Joaquín M
Aguirre (UCM)
Las noticias
que vemos estos días sobre Egipto no son las celebraciones del aniversario de
la revolución del "25 de enero". Casi todas ellas se refieren a la
histórica chapuza del pegado de la barba de Tutankamón, uno de los objetos más
emblemáticos de la antigua civilización egipcia y una de las grandes bellezas
producidas por la mano humana.
Ayer, por
fin, las autoridades han decidido afrontar el problema, dejar de negarlo ante
las evidencias llegadas en aluvión. El diario El País escribe:
Las autoridades acusan a la prensa de exagerar los
daños y se lamentan por la mala imagen creada tras la repercusión que ha tenido
en medios de todo el mundo y en las redes sociales. Durante las últimas 72
horas los responsables del patrimonio egipcio han insistido en que la máscara
se encuentra en un buen estado de conservación, pero no reconocieron el
desaguisado hasta que la controversia les había desbordado por completo.*
No he querido
tratar el tema de la máscara de Tutankamón deliberadamente estos días, pero la
lectura de estas palabras me han dado el impulso que no tenía porque me han
recordado también el mal estado de la propia Revolución y las explicaciones chapuceras dadas en este tiempo transcurrido. Para algunos, también la prensa exagera el
deterioro de la Primavera pasados estos años y todo se encuentra en buen
estado, aunque los restos del pegamento aplicado a la Revolución todavía
rebosen entre el mentón y la barba de la máscara. Primero se negó la caída, sobre
la que existían rumores sin citar fuentes, luego se negó el conocimiento de la
caída, que es la segunda fase en las negaciones. Ahora se traslada a la prensa
la responsabilidad de "exagerar" y pronto se hablará de
"campaña" y "conspiraciones" de diverso tipo para dañar la
imagen egipcia. Con la Revolución pasa algo parecido.
Celebrar la
Revolución cada 25 de enero es un trago por el que deben pasar muchos, un
acontecimiento insoslayable del calendario que, como un mal día, hay que pasar.
No deja de ser sorprendente que el acontecimiento más importante de la historia
del Egipto moderno tenga esta presentación en Ahram Online:
The fourth anniversary of the January 25 Revolution,
which instigated the ouster of longstanding president Hosni Mubarak, is
expected to be less eventful Sunday than the past three years.
On the one hand, Egypt's government postponed
celebrations marking the 18-day 2011 uprising in mourning for Saudi King
Abdullah, who died in the early hours of Friday.
Similarly, the interior ministry said it would call
off celebrations of Police Day, also on 25 January, as the country declared a
week of mourning for the late monarch.
On the other hand, calls for protests and rallies,
akin to those marking past uprising anniversaries, have been negligible.**
La muerte del rey saudí ha tenido el atino de contribuir a que la Revolución se recoja en estos momentos
de dolor de un buen amigo internacional, también buen amigo de las
revoluciones, como es sabido.
Los activistas y organizaciones de derechos humanos se
preguntan a qué han ido los presidentes y autoridades de países democráticos a
mostrar tanto "dolor" a un país que no es precisamente ejemplar con
las libertades, que sigue dando latigazos y es la cuna del wahabismo. Pero en
el caso de Egipto está plenamente justificado: ha sido el principal apoyo tras
el derrocamiento de Mohamed Morsi y el barrido de la Hermandad Musulmana del país.
Los caminos de la política del mundo árabe son insondables y lo que no explica
el petróleo, lo explica la religión, ambas a la vez o ninguna de las dos.
Las sensaciones sobre lo que ha sido la Revolución del 25 de
enero son diversas. El progresivo lavado de imagen del causante principal, Hosni
Mubarak, cuyos hijos se acaban de beneficiar de una amnistía que iba a estar
dedicada a los activistas revolucionarios, acaba de enturbiar el agua de la
Historia. En ocasiones hemos comparado estos años posrevolucionarios con un
culebrón cuyos giros constantes te impidieran perderte un solo capítulo porque
el siguiente ya no lo entenderías.
Para unos la revolución fue un "error". Lo que
pasó después, les confirmó que con Mubarak se vivía bien, que el abandono del
estado dejaba hacer negocios a los que querían hacerlo y vivir en paz al que no
se metía con nadie. Mubarak era la apatía egipcia, la desidia en la que te
tienes que buscar la vida y si eres afortunado, puedes salir adelante
moviéndote por los pasillos del poder y la corrupción. El tiempo de Mubarak era
el de construir y dejar que las cosas se cayeran ante la indiferencia. Con Mubarak
hasta los Hermanos Musulmanes podían tener su hueco y tomar posiciones sociales
en sindicatos e instituciones bajo la excusa de la caridad.
Contra Mubarak se levantó una generación que quería tener
futuro y unos desamparados que nunca habían tenido nada. Los llamaron "los
jóvenes". Extraña nomenclatura pero que daba a entender claramente que
aquello apenas había ido con sus padres y mayores, que se habían hecho a la
idea de que aquello seguiría así cuando hombre que llevaba treinta años
gobernando con la Ley de Excepción, pasara el testigo del poder y los negocios
a su hijo Gamal.
Tras el negro periodo de la SCAF, con el mariscal Tantawi y
el Ejército dirigiendo de nuevo el país, se dio paso a unas elecciones en las
que se le pidió al pueblo que eligiera entre el antiguo régimen, al que creían
haber derrocado, y los islamistas, que se habían mantenido al margen de forma
ambigua. Los islamistas jugaron sus bazas haciendo ver que ellos no eran un
peligro y que gobernarían para todos, para mantener la democracia incipiente y
traer una constitución. Y la gente les creyó. Muchos porque eran islamistas,
pero muchos otros en un acto de buena fe.
El error histórico cometido por el poder impidiendo que
hubiera fuerzas organizadas que se les pudieran enfrentar, dejan como únicos
organizados a los grupos islamistas que arrasan en las urnas. Les queda en
bandeja un parlamento en el que pergeñan una constitución excluyente,
partidista. Asentados en el poder, comienzan a trabajar en el terreno que mejor
se les da: los pactos con los militares que quieren quedar como un poder fuera
del control civil. Y así, Mohamed Mursi da entrada a Abdel Fatah Al-Sisi como
ministro de Defensa y mantiene al mismo ministro del Interior, un hombre clave
de la época de Mubarak, de la SCAF y del nuevo periodo.
El año de Morsi tras las elecciones es un ejemplo del
despropósito continuo de la política egipcia y de la mala fe de los islamistas
una vez llegados al poder. Las promesas de gobernar para todos se ven pronto
desplazadas por la voluntad férrea de no desaprovechar el poder que les ha
llegado a las manos y crear una constitución islamista, excluyendo a las demás
fuerzas, muy débiles en el parlamento. Pronto comienzan enfrentamientos con los
cristianos, que se ven atacados en sus iglesias, los enfrentamientos con los
activistas sociales que ven cómo se va diseñando un estado todavía más
regresivo que la dictadura de la que salían y a la que creían haber derrocado.
La comunidad internacional advierte al presuntuoso Morsi que debe respetar los
derechos y libertades de minorías y mujeres, que debe hacer una constitución
para todos. Su soberbia se lo impide; ellos tienen el pode y lo usan en la
llamada "hermanización". Los Hermanos Musulmanes proceden al asalto
de las instituciones y pronto comienzan las manifestaciones de sectores enteros
en su contra. Pronto, todo Egipto se encuentra protestando y el grupo Tamarod,
logra más de 20 millones firmas pidiéndole que renuncie y convoque nuevas
elecciones.
La indignación contra los grupos islamistas, hermandad y
salafistas, se entremezcla con la creciente contra los Estados Unidos, a los
que se acusa de haber apoyado a los islamistas. La nefasta política de Estados
Unidos lo convierte en una víctima más de las iras. En la carta de Tamarod se
incluye una propuesta para la ruptura con los Estados Unidos, principal
financiador desde la época de Sadat del Ejército egipcio.
Es la época de las nuevas relaciones con los grupos islamistas
afines, especialmente los palestinos de Hamás y el ejemplo aventajado, el
régimen islamista de Erdogán en Turquía, que está dentro de la OTAN y cuya
participación estratégica hace que se mire hacia otro lado ante su progresiva
islamización tras las primaveras. Será Turquía el socio más enfadado por la
caída de Morsi, derribado en dos tandas, primero por las manifestaciones populares
masivas y después por el Ejército, que dice intervenir para evitar una guerra
civil.
El Ejército consigue reunir a todas las fuerzas políticas,
civiles y religiosas, incluidos los salafistas, que ven la ocasión de
deshacerse de un grupo rival y tomar protagonismo de cara al futuro. Lo sigue
después son las protestas y unos miles de muertos en la represión de las
sentadas islamistas de protestas tras la detención de Morsi y los principales
dirigentes de la Hermandad. Comienzan los atentados islamistas contra civiles y
policías y militares en una lucha que todavía sigue.
La conclusión a la que han llegado muchos egipcios es que la
revolución les trajo las penalidades de después. Los revolucionarios que se
enfrentaron primero a Mubarak y después a la SCAF, y posteriormente a los
islamistas, empezaron a ser considerados un estorbo para la tranquilidad y el
turismo, que había caído en picado tras la "Primavera".
La llegada al poder de El-Sisi, votado masivamente, con un
97% de los votos emitidos, aunque fuera en una peculiar prolongación de las
jornadas electorales por si a alguien no le dio tiempo, ha marcado el último
periodo.
Celebrar el día de la Revolución el mismo Día de la Policía,
no deja de formar parte del fondo irónico de la historia egipcia, como lo es
que la muerte del monarca saudí, uno de los países más retrógrados del mundo,
haya "retrasado" los actos oficiales por la ausencia del presidente.
Ha sido el dinero saudí el que ha mantenido a Egipto en marcha, como fue el
dinero de Qatar, hoy enemigo, el que apuntaló al islamista Morsi. Es justo que
su presidente esté allí.
Egipto se divide en tres: los que viven en la perfección del
sistema, en el mejor de los mundos posibles; aquellos a los que les quedan ganas
de reflexionar; y los que viven en el silencio, ya sea impuesto o como elección
personal. La mayoría son los primeros, los que consideran que después de lo que
han pasado estos años de locura, de montaña rusa emocional y política, no les
queda más salida que la "mano fuerte", en quien confían. Los segundos
son los que se arriesgan y hablan de "democracia imperfecta" mientras
que otros lo hacen de vuelta al "estado policial".
Hoy, 25 de enero, cuarto aniversario de la Revolución, el
diario Ahram Online nos muestra una vieja foto de otros eneros reivindicativos en los que el
pueblo egipcio se levantó también, aunque no sirviera de mucho (lo titula
"January’s dream: Egypt’s protest veterans recall 40 years of struggle"),
en un intento de obviar algo tan reciente y, sin embargo, tan lejano, como si
hubieran pasado cientos de años.
Entre las voces disidentes, la de la gran periodista Rana
Allam antigua redactora jefe del periódico Daily
News Egypt, cuya voz echamos de menos en muchas ocasiones. A ella no se le
ha escapado el despropósito de la anulación del sentido de la revolución, el
intento de reescritura burda de juntar el Día de la Policía con el aniversario
de la revolución más maltratada de la Historia:
“History will always remember policemen’s role in
keeping the peace and security, and protecting human rights.” This is one of
the statements Al-Sisi made in his 30-minute police-glorifying speech during
the celebration of Police Day which coincides with the 25 January 2011
Revolution. This is not a coincidence of course; as everyone knows, people
initially rose against continuous police brutality under a dictatorship
characterised by being a police state, where police has complete impunity and
absolute authority over the people of Egypt.
Al-Sisi, of course, dedicated large portions of his
speech to the horrors of terrorism and how our police is fighting bravely and
under the “rule of law” and a “just judiciary system”. However, to me, the rest
of the speech was sort of a blur… I stopped at the “police preserving safety and
human rights” part.
The president’s words come on a day when thousands
mourn loved ones killed at the hands of the police during the first days of the
January revolution, when all Egyptians remember how the police disappeared on
them, leaving behind a complete lack of security, they remember how they were
forced to protect their own homes and families and streets.***
Tengo mis dudas de que todos los egipcios lo recuerden. Nada
hay más traidor que la memoria y los recuerdos son volubles y caprichosos. La
constitución de Morsi ya trató de enterrar la revolución declarándola fruto del
trabajo conjunto del pueblo y el
ejército. Creo que solo en Egipto se aceptan estas cosas.
Decía Ahram Online
que se esperaban unas celebraciones más tranquilas. Ayer murió una abogada
socialista en la marcha para depositar unas flores en la Plaza de Tahrir, el lugar simbólico de la Revolución.
Prime Minister Ibrahim Mahlab said he had faith that
whoever made a mistake would be convicted by a fair investigation and a just
judiciary.
"The post-January 25 state respects the law, and
apples it to everyone," he added in a press communiqué.
Moataz El-Shenawy, Secretary General of the Socialist
Popular Alliance Party, deplored the "excessive force" used by the
police to disperse the march.
El-Shenawy said the march was not authorised by the
police but was announced in advance.
A law passed by the interim authorities in late 2013
bans all demonstrations not pre-approved by the police, resulting in the arrest
of many protesters despite condemnation from freedom of expression advocates.
The minister of interior had recently said that all
violations of the law on fourth the anniversary of the revolution that toppled
autocrat Hosni Mubarak would be dealt with swiftly and firmly by the
police.****
Es la última de las víctimas. Las palabras del presidente,
criticadas por Rana Allam, sobre la Policía como defensora de los derechos
humanos y de la ley, excluyen la posibilidad de que la ley sea injusta y
represiva. La ley se interpreta
primero en la calle. El viernes, en Alejandría, una chica de 15 años murió esta
vez en el bando de los Hermanos Musulmanes. También un disparo perdido, otro
error, que habrá que investigar, claro.
Hoy las fotos de la plaza de Tahrir, como hace cuatro años, nos la muestran tomada por
la policía y sigue siendo un lugar peligroso.
El diario Egypt
Independent nos muestra las tanquetas y hace un escueto balance desde el
discurso oficial hasta la cruda realidad:
While former army chief Sisi has taken steps to
improve Egypt's economy, human rights groups accuse him of restoring
authoritarian rule to the most populous Arab state.
Opponents say new laws, including one restricting
protests, have rolled back freedoms won in the uprising. Islamists and liberal
activists, including many who supported the removal of Mursi and his Muslim
Brotherhood movement, have been jailed.
The government says it is committed to democracy.
Sisi, who served as military intelligence chief under
Mubarak, toppled Mursi after mass protests against his rule and announced a
political roadmap to democracy.
An Egyptian court ordered the release of Mubarak's
sons Alaa and Gamal on Thursday pending a retrial in a corruption case.
In November, a court dropped charges against Mubarak
of conspiring to kill protesters in the uprising.
Mubarak-era figures are slowly being cleared of
charges and a series of laws curtailing political freedoms have raised fears
among activists that the old leadership is regaining influence.
Hundreds of people died when security forces clashed
with protesters in the weeks before Mubarak was forced from power.*****
Y es que la Historia, la escribamos con los colores que la
escribamos, no puede meter todo debajo de la alfombra. Ni los preámbulos de las
constituciones ni los discursos oficiales en las celebraciones ocultan lo
evidente. Hoy las lágrimas oficiales por la Revolución se reservan para dejarlas
caer dolorosamente sobre las arenas de Arabia Saudí, el mecenas.
Los sueños de entonces no se parecen a la realidad en la que
viven. La revolución no era esto, evidentemente. El pegamento de la barba de
Tutankamón no puede esconder la chapuza del apaño. Entre aplausos y vítores,
van saliendo de la cárcel aquellos cuyo juicio se exigió en la revolución. Los
malabarismos verbales no ocultan la situación.
¿Quedan egipcios que sueñan con las revoluciones? Seguramente
sí. Las esperanzas que muchos tenían puestas en un futuro de paz y prosperidad,
de justicia y modernización, se siguen manteniendo. Se muestran en su
resistencia a callarse, a seguir diciendo lo que piensan. Siguen haciendo proyectos
sociales y tratan de sobrevivir ante el oficialismo conformista. Su resistencia
es meritoria porque son señalados con el dedo como causantes de desgracias,
como desestabilizadores de la economía, como traidores y difamadores del país.
No lo son y algún día Egipto se lo reconocerá. Si ese día está lejano o próximo
es el gran misterio de la Historia. Y Egipto siempre fue el lugar de los
misterios.
* "Egipto reconoce la chapuza de Tutankamón" El
País 24/01/2015
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/01/24/actualidad/1422135506_442591.html
** "Egypt
poised for less eventful revolution anniversary" Ahram Online 24/01/2015
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/121184/Egypt/Politics-/Egypt-poised-for-less-eventful-revolution-annivers.aspx
*** Rana Allam
"Police Day and human rights" Daily News Egypt
http://www.dailynewsegypt.com/2015/01/25/police-day-human-rights/
"January’s
dream: Egypt’s protest veterans recall 40 years of struggle"
****
"Egypt prosecutor orders investigation into killing of socialist
protester" Ahram Online 25/01/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/121229/Egypt/Politics-/Egypt-prosecutor-orders-investigation-into-killing.aspx
*****
"Egypt tightens security on anniversary of 2011 revolution" Egypt
Independent 25/01/2015 http://www.egyptindependent.com/news/egypt-tightens-security-anniversary-2011-revolution
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