Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
enterramiento de la constitución egipcia de 2014 está empezando a provocar
reacciones sociales y políticas. Ya hemos comentado anteriormente algunos de
los principales aspectos, que se centran en la perpetuación de al-Sisi en el
poder, la concentración del poder sobre los medios de comunicación y la recuperación
del consejo de la Shura, lo que supone de facto un mayor reparto de poder.
Incluso, una de las enmiendas propuestas hace que el propio parlamento recorte
su capacidad de control del ejecutivo, que se vuelve más que presidencialista,
absolutista.
Mada
Masr nos da cuenta de las reuniones de la oposición para tratar de denunciar
estas maniobras del poder para realizar una "dictadura vistosa", que es
a lo que se aspira. Un rasgo del régimen de al-Sisi es su obsesión por
legitimarse a la fuerza, es decir, por hacer olvidar al mundo que su origen
está en un golpe de estado y en un baño de sangre. La retórica indecente de que
fue el pueblo quien le pidió a los militares que mataran a más de ochocientas
personas, que defender al estado es encarcelar al que cuenta un chiste o
reproduce un meme, etc. necesita de esos mecanismos artificiales a falta del
natural.
Con
estas enmiendas constitucionales se pretende salvar la cara ante el mundo y
ante los propios egipcios Pero el efecto es el contrario, la demostración de la
falsedad creada, del engaño institucional y de la absorción del estado al que
se dice defender. Todo ello esconde el ejercicio retórico de absorción del
estado mismo, identificándolo con los intereses del propio grupo que desea
mantenerse en el poder. La posibilidad de que tras las enmiendas, el presidente
al-Sisi estuviera otros dos mandatos, esta vez de seis años cada uno, se
percibe como una demoledora realidad. Y no hay garantías de que acabe allí. El
poder no se abandona, debería ser el único artículo.
Tras la
reunión de los partidos opositores, Mada Masr nos traslada sus conclusiones:
In its statement, members of the Union to
Defend the Constitution said that the group’s political forces met on Monday at
the Conservative Party headquarters in Cairo to discuss their position
regarding the amendments, which they considered to be “a crime, and an attempt
to tamper with the Constitution and the state, destroy the foundation of the
current societal balance, as well as disrupt the path toward building a modern
secular democratic state based on the peaceful transfer of power, the
separation of powers and a respect for the Constitution and the law.”
The meeting was attended by a number of
political parties, including the Socialist Popular Alliance Party, the Egyptian
Social Democratic Party, the Dostour Party, the Reform and Development Party,
the Freedom Egypt Party, the Egyptian Socialist Party, the National
Conciliation Party and the Conservative Party, along with the Karama Party. MPs
who are part of the 25-30 Alliance and other public figures — including
Sabbahi, Abdel Gelil Mostafa, George Ishaq and Ahmed al-Borai — also attended,
according to Medhat al-Zahed, the acting head of the Socialist Popular Alliance
Party.*
Hace mucho tiempo ya que se destruyó el camino hacia una
democracia moderna y se emprendió el de una dictadura disfrazada de patriotismo
de estado. La única realidad es que lo que se empezó considerando una
"rectificación" para controlar el desvío que la revolución popular
había tomado con la llegada de los islamistas al poder gracias, una vez más, a
los propios errores de los militares que seguían empeñados en la conservación
del poder colocando su candidato, que fracasó estrepitosamente.
La amplitud de la plataforma no debe engañarnos sobre el
poder real. El propio poder se ha encargado de atomizar el escenario de los
partidos para así garantizarse su espacio dominante. El poder siempre ha sabido
repartir prebendas y los que querían medrar ya sabían de qué lado debían estar
siempre.
La astucia de al-Sisi conseguir que fueran antes las
elecciones presidenciales que las legislativas. De esa forma accedió al poder
inmediatamente y le hicieron unas leyes electorales a su medida, es decir, para
obtener un parlamento favorable. Después el parlamento elegido le devolvió el
favor ratificando todas sus decisiones anteriores. Se trataba de no dejar cabos
sueltos. El cabo suelto que quedó fue la constitución rápidamente enmendada
para distanciarse de la elaborada por los islamistas. Como necesitó del apoyo
de todos, la constitución garantizaba la alternancia y evitaba la perpetuación
en el poder, el mal de todas las dictaduras de la zona. La concepción mesiánica
de los dictadores y los grandes tinglados de intereses que se crean a su
alrededor hacen que la alternancia se vea como algo que hay que evitar a toda
costa.
La oposición reunida anuncia un plan de tres puntos para
tratar de evitar que se consume la enmienda de la constitución:
[Medhat al-] Zahed told Mada Masr that the
union would challenge the proposed constitutional amendments on three fronts.
The first consists of a popular campaign to collect signatures against the
amendments, through which the union will also work to raise awareness about the
dangers of these amendments through the grassroots reach of the political
parties involved. The union will also seek to create its own media platform, in
light of what it describes as the “ongoing restrictions” imposed on both
state-owned and private media platforms.
The third phase is judicial in nature,
according to Zahed, in which constitutional jurists who are members of the
campaign — such as Mostafa, Essam al-Islambouli and Mahmoud Nour Farahat — will
study the viable routes available to challenging the amendments legally.*
Empieza, pues, una guerra en esos tres frentes —la calle,
los medios y los juzgados— en los que deberán prepararse, pues el régimen —ya
lo demostró en las presidenciales— no se anda con contemplaciones.
Previsiblemente, el régimen tratará de cortar estas iniciativas a través de la
creación de problemas a los más activos, el descrédito y la propaganda desde
los medios oficiales y los más afines, el boicoteo en las redes y la
desestimación legal de sus propuestas. Y si tiene que ir más allá, lo hará.
Tras señalar que es Mahmoud al-Sisi, el hijo del presidente,
quien está llevando desde los Servicios de Seguridad la cuestión de la
enmiendas, Mada Masr cierra su artículo con la llegada de las amenazas: «Security sources had conveyed
to a senior political party leader, who spoke to Mada Masr at the time, that
the security apparatus would not tolerate dissent on any scale regarding the
amendments.» Siempre claros.
Es el
Egipto de eterno retorno, en el que nada cambia más que aparentemente.
*
"‘Union to Defend the Constitution’ brings opposition forces together to
reject constitutional amendments" Mada Masr 7/02/2019
https://madamasr.com/en/2019/02/07/feature/u/union-to-defend-the-constitution-brings-opposition-forces-together-to-reject-constitutional-amendments/
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