Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Ya
saben, se lo tragan todo. Y arenas movedizas parecen ser las que trae y lleva
por el mundo ese magnate de la bolita mareada, del cubilete juguetón, del ¡vaya, no me sale el siete!, que es el señor Sheldon Adelson, deseoso
colonizador de tierras hispanas pero cuya generosidad es conocida en muchos otros
lugares, como China, sin ir más lejos, que ya es bastante.
The New York Times
le dedica un larguísimo artículo a sus tejemanejes en China*, y es que Adelson se
ha metido en demasiados berenjenales al mandar dinero como loco a la campaña de
Mitt Romney, candidato de los republicanos en las elecciones USA. Los medios lo
miran todo con lupa porque los cambios que hicieron en la regulación de la
financiación de las campañas permiten jugadas menos claras. Es muy sana esa
costumbre de mirar hasta el forro de las financiaciones porque luego te llevas
sorpresas con los compromisos en la sombra que los políticos han adquirido al
recibir el dinero de estos filántropos millonarios. La financiación es el espejo del alma.
El artículo de The New York Times sobre Adelson y China |
El señor Adelson sabe de la importancia de invertir en convencimiento por el procedimiento
necesario en cada caso. Le están revisando los millones invertidos en
funcionarios chinos, unos con sueldo fijo y otros por pago por obra, para tener su sitio en Macao, el único lugar de China en el que el juego está permitido. El
Sands Macao, levantado en 2004, es
uno de los casinos más grandes del mundo, con más de 21.000 metros cuadrados; y un espectacular hotel con 51 suites VIP. Adelson lo monta todo a lo grande y más en China.
También a lo grande es su cuenta corriente, que aumentó tras la apertura del casino en Macao
hasta convertirle en el sexto hombre más rico del mundo.
La reciente condena de la esposa de un defenestrado líder
chino por el asesinato de un hombre de negocios británico que se dedicaba a lavarles
el dinero —mucha, mucha colada— nos recuerda que los negocios en China
requieren de la connivencia de sectores de la administración, el partido y las
mafias, algo que no siempre es fácil de distinguir, para salir adelante. Dicen en The New York Times:
Federal investigators began looking into the
Sands’s China activities after the former president of the company’s Macau
operations filed a wrongful-termination lawsuit in 2010. The former executive,
Steven C. Jacobs, charged, among other things, that he had been pressured to
exercise improper leverage against government officials in Macau, and that the
company had turned a blind eye to Chinese organized crime figures operating in
its casinos. (The Jacobs lawsuit raised questions about payments to another well-connected
local figure — a lawyer and legislator in Macau — that were recently explored
by ProPublica and are also part of the federal bribery investigation.)*
Todo demasiado sucio. Las informaciones —no solo The New York Times— apuntan a que a principio
del milenio había varias cosas importantes en juego y ambas pasaban por China:
la candidatura de Pekín a los Juegos Olímpicos y la incorporación de Macao a la
China continental junto con Hong Kong, producida el 20 de diciembre de 1999.
Las mafias que tenía el control de la ex colonia portuguesa estaban preocupadas
por las licencias de juego. Macao pasó a ser el único lugar de China en el que
estaba permitido el juego, y allí plantó el señor Adelson su casino, el Sands Macao, que abrió sus puertas en
2004. La mayor fuente de ingresos de Macao es el juego, la base de su crecimiento espectacular. Y con él la delincuencia y la prostitución que gira alrededor. Desde
la cercana Hong Kong y del continente llegan los nuevos ricos chinos —cada vez
más— a vivir el lujo acristalado y luminoso del casino resort de Adelson.
La otra cuestión importante al comienzo del milenio era la preocupación porque el "pequeño detalle" de los derechos humanos en China fueran un impedimento para su
candidatura, y que Estados Unidos pudiera poner algún tipo de traba, como ya
ocurrió con la Olimpiadas de Moscú en 1980, en donde la administración Carter
amenazó con sancionar a cualquier atleta que intentara participar por su
cuenta. La invasión de Afganistán por la Unión Soviética fue el detonante del
boicot norteamericano e internacional, que se produjo unos meses antes del comienzo de los Juegos.
Un episodio de guerra fría que algunos temían que pudiera repetirse con Pekín. Cuenta The New York Times:
The company set out to cultivate Chinese officials. In the summer of
2001, Mr. Adelson and William P. Weidner, then the Sands’s president, flew to
Beijing for meetings arranged by Mr. Suen.
Chinese leaders at the time were worried about a pending House
resolution condemning the country’s bid for the 2008 Olympic Games because of
its human rights record. According to Mr. Weidner’s deposition in the Suen
case, Mr. Adelson promised Beijing’s mayor he would do what he could. Mr.
Adelson called his friend Tom DeLay, then the House majority whip, catching him
at a Fourth of July barbecue. Mr. DeLay said he would check on the bill’s
status. Several hours later, Mr. DeLay called and told Mr. Adelson he was in
luck. The resolution was stuck behind a series of other bills.
“So you tell your mayor it can be assured that
this bill will never see the light of day,” Mr. DeLay said, according to Mr.
Weidner.*
Demasiado oscuro o, si se prefiere, demasiado claro. Es
este mismo Adelson el que se ha convertido en uno de los principales
financiadores de la campaña del candidato a la presidencia tras el abandono de
Newt Gingritch, al que apoyó y financió hasta su retirada de las primarias
republicanas. Ahora el dinero va a Romney. Algunos ya se están planteando si
ese dinero —millones de dólares— que le están dando para su campaña no tiene
orígenes dudosos en los oscuros sótanos de las ruletas chinas y las mafias circundantes.
En cualquier
caso, Adelson, si Romney gana, tendrá un acceso privilegiado a la Casa Blanca,
mientras que China tiene un acceso fluido a él a través de su casino y resort.
Nada une tanto como los negocios, sobre todo si van bien y el casino chino va muy
bien. Las lujosas 51 suites VIP siempre están llenas con los emergentes
multimillonarios chinos; un buen lugar para establecer relaciones. Los canales
venecianos que Adelson ha llenado de gondoleros chinos son un buen sitio para
navegar. De esta forma, Sheldon Adelson suma su segunda embajada oficiosa en
los Estados Unidos: a los intereses de China se sumarían los de Israel, devoción
del magnate. La última metedura de pata de Romney respecto a Palestina, que le ha valido la acusación de racista, tiene mucho que ver con la visión e intereses de Adelson con Israel.
Adelson es poderoso porque tiene dinero y amigos poderosos, y
sigue acumulando ambas cosas.
El debate sobre la creación en Madrid o Barcelona de un
nuevo lugar de juego del señor Adelson va más allá de la famosa "creación
de puestos de trabajo". Adelson tiene un estilo de juego que no es el que nos hace falta aquí. Si el otro
día pedíamos reinventarnos, el juego, la prostitución y la corrupción inherente
a los casinos no es novedad alguna. Estamos intentando limpiar la política
española de las malas prácticas como para importar ahora un nuevo foco de previsible
problemas. Menos juego y más industria; más investigadores y menos croupiers.
Quién sabe, quizá el atractivo de Adelson se haya
multiplicado a los ojos de algunos ante la posibilidad de esos Juegos Olímpicos
por los que algunos llevan apostando mucho tiempo. Adelson juega en casinos,
despachos y pistas deportivas. La banca gana. Siempre.
*
"Scrutiny for Casino Mogul’s Frontman in China" The New York Times 13/08/2012
http://www.nytimes.com/2012/08/14/us/politics/sheldon-adelsons-dealings-in-china-are-under-investigation.html?pagewanted=1&_r=1&ref=general&src=me
The Washington Post recoge las críticas a Romney sobre sus visión del problema de Palestina |
La inauguración del lujoso hotel "veneciano" en Macao |
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