecida con un hijo "varón", los padres —para evitar el estigma social de que Dios no te daba un hijo— transformaban a la hija mayor en "niño". Desde ese momento, se vestía, llevaba el pelo, etc. como un varón hasta que llegaba el momento de casarla. Entonces volvía su condición de objeto que se traslada al pretendiente seleccionado. Un hogar sin hijo varón se considera un hogar maldito. La mujer que se ocupó del ministerio ahora desaparecido sabía lo que era esa práctica porque ella misma lo había padecido. Ella también tuvo que vivir como un varón para que sus padres no vivieran la vergüenza de no tener un hijo.



La gran transformación afgana ha sido en lo que ahora se trata de deshacer, la mujer. Pero no debemos pensar en la mujer como en el papel de la mujer en la sociedad. Las que salen a protestar son las mujeres, las que se ven afectadas. Para la mayoría, en cambio, es volver a las viejas costumbres, el burka, el encierro, el no trabajar, no salir a estudiar, etc. Por eso es importante no dejar de difundir todas estas noticias que pronto se perderán en la vorágine informativa.

 

Durante las últimas dos décadas, la institución tuvo como misión desarrollar políticas, promover los derechos, eliminar la violencia y la discriminación contra la mujer, así como promover su participación activa en la vida social y política de Afganistán. “Cuando los talibanes asumieron el poder, pensamos que habían cambiado, pero lamentablemente no vemos cambios en las opiniones y actos de los talibanes", ha dicho a Efe Dadras, exempleada del ministerio y activista por los derechos de las mujeres.

"Lo perdimos todo"

“¿Dónde está esa comunidad internacional que estuvo hablando de los derechos de las mujeres en los últimos 20 años?, hoy nos quedamos atrás y solas, nadie nos escucha”, ha explicado la activista. Para Dadras la llegada de los talibanes, junto a la exclusión de las mujeres del Gobierno, y la pérdida del terreno ganado en los últimos 20 años, deja un camino incierto para el futuro de sus hijas, y las próximas generaciones femeninas de Afganistán.

"¿Por qué la comunidad internacional no nos apoya? Las mujeres lo hemos perdido todo, no tenemos a nadie que nos apoye”, lamenta. A pesar de todo, algunas activistas creen que estás acciones no podrán silenciar las exigencias de las mujeres.*


 

Creo que las palabras son suficientemente claras sobre lo que ha ocurrido. Lo que se eliminó simplemente se había interrumpido porque no se dejaba llevar a la práctica, no porque hubiera un cambio social real. Con la excepción de las mujeres, todo lo demás vuelve a "su sitio". Es a ellas, para variar, a quienes se desposee de lo ganado porque esa ganancia, según los talibanes, son formas de vicio y no de virtud. Y una parte importante del pueblo considera que está bien, porque así lo quiere Dios y, en especial, así lo quieren los que tienen las armas y se pasean por las ciudades y pueblos. Hemos hablado muchas veces aquí de lo que supone la "normalización" talibán. Ahora lo podemos ver con más claridad.



Hay otros países que hacen cosas parecidas a los talibanes, pero hay una enorme diferencia: son ricos y sus poderosos dirigentes mantienen a raya a Occidente con el petróleo, las compras de armamento y las inversiones en el extranjero. Afganistán, por el contrario, es muy pobre y lleva décadas de guerra que lo único que han servido es para sobrevivir entra la violencia y a aprender a ser sumisos por supervivencia ante los amos reinantes.

La parte que ha colaborado con la ocupación internacional del país se va no porque sea progresista, sino porque teme por su vida. Por eso el país se ha desmoronado como un castillo de naipes. Han cobrado de los que les invadían para sobrevivir y vivir medianamente bien. Su apuesta era esa, sabiendo que se irían —todos se van en algún momento—. La excepción han sido las mujeres que cambiaron radicalmente su vida, aprendieron oficios, pudieron trabajar, estudiar, ser cabezas visibles de instituciones... Ahora se encuentran en un mundo hostil, que puede empezar en la propia familia.



Afganistán, en manos de los talibanes, solo puede ir al desastre y un desastre que es imposible de evitar, solo mantenerlo en una especie de coma económico sin esperanzas de recuperación. El progreso no es algo mecánico, sino el resultado de una actitud ante lo que nos rodea en la vida. No existe en la mente talibán ni en cualquier otro modelo integrista; solo existe la repetición de un estado ajustado a la Sharia.

El pensamiento de los grupos islámicos es anti-modernidad porque les parece un alejamiento de Dios y de sus mandatos, por un lado; pero por otro, también es en el cultivo de la ignorancia, que es donde está la fuerza del poderoso. Tratamos de extender nuestras formas de pensamiento, pero las diferencias culturales cuentan mucho. El progreso es lo contrario de la fatalidad, que es un rasgo característico de una forma de pensar que cree que, para bien o para mal, es la voluntad de Dios la que prevales. Dudar de ello es, además, peligroso.

Las imágenes anteriores del ministerio de Asuntos de la Mujeres están recuperadas del caché de Google. Las han hecho desaparecer borrando la página completa para que no quede memoria de que las mujeres tuvieron derechos y libertades en Afganistán. No queda más rastro que estas pocas noticias sobre debates, campañas, deportistas, etc. Son ya historia. Han sido lo mejor de Afganistán. No olvidemos a las mujeres afganas y su lucha por poder ser ellas.

 


* "Los talibanes eliminan el Ministerio de la Mujer y lo sustituyen por el de la Prevención del Vicio" RTVE.es /EFE 17/09/2021 https://www.rtve.es/noticias/20210917/talibanes-eliminan-ministerio-mujer-sustituyen-prevencion-del-vicio/2171724.shtml

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.