Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El artículo
publicado en Egypt Independent por
Abdel Moneim Abol Futuh, el que fuera candidato a la presidencia de Egipto en
2012 contiene suficientes motivos de interés como para ser analizado. Abol Futuh
es médico y un activista islamista desde los años de juventud. Fue miembros de
la Hermanos Musulmanes desde principios de los años setenta hasta el año 2011,
cuando la revolución del 25 de enero produjo varias fracturas en la Hermandad.
La necesidad de mantener un control férreo y evitar que revolución que se
estaba produciendo en la sociedad tuviera efectos en la Hermandad, llevó a la
salida de diversos miembros y de grupos de jóvenes. Entre ellas, una de las más
sonadas fue la de Abdel Moneim Abol Futuh, que por el hecho de salir fue
etiquetado como "islamista moderado", algo que le ha permitido no
estar en estos momentos en la cárcel o el exilio. Los motivos de muchas
fricciones fue la obligación que la Hermandad —técnicamente, una ONG— impuso a
sus miembros de votar al partido que había creado para concurrir a las
elecciones. La cuestión de la libertad de voto más la elección de quiénes
debían estar en las listas y la candidatura a la presidencia del país
—claramente sometida a la disciplina del líder supremo, que sería una de las acusaciones
posteriores contra la Hermandad— derivaría en enfrentamientos y consecuentes
salidas. No es fácil ser "sector crítico" en un grupo islamista.
El
artículo que ahora publica el médico Abdel Moneim Abol Futuh tiene por título "The
Arabic language: an identity, culture, civilization and history". Como su
título claramente expresa es un texto sobre la lengua árabe, que es una
cuestión central en el pensamiento arabista e islamista. El artículo tiene dos
grandes partes. En la primera hace una definición de lo que supone el lenguaje;
posteriormente, las consecuencias de lo expuesto en la primera desde su
interpretación.
El
artículo comienza así:
A language is not just a tool to convey ideas
or connect people. I believe it is the very personality of a nation. It is the
identity, culture, civilization and history of a nation. It is the container of
thought and understanding. It is the horizon of man’s feelings and imagination.
It is man’s self. It is the link between the body and the mind. It was God who taught man to
speak.
A thinker once said, "Language is my
world. It is the house that I live in and from whose windows I see the rest of
the world."*
Estos párrafos tienen tres partes. La primera llega hasta la
penúltima frase del primer párrafo; la segunda es la frase "It was God who taught man to
speak" y la tercera es la interpretación peculiar resultante de la segunda
más la primera.
Pero la
relación entre las tres partes es problemática. Como un buen ejercicio de
retórica destinada a convencer, comienza con unas afirmaciones "aceptables"
por quien las lee. Efectivamente el lenguaje no es solo una herramienta en los
términos expresados. Inmediatamente se pasa a la tradición que identifica las
lenguas como la "personalidad" de la nación y se da el paso de la "nación"
al "ser del hombre" o al "hombre mismo", convirtiéndose en
su "horizonte" de sentimientos e imaginación y la conexión entre
"cuerpo" y "mente". Hasta el momento, se ha limitado a
señalar las conexiones entre el ser humano, lenguaje y cultura en un sentido
general.
Es aquí
cuando entra, como un destello, la concentrada segunda parte: "It was God
who taught man to speak". Todo lo anteriormente señalado tiene, pues, un origen y un sentido, pues Dios no actúa de forma irracional. El lenguaje ya no
es el reflejo de la cultura, sino la cultura, sentimientos, etc., es reflejo
del lenguaje, pues este es la obra de Dios.
Evidentemente,
sí usted no cree en Dios y considera la afirmación de la segunda parte como una
ocurrencia sin sentido, todo lo demás le da igual. Pero el artículo no está
escrito para usted, sino para los que la frase de la segunda parte es
incuestionable. Un islamista no trata de convencer a nadie; solo trata de
reafirmar su fuerza sobre los que ya creen. A usted y demás infieles,
simplemente los desprecia. Por ahora.
La
tercera parte, que es probablemente una cita modificada de la afirmación de
Ludwig Wittgenstein en su Tractatus
Logico-philosophicus (5.6) "Los límites de mi lenguaje significan los
límites de mi mundo", adquiere también una interpretación. La forma de
citar el origen de la frase ("A thinker one said") es también
peculiar, pues esconde la fuente para que pueda ser leída a la luz de la
afirmación central de la segunda parte, la incuestionable y la que sirve como
referencia de todo el sentido hasta el momento.
Es
importante señalar que no se dice que Dios creó al ser humano con capacidad
lingüística, sino que Dios "enseñó" la lengua, es decir, dio la
lengua en su forma perfecta. La capacidad lingüística es universal, biológica.
La lengua, en cambio, no. La lengua es la de cada uno, la de cada cultura y
nación, pueblo o país. Pero esto es anticiparnos.
Tras
estas reflexiones que unen la lengua con su origen divino, el autor del texto
sigue añadiendo importancia a lo que la lengua —dada por Dios— significa para
el ser humano.
Language was the oldest means that shaped the
identity of people. Language and identity are human qualities because a human
being senses his own awareness and that of others. Both language and identity
contain the history, thinking, feelings, will and aspirations of people.
Language and identity are two sides of the same
object. For man is in essence but a language and an identity. They are his
words and his affiliations. And they both need a history in order to shape and
deepen.*
Esta parte sirven para amasar los conceptos de identidad con
los de la lengua y la historia. El lenguaje no es visto como algo que se
modifica en el tiempo, sino como una forma dada que conserva la primera imagen
de esa identidad que ha surgido de ella, regalo divino. Hasta el momento, se ha
hablado del "ser humano" y de las "lenguas" de forma
genérica. No se ha citado ninguna y pueden ser todas o cualquiera. Pero este no
es el objetivo del autor.
El salto a lengua árabe se produce en este momento:
The Arabic language is unique. It is more than
just the personality of a nation. It is distinctively attached to its speakers.
It is an identity of a special kind that has a deep civilizational dimension.
It is sacred for its speakers because it is the words of God in the Quran. This
sanctity makes it part of religion, the most important element of an identity.
It is preserved because God promised that it shall prevail forever. It will
never perish.
There is a strong link between language and
culture. For there is no language that does not produce a culture, and there is
no culture that does not depend on a language to disseminate. A culture is the
bulwark of a nation, and a language is the identity of that nation.
Although the Arabic language is one of the
oldest languages, it has preserved its characteristics in terms of grammar and
literature. It is a language of structures, science, art, mind and soul. It has
the widest vocal range between the lips to the throat.
Scientists classified the Arabic language as
highly expressive. And the Arabic lexicon is one of the richest in vocabulary
and synonyms, a verbal wealth of more than a million.*
Aquí se unen ya todas las piezas de la argumentación
construida. La retórica trabaja a pleno rendimiento como culminación de la
estrategia expositiva. "It
is sacred for its speakers because it is the words of God in the Quran". Todo
lo expuesto sobre la importancia de la lengua se eleva a un nivel superior por
el carácter sagrado del árabe. De nuevo, la creencia
es la que se sitúa en el centro de la argumentación ligando las partes con su lógica.
Pero, repetimos, esto está escrito para los que no cuestionan las premisas
mayores.
Se da por descontado que el lenguaje se preserva por sí
mismo, prueba de su "unicidad", sin señalar que la preservación del
árabe clásico no es natural, sino el efecto de la protección institucional
ejercida durante siglos al vincularla con el Corán, como hace el autor. Existen
sin embargo variedades del árabe en la lengua hablada en función de sus zonas.
Sin embargo, gracias a ese privilegio concedido a la lengua coránica, han sido
siempre despreciadas como "lenguas de cultura", excluyéndolas de las
instituciones. Los escritores que han desafiado su uso, por ejemplo, se han
enfrentado al desprecio de críticos y académicos, guardianes de la ortodoxia.
Recuerdo, con motivo de la celebración de los 25 años de la
creación del Departamento de español de la Universidad de El Cairo, la frase
que nos dirigió a los presentes en el congreso celebrado un respetado profesor:
lo que los alumnos egipcios necesitaban era más árabe clásico y los españoles
más latín. He escuchado a algunos colegas burlarse de personas que cometen
errores al expresarse en árabe clásico, tildándolos de ignorantes. Es una marca
más de distinción pues implica un mayor conocimiento de la fuente coránica, que
es la tarea virtuosa por excelencia. Conocer la lengua es profundizar en su
mensaje. Un dirigente debe hablar bien el árabe clásico, pues solo será buen
dirigente si conoce bien el Corán. Esa es para muchos, en especial para el islamista,
el signo distintivo del buen gobernante.
Abdel
Moneim Abol Futuh va dirigiendo a sus lectores hacia su terreno, en el que ya
ha sentado las bases que le interesan:
It is the only Semitic language that became
global. This would not have been possible had it not been the language of the
Quran. For one would not understand the linguistic miracle of the Quran if he
did not speak Arabic.
The fact that the Quran was written in
classical Arabic was the most important element for the development of the
Arabic language. The Quran united the various dialects of that language in one.
It added to it many words and gave many others new semantics. It elevated the
eloquence of its composition. It gave birth to linguistic sciences like philology
and rhetoric.*
En esta zona, los razonamientos se han vuelto tautológicos.
Pero no podría ser de otra manera pues han llegado a su "límite". No
es posible ir más allá de la circularidad establecida en el planteamiento. El
"milagro lingüístico" del Corán solo se entiende si se conoce el árabe
clásico y viceversa. Otro tipo de planteamiento es absurdo desde su punto de
vista. La lengua, igual que la religión, ha unido a todos. De él surgen las
ciencias de lenguaje: la filología y la retórica. No sé qué tendría que decir Aristóteles
al respecto. Sabemos que su regreso a Occidente fue gracias al buen aprovechamiento
que de él hicieron los árabes.
Todo esto no es ninguna novedad. Es un pensamiento que busca
el refuerzo entre lengua y religión para crear unas señas de identidad que no
separen ambas. Es lo normal que se espera de un islamista, aunque haya
abandonado la Hermandad Musulmana. El islamista difícilmente cambia su
pensamiento, aunque le importen menos las estrategias para conseguir sus
objetivos finales.
Sí es preocupante, en cambio, el final del artículo:
If a language expresses emotions
and thoughts and links people, the Arabic language does all that and more. It is the fortress that defends our
identity, culture, heritage and social unity.
An example of a nation whose
language has reunited its people under the same identity is Germany. We also have the language that
unites us under one identity.
But there are three threats to
the Arabic language, namely foreign languages, slang and grammatical mistakes.
Foreign schools have become very common in the Arab world, threatening our
national security. This needs a counter-strategy. It is in the early childhood
years that one learns a language and builds a sense of belonging. Once these
two aspects are changed, collapse and decay start. Perhaps we should teach more of the Arabic
poetry, which has an enormous verbal and artistic wealth.
The Arabic language is being ignored and
deliberately conspired against by a cultural dominance that the West keeps
spreading in various ways.
Countries like Russia, France,
Iran and China, who cherish their languages, passed laws to protect their
identity and their mother tongue. It is imperative that we also do so.*
Lo que era hasta el momento un lenguaje afirmativo sobre
cuestiones generales, se convierte un estallido retórico con finalidades
defensivas. En este final se pueden apreciar, como al inicio, varias partes. La
primera es la que invoca precedentes de unificación de las lenguas, con el
ejemplo del alemán. Son muchos los ejemplos que se podrían poner de las
unificaciones lingüísticas en idiomas "nacionales": Francia, España,
Italia, Reino Unido... Pero el ejemplo de Alemania es especialmente
conflictivo. Alemania fue, efectivamente, la patria de las teorías románticas
que identificaban lengua e identidad nacional. Hasta el siglo XVIII, el
desprecio por las lenguas vernáculas era evidente frente a la preferencia
cultural por el latín o la fabricación de lenguas "limpias" (limpia,
fija y da esplendor, reza el lema de nuestra afrancesada Academia de la
Lengua). Es la idea del "Volkgeist" la que hace que se tomen las
lenguas vernáculas como muestra de la creatividad del "genio del
pueblo", una mitificación del hasta entonces denominado "vulgo",
de donde viene nuestro despectivo "vulgar". Es el pensamiento
romántico, de donde surgen los nacionalismos, el que establece los vínculos
entre "identidad", "nación" y "lengua". A cada
lengua le corresponde una nación y a cada nación un estado. ¿Nos suena?
Decía que el ejemplo del "alemán" no está bien
elegido (o sí) porque la argumentación de la lengua fue la que sirvió de excusa
a Hitler para algunas de sus barbaridades anexionistas a través del pangermanismo, que hundía sus raíces
precisamente en una parte del pensamiento romántico alemán. Es el mismo
argumento que le ha servido a Putin para ir en ayuda de los
"rusófonos" allí donde se encuentre, aunque fueran enviados por
Rusia, como ocurre en el caso de la ciudad prusiana de Königsberg, desde que
fue invadida por la Unión Soviética y expulsado a más de 200.000 hablantes de
alemán, llamada "Kaliningrado". Eso convierte a Kant en un ilustre
ruso.
Lo importante de todo el artículo es la "conspiración"
contra la identidad árabe a través de las lenguas invasoras, que no son solo
las extranjeras, sino las dialectales. Son tres los enemigos de "árabe
clásico" y, por lo expresado anteriormente, de Dios y de la cultura árabe:
las lenguas extranjeras, las variedades locales del árabe y las faltas de gramaticales
("there are three threats to the Arabic language, namely foreign
languages, slang and grammatical mistakes").
La segunda parte de este final es la exigencia de
contramedidas para defender las "amenazas contra la seguridad
nacional". Que estas amenazas provengan de las "escuelas de idiomas"
no es solo un disparate, sino una muestra de la paranoia en la que se está
entrando en Egipto. Esto es más que un disparate y forma parte, bajo la excusa
de que se ataca la "lengua sagrada" y que por estos errores se
produce la disolución de "patria", "civilización",
"religión" y todo lo que depende de ella, de una estrategia de
levantamiento de lo que hemos llamado en ocasiones el "telón de
arena", una forma de aislacionismo que permita un más eficaz control.
La censura permite el control de los medios y de los que
están allí. También permite controlar las ediciones de libros y las
traducciones al árabe de otros textos que pueden ser eliminados o controlados
en la frontera, como en el caso de los libros detenidos al llegar de Líbano,
que tratamos aquí. Pero una persona que conoce otros idiomas es más difícil de
controlar, más en los tiempos de redes sociales e información global. La lengua
le da —en esto le damos la razón al autor— más horizontes, nuevos significados e ideas que no encuentra
en la suya. La pretensión de aislamiento se ve clara en todo esto, ¿a qué si no
señalar como enemigas de la seguridad nacional las simples academias de
idiomas? Aprender inglés, francés, español o cualquier otra lengua, ¿te
convierte en espía, renegado, traidor, hereje?
Esta campaña de destrucción, a sus ojos, requiere una
estrategia defensiva (This needs a
counter-strategy). Y sus medidas apuntan a la infancia. Matando el virus
desde el inicio, no se propagará la enfermedad. Todo lo que suene a extranjero
será visto como un atentado contra la identidad. Ya no es solo la ropa o la
barba, esos son signos exteriores bajo los cuales pueden esconderse espíritus
dubitativos o rebeldes. Ahora es el adoctrinamiento.
La diferencia entre el nacionalismo actual y el propuesto
por alguien de mentalidad islamista es el ataque al "slang" como
fuente de peligro. Pero en esto se ve el conflicto entre la idea de
"árabe" y "egipcio". Recordarán algunos la acusación
vertida contra Marruecos de ser un país "africano", olvidando que
Egipto geográficamente también lo es. En Marruecos conviven el árabe, el
bereber, el francés y el español. Tanto el árabe como el bereber son oficiales.
También se usa el árabe dialectal marroquí, variante del árabe clásico, y
diversas formas bereberes. Hay zonas en las que hay hablantes de español y
francés por el pasado colonial.
En el ataque al slang
se ve el carácter islamista, para quienes la identidad proviene realmente del
hecho religioso que es el que da forma al hecho supranacional, que es la
esencia ideológica del artículo. El slang
es un peligro porque crea, a su vez, una identidad egipcia nacionalista
diferenciada y porque aleja de la cultura común. No les interesa a los
islamistas, una verdadera internacional, que esto se produzca.
Por último, ver los ataques desde los errores gramaticales
es una justificación retórica de la necesidad de penetrar en las escuelas desde
la infancia. La petición de "más poesía" es una forma de decir
"menos poesía moderna" o menos ideas modernas, en sentido amplio.
La otra parte es la que planea en el panorama político
egipcio de forma constante. Si el Papa copto Tadeo II señalaba que en sus
controvertidas declaraciones al diario El Mundo que el origen del Estado
Islámico era Occidente y algunos países europeos, la culpa de los ataques al
idioma lo tiene de nuevo Occidente. La frase se aisla para darle carácter
de mensaje principal: "The Arabic language is being ignored and
deliberately conspired against by a cultural dominance that the West keeps
spreading in various ways."
El ataque contra la lengua es el ataque contra Dios, que
enseñó la lengua coránica. La guerra de las lenguas es la guerra de Occidente
por extender su visión del mundo anulando la identidad árabe. Esa es la
conclusión que saca cualquiera que haya aceptado las premisas fuertes sobre
origen e identidad.
Si este texto viniera de otras fuentes y en otro momento, no
tendría más trascendencia. Sería uno más. Pero es un texto que llega de un
prominente ex miembro de la Hermandad Musulmana, un ex candidato presidencial,
y en un momento peculiar, el disparo de salida de la campaña electoral para el —hasta
el momento ausente— parlamento egipcio.
El artículo tiene el fondo de un calculado movimiento
aprovechando la línea defensiva actual proclamada por aislamiento ideológico
(que no estratégico) del nacionalismo defensivo levantado oficialmente para canalizar
el deseo de ser egipcios que surgió de la revolución del 25 de enero. Hace unos
días citábamos la reacción tras el triunfo de la revuelta contra el poder,
recogida por una periodista egipcia, de que por fin se iban a poder "desaudizar",
es decir, liberarse de la influencia de los países árabes del Golfo.
La lucha ahora es entre un nacionalismo egipcio reductivo y
un arabismo egipcio también reductivo. Ambos son aislantes porque lo que les
llega de fuera les perturba sus discursos, que requieren exclusividad. Los dos
invocan la "seguridad nacional" y los dos compiten por la construcción
de la identidad y su origen; los dos usan la amenaza exterior como excusa para
controlar la información y movimientos en el interior del país. Está la
cuestión de los lazos y de los
conflictos existentes entre los diferentes países (por eso es interesante el
conflicto que señalamos hace dos días entre Egipto y Marruecos y algunos
planteamientos al respecto).
Hace mucho tiempo reivindicamos aquí el Egipto cosmopolita
representado por la ciudad de Alejandría, crisol de culturas y lenguas, hogar
de artistas que la eligieron como su escenario de trabajo. Las casas ese
periodo eran objeto de derribos y especulaciones ante la indiferencia de la
administración que no las consideraba ni monumento de la época faraónica ni de
la islámica. Es el tercer Egipto, el abierto y cosmopolita, el que acoge sin recelos. Es el Egipto que desea abrirse a los demás y dar y recibir cultura para poder ser un país que encara al futuro sin retórica grandilocuente, ni mitificaciones, sino transformando los sueños en realidad y no en fantasías o pesadillas.
Iniciar una campaña electoral previniendo de los males que vienen del extranjero, insistiendo en que el mundo mantiene una conspiración contra Egipto y sus gentes, de las que las academias de idiomas son nidos de infiltrados (como las ONG extranjeras), que hay que ver como enemigos a los que usan el árabe egipcio o que a los que cometen errores gramaticales hay que reeducarlos, no es el mejor camino. El texto de Abdel Moneim Abol Futuh debe ser leído entrelíneas por lo que inplica y sugiere tanto como por lo que dice directamente. Forma parte del escenario político egipcio y busca subir a un carro piadoso para recoger lo que otros han perdido y otros tratan de apropiarse.
La cita de Wittgenstein que era trastocada por el autor al
principio reza: «Que
el mundo es mi mundo, se muestra en que los límites del lenguaje (el lenguaje
que yo sólo entiendo) significan los límites de mi mundo.» El intento de limitar el
lenguaje es el de limitar el mundo y lo que puede ser pensado en él. Y continúa:
«Lo que no podemos pensar no podemos pensarlo. Tampoco, pues, podemos decir lo
que no podemos pensar.» En términos políticos, lo que no se nos deja pensar no
lo podemos pensar y lo que no dejamos decir evita que otros puedan llegar a
pensarlo.
Recortar la lengua es recortar el pensamiento, sí. Imponer
una es imponer las ideas que subyacen en ella y justificarlo en la religión
puro dogmatismo. Reducir las lenguas diferentes como posibilidades es reducir
el mundo hasta los límites claustrofóbicos de la cárcel de una cultura inmóvil.
Hoy esto solo se puede hacer por la fuerza y la represión; mandando al exilio a
los diferentes y dejando fuera a los que puedan contaminar la gloriosa
perfección. El que posee el control de la lengua posee el poder. Y máxime si ya
todo está dicho en ella.
* "The
Arabic language: an identity, culture, civilization and history" Egypt Independent 01/01/2015
http://www.egyptindependent.com//opinion/arabic-language-identity-culture-civilization-and-history
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