Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
crónica de Francisco Carrión en El Mundo sobre las últimas atrocidades del
Estado Islámico nos deja aterrados por su frialdad y sinrazón:
Un hombre arrojado desde la azotea de un
edificio por su presunta homosexualidad. 13 jóvenes ahorcados por ver un
partido de fútbol. 16 combatientes yihadistas liquidados por huir del campo de
batalla. Son los últimos crímenes perpetrados por el autodenominado Estado
Islámico (IS) en la castigada Mosul, la segunda ciudad de Irak en manos de las
huestes del califato desde el pasado junio.
El IS (Estado Islámico, por sus siglas en
inglés) ha divulgado parte de sus fechorías en Internet. Imágenes publicadas en
el foro usado habitualmente para anunciar sus acciones muestran a dos
encapuchados de la organización lanzando desde un edificio del centro de Mosul
a un hombre acusado de ser homosexual ante la mirada de un nutrido público.
"Los musulmanes acuden para ver la aplicación de la 'sharia' (ley
islámica)", reza uno de los pies de foto.
El resto de fotogramas, de enorme crudeza,
exhiben el instante en el que la víctima cae al vacío o, minutos después de su
impacto, su cuerpo sobre el cemento de la plaza. En el escueto texto que
acompaña a las instantáneas, se indica que el ajusticiado es "una de las
personas de Lot" en referencia a los habitantes de las ciudades bíblicas
de Sodoma y Gomorra, castigados por dios por cometer actos sexuales
"desviados".*
Como
"estado", el Estado Islámico no es más que un estado policial. No es una utopía, es una
pesadilla real, dolorosa, de la que no será fácil despertar.El Estado
Islámico no un estado represor; es la represión como estado. Creo que esta
idea muestra el alcance de lo que en realidad supone. No se trata de un grupo
usando la violencia para conseguir el poder. Sus acciones son el "orden",
son la "ley". No hay esperanza de otra cosa. No reivindican un
territorio concreto, sino que aspiran a la totalidad,
a llevar al mundo entero su "virtud". No somos sus enemigos; somos desobedientes globales a los que hay que corregir, si se puede, y eliminar
si hay resistencia. No hay más estrategia, finalidad o alternativa. Son lo que
son.
Hemos
asistido a tomas violentas del poder, a revoluciones que han cometido
atrocidades. Pero creo que el fenómeno del Estado Islámico es diferente a lo visto. Allí
donde consiguen el control, aplican su concepto de la normalidad. Como totalitarios, su enemigo es la diversidad,
lo que no está escrito, lo que no se ajusta a su interpretación del guión
divino, único y sin alternativa interpretativa a la suya propia. Su visión del
mundo es la anulación del movimiento que surge de las diferencias, un estado de
parálisis absoluta, un grado cero de la evolución. No es que el reloj se pare,
es que no harán falta relojes.
"Cómo
se ha podido llegar a ese estado sin que se haya percibido el peligro que
supone para todo el mundo" es la gran pregunta y me imagino que la
repuesta no será sencilla sino más bien un puñado de reproches. Habrá que
viajar hacia el pasado, revisando el camino recorrido para intentar comprender. Tendremos que hacer como
Sammy Mountjoy, el personaje protagonista de la novela de William Golding, Caída libre (Free fall 1959), indagar en qué punto se torció nuestra vida sin
que nos diéramos cuenta. Los momentos adquieren significación por sus
consecuencias, ya pasados. Estamos ciegos para el presente.
Un
hecho como el del Estado Islámico no se produce de la noche a la mañana. Tiene
que ocurrir, como suceden las cosas en la Historia, por una acumulación de
errores, malas percepciones y exceso de confianza. En momento en el que se
tiene una percepción de "orden mundial", como solemos decir pomposamente;
en un momento en el que más foros e instituciones internacionales, debates
continuos, reuniones a todas las bandas posibles, etc., en este momento de la
historia estalla una situación así. Con cientos de miles de millones invertidos
en información para convencernos de que el mundo será más seguro, resulta que
es más fácil pinchar el móvil de Angela Merkel o Dilma Rousseff, que el de
cualquier terrorista fichado desde hace años, que va y vuelve de Siria, que
pide un crédito rápido y compra armas en una tranquila ciudad europea sin
demasiados problemas. Entonces se produce el rasgado de vestiduras.
Ayer se
nos mostraban unas multitudinarias imágenes desde Chechenia, calculan que
estaba allí el 60% de la población, entre 800.000 y un millón dicen las diversas
fuentes, que ya es mucha población. Mostraban su rechazo a la publicación de las
nuevas caricaturas de Mahoma tras el atentado. Las caricaturas son solo la
punta del iceberg. Nos cuenta en El País:
Kadírov se refirió al atentado contra la
revista Charlie Hebdo en París e
insinuó que el acto terrorista había sido inspirado por los servicios secretos
occidentales. “Tras el incidente con las caricaturas pueden estar las
autoridades y los servicios secretos de los países occidentales interesados en
provocar un nuevo engrosamiento de las filas del Estado Islámico con miles de
jóvenes engañados de todo el mundo”, afirmó. “En lugar de condenar a los que
dispararon y a los que dieron motivo para ello con sus caricaturas, las
autoridades de Francia organizaron un espectáculo callejero con consignas en
apoyo de la arbitrariedad que conduce al derramamiento de sangre”, afirmó
Kadirov.
El líder checheno criticó a los “periodistas
y políticos europeos” que con “consignas falsas sobre la libertad de palabra y
la democracia han proclamado la libertad para la grosería, la incultura y la
ofensa a los sentimientos religiosos de cientos de millones de fieles”.
“Gracias a la firme voluntad del presidente Vladímir Putin Rusia se opone hoy a
los “fenómenos negativos que se han apoderado de Europa y otras regiones del
planeta”, sentenció.**
Todo
esto retransmitido gracias al Kremlin. Putin no tiene bastante con Ucrania, ni
con su apoyo a Siria —el núcleo del conflicto—, ni con tratar de gestionar la
crisis económica en la que se encuentra, fruto de sus actos.
Las
insinuaciones de los dirigentes de algunos países para reconducir las iras contra
Estados Unidos y Europa, juntos o por separado, es un juego político muy
peligroso y que augura futuras y prontas inestabilidades.
A estas
masas, cuyo acceso a la información se les limita, se les adoctrina en la creencia
de que el Estado Islámico es una maniobra de Occidente; que los atentados de
Francia son fruto de los propios franceses, de la misma forma que hace correr
por el mundo que no se llegó a la Luna
o que no hubo atentado contra las Torres Gemelas el 11-S, que fueron los
propios americanos los que se masacraron para despistar. Se puede así atacar al
enemigo real y al simbólico; atacas a los yihadistas, que
te pueden mover la silla del poder, y atacas simbólicamente a Occidente, al que
asignas el origen del mal. Con la excusa de la guerra al terror (han aprendido de Estados Unidos) acabas, además, con la oposición interna, a la que
acusas de participar en estas maniobras, de ser traidores, de ser los instigadores, vendidos a Occidente.
La
realidad —terrible realidad— es ese joven arrojado desde una torre ante los
ojos de los agolpados en una plaza; esos jóvenes asesinados por ver un partido de
fútbol; o los ejecutados porque no hay vuelta atrás en su obedicencia macabra. El
Estado Islámico o Boko Haram no son un invento de nadie, sino la triste
realidad del radicalismo, de la incultura, del manejo de la religión por unos y
otros, y una larga relación de errores de cálculos políticos, de amistades
equivocadas, de falsas sensaciones de seguridad, de indecisiones e
indeterminaciones, de análisis sobre los mapas y no sobre el terreno.
Nada es
más nocivo que la pérdida de sentido de la realidad. Hoy medio mundo vive en
medio de estas fantasías alentadas por el interés político, auténticas bombas
de relojería. Estas fantasías conspiratorias se creen porque se quieren creer y se usan porque se
obtiene rédito político.
Me
sorprendo muchas veces escuchando estas teorías a personas que aparentemente me
parecían sensatas, leerlas en periódicos que me parecían serios y verlas en
televisiones que me parecían frívolas. Corren como la pólvora. Y acaban
estallando en las propias manos.
*
"El IS lanza al vacío a un homosexual y ahorca a 13 jóvenes por ver un
partido de fútbol en Mosul" 18/01/2015
http://www.elmundo.es/internacional/2015/01/18/54bba255268e3e8c798b456f.html?cid=MOTB23701=obinsite
**
"Multitudinaria protesta en Chechenia por las viñetas de Mahoma" El
País 19/01/2015
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/19/actualidad/1421681591_015071.html
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