Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
psiquiatra social y activista egipcia Sally Toma, especializada en la
rehabilitación de personas torturadas y sometidas a abusos sexuales, desarrolla
una interesante teoría sobre la evolución producida en el país en estos cuatro
años de posrevolución. Lo hace en términos de fusiones y exclusiones en las luchas identitarias, de estratégicos
fraccionamientos cuando llega el momento de la confrontación.
La
cuestión identitaria es fundamental porque es la que permite identificarse como
miembro de un grupo, por un lado, y la reducción de los otros a una
"identidad" a la que se le asignan valores y comportamientos.
Una
revolución se produce porque se logra crear una identidad común frente a un
poder. Sally Toma recurre a los teóricos de la Psicología Social para explicar
el fenómeno:
Steven Reicher, a social psychologist who was
concerned with issues of collective identity and mass mobilization, identified
a common pattern across a variety of crowd events he studied, including a
student protest, a mass demonstration and cases of football crowd “disorder.”
These events would start with a heterogeneous crowd (different identities and
goals). A minority were “radicals” who antagonized authorities. The majority,
however, identified themselves as moderates who simply wanted to express their
views to the authorities.
Reicher based a lot of his findings regarding
social identity and crowd behavior on the Poll Tax Riots in 1990. The
conservative government of Britain led by Margaret Thatcher introduced a poll
tax which led to a series of protests in many British cities. Things soon
escalated into violent riots. Crowd members understood their initial behavior
as “legal and legitimate protest,” while police defined it as a “threat to
public order.” Police understood their actions as a defensive response, the
crowd understood the police action as unprovoked and “heavy-handed.”
Although this crowd was heterogeneous, they
were perceived by authorities (especially the police) as a homogeneous threat.
Self-proclaimed moderates were oppressed, which, in turn, led to their
radicalization. They came to change their views about the authorities, and
hence about their own identity in relation to authority. The need to escalate
became organic.
Police assumptions concerning the homogeneity
of the crowd imposes a common and brutal fate on all crowd members. It lead to
a self-fulfilling prophecy on a collective scale: the initially heterogeneous
crowd became homogeneous. Cutting off communication on January 28 and the
massive use of force created a violent conflict out of a non-violent protest.
Being treated as radicals, people came to see themselves as such and united in
opposition as radicals. A common radical self-categorization emerged within the
crowd, leading to feelings of consensus and empowerment: to take on the police
and remove a tyrant.*
Los acontecimientos producidos este fin de semana con motivo
del cuarto aniversario de la revolución del 25 de enero plantean de lleno estos
conflictos identitarios en los que la justificación de las acciones se basa en
ampliaciones y en reducciones de las finalidades y comportamientos. ¿Por qué un
reducido grupo, pacífico, de personas llevando flores es tratado como si de una
amenaza terrorista se tratara y se abre fuego sobre ellos con munición real?
Indudablemente, el caso va más allá de una cuestión
identitaria, aunque esta es muy importante. La igualdad de tratamiento necesita
la justificación en la igualdad de fines. Y es en ese momento cuando se hace
necesario fabricar los discursos que crean una imagen peligrosa del otro, de
aquel al que se ha atacado. Si se compara la manifestación pacífica, con flores
para los mártires de la revolución —que oficialmente va a "ser protegida
por ley" (estratégicamente junto a la del 30 de junio) — con los sucesos
violentos del Sinaí de ayer, con ataques con cohetes contra los puestos
militares y de policía, la desigualdad del tratamiento dado hace ver que algo
falla en el planteamiento oficialista.
El hecho de la igualdad de tratamiento necesita, además,
crear una corriente social de apoyo —la identidad oficialista— que respalde
esas acciones justificándolas como amenazas a "todos". El gran
cinismo de todo esto es que la "represión" se disfraza de
"seguridad" y la "divergencia" como un peligro para esa
seguridad. La insistencia del gobierno egipcio, dentro y fuera de Egipto, en
que se hable de los ataques contra la "seguridad" de los egipcios es
de una ingenuidad pasmosa porque ninguna amenaza puede justificar la represión
y muerte de personas que están. Es un aspecto más que demuestra lo poco
inteligente de sus posturas. Los medios que han decidido participar de ese
espectáculo de magnificación de los enemigos, reales o ficticios, para que
sirva de justificación, han pasado a formar parte del aparato de propaganda y
hacen un flaco servicio a la construcción de un futuro Egipto en el que la
democracia real sea posible.
Es indudable que en Egipto hay terrorismo; es indudable que
en Egipto hay amenazas a la seguridad de todos. De lo que estamos hablando aquí
es de la utilización interesada de estos fenómenos para el control de cualquier
disidencia o divergencia en cuanto al futuro del país. La maniobra consiste en
tratar al discrepante con los mismos medios que al terrorista, considerarlo como
parte de una "amenaza" más amplia y meterlo en la categoría de los
peligros de los que hay que defenderse.
La muy conservadora sociedad egipcia está metiendo en la
categoría de "peligros" demasiadas cosas que en una sociedad
democrática —como a la que dicen aspirar— son simplemente
"diferencias". La democracia es una forma de articulación social de
las diferencias. No casa bien con las grandes palabras o conceptos con los que
unificamos a los que quien piensan como nosotros, que "somos el pueblo",
y condena a los que opinan, sienten, aman, disfrutan, etc. de forma diferente y
a los que se pasa a considerar "enemigos del pueblo".
El creciente y complejo nacionalismo
egipcio está entrando en un peligroso camino al convertirse en un fenómeno
social que excluye las diferencias negándoles el derecho a opinar y,
especialmente, a ser egipcios, como los demás a los que tienen ideas
diferentes.
Solo en ese movimiento de trazado de una línea de separación
tajante, se pueden entender unas declaraciones como las que se recogían hace
unos días en la prensa egipcia. Con el titular "Minister: State saboteurs
don't deserve Egyptian nationality", Mada Masr señalaba:
Endowments Minister Mokhtar Gomaa is
reiterating his demand to strip citizens of their Egyptian nationality if they
are found to promote acts of violence against national security.
Gomaa made these comments on Tuesday to the
"Hunna al-Asema" program on the privately owned CBC channel, and
again to the “Ala Masou'ouleyati” show on the privately-owned Sada al-Balad
channel.
[...]
"We are calling for, and continue to call
for, the stripping of citizenship from such criminals. This is an honor that
they do not deserve," Gomaa said. "Such individuals are traitors and
agents, and they do not deserve the honor of belonging to this country."
Gomaa's comments may be buttressed by
constitutional Article 86, which stipulates: "Maintaining national
security is a duty, and citizens’ commitment to it is a national
responsibility, guaranteed by the law. Defense of the nation and the homeland
are an honor and sacred duty."**
El autor del artículo recordaba al ministro:
However, Gomaa's comments also directly
contravene the rights of citizenship enshrined in the 2014 Constitution.
Article 6 stipulates that "citizenship is
a right to anyone born to an Egyptian father or an Egyptian mother. Citizens
have the right to legal recognition and official documentation that proves
their personal information, as regulated by the law."**
Pero la propuesta del clérigo ministro Gomaa es reveladora
de ese sentido identitario que ve "bandos" y no "problemas".
La cuestión no es que se retire la nacionalidad a los "terroristas",
especialmente si, como en el caso de los yihadistas han renunciado ya a sus nacionalidades para embarcarse en una lucha
común, que va de Marruecos a Irak. El problema está en definir qué o quién es una amenaza para la "seguridad nacional". El
mismo ministro Gomaa consideraba no hace muchos días que una amenaza para
Egipto eran los ateos, a los que hay que combatir con psicólogos y herramientas
para evitar que se destruya la "identidad" islámica de Egipto. Otra
fuente de peligros nacionales son los homosexuales, también amenazas a la
"seguridad nacional" porque atentan contra la religión, la moral y
las familias. Son buenos padres, buenos ciudadanos y estupendo egipcios los que
denuncian a sus hijos ateos u homosexuales, como recogíamos hace unos días de
la propia prensa egipcia, en donde se decía que no eran infrecuentes las
denuncias familiares.
El recurso fácil es reducir las divergencias a amenazas a la
seguridad nacional en incluirlas junto a los peligrosos terroristas. Cada vez
son más las voces, interiores y exteriores, que denuncian este burdo
procedimiento, tomado de las viejas dictaduras nacionalistas que buscaban crear
esa identidad convirtiéndola en misión sagrada.
Sally Toma señala que la revolución del 25 de enero fomentó
la creación de una "identidad revolucionaria"; se creó, dice, por la
presión del propio régimen contra los que allí estaban unidos, gente distinta,
heterogénea, que acabó sintiéndose parte de la misma idea: acabar con un
régimen y la dictadura y corrupción que arrastraba. Las maniobras desde
entonces, señala, han sido fragmentar aquella unidad para hacerle perder fuerza
y volver a recuperar lo que tuvieron que retroceder.
Many fragmenting events took place in the years
to follow. Maspero targeted the isolation of Coptic Christians and excluding
them from the revolution. Shortly after, those who opposed parliamentary
elections and fought in Mohamed Mahmoud were excluded too, and portrayed as
anti-democracy thugs by the Supreme Council of the Armed Forces (SCAF) and
Brotherhood leaders who secured a parliamentary majority. The Salafis who
learned to protest and “go against the ruler” were subjected to what the
Maspero Christians faced, and the Abbasseya clashes resulted in the
slaughtering of many. As months and years passed, more of us were targets of
smear campaigns and moral exclusion, in order to secure the extinction of our
kind. Our collective identity born in Tahrir was subject to smearing, killing,
detention, rape and even internal treason and sell-outs. And, of course, the
polarization of Egypt aided the targeting of Brotherhood supporters and
resulted in a carte blanche to kill thousands, and to wage war against our
collective identity under the guise of the “war on terror.”
The fact that propaganda, torture and divisive
tactics to fragment the social identity we established in Tahrir took place
does not mean we too did not play a role, whether active or passive, in the
events that happened post-Tahrir. Many would argue that our collective identity
was naïve, or perhaps too pious for politics, or even too radical to negotiate
real change. But maybe the change Reicher described never had the potential to
be sustainable. A collective identity might just be related to an event, and is
therefore intrinsically temporal and unstable.*
La maniobra —también la hizo Morsi y su constitución islamista— era quedarse con la
revolución desde el preámbulo y desprenderse de los revolucionarios; que los
discursos y celebraciones y fastos fueran por un lado y las reivindicaciones
quedaran enterradas.
Solo así es posible entender la situación en la que mientras
los países e instituciones internacionales condenan la situación de los
derechos humanos en Egipto —con todas las excepciones antidemocráticas, como
Rusia—, el gobierno proclame que está defendiendo la democracia. Egipto no
tiene parlamento y gobierna por decreto. Las fuerzas políticas se plantean
estos días el boicot a las elecciones legislativas que saben que es un gesto
inútil en el que serán utilizados, como en las presidenciales, para justificar
la existencia de un "movimiento nacional", repetición del que
disponía Mubarak para su simulacro de democracia. No es de extrañar que se
estén planteando la participación ante el papel de comparsas que tendrán en un
parlamento diseñado para ser controlado desde el poder y al que ya se le ha
insinuado, ante de existir, que no debe ser un "obstáculo" para los
caminos nacionales.
Antes de los incidentes graves producidos en el fin de
semana por el aniversario de la revolución, Daily News Egypt, publicaba un
artículo titulado "Parliament caught in political ambiguity: will the
president respect legislative independence?", en donde se planteaba la
posibilidad de un parlamento realmente independiente y eficaz en términos
políticos y legislativos:
Parliamentary elections are the third and final
step of the roadmap that was announced to achieve democratic transition. After
months of delay and two years of political ambiguity, there is much to expect
in terms of democracy and political stability from the next parliament.
Similarly, there are challenges. Yousry
Al-Azabawy, a political expert at Al-Ahram Centre for Political and Strategic
Studies stated that one of the challenges is knowing to what extent this
parliament will have an influential representative force. Will the president
respect and accept the legitimacy of the parliament and the power that derives
from it?
“This also depends on the seriousness of its
members and their willingness to accomplish things. It is also the people’s
responsibility to make good choices,” Azabawy argued. “Bear in mind that since
the revolution of 25 January, and then 30 June, people have not seen any
concrete results they can consider ‘fruits’ of the revolution,” he continued.***
El final de la "hoja de ruta" no parece que vaya a
revelar finalmente un sistema político más democrático, sino un sistema de caudillaje,
presidencialista, para el que se crea un sistema de adhesión
"nacionalista", con exclusión de los que disienten y lo manifiestan
—mediante la aplicación de la "ley anti protesta", verdadera
constitución egipcia hasta el momento—. Solo hay una forma de ser egipcio: la
oficial. También hay una apropiación del sentimiento de orgullo que trajo la
revolución: "levanta la cabeza, eres egipcio". Se olvidan algunos,
que los que les habían hecho bajar la cabeza son los mismos que ahora les piden
que la levanten.
Conforme el sistema vaya mostrando su autoritarismo como
única forma de tratar con los que se deja fuera, los mecanismos de
identificación exigibles serán más forzados y estridentes, más histriónicos; se
usará más el miedo como arma de cohesión primaria. Los conceptos excluyentes de
"nosotros somos el pueblo" y los demás son "enemigos del
pueblo" no son el camino de la democracia. Hoy mismo, el diario Egypt Independent publica un noticia: los activistas y defensores de los derechos humanoas advierten que se está abriendo el camino a nueva nueva revolución ("Activists: Interior Ministry's approach to lead to new revolution"):
A number of lawyers and partisans warned of the
Interior Ministry's approach in dealing with peaceful demonstrations, and
citizens at police stations saying it would lead to the outbreak of a new
revolution.
They
added during a conference at the Egyptian Center for Public Policy Studies on
Wednesday held under "A vision for the development of the Interior
Ministry to meet the current challenges and keep up with the desired
development of the Egyptian system," that the non-disclosure of the
killers of activist Shaima al-Sabbagh, Socialist Popular Alliance Party leader,
would increase tension against the Interior Ministry.****
El ministerio del Interior es algo más que un ministerio: es la línea de continuidad que va de Mubarak hasta hoy mismo. Las mismas personas, las mismas prácticas, la misma impunidad. Los mi8litares no dejaron que se tocaran los dos ministerios desde los que realmente se gobierna el país, los militares, con Al-Sisi al frente durante el periodo islamista, y con el ministro del Interior Ibrahim, que sigue contabilizando muertes en su haber en todos los periodos en los que tiene autoridad y del que ahora sostienen fotografías junto a la su víctima, Shaima El-Sabbag, responsabilizándolo de las muertes y pidiendo su dimisión. Hace mucho que advirtieron que había que cambiar ese ministerio, pero nadie hizo caso.
Los que hicieron la revolución, los que forjaron sus
identidades dispersas en una común, se ven, como apunta Sally Toma, marcados
como enemigos. El politólogo entrevistado, Yousry Al-Azabawy, señala también
que mucha gente no encuentra esos "frutos" de la pregonada Revolución
triunfante. Solo quedan palabras vacías. El intento de llevar flores a los
caídos en Tahrir en los dieciocho días de lucha son un recordatorio de la
distancia existente entre las palabras y los hechos, entre los muertos con las
ideas claras y los vivos con las ideas confusas, convertidos ahora en enemigos
de los que se proclaman garantes de la revolución. Ir a la plaza era un gesto
de homenaje a los muertos, pero también a intentar recuperar allí, en aquel
lugar, la identidad diluida por los acontecimientos tras cuatro años.
Ayer la prensa egipcia recogía la marcha de las mujeres
portando flores en recuerdo de Shaimaa al-Sabbagh. Intentan recordarla a ella
como ella trataba de recordar a los que cayeron antes. Esas flores son recursos
para mantener vivo, ante la confusión de los días, lo que una vez se dijo, una
vez se hizo, una vez se soñó como futuro. La identidad del 25 de enero de 2011 se está recuperando, como dignidad, rechazando el estigma que se les intenta crear. Son egipcios y siguen pensando en que se puede serlo dignamente. La injusticia siempre une más que el miedo. Ya lo demostraron una vez.
* Sally
Toma "The shared identity of Tahrir: Four years on" Mada Masr 28/01/2015
http://www.madamasr.com/opinion/shared-identity-tahrir-four-years
**
Minister: State saboteurs don't deserve Egyptian nationality Mada Masr
28/01/2015
http://www.madamasr.com/news/minister-state-saboteurs-dont-deserve-egyptian-nationality
***
"Parliament caught in political ambiguity: will the president respect
legislative independence?" Daily News Egypt 22/01/2015
http://www.dailynewsegypt.com/2015/01/22/parliament-caught-political-ambiguity-will-president-respect-legislative-independence/
****
"Activists: Interior Ministry's approach to lead to new revolution"
Egypt Independent 30/01/2015
http://www.egyptindependent.com//news/activists-interior-ministry-s-approach-lead-new-revolution
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