Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Entre las
muchas imágenes del pasado que la salida de Estados Unidos y las tropas
internacionales ha hecho evocar, se ha evitado una de ellas, la similitud de
los talibanes armados por las calles con la de los grupos armados patrullando
en diversos lugares y que confluyen en las imágenes de la toma del Capitolio. Hemos
señalado en alguna ocasión esa misma prepotencia armada entre ambos grupos,
aparentemente tan distantes, pero con muchos puntos de contacto que ahora
quedan en evidencia.
Los
Estados Unidos son un país extraño y lo está siendo más desde que ocurriera lo
que el gran novelista Kurt Vonnegut se temía, que los "40.000 locos"
que puede haber siempre en cualquier país pudieran unirse. Hoy, esa posibilidad
de unión, se llama internet y hay más de 40.000. Es la conexión que hace que aquellos
que son capaces de articularse, de actuar conjuntamente, sean infinitamente más
peligrosos que los locos solitarios. Esa unión virtual hace que se puedan
agrupar y que la paranoia y el extremismo avancen a gran velocidad y sea más
peligroso. Gran parte de esos grupos radicales fueron los que llevaron a Donald
Trump a la Casa Blanca, son los que promueven teorías conspirativas y
radicalismo político imponiendo sus teorías absurdas y peligrosas.
Como
vimos en la época Trump, el aumento de sus manías políticas —del racismo a las
conspiraciones gubernamentales— fue aprovechado por Trump para intentar
mantenerse en el poder con su respaldo. Sus negativas a condenar a grupos
racistas violentos, a los grupos supremacistas blancos —del KKK a los Proud
Boys— han sido un escándalo político para el mundo y una causa dividida de
controversia en una creciente en su radicalización comunidad republicana, donde
se amalgamaban dogmatismos religiosos, racismo y sexismo machista.
La
constitución de milicias armadas de civiles ha avanzado en muchos estados, preparándose
para futuras guerras civiles para evitar el "gran reemplazo", la idea
paranoica de que la inmigración tiene como objetivo acabar con la "raza
blanca" en los Estados Unidos, una nación
blanca y cristiana. El anarquismo ultraconservador blanco rechaza la idea
de "gobierno" y considera que va contra el pueblo, que es una forma
de tiranía a la que hay que vigilar y rechazar sus maniobras de destrucción.
Los gobiernos son los males y Trump, sorprendentemente, les convención que él
era un "antisistema", por eso pudo lanzar a la gente contra el estado
de Michigan a rodear el palacio de la gobernadora, "esa mujer en
Michigan", como la denominaba. Allí fueron, como en otros muchos lugares,
a patrullar con sus armas por las calles, a intimidar a todos los que quisieran
vacunarse o fueran con mascarillas. Son matones fanáticos y, lo peor,
organizados. Son una bomba que puede estallar, como lo hizo en el Capitolio el
6 de enero, con una simple orden.
There is also "almost this infatuation and
admiration" of the Taliban, Mendelson said, pointing to the notion that an
under-equipped insurgent group could successfully defeat a global power.
"The fact that the Taliban at the end of
the day could claim victory over such a world power is something that White
supremacists are taking note of," she said.
Megan Squire, a professor of Computer Science
at Elon University, who researches US-based domestic extremist groups, has seen
three main Afghanistan-related trends emerge in platforms used by a range of
far-right groups, such as White supremacists, neo-Nazis and Proud Boys-style
forums.
The first narrative to emerge among the extreme
far-right groups was "reveling in the humiliation" of the US
withdrawal from Afghanistan as images emerged of Taliban fighters taking over
city after city, along with US equipment left behind, Squire said, both
celebrations of defeat and feelings humiliation as Americans.
When one goes deeper into the neo-Nazi groups,
you see some celebration of the Taliban, usually related to extremely
misogynistic or extremely anti-Semitic discussion, she added.
This type of cross-ideological praise has
historical precedent, according to Squire, citing as an example, a meme that
circulated in neo-Nazi communities during a particularly misogynist period
about "white Sharia," the concept that women should be treated the
way the Taliban treats women.*
Decir que están "locos" es simplificar e infravalorar el poder de este tipo de grupos y hasta dónde pueden llegar. La ideología retrógrada encuentra ese atractivo en su propia derrota o, para ser más preciso en su punto de vista, la derrota del "sistema que domina América". Hace unos años, comentamos aquí las conexiones entre algunos grupos religiosos norteamericanos y los radicales del Estado Islámico. Ambos, decían estaban más próximos que con sus "verdaderos enemigos", los "ateos". Ellos se ven a sí mismos como "yihadistas", igualmente como seguidores de un Dios que les exigen rechazar el orden perverso de los gobiernos y tratar de crear su propio espacio controlado. La idea de una "Sharia blanca", como señala el artículo no es una broma, sino un deseo de control de imposición a los demás, como se ha visto en la toma del Capitolio, donde se trataba de imponer la idea de que Trump había ganado las elecciones a Joe Biden.
Las autoridades están preocupadas por la deriva que este ejemplo talibán pueda tener en estos grupos que se han convertido admiradores de sus formas y maneras, al igual que sus objetivos. Ellos se consideran el pueblo y ven en la fuerza el argumento victorioso.
Por sorprendente que nos pueda parecer, los talibanes se han convertido en la guinda de un pastel ideológico que lleva cocinándose mucho tiempo en una parte cada vez más creciente de la sociedad norteamericana. Es la que supo concentrar Trump con sus discursos entre metáforas e insinuaciones.
Si se admira a los talibanes, la llegada de los refugiados afganos a los Estados Unidos se percibe desde la óptica del "gran reemplazo", es decir, como parte de la conspiración para destronar a la raza blanca y cristiana de la "tierra prometida", América. Este rechazo de lo hemos podido escuchar aquí en palabra de Abascal, de Vox. Lo que se cuece en estos grupos, llega rápido a la radicalidad derechista en Europa a través de las vías creadas estos años, con lo que el argumento de los 40.000 locos debe ser revisado en su número y extensión.
Leemos en el texto de Geneva Sand:
Far-right extremist communities have been
invigorated by the events in Afghanistan, "whether by their desire to
emulate the Taliban or increasingly violent rhetoric about 'invasions' by
displaced Afghans," according to recent analysis from SITE Intelligence
Group, an American non-governmental organization that tracks online activity of
White supremacist and jihadist organizations.
Some people are commending the Taliban's
takeover as "a lesson in love for the homeland, for freedom, and for
religion," SITE said in its weekly bulletin on far-right extremists.
Neo-Nazi and violent accelerationists -- who
hope to provoke what they see as an inevitable race war, which would lead to a
Whites-only state -- in North America and Europe are praising the Taliban for
its anti-Semitism, homophobia, and severe restrictions on women's freedom, SITE
found.
For example, a quote taken from the Proud Boy
to Fascist Pipeline Telegram channel, said: "These farmers and minimally
trained men fought to take back their nation back from globohomo. They took
back their government, installed their national religion as law, and executed
dissenters ... If white men in the west had the same courage as the Taliban, we
would not be ruled by Jews currently," SITE found.
"Globohomo" is a derogatory word used
to insult "globalists," the term used by conspiracy promoters to
describe their enemy (the evil global elite who control the media, finance,
political system etc), according to SITE.
A los que les pueda parecer todo esto como una mezcla descabellada de cuestiones hay que advertirles que son precisamente estas mezclas las que se realizan para dar consistencia a los discursos que atraen adeptos. Estas mezclas confusas atraen espíritus confusos que desean agarrarse a un argumento que se desarrolla en su mente de forma acrítica. Las críticas, en cambio, se reservar para los que han sido fijados como enemigos en sus mentes. Teniendo claro el enemigo, construir narrativas de este tipo resulta más sencillo. La base son los prejuicios, el odio; las historias vienen después.
La salida de Afganistán de las tropas norteamericanas constituye objeto de admiración y un impulso para todos estos movimientos peligrosos. Como se ha señalado, se corre el riego de que aumenten las amenazas internas, unas amenazas que no se sabe hasta dónde pueden llegar, sujetas a los vaivenes de la propia política interna norteamericana, marcada por la radicalización del partido republicano en torno a Trump.
* Geneva
Sands "White supremacist praise of the Taliban takeover concerns US
officials" CNN 1/09/2021
https://edition.cnn.com/2021/09/01/politics/far-right-groups-praise-taliban-takeover/index.html
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