Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Lo decíamos
hace unos días y hoy el diario ABC
recoge las declaraciones de Mario Monti, el presidente italiano, publicadas hoy
mismo en el alemán Der Spiegel: "Monti avisa a Alemania de que la crisis
ha azuzado los prejuicios nacionalistas", lo titula el diario español
desde EFE.
Si se
empieza a ver en países favorables a la idea europea que si no la raíz de sus
problemas, pero si el obstáculo a sus soluciones es Alemania, el crecimiento
del euroescepticismo está garantizado. Solo hay una objeción a las palabras de
Monti: no serán "prejuicios" sino "juicios" fundados, en la
teoría y en la práctica. Si lo europeos empezamos a pensar que es Alemania el
obstáculo, el panorama político puede cambiar en poco tiempo, si no lo ha hecho
ya.
Alemania
impuso sus condiciones, amparándose en el peso y fortaleza del marco y su
economía, en el momento de la creación
del euro y sus normas en el BCE, y fue la misma Alemania quien las incumplió,
junto con Francia:
Monti recordó asimismo que Alemania y Francia, las dos mayores
economías de la eurozona, fueron los primeros países que incumplieron, en 2002
y 2003, los límites de endeudamiento fijados en el Pacto de Estabilidad y
Crecimiento, dando un "mal ejemplo" al resto de miembros.
Además, destacó que "mucho de lo que
Alemania y Francia han hecho por el rescate de Grecia ayuda también a los
bancos alemanes y franceses, que son con mucho los mayores acreedores de Grecia
y de los bancos griegos".*
El
cambio de orientación de Francia tras el relevo en la presidencia de Sarkozy por
Hollande, hace que la mayor parte del peso, por no decir casi todo, recaiga
sobre Alemania y los que se esconden tras ella.
Lo que
está ocurriendo con la crisis del euro con Italia y España es algo diferente a
lo hemos visto hasta el momento. Italia defenestró a Berlusconi cuando vio que
su credibilidad pasaba por deshacerse de los líos y trampas del
"caballero", que dio marcha atrás en los ajustes en cuanto que se le
levantó la presión exterior haciendo de su capa un sayo. Italia, con Monti,
está afrontando seriamente las reformas que se le piden. Lo mismo está
ocurriendo en España, al precio de un gran ajuste social que trae consigo unas grandes
dosis de conflictividad y desgaste, además del sufrimiento de millones de
personas.
Que
Monti ponga los puntos donde debe nos viene bien a todos. No sé si servirá de
algo, pero hay que decirlo porque tendrá graves consecuencias políticas nacionales
y europeas si se sigue responsabilizando a Alemania de las desgracias de todos. Eso tendrá sus consecuencias.
Llegará un punto en el que los políticos —como ha insinuado el elegante y mesurado Monti— comiencen a levantar el dedo señalando hacia Alemania, porque la deuda, dejada al aire de la especulación, se comerá todos los recursos futuros, devorando a una generación y aumentando dolorosamente el diferencial social, el que crea europeos de primera, de segunda e, incluso, de tercera. Todos tendremos la misma moneda, sí, pero unos tienen más cantidades que otros y eso está aumentando al empobrecernos y dejarnos sin defensas por la unión monetaria. La moneda única será una autopista en un solo sentido: la de los que compran de saldo.
Manifestante disfrazado de A. Merkel |
Alemania debe ser consciente de que está destruyendo el fundamento europeo al reducirlo exclusivamente a mecanismos económicos defensivos y no de apoyo. No bastan ya las buenas palabras, el tópico "se está en el buen camino", sino que hay decir hasta dónde hay que caminar en solitario ante el brutal acoso especulativo de los mercados de la deuda. La gente ya lo ha entendido: el BCE es Alemania. Lo ha dicho el director del Bundesbank muy claro: ellos pesan más que el resto. Gracias por aclararlo.
El
coste político es importante porque puede que el proyecto europeo deje de serlo
por la insolidaridad egoísta de los que se permitieron incumplir las normas
para después aplicárselas draconianamente a otros e impedirles salir del
agujero circular de la deuda. La pregunta que muchos se hacen es si Alemania
está defendiendo a Europa con su actitud o si, por el contrario, está
defendiendo exclusivamente los intereses alemanes.
El europeísmo, hasta el momento, ha tapado algunos de los importantes problemas que ha causado la unión monetaria y que han beneficiado a países como Alemania, que pudo sanear su economía sin que nadie se atreviera a decirle nada. Corremos el riesgo de que pronto el europeísta pase a la clandestinidad porque no se tratará de nadar contracorriente, sino de si se ha secado el río.
La entrevista a Monti en Der Schpiegel de hoy |
Nuestro
europeísmo, además, es consciente
porque Europa, durante la dictadura, significaba la democracia y la libertades,
algo que para el resto de los países estaba ya garantizado. Ser europeísta en España significaba ser
demócrata y así lo siguen viendo
muchos. Llegar a Europa era
reintegrarnos a un continente del que estábamos separados por algo más que por
los Pirineos.
Han
pasado los años y las nuevas generaciones ya no tienen esa necesidad de un
europeísmo por encima de todo, porque es su futuro lo que se está jugando
frente a un presente perdido, con un 54% de paro juvenil y un 24% absoluto. Si
se empieza a pensar que Europa es el obstáculo, todo puede empezar a cambia en
España, Italia y en otros países. A los políticos les costará más defender
Europa y crecerán lo euroescépticos
o, peor, los anti europeístas, como en Grecia. Alemania no puede pretender que sigamos durante mucho tiempo exportando ingenieros y doctores españoles y recibiendo turistas y jubilados alemanes en un país cada vez más barato por asfixia sin consecuencias sociales.
El primer ministro señaló que la crisis ha azuzado los prejuicios
nacionalistas dentro de la eurozona, algo que consideró "muy
intranquilizador", porque ha levantado "un frente de confrontación
entre el norte y el sur" de Europa.
"Las tensiones que acompañan a la eurozona en los últimos años llevan
implícita la semilla de la disolución psicológica de Europa", advirtió
Monti, que considera la divisa común piedra angular de la integración del
continente.
A continuación, el primer ministro aseveró
que "si el euro se convirtiese en un factor para la desintegración
europea", entonces quedarían destrozados "los fundamentos del
proyecto Europa".*
La
expresión "la semilla de la disolución psicológica de Europa" es
suficientemente clara como para que todos la entiendan. Incluso en Alemania.
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