Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
pregunta saltó tras la conferencia de la inauguración del Máster a cargo del
periodista Diego Carcedo, presidente de la Asociación de Periodistas Europeos,
y veterano de nuestra Televisión en distintas corresponsalías. La pregunta le
venía de otro periodista, Alfonso Bauluz, miembro de Periodistas sin Fronteras,
y profesor del Máster: ¿qué hace que Donald Trump y Recep Tayyip Erdogan
coincidan en la defensa de la Prensa? No era fácil dar una explicación sobre
estos dos personajes, sobradamente conocidos por sus manifestaciones (Trump) y
acciones (Erdogan) contra la prensa, convertidos ahora en personas que exigen
una explicación sobre la desaparición
dentro del consulado en Ankara de Jamal Khashoggi, el disidente y crítico periodista
saudí, enrolado en The Washington Post.
Creo
que para llegar a una respuesta a esta pregunta compleja hay que ver el fondo
sobre el que se desarrolla los hechos: el conflicto entre Estados Unidos y
Turquía, una guerra económica feroz que ha debilitado la divisa turca y dañado
su situación, complicando por ello la situación de Erdogan, que como Trump,
presume de ser imbatible.
Diego Carcedo |
Dos
personas en conflicto permanente con la prensa, ¿se alían ahora para defender a
un periodista? Es más bien un combate de zorros viejos tratando de poner al
frente de un conflicto que puede debilitar al otro. Evidentemente, ninguno de
los dos ha modifica su posición, pero sí han modificado sus discursos, que es
la forma de exteriorizar el conflicto entre ambos. Mientras Erdogan aprovecha
la situación para atacar a Arabia Saudí y comprometiendo a quienes les apoyan,
es decir, a Donald Trump y los Estados Unidos, Trump se sale por la tangente
dejando a Arabia Saudí en solitario con las explicaciones y después ya veremos.
Como
dijimos en el texto del otro día sobre el caso, lo relevante aquí es el fichaje
de Khashoggi por parte de The Washington Post, lo que le permitía desde una
posición muy relevante criticar las políticas de Arabia Saudí y, con ello, el
apoyo de Trump. El periódico había ficha a una figura relevante contra Trump al
criticar las políticas del Reino.
Ayer
mismo, la CNN ya consideraba que lo ocurrido podía considerarse como una
consecuencia de la actitud indiferente ante los derechos humanos por parte de
Trump en su visita a Oriente Medio, donde les dejó claro que los aliados no
deberían esperan críticas ente los ataques a sus enemigos. Es lo que dijo
respecto a Egipto y Arabia Saudí y en ambos países se ha producido un
recrudecimiento de las campañas contra los críticos y disidentes.
Ninguno
de los dos estaba defendiendo a la prensa o a los periodistas. Trump se
limitaba a hacer un ejercicio de cintura esquivando el órdago y la rabia de
Erdogan al ver que alguien que estaba bajo su protección ha sido torturado, asesinado,
descuartizado y hecho desaparecer dentro del consulado.
El caso
parece tan evidente que ha excitado la imaginación de Trump al comprobar que su
compromiso inicial se puede volver contra él. El diario El País resume su
versión sobre lo ocurrido:
Trump dice el domingo 14 de octubre que lo
ocurrido con Khashoggi es "asqueroso" y promete un "severo castigo"
a Arabia Saudí si se confirman las sospechas de asesinato de Khashoggi. El
lunes, y tras una conversación telefónica con el rey Salmán en la que este le
asegura no saber nada del tema, el presidente norteamericano sugiere que los
responsables pueden ser "asesinos" que actúan por cuenta propia.*
La
imaginación del presidente norteamericano supera cualquier previsión. Mientras
la prensa de medio mundo dice que Arabia Saudí "sopesa" la
posibilidad de hacerse responsable de la muerte de Khashoggi, Trump considera
factible que 15 desconocidos tomen la decisión de volar desde Arabia Saudí poco
antes del la entrada del periodista en el consulado, se abalancen sobre él, le torturen
y se le vaya la mano. Estos irían por libre, según la versión Trump.
Es
sorprendente el juego semántico que se practica con el verbo "sopesar".
Se suele usar en términos jurídicos cuando una persona "sopesa"
declararse culpable de algo para obtener una pena menor en un trato mejor que
le hayan propuesto. Entonces hay algo que "sopesar", pero en este
caso es casi un sarcasmo.
La
reacción de Trump diciendo que exigiría explicaciones en este feo asunto a
Arabia Saudí es una respuesta obligada tras la liberación del pastor norteamericano
Andrew Bruson, detenido en Turquía y acusado de terrorismo y de apoyo al
predicador Gülen, al que Erdogan acusa de estar tras el intento de golpe de
estado.
Erdogan
le devuelve el golpe a Trump a través de Arabia Saudí. La reacción de Trump es
primero salir en defensa del periodista saudí, evitando directamente el golpe,
y posteriormente preparar la defensa de los saudíes a través de un gesto
absurdo, el viaje del secretario de Estado, Mike Pompeo, que The Washington
Post recoge así:
The secretary of state was all smiles, his hand
outstretched, as he approached the crown prince.
“We are strong and old allies,” Mohammed told
Pompeo before reporters were ushered out. “We face our challenges together —
the past, the day of, tomorrow.”
Pompeo replied with enthusiasm: “Absolutely.”
Throughout the day, Pompeo’s aides offered no
response to media reports that the Saudis may be prepared to change their story
and acknowledge that Khashoggi is dead. They have insisted that he left the
consulate with the document he sought and that they have no idea what happened
to him.
In Istanbul, it was unclear what possible clues
or leads the Turkish forensics team found.
Hours before the team arrived, journalists
photographed a cleaning crew entering the consulate with buckets, mops and what
appeared to be cleaning solution. When investigators entered the building, they
said they smelled chemicals, according to two officials in contact with the
investigators.**
¡Extraña forma de mostrar disgusto o malestar con Arabia
Saudí! Un régimen de este tipo puede, sin problema alguno, hacer que aparezcan culpables
mañana mismo, si así lo desea. El rey Salman ha dicho que él no sabe nada, algo
que podemos creer o no, lo que es irrelevante. Pero 15 personas no vuelan hasta
Turquía a encontrar a una persona que ha pedido hora en el consulado para que
le den unos papeles y poder casarse.
Sorprende el fondo de cinismo con el que se maneja esta situación
por las partes. Sorprende que estén a la luz los hechos y que lo que se discuta
sea la forma de arreglar los discursos para que sea "satisfactorio".
La idea final es que se trata de un "saudí" secuestrado y muerto en "su"
consulado y llevado probablemente de regreso a Arabia Saudí. Es lo que el Reino
llama un "asunto interno" y amenaza con desparpajo a cualquier que
interfiera en esta como en otras desapariciones, arrestos o ejecuciones. Este
caso tiene todas las características de otros repartidos. Aquí se unen y se realizan
en pocos minutos, que es lo que tardaron en deshacerse de él.
La hipótesis blanda del Reino es que el interrogatorio fue
un poco duro y se les fue la mano. Eso ya lo hemos visto (extraoficialmente) en
el caso egipcio de Giulio Regeni y todavía estamos esperando una explicación
oficial. Regeni apareció muerto en una cuneta, con signos de tortura. Después
se les adjudicó las muertes a unos delincuentes muertos a tiros por la Policía.
No se lo creyó nadie, pero queda para los discursos oficiales. Caso resuelto y se acabó.
El problema aquí es que hay demasiados conflictos y llueve sobre mojado. El mejor posicionado es Erdogan, que se lamenta doblemente de que se le haya ido un amigo y en su propia casa. Más débil Trump, quien tiene que dar la cara ante los dos, Arabia Saudí (aliado) y Turquía (aliado enemistado). Los saudíes, por su parte, tendrán más o menos complicaciones en función del grado de conocimiento de las autoridades y de quiénes sean aquellos quince artistas del interrogatorio y de la desaparición.
Con la arrogancia de los saudíes y sabiendo como los valora casi todo el mundo, es probable que esta crisis dure más de lo pensado, pues se usará contra Trump, comprometiendo a los republicanos, que se enfrentan en unos días a unas complicadas elecciones intermedias. El hecho de que Khashoggi estuviera vinculado ya a The Washington Post asegura una cobertura que no podrá ser ignorada ni silenciada. A ella se suma otros prominentes periódicos y cadenas de noticias que tienen a Trump bajo escrutinio continuo.
Finalmente, la pelota tendrá que rodar en Arabia Saudí si la campaña sigue. Cada vez más se le complica la situación al rey Salman si todos los dedos van señalando al delfín del Reino. Combinado con las luchas internas que caracterizan a esa peculiar monarquía, el suceso producirá reacciones y pondrá a prueba la capacidad de resistencia de unos y estabilidad del conjunto. Arabia Saudí, que quería que nadie entrara en sus "asuntos internos", se ve expuesta de nuevo a las presiones internacionales en forma de boicoteos, indagaciones y condenas. Canadá tenía razón, si empiezas aceptando unas cosas, ¿quién sabe el sapo que tendrás que tragar en la siguiente ocasión?
Para tranquilidad de los periodistas, pues, ni Trump ni
Erdogan, ni mucho menos los saudíes, se han vuelto favorables a la prensa. Solo
se pasan la pelota para no sufrir desgaste por este tipo de
situaciones (Trump) o para meter el dedo en el ojo (Erdogan) a los antiguos aliados
y hoy fraternales enemigos. No va a ser fácil mantener esto callado. Por su parte, los saudíes quieren seguir pensando que es cosa suya... y aquí no ha pasado nada. Por ahora, claro.
Surge, finalmente, la ironía desgraciada de la justificación de las bombas precisas, del pan en vez de la paz, y demás lindezas que algunos se gastan.
* "Las claves de la desaparición de Khashoggi: una
sierra, 15 saudíes y un dudoso registro" El País 16/10/2018
https://elpais.com/internacional/2018/10/16/actualidad/1539680827_619039.html
**
"Saudi crown prince vows wider probes into Khashoggi case but still denies
knowledge of journalist’s fate, Trump says" The Washington Post 16/10/2018
https://www.washingtonpost.com/world/pompeo-arrives-in-riyadh-for-talks-on-saudi-journalists-fate/2018/10/16/8e1bcb54-d0d5-11e8-a4db-184311d27129_story.html
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