Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
diario El País nos llama la atención con un titular, "Un método científico
permite saber qué películas pasarán a la historia", seguido de una
afirmación rotunda: "La red de conexiones entre filmes predice los títulos
más relevantes mejor que los críticos, las encuestas a los aficionados, los
Oscar o los ingresos en taquilla". Mucho me temo que aquí el verbo
"predecir" carezca de sentido, es más, sea lo contrario de lo que se
quiere decir.
Como se
trata de reducir todo a situaciones espectaculares, se nos introduce de esta
manera en la cuestión:
Un equipo de matemáticos y biólogos expertos
en sistemas complejos cree haber encontrado la fórmula para saber qué películas
habría que salvar si el mundo se acabara. Y las claves están en los propios
filmes. Usando algoritmos como el PageRank, originalmente desarrollado por
Google, estos investigadores han demostrado que la red entretejida entre los
distintos títulos en forma de referencias entre unos y otros supera a cualquier
otra forma de medir la importancia de una película.*
La
presentación apocalíptica ya nos desvía del problema: si el mundo se acabara no habría nada que salvar y plantear una
cuestión así no tiene ningún sentido ni tan siquiera con la saludable intención
de llamar la atención. No se trata de qué hay que salvar, sino de tratar de
establecer algún criterio "objetivo" para la medición de un concepto
absolutamente etéreo como es el de la relevancia cultural en el campo cinematográfico.
Los
norteamericanos, pueblo de historia reciente, siempre han sentido una gran
preocupación por la preservación de su legado. Eso afecta a la cultura popular
tanto como a otras formas minoritarias. El National
Film Preservation Board, perteneciente a la Biblioteca del Congreso, tiene
como misión conservar ese legado a través de los programas establecidos para
ello. Cada año se seleccionan 25 filmes ("The National Film Registry
selects 25 films each year showcasing the range and diversity of American film
heritage to increase awareness for its preservation") que les parecen
merecedores de formar parte de un programas de ayudas para su conservación,
protección y difusión. Para confeccionar esa lista de películas, los criterios
—como en cualquier campo de la cultura— son siempre revisables y mejorables,
dependiendo de nuestra valoración de su eficacia.
En las
páginas del Programa se señala en el apartado "nominaciones", en el
que se describe el sistema:
Your voice is important! Librarian of Congress
James H. Billington seeks nominations for the National Film Registry. Public
nominations play a key role when the Librarian of Congress and Film Board are
considering their final selections. To be eligible for the Registry, a film
must be at least 10 years old and be "culturally, historically, or
aesthetically significant."
Las propuestas de la gente son importantes, pero no deja de
ser un criterio que se basa en el gusto
popular. Lo que han hecho los investigadores no es hacer una lista para el fin del mundo, como se nos dice
en el texto comentado, sino tratar de establecer otro tipo de criterios usando
sistemas que se utilizan en el campo no de la ciencia sino de la
"literatura científica".
Los científicos —de esto se ocupa la Sociología de la
Ciencia— dedican una parte de su esfuerzo y recursos para establecer la
relevancia de sus teorías y afirmaciones. Por supervivencia académica,
recepción de nuevos fondos y una pizca de vanidad, los científicos trata de
establecer su influencia sobre otros mediante el sistemas de citaciones, es
decir, a unos se les ignora (lo que les convierte en "irrelevantes")
y a otros se es "cita" en los trabajos de otros. Esto último quiere
decir que su trabajo es valorado y que sirve de punto de partida para los de
los demás.
Los historiadores de la Ciencia han establecido, en cambio,
que ese criterio es importante pero no siempre fiable, ya que la no citación de
un trabajo puede ser debido a algunos otros motivos, como por ejemplo la
incapacidad de su tiempo para entenderlo porque no sigue el camino de la
"ciencia normal", es decir la corriente principal, por usar el
término de T.S. Kuhn. Nadie citó a Mendel en su momento y fue ignorado por
décadas, por poner un caso célebre. Darwin se tuvo que enfrentar a las teorías
que daban por buena las catástrofes, el "diluvio universal", en
concreto, sostenidas por los científicos más relevantes de su tiempo en ese
campo.
El sistema de citaciones y de la relevancia de los trabajos
tiene muchos críticos finos, pero se acepta no como un indicio de inmortalidad
de las ideas, sino como una forma pragmática de repartir recursos. La difusión
de los trabajos depende de muchos, muchísimos factores, muchos de ellos
restrictivos.
En el texto se nos dice:
A falta de un valor absoluto, los
investigadores usaron su sistema de referencias entre películas para ver si
este método automático y objetivo predecía mejor que otras métricas si un filme
está en el listado del NFR o no. La idea la tomaron prestada del sistema de
citaciones científicas. Cuando un investigador publica un estudio, está
obligado a citar los trabajos de anteriores científicos en los que se apoya el
suyo. En el caso del cine, los directores no suelen poner en los títulos de
crédito que una escena o diálogo determinado se inspira en otra película. La
investigación da una lista de las películas más citadas y entre las 10 primeras
están El mago de Oz, La guerra de las
galaxias, Psicosis, Casablanca, Lo que el viento se llevo, Ciudadano Kane y El
Padrino.*
¡Vaya, hombre! Ya no se trata de saber qué películas hay que
llevarse a otro planeta si se acaba el mundo y nos da tiempo a recoger los DVD
y a salir por piernas, sino de probar si unos programas con unos criterios
específicos "coinciden" con los de la lista de la Biblioteca del
Congreso. "Coincidir" significa que esa lista se usa como forma de
verificación de que los resultados del programa son creíbles. De otra manera no
podemos comprobar que lo son, pues la idea de "relevancia cultural"
necesita de esa referencia social con la que hasta el momento se han elaborado.
Como casi todo lo que tiene que ver con la valoración
cultural, es una cuestión de "gusto", es decir, de la apreciación que
una época hace de lo que produce y recibe. Los criterios del Programa tienen en
cuenta esas propuestas que parten de cero en cada año, no son acumulables. El objetivo no es señalar
las películas más importantes de la historia, las que hay que llevar a otro
planeta, sino aquellas a las que hay que asignar cada año recursos para
preservarlas. Se trata, además y lógicamente, de legado estadounidense. Cada
país se debe ocupar de las suyas.
Estas han sido algunas de las películas de este año 2014:
The 2014 registry list includes such iconic
movies as "Saving Private Ryan," a treatise about the harsh realities
of war, which earned director Steven Spielberg an Academy Award; the chilling
1968 horror masterpiece "Rosemary’s Baby"; Arthur Penn’s Western saga
starring Dustin Hoffman, "Little Big Man"; director John Hughes’
"Ferris Bueller’s Day Off"; and Joel and Ethan Coen’s cult classic,
"The Big Lebowski."
The list also includes John Lasseter’s 1986
animated film, "Luxo Jr."; the 1953 "House of Wax," the
first full-length 3-D color film produced and released by a major American film
studio; 1971’s "Willy Wonka and the Chocolate Factory," starring Gene
Wilder; Howard Hawks’ 1959 Western "Rio Bravo"; and Charles Laughton
comic turn in the 1935 "Ruggles of Red Gap." Also making the list is
Efraín Gutiérrez’s 1976 independent movie, "Please Don’t Bury Me
Alive!," considered by historians to be the first Chicano feature film.
La lista del año incluye películas documentales, cortometrajes,
filmes de la época del cine mudo, etc. La idea es salvar la memoria del
deterioro de los materiales y mantenerlos sanos y vivos.
La cultura es un sistema de gran complejidad. Lo que se ha
tratado es de verificar una idea: que la cultura funciona como un sistema de
referencias y que la "cita" cinematográfica es un indicador de
relevancia en términos culturales. Lo que han tratado de establecer es la
validez de un modelo explicativo de su funcionamiento.
Han usado la IMDB, que es también un sistema de recogida de
datos, para las referencias y han visto después si las películas más citadas
están incluidas también en la lista del Programa de la Biblioteca del Congreso.
De esa forma han comprobado algo que tiene su lógica: que las películas a la
que la gente dedica más atención en la IMDB (en términos de reconocimiento de referencias) forman parte de las más votadas para la
preservación pública.
Para reconocer una "cita" cinematográfica —o
literaria, etc.— lo primero es conocer la obra citada. Yo puedo hacer una
película en donde haga una citación (verbal, musical, visual) de otra y los
demás pueden reconocerla o no. Si la obra es conocida, habrá más probabilidades
de que sea reconocida, detectada e incluida como tal referencia en la IMDB. Si
la obra no es conocida, no será reconocida.
El sistema es sencillo y establece la cultura como un
sistema de vínculos con la tradición, un movimiento de cita constante que haría
las delicias de cualquier teórico postmodernista. No es un sistema de
sustitución del "gusto", pues tanto la cita de la IMDB como la lista
de "nominadas" para la protección parten del público y su capacidad
de reconocimiento.
Hace unos años se preguntó a una serie de escritores de todo
el mundo cuál era para ellos la novela más importante. El resultado fue El
Quijote, lo que sirvió para hacer titulares chauvinistas. Comenté en su
momento, que lo verdaderamente importante no era eso, sino que los cuatro o
cinco siguiente de la lista eran autores de obras "cervantinas", como
era el caso de Gustave Flaubert, con Madame
Bovary.
El crítico Gérard Genette estudió los mecanismos de la
intertextualidad a través de una serie pormenorizada de variantes que
establecían las relaciones entre los textos. Seguía las ideas de Bajtín, Julia
Kristeva y otros investigadores para los cuales la referencia era la base de la
textualidad.
A diferencia de los fenómenos de la Naturaleza, los de la
Cultura se mueven por otros parámetros. Aquí no se trata de establecer
predicciones, sino de detectar los complejos recorridos de las influencias
culturales y de su sistema interno de reenvíos. Esto tiene que ver con muchos
factores que dependen de la historia y su desarrollo.
A pesar de los titulares, no se trata de saber "qué
películas pasarán a la historia", porque la "historia" es algo
que hacemos nosotros mismos en este caso con nuestro propio recuerdo, sino de
saber las que ya forman parte de ella a través de la cita. El artista traduce
el recuerdo en nuevas imágenes, historias, palabras. El público las detecta o
no. El olvido es lo que determina qué pasa o no a la historia en una terrible obviedad:
es historia lo que recordamos y no lo
es lo que olvidamos. La referencia es un indicador de vitalidad, tanto del artista
que la realiza como del público que la reconoce. Por definición, la cita es un ejercicio de memoria.
Cuando un pueblo conoce su legado con detalle —para eso está
la educación— se manifiesta en su cultura viva, pues se usa como vínculo —como homenaje, como parodia— con
los públicos que lo reconocen. No se trata de qué pasará a la historia, sino de
qué forma parte de la tradición, concepto muy mal entendido. "Pasar a la historia" no es un concepto "científico", sino una forma de llamar a un estado de reconocimiento de algo que forma parte de la cultura y se convierte en nuevos textos como parte del intercambio comunicativo.
* "Un método científico permite saber qué películas
pasarán a la historia" El País 19/01/2015
http://elpais.com/elpais/2015/01/19/ciencia/1421682948_767798.html
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