viernes, 1 de febrero de 2019

M de Mariah

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No siempre es fácil acertar. Muchas decisiones no son fáciles de tomar y, cuando tienen trascendencia más allá de nosotros mismos, no siempre son entendidas y hay que vivir con ellas. Eso le va a ocurrir a Mariah Carey, aunque parece que ya está acostumbrada a este tipo de circunstancias. 
Y la culpa de todo la tiene el Reino, es decir, Arabia Saudí, metida en una gigantesca campaña de relaciones públicas para intentar lavar con una mano lo que ensucia con la otra. La "colada" se ha ido acumulando.
Desde que se supo que la cantante norteamericana iba a cantar para los saudís y sus invitados, le empezaron a llover las críticas por un lado y, por el otro, presiones para que no lo hiciera. Los motivos son muchos y evidentes, desde luego. El Reino se encuentra en el momento más represivo en mucho tiempo.
Pocos países tienen menos simpatías, incluido el mundo árabe. La prepotencia saudí sobre cualquier aspecto es conocida y su dinero puede comprar muchas cosas, pero no simpatía. Menos todavía cuando han sido el centro de exportación del integrismo más rancio desde los años 70 en adelante, desde que el mundo cambió con la guerra del petróleo y empezaron a montar sistemas de defensa para prevenirse de sus enemigos en la zona, el no menos repudiable Irán, cuyo integrismo "revolucionario" es de otra manera, pero no menos agresivo y represivo. Son las cabezas visibles y poderosas del islam, del suní y del chií, luchando ambos por la hegemonía en la zona, considerándose herejes los unos a los otros y trasladando sus guerras a cualquier zona por la que disputen, como sucede con  Yemen. 


Los mecanismos de represión saudí son conocidos. Tras el secuestro, asesinato y descuartizamiento del periodista opositor Jamal Khashoggi, el mundo se ha fijado más en lo que ocurre allí, lo que ha sido aprovechado para reactivar las causas de los detenidos y hacer saltar las alarmas por los nuevos casos. La joven saudí huida de su casa y refugiada en una terminal hasta que Indonesia le dio permiso para viajar a Canadá como refugiada ha estado en las portadas de toda la prensa mundial. La decisión drástica de la joven asegura que tendrá que vivir toda su vida cuidando sus espaldas no sea que la familia o cualquier enviado la encuentren, la secuestren o le quiten la vida en el mismo lugar.


Arabia saudí es probablemente el país más restrictivo para con las mujeres, lo que crea un conflicto permanente y del que las mujeres de todo el mundo son conscientes. Luchar por los derechos de las mujeres en Arabia Saudí es muy diferente a hacerlo en otros escenarios en donde la protesta puede ser llevada adelante. En Arabia Saudí es mucho más peligroso, por lo que los apoyos y la vigilancia solidaria son muy necesarios para mantener visibles los casos y que no queden en el olvido.
La CNN nos contaba sobre el destino de una de las activistas detenidas en estos últimos meses:

The brother of jailed Saudi activist Loujain Alhathloul has detailed in a CNN opinion piece the abuse his sister has allegedly endured in prison.
In the article, Walid Alhathloul writes that during a recent visit by his parents to see Loujain she told them she was regularly whipped, beaten, electrocuted and sexually harassed in a basement she called the "palace of terror."
Alhathloul was arrested in May 2018, along with 10 other women's rights activists in Saudi Arabia. Her family, Saudi activists and Human Rights Watch have alleged in recent months that she and other female detainees have been tortured and sexually harassed in prison.
They also allege that a former top adviser of Crown Prince Mohammed bin Salman, Saud al-Qahtani, was present during at least one of the interrogation sessions.*


La presencia siniestra del círculo próximo al príncipe heredero, Mohamed Bin Salman, vuelve a aparecer en cuanto que se trata de acallar a los críticos, los sean políticamente o lo sean políticamente sobre las mujeres. No se debe pensar que el activismo de las mujeres es distinto del de los derechos humanos, sino una parte esencial de ellos. Si de la Primavera Árabe ha quedado algo, ha sido por lo que las mujeres han sabido luchar, como en Túnez. Lo que los hombres abandonaron, las mujeres lo han continuado porque su opresión es doble. Por eso siguen siendo víctimas de una mayor represión, como ocurre en Arabia Saudí y en otros lugares en donde han seguido su propia agenda de protestas y reivindicaciones en solitario o con mínimo apoyo. 

En estos casos, las familias son esenciales. En el caso de la joven fugada a Canadá, ella huye de su familia, que es la encarnación próxima del sistema. En el caso de la activista recogido por la CNN, se trata de una familia de activistas, es decir, cuenta con el apoyo del hermano al menos. Son disidentes familiares del sistema. Tienen apoyos, pero también son víctimas conjuntas. Cuando se produce un activista, la familia es la primera responsable.
Las torturas y abusos sobre las activistas feministas y de los derechos humanos es algo que no debe ser silenciado. Por el contrario, los signos de rechazo y el recuerdo de los que desaparecen en las cárceles sin que a nadie le importe es esencial. El régimen saudí está invirtiendo muchos millones en la vado de imagen y en desprestigios de sus activistas y opositores. Eso va desde de campañas de prensa como en redes sociales para convertir a los que se le oponen en "traidores". Así se está hacienco con Jamal Khashoggi y con todos aquellos que son detenidos.


Lo que se le pedía a Mariah Carey era un gesto, negarse a actuar frente a los saudís como solidaridad. La CNN recoge las peticiones a la cantante para que no actuara en el sarao preparado para hacer ver lo "aperturista" del régimen saudí:

Alhathloul then made a plea to Mariah Carey, who takes to the stage in King Abdullah Economic City alongside Sean Paul and DJ Tiesto on Thursday night: "Now that I told you the story of my sister, will Mariah Carey call for her release on stage? Will my voice be heard?"
Other activists also urged the American singer to cancel her concert over the allegations of human rights abuse. Egyptian-American journalist Mona Eltahawy tweeted: "Dear Mariah Carey, I hear you're planning on performing in Saudi Arabia. Are you aware that women's rights activists have been detained without charge since May 2018?"*

No puede decirse que Mariah Carey no supiera dónde se metía, que no sabía el alcance de lo que ha estado haciendo. Podía hacerlo, evidentemente, pero una vez advertida, el concierto pasa a tener un significado, a quedar marcado por el rechazo a la solidaridad. Y más allá de ella, el saber que su imagen va a ser utilizada para blanquear la imagen de un régimen con las cárceles llenas de activistas, que los persigue más allá de sus fronteras y se deshace de los que le molestan y que se dedica con especial saña al castigo de las mujeres. Si eso es lo que ocurre con los activistas, no puede ignorarse la vida que llevan en la "normalidad", es decir, lo que padecen a diario todas aquellas mujeres que viven en el Reino, sean conscientes de ello o no.


El diario El País nos da la información de que Mariah Carey ha actuado finalmente, como lo habían hecho anteriormente Enrique Iglesias y David Guetta, y nos da algunos datos interesantes sobre las actuaciones de la cantante:

Según explicó un representante de la artista a la agencia Associated Press en un comunicado, "cuando le presentaron la oferta de cantar para una audiencia internacional y de diversos géneros en Arabia Saudí, Mariah aceptó la oportunidad como un paso positivo hacia la disolución de la segregación de géneros". "Como la primera mujer artista de talla internacional en cantar en Arabia Saudí, Mariah reconoce la importancia cultural de este evento y seguirá apoyando los esfuerzos globales hacia la igualdad de todos".
Las entradas para el concierto parten de los 80 dólares y los tickets VIP llegan a los 350 dólares. Se desconoce cuánto dinero ha cobrado la cantante por esta actuación. Lo que sí se sabe es que no es la primera vez que hace actuaciones similares. En enero de 2017, cuando cantó en la boda de la hija de un millonario ruso, recibió más de tres millones de euros. En 2013 cobró un millón de dólares por tocar en dos conciertos ante el presidente de Angola, y en 2011 otro millón por cantar cuatro canciones ante la familia del dictador Muamar al Gadafi. Ambas actuaciones ya desataron el enfado de organizaciones proderechos humanos.**


Mucho me temo que el divertido párrafo con la interpretación gloriosa de su representante, de una Mariah Carey rompedora de tabúes no vaya a convencer a nadie. Hubiera sido mejor que apaleara a sus seriedad respetando contratos, que la confirmarían como alguien sería aunque equivocada, que ahora cuya imagen ha quedado de los más rastrero.
El párrafo final nos deja claro que Mariah ha sido una "abanderada" de los derechos humanos, cuyas actuaciones tienen como finalidad demoler las dictaduras ante las que actúa y ablandar el corazón de aquellos millonarios oscuros que la pagan para cantar en las bodas de sus hijas. La veo cantando en la Casa Blanca.


Un gran letrero luminoso con las letras "MC" brillando y bajo ellas una silueta distante, enfundada en un vestido negro, muy al gusto masculino saudí. Nada de los escotes traviesos habituales en la cantante. Un pequeño escote para el mundo, un gran paso para Arabia Saudí, según el planteamiento reivindicativo de la cantante.
Más distante de lo habitual en conciertos, un público masculino se mueve nervioso frente a las vallas y graba imágenes del momento histórico. Cuando lleguen a sus casas se las enseñarán a sus esposas, hermanas e hijas, si están levantadas.
Parece que Mariah Carey que ha encontrado al fin su público.


* "Saudi women's rights activist is being tortured in 'palace of terror,' brother says" CNN 31/01/2019 https://edition.cnn.com/2019/01/31/middleeast/saudi-activist-alhathloul-intl/index.html
* "Mariah Carey da un concierto en Arabia Saudí pese a la lluvia de críticas" El País 1/02/2019 https://elpais.com/elpais/2019/01/31/gente/1548948515_899861.html


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