Joaquín Mª Aguirre (UCM)
The New York
Times nos trae un interesante artículo de su columnista David Brooks con el
título "The Problem of the Meaning". No es un artículo de
actualidad si la entendemos como lo que
ocurre, pero sí lo es si lo pensamos como una radiografía de nuestro estado
interior. Muchas de las cosas que ocurren lo hacen por esas causas invisibles
que requieren de otras herramientas de diagnóstico.
David Brooks comienza citando un discurso de graduación ante
los alumnos de Stanford a cargo del líder civil John Gardner, un importante
activista de los derechos civiles en los sesenta, promotor de iniciativas
sociales y que tuvo el honor de ser colocado en la lista negra oficial de
enemigos de Richard Nixon.
Brooks recoge estas palabras del discurso de Gardner:
“The things you learn in maturity aren’t simple
things such as acquiring information and skills. You learn not to engage in
self-destructive behavior. You learn not to burn up energy in anxiety. You
discover how to manage your tensions. You learn that self-pity and resentment
are among the most toxic of drugs. You find that the world loves talent but
pays off on character.
“You come to understand that most people are
neither for you nor against you; they are thinking about themselves. You learn
that no matter how hard you try to please, some people in this world are not
going to love you, a lesson that is at first troubling and then really quite
relaxing.”*
Gardner había enseñado Psicología, que era su formación
académica, luchó por hacer comprender el valor de la juventud y la necesidad
de reformar la forma de educar. Que dirigiera esas palabras a los jóvenes
estudiantes que se graduaban es muy significativo. Brooks le habla a los que
empiezan la nueva etapa de su vida desde su experiencia, advirtiéndoles de lo
que de verdad tiene valor y cuyo significado no se revela más que en la propia
vida. Son esos descubrimientos que se van haciendo en el tiempo. A los que
salen en busca del "éxito", Gardner les habla del
"sentido":
“Meaning is something you build into your life.
You build it out of your own past, out of your affections and loyalties, out of
the experience of humankind as it is passed on to you. ... You are the only one
who can put them together into that unique pattern that will be your life.”*
Las hermosas palabras de John Gardner son una mezcla de
psicología y filosofía existenciales. No confundir el éxito con una vida acomodada
porque la satisfacción verdadera viene de metas más profundas que las que
habitualmente nos ponemos. La idea de la construcción
del sentido de la vida y no de su descubrimiento
es importante porque implica que se va desarrollando hasta que se revela su
forma. No es una sorpresa en el camino, sino una lógica interior que se
manifiesta cuando se han cumplido las etapas. Ni se recibe ni se encuentra o,
si se prefiere, se encuentra cuando la hemos dejado germinar en nosotros.
Para John Gardner, la vida era un desafío que nos permitía sacar lo máximo de nosotros mismos, activar nuestro potencial creativo. Decía, con razón, que muchas veces damos a los jóvenes flores muertas en vez dejarles cultivar su propio jardín.
Creo que la advertencia de John Gardner a los alumnos de
Stanford debería hacernos reflexionar sobre las metas que nos proponemos y,
sobre todo, las que promovemos a través de una cultura del éxito y su
motivación en nuestro sistema educativo. Si era malo recibir las flores muertas, tampoco es bueno que nuestro jardín sea una propiedad cerrada a los demás, por usar su símil.
David Brooks, tras reflexionar sobre las palabras de
Gardner, resume su posición de lo que ese "sentido" representa:
The first thing we mean is that life should be
about more than material success. The person leading a meaningful life has
found some way of serving others that leads to a feeling of significance.
Second, a meaningful life is more satisfying
than a merely happy life. Happiness is about enjoying the present; meaning is
about dedicating oneself to the future. Happiness is about receiving;
meaningfulness is about giving. Happiness is about upbeat moods and nice
experiences. People leading meaningful lives experience a deeper sense of
satisfaction.
In this way, meaning is an uplifting state of
consciousness. It’s what you feel when you’re serving things beyond self.*
El "sentido" no está ni en el éxito material ni en
la simple vida feliz. Una vida con sentido está más allá de estos dos
indicadores. Decimos habitualmente que "el dinero no trae la felicidad",
pero sí lo hace si reducimos la palabra "felicidad" a unos mínimos
con los que es fácil contentarse. Es la felicidad estándar; la que los otros
perciben como tal y la que damos como válida a falta de algo mejor.
El "sentido" es otra cosa. Qué sea realmente es
difícil de determinar, porque será lo que cada uno encuentre en su camino
vital. Es un "sentido" necesita ser propio porque solo podemos vivir
nuestra propia vida. Gardner y Brooks nos dan algunas pistas, pero no se debe
ir mucho más allá. Es el camino personal con el que se vence al absurdo. Por
eso lo definen como aquello que sentimos cuando
servimos cosas más allá de nosotros mismos.
Eso se puede quedar en palabrería y en saldos de autoayuda,
pero significa que la satisfacción más plena se encuentra en los demás. Como
sociedad y como personas nada hay más destructivo que el egoísmo y el
egocentrismo, es decir, la incapacidad de ir más allá de nosotros mismos. Las
personas que no son capaces de encontrar un sentido más allá de su propia
satisfacción son de temer porque los demás son obstáculos o instrumentos en su
camino.
Quizá debiéramos insistir en nuestra educación en valores
más allá del individualismo, como hizo John Gardner; señalar que puede haber
momentos en los que, en mitad del éxito perseguido, se descubra, como les
ocurría a los personajes de Stendhal, que solo
era eso.
La cuestión importante, lo que está implícito en la palabras
de John Gardner, es que cuando eso se descubre ya es demasiado tarde y la vida
se ha consumido. Por eso lo dice antes de que esos estudiantes salgan a la
vida, la asuman en sus manos. Al igual que hemos ido construyendo con nuestras
acciones esa forma con sentido, podemos encontrarnos con una vida cuya
trayectoria no podemos ya cambiar.
Gardner no tuvo la pretensión de hablar del sentido de la vida, sino de una vida con sentido; algo que sí esta en nuestras manos. Él mismo señaló que la vida le marcó el camino de la acción cuando él solo esperaba el de la reflexión, en referencia a su vida académica. Fue ese el camino hacia el sentido que él encontró, el del activista, el del político reformista y reformador educativo.
No es necesario hacer grandes cosas, ser un héroe o un
líder. Solo sentir que el mundo no acaba o empieza en usted; hacer sentir a los
demás que no son parte del paisaje o del mobiliario. Esa es la primera piedra
en el camino de la vida.
Al igual que se habla de un sentido de la vida, se puede hablar de un sentido de las instituciones, de los grupos y comunidades, de los países mismos. Nada más nocivo que ese andar a la deriva llevados por el simple impulso del paso de los días, sobreviviendo de crisis en crisis, siguiendo los ciclos. También se deben fijar metas colectivas para que la vida en común tenga un sentido.
En el obituario que la Universidad de Stanford le dedicó en
2002, se recoge el deseo de la familia de que nadie enviara flores a su
funeral, que se destinara ese gasto a promocionar la causa en la que cada uno
creyera, a los programas de becas que llevaban su nombre en Stanford y UC-Berkeley,
o al John W. Gardner Center for Youth and
their Communities, en la U. de Stanford. Le parecía que era la mejor
contribución que se podía hacer.
* David
Brooks "The Problem With Meaning" The New York Times 5/01/2015
http://www.nytimes.com/2015/01/06/opinion/david-brooks-the-problem-with-meaning.html
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