viernes, 24 de septiembre de 2021

La cuadrilla

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Nada ha cambiado o quizá va a peor. La política exterior de Trump enfilaba a China y la de Biden, con otras palabras, hace lo mismo.  La sombra del siniestro Mike Pompeo sigue manteniendo su diseño. La creación de la alianza AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos) es solo el esqueleto de lo que Norteamérica está montando en el mundo trasladando el conflicto hacia Asia. Las tres piezas marcan la vigilancia de Europa desde un Reino Unido separado de la Unión y de Asia desde el frente del sur. De esta forma, USA se sitúa en el centro teniendo al Oeste el frente asiático, reforzado por Australia, y al Este el frente europeo, con el centro en Reino Unido.

Eso es solo la base; después se convocan una serie de países intermedios. En Europa, Estados Unidos está degradando su unidad reforzando sus lazos con países periféricos, los que se encuentran en los límites de Rusia y la perciben como una amenaza. Eso obliga a ponerse en manos americanas, comprar armamento. En Oriente Medio, esto se lleva haciendo desde hace mucho con la amenaza de Irán, que ha servido para crear dependencias con países que se sienten amenazados por el desarrollo militar y nuclear iraní. Los grandes negocios de ventas de armas por todo Oriente Medio y el Norte de África ha sido uno de los "éxitos" de la época Trump, liberando material bélico que no lo había sido hasta el momento. De la misma forma, se le dará a Australia un poder estratégico mayor con el acceso a los submarinos nucleares, que serán los que sustituirán a los franceses, que se quedaron por el camino.

Cada vez se repite con más fuerza que Biden está manteniendo y ampliando la política de Trump. La decadencia del liderazgo norteamericano se compensa con un aumento del peligro de conflictos en las zonas que se han extendido ya por todos los frentes del planeta. El objetivo, declarado por la propia Casa Blanca, es "frenar a China".



En la CNN, leemos el análisis de Ben Westcott con el titular "US-China policy: Biden is bringing together Japan, Australia and India to stare down China".

 

Forget France, AUKUS and nuclear-powered submarines -- one of the most important moments for the future of US influence in Asia is due to take place on Friday in Washington.

US President Joe Biden is holding the first in-person meeting of the Quadrilateral Security Dialogue, better known as "the Quad," an informal strategic forum of the United States, Australia, Japan and India -- all democratic countries with a vested interest in countering China's rise in Asia.

Biden will be joined in Washington by Japanese Prime Minister Yoshihide Suga, Indian leader Narendra Modi and Australian Prime Minister Scott Morrison to discuss "promoting a free and open Indo-Pacific," according to the White House.

The meeting comes at a time of great change for US policy in Asia. As the Biden administration moves to strengthen its diplomatic partnerships in the region, Japan is taking an increasingly hawkish view of China's military buildup. At the same time, Australia's AUKUS defense pact with the US and the United Kingdom has solidified Washington's commitment to Asia while making some important Southeast Asian partners uneasy.

At this critical point, what the Quad chooses to do next is more important than ever. Australian Strategic Policy Institute senior analyst Malcolm Davis said compared to its early roots under the George W. Bush administration, the Quad had evolved from a "low key political and economic dialogue" to a very significant player in the Asia Pacific region.

"The Quad is not an Asian NATO ... but at the same time it is clearly moving in the direction of a cooperative security approach," Davis said.*


Uno de los principios básicos en la psicología y, por extensión, de la política, que no deja de ser una actividad humana, es que lo que esperamos de alguien acabará determinando su comportamiento. Si yo trato a alguien como un criminal, acabará respondiendo de esa forma. Los "enemigos" pueden nacer antes en la imaginación que en la realidad.

La incapacidad de los Estados Unidos para aceptar el crecimiento y desarrollo de China está acorde con su propia pérdida de liderazgo por sus propias acciones. Lo ocurrido en Afganistán recientemente es solo una muestra. El líder arrastra a los países a una guerra de 20 años, que acaba teniendo consecuencias en sus propios territorios, para dar después un portazo dejando colgado a un país y a los aliados, que se siente como marionetas en un juego que depende de quién esté en la Casa Blanca. Lo ocurrido en Afganistán es continuación de lo ocurrido en Siria y podrían citarse varios casos más. Estados Unidos pasó del líder que pide aliados, al que los desprecia mediante la apelación a ese elemento oscuro llamado los "intereses norteamericanos" que nadie sabe muy bien qué significan más allá de su propio mantenimiento como potencia. Para ello ha debilitado a Europa fomentando el Brexit (recordemos las palabras de Trump al respecto, en primer término, y frente a Rusia. Pero la jugada del Brexit ha sido lesiva para Reino Unido cuya independencia le ha hecho depender ahora de las políticas de Washington.

Esa "no-OTAN" que han creado es un cerco físico, llevado a las mismísimas fronteras de China con el riesgo que se está creando. La cuestión es crucial para las próximas décadas en todo el mundo, ya que el conflicto que se puede estar creando es enormemente peligroso.



El objetivo expreso es ahogar económicamente a China, cortar los lazos de producción que se han creado por las propias empresas norteamericanas y europeas mediante sanciones y aranceles, como hizo Trump, pero con la excusa de un peligro bélico que se basaría en algo que no ha ocurrido: invasiones a Japón, Taiwán y la India. Todo esto se alienta desde una movilización mediática que crea un cinturón de recelo frente a China.

Trump lo tenía muy claro. Lo intentó con sanciones a las empresas norteamericanas que siguieran produciendo fuera, tanto en China como en México. Pero las empresas norteamericanas se van a China o México por algo. En el caso chino, la cuestión va mucho más allá de una producción más barata. China tiene su propia tecnología puntera y eso es lo que decidió los ataques, cuyos puntos más significativos fueron el caso Huawei y la cuestión del 5G. Estados Unidos no puede dejar pasar el control de las comunicaciones en todo el mundo, un punto que no solo tiene que ver con la "vigilancia y control", sino con los "negocios de la información", es decir, el doble uso de los datos recabados a través de todos los dispositivos conectados en el planeta. El sueño americano es poder disponer de ellos. Para esto se ha espiado a los países europeos —reciente caso con la ayuda de Dinamarca—, cuya independencia de los Estados Unidos se teme, especialmente si se establecen lazos fuertes con China.


Europa se ha resistido a toda esta dialéctica del enfrentamiento porque no hay una base y, especialmente, porque se construyen lazos en la producción y el desarrollo. Hay muchas cosas que hay que cambiar en las relaciones con China, indudablemente, pero está claro que es más fácil hacerlo desde las negociaciones que desde una perspectiva de aislamiento. Hay que equilibrar muchas cosas, pero The Quad no tiene como objetivo arreglar nada, sino establecer un cordón alrededor de un país hasta sus mismas fronteras. Señala el artículo de Westcott en la CNN:

 

The Quad was initially proposed in 2007, but was put on hold for a decade until it was revived under former US President Donald Trump amid China's rise as an economic and military superpower.

The diplomatic environment in Asia has changed markedly since that 2017 revival -- and the Quad has taken on a greater significance.

In April 2020, relations between Australia and China took a major downturn after Australia's Morrison called for an independent investigation into the origins of Covid-19. Beijing retaliated by imposing punitive restrictions on Australian goods and the relationship is yet to recover.

Meanwhile, ties between Washington and Beijing that deteriorated under Trump have faltered further under Biden as the US solidifies its diplomatic partnerships in Asia with a view to containing China.

The new American outreach was enthusiastically welcomed in Australia and earlier this month the two governments joined the UK to announce AUKUS, an agreement by which the three nations would exchange military information and technology to form a closer defense partnership in Asia.

Japan has also welcomed greater US involvement in the region. After attempting to pursue a warmer China policy in the early years of Chinese President Xi Jinping's time as leader, Japan has grown increasingly wary of Beijing over the past year.

In an unusually blunt interview with CNN in September, Japanese Defense Minister Nobuo Kishi said Japan would "resolutely defend" its territory in the East China Sea "against Chinese action."*

 

Como se puede apreciar, la política de Trump sigue a través de los trumpistas anteriores; tanto Johnson como Morrison hicieron muy buenas migas con el ex presidente. Pero Biden las ha intensificado. Es más fácil unirse con la idea de crear una situación de peligro (en este caso con muchos focos) que justifica el liderazgo y la inversión militar, que luego se vende.

Todo esto, además, lo que está haciendo es crear un fuerte sentimiento nacionalista que está reforzando el liderazgo de Xi Jinping y justificando la inversión en un ejército más poderoso ante la presión en la zona, que llega hasta sus mismas fronteras. Pero esto es algo que los Estados Unidos utilizan en una espiral para justificar más presión, vigilancia y sanciones: más presión sobre China implica más armamento y más armamento implica más presión sobre China.



La retórica en el texto citado es realmente pedestre. Por mucho que se trate de hacer ver que es una especie de "agencia de la democracia" frente a las amenazas del mundo, la triste realidad es que no es más que un intento de control para evitar perder el liderato. La mala suerte de Biden es que Trump no tenía pelos en la lengua, mientras que él carga con su visión buenista y liberadora de demócrata. Pero los intereses, no perder el liderazgo, quedaron claros con Trump. Lo que se está haciendo al dividir Europa para mantener el control es también muy claro, como han descubierto los franceses ante los australianos. Es un indicador de por dónde van las cosas.

Al buscar aliados entre los países (Japón e India) que tienen conflictos territoriales con China, Estados Unidos está tomando partido en esos conflictos. Eso dará fuerza y osadía a cualquier gobierno que se sienta respaldado por los Estados Unidos y demás apoyos militares. Y etso hace aumentar el peligro de choques.

El gran peligro es un desliz, un error o una fricción deliberada que cree un conflicto reducido, pero que justifique sanciones e impida mantener las relaciones con China cortando su desarrollo. Un ejemplo interno lo tenemos en el caso de Hong-Kong en donde se fomentan las fricciones. Las propias empresas mundiales, especialmente las norteamericanas, están interesadas en el mercado chino, por lo que asistimos a muchas paradojas. China tiene así el poder de sus propias sanciones en las ventas, ante lo que protesta airado de nuevo el sistema productivo norteamericano, que tiene problemas para vender ya sea por sanciones o por boicots. ¿Pretenden los dirigentes norteamericanos que los ciudadanos chinos compren sus productos después de lo que están aguantando?



 Al comenzar el año 2017, la BBC hablaba de descalabro mundial si se tensaba la economía mediante un conflicto con China: 

Contrariando la política oficial estadounidense desde el reconocimiento de China en los 70, Trump dialogó telefónicamente con la presidenta de Taiwan Tsai Ing-Wen, provocando una dura respuesta china que el presidente electo estadounidense contestó con un Twitter desafiante:

"¿Acaso nos preguntó China si estaba bien que devaluaran su moneda con lo que afectan la competitividad de nuestras compañías, subir los impuestos en nuestros productos o tener un fuerte complejo militar en el Mar Chino?", escribió Trump.

El llamado telefónico y el Tweet apuntan a un unilateralismo a ultranza estadounidense: no la mejor receta para un escenario internacional moderadamente armónico.**




El tiempo le ha dado la razón. Los malos modos de Trump han sido transformados en las arengas democráticas y defensivas de Joe Biden. La excusa de la "defensa" está entremezclando los móviles económicos de Estados Unidos con otros de orden diferentes, como son los de India y Japón con China. Recordemos que esta zona iba a crear su espacio de coordinación económica hasta que Estados Unidos intervino creando conflictos que impidieran el avance de la economía china. La mayor parte de los países de la zona quieren una convivencia armónica con China y aprovechar sus mercados, además de estar absorbiendo una parte de la producción china.

Todo esto se fue al traste con Trump y sigue con Biden. Las predicciones que muchos hacen son sombrías.

 


* Ben Westcott "US-China policy: Biden is bringing together Japan, Australia and India to stare down China" CNN 24/09/2021 https://edition.cnn.com/2021/09/23/asia/us-china-india-australia-japan-quad-intl-hnk/index.html

** Marcelo Justo "Trump, Brexit, elecciones europeas y otros enigmas de la economía para 2017" BBC 3/01/2017 https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-38402763

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