Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
De
todos los sentimientos que podemos albergar, ninguno es más destructivo que el
miedo. El miedo es una forma de defensa natural que lleva a reacciones de todo
tipo y provoca distorsiones en la forma de abordar las situaciones y evaluar lo
que nos rodean. Nos enseñan los entrenadores de perros que muchos muerden y son
agresivos porque tienen miedo. El miedo nos hace agresivos o nos hace exigir
que otros lo sean. Hay miedos reales, pero hay personas miedosas. Hay
situaciones de peligro objetivas, pero también muchas percepciones de peligro que obedecen a la inseguridad propia de las
personas, para quienes el mundo es habitualmente fuente de agresiones.
Hace
muchos siglos, milenios, que se descubrió que el miedo era la forma más fácil
de controlar a sociedades y personas. A los niños se les mete miedo para que no hagan lo que no quieren sus padres y el
resultado son personas inseguras, temerosas. La mayoría de las religiones han
jugado siempre con el miedo y tienen sus infiernos y castigos específicos con
los que se mete el miedo. El poder aprendió pronto que el miedo era muy útil
para controlar a las personas, que los miedosos buscan protección y se les
puede ofrecer para que no se alejen y nos busquen. En los sistemas democráticos
también se juega con el miedo como argumento; se anticipan desgracias buscando
el llamado "voto del miedo", en el que no votas por lo que piensas
que es mejor sino que tratas de impedir que otros consigan ganar.
Casi a
diario recibo un aviso automático de Pinterest diciéndome que alguien ha hecho
suyo un "pin" de uno de mis "tableros" en la red. Es una
fotografía que reproduce un grafiti del artista callejero "Keizer" cuyo
lema es "Your fear is their power". Acompaña a un artículo escrito el
24 de enero de 2013, es decir, en vísperas del aniversario de la revolución del
25 de enero. Es la llamada de los activistas egipcios, de los defensores de los
derechos y libertades de todos los egipcios frente a la oleada islamista que
había supuesto la llegada al poder de los Hermanos Musulmanes, que barrieron
primero con sus votos y después con su antidemocrática forma de ejercer el
poder, imponiéndose a todos. Las sonrisas beatíficas de Morsi antes de las
elecciones dieron paso a más intransigencia y sectarismo. Los artistas, casi
los primeros afectados por la islamización, fueron muy activos en las calles y
medios protestando contra los recién llegados.
En el
artículo podemos leer:
While Morsi says the new constitution will
bring stability and democracy to Egypt, liberals and human-rights activists
fear its vague language will allow for extreme interpretations of the law and
give clerics the power to intervene in the political process. Article 44 states
that “insult or abuse of all religious messengers and prophets shall be
prohibited”, although what is deemed an insult is not clarified, while article
31 prohibits “insulting any human being”—a loose phrasing that activists say
contradicts freedom of expression. Other clauses suggest state control over the
arts (see link above).
“The new constitution puts religion above the
law and civil society,” says Fatenn Mostafa, the founder of the Cairo-based
foundation Art Talks Egypt and the curator of the exhibition “Long Live Free
Art”. “The fear is that the Muslim Brotherhood will specify what is allowed and
what is not allowed in art. The moment you put regulations on art, you kill it.*
Aquellos activistas que entonces perdieron ese miedo que se
cita una vez en cada párrafo y que se enfrentaron con sus pintadas, carteles y
manifestaciones de protesta frente a los ministerios y edificios públicos, que
sostenían sus carteles frente a lugares como la Ópera de El Cairo, por poner un
ejemplo que me llega a la memoria, son vistos hoy de forma negativa cuando
hacen lo mismo frente a los mismos lugares. El miedo ha sido dirigido contra
ellos con astucia para ocultar las gravísimas carencias democráticas del
sistema actual. No se es una democracia porque se repita orwellianamente todos
los días o porque lo ponga una página oficial de un ministerio. Se es una
democracia cuando se usan los métodos de una democracia que son los que
permiten distinguir las divergencias de los peligros reales. Cuando se condena
como "peligro" lo que es "disidencia", se está faltando
gravemente a los principios de la democracia. Y eso es lo que denuncian todos
los organismos internacionales, públicos y privados, del sistema egipcio: trata
como criminales a los que son opositores. Se convierte en peligrosas a las
personas para después aplicarles una ley que les criminaliza por protestar.
Quiso la casualidad que en 2011 celebrara mi cumpleaños con
amigos egipcios. Ya entonces, era el mes de julio, discutían "cuándo se debían
parar las protestas". Para muchos —y con razón— los militares que habían
relevado a Mubarak no eran el final del camino. La SCAF, la Junta Militar de
Tantawi, seguía siendo el régimen represor contra el que se habían levantado.
Pero ya había voces en aquella reunión que decían que si se trataba de que se
fuera Mubarak, eso ya se había conseguido y había que parar, que no había justificación alguna para seguir protestando. A
los que se habían sentido cómodos o moderadamente molestos con el régimen de
Mubarak —a muchos les fue bien—, les parecía que el orden era el valor
principal. Su concepto del "orden" sería puesto en cuestión varias
veces hasta hoy mismo. La discusión no ha cesado en el conjunto de la sociedad
egipcia y la pregunta que está siempre en el aire es "¿realmente, hemos
conseguido algo?". Y si eso se produce es porque el autoritarismo del
poder egipcio, lo ejerciera quien lo ejerciera, ha sido constante. Las cárceles
se han llenado de unos u otros, los discursos han atacado a unos o a otros,
según tocara. Pocos buscan que cese la discusión; muchos otros, en cambio, se
conforman con silenciar al otro. Y a eso lo llaman "orden".
Los gravísimos incidentes ocurridos durante el periodo de la
SCAF también alentaron el miedo en la sociedad egipcia. Fue el periodo de equilibrio
de miedos: el miedo a los militares y el miedo a los islamistas. El caos de ese
periodo fue el que trajo a Morsi como forma de librarse de los militares,
identificados con el régimen anterior y su brutalidad represiva; falló el
intento de canalizar el miedo a los islamistas por parte de los discursos
oficiales y las maniobras del poder. Se marginó a la tercera vía, la más democrática,
la que entendía que ni el continuismo del régimen, representado por el militar
Shafiq, ni la aventura islamista, representada por Morsi, eran la solución.
Pero Morsi logró hacerse con el miedo hacia los militares. Le fue fácil porque utilizó
la ausencia de precedentes en el poder: los islamistas podían autodescribirse
como quisieran, decir que su pasado terrorista se justificaba por la
persecución del régimen, decir que gobernarían para todos, etc. Los militares y sus candidatos, en cambio, tenían
un pasado de permanencia en el poder que había concluido —eso se pensaba
entonces— con la Revolución. Terrible error.
Ahram Online —no un diario opositor o un panfleto, no un
medio financiado por Qatar o los Estados Unidos— reproducía ayer un artículo de
Ziad Bahaa-Eldin, publicado en diario El-Shorouq, con el título "After
four years: No alternative but national consensus In Egypt"**. Ziad
Bahaa-Eldin es un político egipcio socialdemócrata que participó en el gobierno
tras la caída de Morsi y dimitió tras la aprobación de la Constitución, considerando
que ya había cumplido su compromiso como político en esos graves momentos. Se
manifestó también en desacuerdo con la ley antiprotesta y, pese a que fue
ministros y viceprimer ministro, fue vetado por los salafistas.
El artículo
lleva la siguiente entradilla: "On the fourth anniversary of the January
revolution, we are left with two options either to continue the present course
or to work on building a genuine national consensus"**. Lo que llama
Bahaa-Eldin el "present course" es lo que suscita hoy la
controversia. Ese curso actual, esa dirección no lleva a ninguna parte. Es una
forma de hablar porque, evidentemente, sí lo lleva: acaba como un estado
policial en el que no es posible ninguna disidencia manejado por unos medios de
propaganda que tienen que bombardear a la sociedad convenciéndola de que todo
son peligros, todo conspiraciones, que todo el que discrepa es enemigo y que
hay que eliminarlo. Las muertes se justifican en la resistencia y las
injustificables en la mala suerte, como se ha hecho este fin de semana en el
cuarto aniversario. El resultado es una sociedad paranoica, intransigente y
represiva, que jalea las ejecuciones, como el presentador de televisión Ahmed
Moussa gritando y pidiendo en uso de munición real para acabar con los que
protestan en las calles:
“The law is live ammunition,” Moussa asserted
following fierce clashes between protesters in Matareya, North Cairo, and
police forces. The violence in this district alone left over nine people dead,
as the death toll rose on Monday.
“Demolish Matareya,” Moussa urged police. “How
can we allow terrorism to kill people? Where is the state of law? Enough with
these policies. The rules of the game should change, the discourse … I don’t
want to see these soft policies,” he screamed.
Moussa has a history of inciting rhetoric
against opposition activists and the Muslim Brotherhood following former
President Mohamed Morsi’s ouster. He hailed a mass death sentence that was
handed to 529 Brotherhood members in March, which was later dropped.***
¿De quién es esta "voz"? ¿De dónde salen estas
figuras que salpican el espectro mediático egipcio pidiendo muerte? Su paz es la de los cementerios,
su tranquilidad la de las cárceles. Su trabajo es sembrar el miedo, hacer
reaccionar con violencia y cerrar las puertas de un futuro para el país.
Frente a estas voces histéricas, el artículo de Bahaa-Eldin
reclama un cambio en la dirección del país:
Four years after January 25, after two
revolutions and two constitutions, after the election and dissolution of
parliament and now the approach of new elections, after the death and injury of
thousands of civilians, policemen, and army personnel, after investigations and
fact-finding commissions that have shed little light on the facts, after
several governments and dozens of ministers, after an economic recession and
declining tourism and investment—after all of this, no one can dispute that
Egyptians are exhausted and that they fervently wish for stability, security,
and economic development. There is no one in Egypt who has not paid a price
over the last four years, though some have paid more dearly than others. But we
now have two paths ahead of us.
The first is a continuation of the current
course, based on an economic policy focused on spurring growth through public
spending on megaprojects and foreign investment, a political plank centered on
parliamentary elections before mid-May, and a security plank that seeks to end
terrorism and violence while restricting liberties for youth and civil society
and curbing the right of expression and peaceful assembly. At best, this course
may improve the economic situation, carry the constitutional roadmap to
completion, and restore security to some areas, but it is ultimately not enough
to see Egypt through the current crisis, achieve a qualitative leap forward in
citizens’ lives, or meet the demands raised in two revolutions. Why? Because
there are limits to what can be achieved in a society as divided as Egypt is
now. These limits are impeding economic progress and preventing genuine
political stability, making full, lasting security impossible.**
Esto no lo escribe la Fundación del expresidente Carter o
cualquier otro grupo que haya abandonado Egipto tras el deterioro de los
derechos humanos. Hay que estar muy ciego o ser muy fanático para no darse
cuenta de que, efectivamente, ese camino de la represión pronto se vuelve
contra todos, como ya ha ocurrido. Los muertos terroristas no justifican las
muertes de los que no lo son; los ataques de unos no justifican los
encarcelamientos de otros. El gobierno egipcio usa la ley antiprotesta para
afianzar su poder y matar las discrepancias; su mentalidad es cuartelera y el
orden es su orden. No hay estado de
derecho cuando se promulgan leyes arbitrarias aplicadas por jueces que son
arbitrarios. Las condenas a muerte masivas son un escándalo internacional, se
quiera ver o no. Se está encarcelando y matando en nombre de la
"seguridad" cuando es la seguridad de las personas la que es violada
constantemente.
Son esos "límites" señalados por Bahaa-Eldin y
percibidos por cualquiera que quiera verlos los que son traspasados por la
violencia. La prudencia de los políticos egipcios les lleva a "hablar de
economía", que es una forma eufemística de eludir directamente el problema
de las libertades y derechos, la cuestión de la represión indiscriminada y el
estado de los derechos humanos. Pero el diseño que el Ejército ha hecho tras
las bambalinas no puede funcionar ya porque mucha gente está dispuesta a seguir
llevando flores a Tahrir, a que no se olvide que los que murieron allí no lo hicieron
para tener un estado policial basado en el culto a la personalidad. Si los fundamentalistas
se preguntan para qué quieren leyes si ya está el Corán; los partidarios del
orden nuevo se preguntan para qué quieren partidos si tienen ya a su amado
presidente, la envidia de todos los países, el que todos los pueblos desearían
tener a su frente, según las versiones oficiales.
La muerte de Shaimaa Al-Sabbagh cuyo único crimen fue ir a
intentar depositar una flores en recuerdo de los mártires de la revolución del
25 de enero, glorificada tanto por Morsi como por El-Sisi, pero pisoteada por
ambos al restringir las libertades, cada uno a su manera, que la motivaron, ha
servido para llamar de nuevo la atención de todos. Algunos la justifican porque
se dio en mitad de los desórdenes, incendios, bombas... pero ella solo llevaba
flores y recibió tres disparos en la cabeza. Pero hay otros casos.
No se ha hablado del caso de Ahmed "Zo'la" Mohsen,
un joven DJ muerto de un tiro en la cabeza durante los enfrentamientos entre la
policía y los partidarios de Mohamed Morsi. El caso lo contaron así en Egypt
Independent con los testimonios de los amigos:
Ahmed Abdel Aziz, one of the band’s assistants
told Egypt Independent that Zo’la was buying clothes with his friends and
sustained the gunshots when he was leaving back home, stressing that the
deceased had no political affiliations.
He revealed that doctors at the Zeitoun
Hospital were trying to convince his family and friends to sign a postmortem
claiming that he committed suicide, presumably to spare themselves lengthy
investigation procedures required should his death be registered as by gunshot.
Abdel Aziz said that his family, however,
rejected the suggestion, adding that they were taking him from the hospital to
a morgue to carry on procedures with prosecution services. “We just want to
bury him, it is unfair for him,” Abdel Aziz said.
Anti-government sentiments were high among
opposition groups with the killing of protesters, who were not allied with
supporters of former president Mohamed Morsy whom the government has accused of
committing terrorist actions against security and the public.
Social
media was also stirred by the death of socialist activist Shaimaa al-Sabbagh on
the eve of the uprising’s anniversary after she received a gunshot widely
believed to be from police forces during a symbolic protest in Downtown Cairo.
Many officials, however, blaimed the Muslim Brotherhood, saying the infiltrated
the protests and shot her.*****
El intento de los médicos de convencer a la familia de que
aceptaran un certificado de defunción por suicidio no es inocente. Los suicidas
no cuentan en las estadísticas de muertos en las calles ni hay porqué
investigar. Proponer en el mundo islámico, en el que el suicidio es un tabú
social y familiar, que acepten como versión oficial es realmente grave y
significativo.
Siempre queda, claro, la hipótesis del infiltrado islamista,
que es la nueva versión del "infiltrado del régimen de Mubarak", los
matones, como causantes de los crímenes callejeros. La policía nunca hace nada,
igual que Khaled Said no murió torturado, la cabeza deforme por los golpes,
sino que se atragantó intentando
hacer desaparecer el hachís que llevaba encima, según la versión oficial. Su
muerte en Alejandría fue el detonante de la revolución de enero de 2011, con
una población harta de tener que aceptar las versiones oficiales sobre los
muertos y desaparecidos.
Hoy el miedo hace aceptar de nuevo las versiones oficiales.
Para muchos son más fáciles de aceptar estas versiones vergonzosas que
reconocer su propio fracaso en la construcción de un Egipto más libre y en el
que se pueda vivir y convivir, que es un valor importante. El gobierno egipcio hace el ridículo internacional cuando los ministros abroncan a los corresponsales extranjeros diciendo que no transmite "bien" lo que ocurre allí. Lo cierto es que las versiones oficiales son para el estricto consumo interno, para alimentar el miedo, mientras que fueran son indigeribles. Pero es mejor aceptar la teoría de la conspiración universal contra Egipto.
Escribió Bertrand Russell en La búsqueda de la felicidad:
"El miedo a la opinión pública, como cualquier otra modalidad de miedo, es
opresivo y atrofia el desarrollo". Se refería a los que viven ante el
temor de expresarse por las campañas mediáticas contra ellos. Por eso el
control de la opinión pública a través de los medios de comunicación es cada
vez mayor y los vociferantes Ahmed Moussa, reclamando más muertes y una policía
más dura y represiva, proliferan.
Instalarse en una cultura del miedo, quedar atenazado ante
la imágenes constantes de horrores para no salir de casa, es peligroso y, como
dice Russell, una atrofia del desarrollo. Lo que queda atrofiado es la
democracia, que se ve como un peligro en sí misma porque obliga a convivir con
los que no estás de acuerdo. El daño psicológico causado por los treinta años
de Mubarak (más los anteriores) es haber instaurado la falsa creencia de que se
puede hablar de democracia con sistemas monológicos que se resisten a ser
dialogantes. Ese mal aqueja a militaristas e islamistas, pues son las únicas
dos formas, profundamente autoritarias, que subyacen bajo las formas
circunstanciales. La débil corriente de la convivencia que trata de cambiar
esto se enfrenta a ese reto. Pero cualquiera que proclame en Egipto esos
valores necesarios para una sociedad moderna se encuentra con esa corriente dirigida
de opinión pública amenazante y un riesgo físico reales.
En las informaciones que van surgiendo para aclarar la muerte
de Ahmed "Zo'la" Mohsen, el rapero DJ, se va canalizando la
indignación:
“His music was his life; he died with the
police gunfire though he was neither a Muslim Brotherhood nor a terrorist; he
has no political affiliation,” the page’s admin wrote. “Police are ignoring the
vivid terrorism in Sinai and instead killing our youth.”******
Las flores para Tahrir son indicadoras de que no se ha
perdido ese espíritu de la revolución que buscaba convivencia y libertades, que
unió a musulmanes y cristianos, a personas de distintas ideas. Algunos mueren
por llevar flores a los que ya murieron. Es una cadena de mártires que por
ahora no cesa. Al menos demuestran que se puede morir sin miedo, aunque la
mayoría prefiera vivir con él. Como señala ese cartel callejero de Keizer,
"Your fear is their power". Y su poder crece cada día.
*
"Egypt’s art world rallies to defend freedom of expression" The Art
News Paper
24/01/2013http://www.theartnewspaper.com/articles/Egypt%E2%80%99s+art+world+rallies+to+defend+freedom+of+expression/28487
**
"After four years: No alternative but national consensus In Egypt"
Ahram Online 26/01/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/121559/Opinion/After-four-years-No-alternative-but-national-conse.aspx
***
"Incitement flares between TV anchor and Islamist preacher" Mada Masr
27/01/2015 http://www.madamasr.com/news/incitement-flares-between-tv-anchor-and-islamist-preache
****
"Famed rap band DJ accidentally killed during Matariya clashes" Egypt
Independent 26/01/2015
http://www.egyptindependent.com/news/famed-rap-band-dj-accidentally-killed-during-matariya-clashes
******
"Friends of popular DJ: Police killed Zo’la" Egypt Independent
28/01/2015
"http://www.egyptindependent.com//news/friends-popular-dj-police-killed-zo-la"
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