Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Cada
día tenemos nuevos ejemplos de que no aprendemos y seguimos esperando que vuelva
la lluvia para poder cultivar nuestro reuma. Aquí los que emprenden, la emprenden siempre con lo mismo; nuevas
variantes del mismo canibalismo.
España
está saturada de turismo. El turismo tiene un tope y, sobre todo, nos obliga a
competir con quien no debemos. En vez de competir con Alemania o Francia por la
producción, nos lleva a competir con el Norte de África. Hay que saber en qué liga se compite. El turismo es
una dedicación que, si no se equilibra con otros sectores, crea un modelo del
que no es fácil escapar. Algunos se enriquecen, sí; muchos pueden vivir de él,
sí. Pero el resultado a la larga es una dependencia que distorsiona la sociedad
y que hace que te pases el día montando celebraciones para que vengan a ocupar
tus plazas hoteleras, a comerse tu pescaíto
y a echar la pota en tus playas. Acabas poniendo velitas en tu ermita rural
favorita para que los capos del juego en Las Vegas te pasen una franquicia por
esta piel de toro en lifting constante.
Si el
turismo no se equilibra con otros sectores es negativo para la sociedad misma.
Mandamos directamente a nuestros jóvenes a estudiar turismo y hostelería. Nuestros personajes
influyentes en las listas anuales de las revistas son cocineros, y cuando te
hablan de España no lo hacen de tus científicos, sino de tus futbolistas, que
es otra forma de espectáculo para vender camisetas y posters. Patéticas, aunque sean bien intencionadas, las
declaraciones del ministro José Manuel Soria recomendando que hagamos turismo
en casa y no nos vayamos a "lugares recónditos" de vacaciones.
¿Pero no se da cuenta el ministro Soria de que el lugar recóndito somos nosotros para los demás? ¿Que lo que le pedimos a alemanes,
ingleses, franceses, rusos, japoneses, chinos y jeques es que vengan a este
"recóndito país" a un tiro de piedra —unos de escopeta, otros de
cañón— de sus hogares a, como dice el tópico, disfrutar de nuestro sol y
hospitalidad, de nuestra gastronomía, de nuestros caldos, de nuestras fiestas y todos lo satisfaga partes de su cuerpo
e incluso algunas de su espíritu, si no hay otro remedio y avisan por
adelantado? ¿Es que hay que volver a explicar lo de Lloret y similares?
El
diario El Mundo nos trae hoy otra
nueva variante de este país para seguir lanzándose de cabeza contra el fondo de
la poza en la mayor sequía. Esta vez se trata de recuperar —¡qué bonito queda!—
la "tradición cinegética
secular"*, el lanceo de los jabalíes en tierras de Castilla La Mancha. A
las playas, chiringuitos, campos de golf, cotos de caza, etc. hay que sumar
ahora nuevas fincas dedicadas a esta variedad.
"Tiene tirón", admite Enrique del
Águila, que habla de que a su club le han llegado peticiones para participar en
cacerías a caballo en Castilla-La Mancha de ingleses, americanos y alemanes. El
lancero opina que la economía es lo que más en cuenta ha tenido la
administración para legalizar esta práctica. "Aquí la caza es una fuente
económica muy importante, sino la más importante y ello lo saben. En
Castilla-La Mancha sería muy difícil ver turismo y nosotros traemos turismo
cinegético".*
¿No hay alternativa al turismo? ¿No hay nada? ¿Solo "el tirón"? Una vez
más —el propio medio lo hace— se establece el hecho sobre la "economía",
mal empleado el término ya que se refieren aquí a la rentabilidad, que no es lo
mismo. La discusión "económica" es la que afecta al modelo, a su
desarrollo y a sus consecuencias sistémicas. Pero eso, las consecuencias, en un país que ha destrozado muchas
de sus costas sin piedad pensando en el "beneficio", no tiene
demasiada importancia. Dar de comer y cepillar caballos, sacar punta a las
lanzas, etc., son oficios tan buenos como otros con cinco millones de parados.
Además, el turismo cinegético deja buenas propinas. Esta iniciativa, sí, es respetuosa
con nuestro pasado de ir dando lanzazos por ahí, ejemplo de modernidad,
de confluencia de lo viejo y lo más viejo. Será rentable para algunos.
Por
supuesto se establece un conflicto entre ecologistas y promotores del turismo
de lanza (¿piensan en un Benidorm masivo
o en un Puerto Banús selecto manchegos
dedicados a lancear jabalíes?). Discusión inútil, porque los promotores tienen
siempre la respuesta de que son ellos los que protegen a los animales,
como se protege a los toros lidiándolos o poniéndoles fuegos en los cuernos. El
nombre de los organizadores de esta faena medieval no dejan lugar a dudas:
La Asociación de Propietarios Rurales para la
Gestión Cinegética y la Conservación del Medio Ambiente (APROCA) ha sido la que
ha llevado las negociaciones con la administración, contando con la ayuda del
Club Internacional de Lanceo, de nacimiento español.*
La
"Conservación del medio ambiente" siempre por delante; el
"internacional" para vencer resistencias, que ya habrán tenido sus
contactos con los circuitos de la caza mayor. ¿Habrá algo más exótico que venir a España a cazar jabalíes con lanza? Nuestros emprendedores funcionan. Estamos modificando las leyes para permitir lo que antes no permitíamos y eso afecta a la caza, que se modifica para permitir lo que antes estaba prohibido, o la reglamentación sobre salud en lugares públicos que exigen para ponernos aquí los casinos de Las Vegas. Es puro bananerismo. Cada vez que una ley se modifica por este tipo de motivos, sufre la ley y lo sufrimos todos como precedente. Las leyes dejan de estar para cumplirlas; las leyes están para cambiarlas. Mal mensaje.
En 2011 se planteó en Cataluña la caza con arco, que fue desestimada |
Este
país, que se escandalizó cuando el rey se hizo una foto ante un elefante
muerto, quiere seguir viviendo de sus propios animales muertos; a los toros
habrá que añadir ahora los jabalíes. Habrá que decirle al rey que no vaya a
matar animales a "lugares recónditos" —es poco solidario con nuestras
fincas manchegas— y que ya puede hacerlo
aquí. Los toros vuelven a la televisión nacional y lo hacen por lo mismo, para
recalentar un sector enfriado, como
forma de estímulo y volver a llenar plazas y bares de alrededor comentando la faena.
Una vez
más, nos mostramos herederos de nuestros estereotipos, condenados a seguir
manteniéndolos no porque creamos en ellos, sino porque producen dinero, atraen
gente —como diría el ministro Soria—
desde lugares recónditos, pero que traen sus bolsillos llenos para vaciarlos
aquí. Jabalí por la mañana, golf por la tarde y "fiesta" por la
noche. ¿Qué más podemos pedir? No pueden vivir sin nosotros: al menos en vacaciones.
Así no
hay futuro, solo un presente de cartón piedra. Atracción fatal.
*
"Lancear jabalíes, práctica 'de caballeros' o 'crueldad de otros
tiempos'" El Mundo 26/08/2012
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/08/25/espana/1345897720.html
Hablando de emprendedores y caza, a ver cuándo puñetas inventan el negocio de "Caza del cazador" y que aquel que cace a uno, reciba una recompensa, no sé, ¿de 5 euros por ejemplo? Esto fomentaría otro sector de la caza, movilizaría a mucha más gente que está en paro, las asociaciones protectoras de animales (no como APROCA) se alegrarían del nuevo repunte de prosperidad para los animalillos y de paso acabaríamos con una lacra cruel para ricos que embrutece las mentes y corazones de este, cada vez más, maldito país.
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