Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Cada
vez se hace más evidente que Reino Unido se lanzó a la piscina sin saber si
había agua o no. Lo que está ocurriendo es como si James Joyce describiera la
corriente de conciencia que se produce durante la caída conforme el suelo se va
acercando al lanzado bañista, un especie de Leopold Bloom con cara de Theresa
May.
Como se
trata de un texto experimental, la caída se describe a lo largo de unas 900
páginas de letra apretada en las que se recogen los engaños, suposiciones,
deseos, etc. que han llevado hasta el borde de la piscina.
El
Brexit, como novela experimental, da mucho de sí. Es un texto entre trágico y
cómico, entre serio e irónico; lleno de juegos de lenguaje, referencias al
mundo de la cultura pop y a las tragedias shakesperianas, en donde resuenan
notas entremezcladas del She's Leaving Home junto al Rule Britannia!, el
Cocodrile Rock y Rebel, Rebel. En fin, un espectáculo sin desperdicio.
Las
últimas aportaciones a esta "ópera rock", unos días con toques solemnes
de Ralph Vaughan Williams y otros con irreverentes de Gilbert y Sullivan, nos
las traen las tres diputadas del partido de Theresa May, que han decidido
abandonar sus escaños conservadores y ocupar asiento junto a los ocho
laboristas que abandonaron su propio partido.
El
abandono de sus escaños no en una salida, sino un cambio de banco, ya que se
van a un grupo independiente, compuesto en estos momentos por ocho laboristas
las tres conservadoras, lo que implica que quieren dar guerra. Y pueden darla.
La BBC
señala:
Anna Soubry, Sarah Wollaston and Heidi Allen
wrote a joint letter to Theresa May to confirm their departure.
The three held a press conference, criticising
the government for letting the "hard-line anti-EU awkward squad" take
over the party.
The PM said she was "saddened", but
her party would "always offer... decent, moderate and patriotic
politics".
The pro-Remain trio will join the new
Independent Group - made up of eight Labour MPs who resigned from their party
over its handling of Brexit and anti-Semitism - saying it represented "the
centre ground of British politics".*
Las heridas del Brexit son cada vez más profundas en esta
carrera contra reloj a la que Theresa May está sometiendo al conjunto de la
sociedad británica, igualmente dividida, pero cada vez con más matices y menos
confiada en una clase política cuyas intenciones oscuras se van haciendo más
claras cada día. De ahí que sean parlamentarios los que abandonen los partidos
en busca de espacios respirable.
Las tres parlamentarias abandonan el lado de los
conservadores por el secuestro del ala dura del partido. Esto es algo que
también ha afectado a los laboristas, descontentos con el líder Jeremy Corbyn,
acusado incluso de anti semita. Son los estragos del Brexit, en el que está
saliendo lo peor en ambos partidos.
El Brexit debería enseñarnos algo. El mayor despilfarro
existencial es no aprender de los errores, de los propios y de los ajenos, que
para algo estamos dotados de capacidad de análisis. Sin embargo, no es fácil
aprender cuando uno se empeña una y otra vez en reafirmarse en los prejuicios y
se niega a ver la realidad.
Que los británicos descubran que han sido engañados por las
promesas de los euroescépticos, que una parte importante de ambos partidos
tenían intención de arrastrarlos fuera de la Unión Europea, es bueno. Más vale
descubrirlo que vivir toda la vida engañados.
Ante el caos y divisiones generadas, las rebeliones ante los
líderes —May y Corbyn—, considerándolos inútiles y secuestrados por las alas
más radicales de ambos partidos, pueden tener unos efectos inesperados en la
política británica. Si los descontentos dan lugar a algún tipo de formación
estable y la gente decide apoyarlos como castigo a los que les engañan, puede haber
una cierta debacle en los partidos tradicionales.
El diario El país señala:
Sarah Wollaston, Heidi Allen y,
sobre todo Anna Soubry (víctima del acoso de los eurófobos por su negativa a
apoyar el Brexit) han decidido dar el portazo al partido por su “escoramiento
hacia la derecha” que ha hecho imposible “los esfuerzos para modernizarlo”,
según explican en una carta conjunta dirigida a la primera ministra, Theresa
May. Las tres diputadas denuncian el secuestro de esta formación a manos de los
radicales unionistas norirlandeses del DUP (cuyo apoyo parlamentario necesita
May, a falta de mayoría absoluta) y del Grupo de Investigación Europea,
liderado por el recalcitrante pro Brexit Jacob Rees-Mogg.**
Como se puede apreciar, no se trata de vaguedades, sino que
el dedo acusador señala muy claramente los causantes de la deriva hacia la
derecha y, sobre todo, hacia el antieuropeísmo, que se ha vuelto una seña de
identidad de los tories. Los ocho diputados laboristas —cuatro mujeres y cuatro hombres— y las tres parlamentarias conservadoras
son un primer y claro aviso de lo que puede ocurrir conforme el suelo se
acerque en la caída. Con los números en el parlamento de la primera ministra May, las fugas beligerantes son algo que puede doler.
Si May y Corbyn empiezan a quedar desbordados por un
movimiento de protesta interna en cada partido, pueden empezar las cosas a
verse de otra manera. ¿Cómo? Eso es lo que no está claro. El horizonte temporal
es el marcado, pero lo que pueda haber tras él no está nada claro.
Demasiada niebla en el Canal.
*
"Independent Group: Three MPs quit Tory party to join" BBC News
20/2019 https://www.bbc.com/news/uk-politics-47306022
** "Tres diputadas ‘tories’ abandonan el partido
conservador por la “desastrosa” gestión del Brexit" El País 20/02/2019
https://elpais.com/internacional/2019/02/20/actualidad/1550650905_570249.html
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