Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
artículo del escritor y periodista italiano Roberto Saviano —el autor del éxito mundial de ventas Gomorra— en The New York Times comienza de una forma
muy directa: "The global financial crisis has been a blessing for
organized crime."* Con el título "Where the Mob Keeps Its Money",
Saviano hace un rápido y contundente recorrido por las conexiones entre los
bancos y las distintas organizaciones mafiosas que han florecido en el mundo
global consolidándose como auténticos imperios internacionales.
Las
mafias invierten sus ganancias allí donde puede ser más rentable especular que
robar. Desde que especular esta bien visto, trae más cuenta y deteriora menos la imagen. La vieja hornada mafiosa ha sido sustituida por tiburones de las
finanzas, expertos en blanqueo de capitales y en rentabilizarlos al máximo. La
cuestión principal que se plantea es cómo los bancos han pasado de víctimas a
cómplices, una pregunta sin duda molesta, pero que los acontecimientos que
salen a la luz permanentemente por todo el mundo no puede seguir ocultando.
Habrá
personas que desde una humilde sucursal hasta los cómodos sillones de las
juntas directivas se sientan molestos porque se les incluya en este tipo de
actividades colectivas, pero con cada investigación se demuestra que en el
sistema financiero la mano derecha afirma no saber qué hace su mano izquierda
con demasiada frecuencia. Por unas cuestiones o por otras, los bancos de medio
mundo están siendo investigados por prácticas extrañas de diversa naturaleza:
blanqueos, manipulación de índices, cuentas opacas, etc. El sector bancario es necesario para la vida económica, pero esto tiene que cambiar cuanto antes y tratar de evitar las fluctuaciones en ese abanico que va desde lo legal hasta lo ilegal, pasando por lo extremadamente oscuro, que parece legal, pero bordea lo ilegal, como les avisan los reguladores. El cóctel de banqueros imaginativos y mafiosos emprendedores tiene un gran tirón económico. Un motor que algunos no quieren dejar parar.
El
artículo de Saviano nos advierte ya en su primer párrafo de las relaciones
entre crisis económica y mafias de diverso origen y especialidad:
A series of recent scandals have exposed the
connection between some of the biggest global banks and the seamy underworld of
mobsters, smugglers, drug traffickers and arms dealers. American banks have
profited from money laundering by Latin American drug cartels, while the
European debt crisis has strengthened the grip of the loan sharks and
speculators who control the vast underground economies in countries like Spain
and Greece.*
El hecho de que aparezcamos citados en el párrafo inicial y
junto a Grecia —que el artículo define como una de las economías más corruptas—
debería ponernos sobre aviso del papel que nuestro espacio económico ha estado
jugando en esa lucha por atraer "inversores" a negocios que hacen las
delicias de los alcaldes y acaban convirtiéndose en las pesadillas de los
vecinos.
En ocasiones, de forma muy tibia, han aflorado algunas
informaciones sobre la presencia de las mafias de diversas nacionalidades
en nuestro país. Con una asepsia exquisita se nos habla en los medios de la
aparición de cadáveres de extranjeros con una de las causas de mortandad que no
aparecen en los libros de medicina: ajuste de cuentas. Siempre me quedé con la curiosidad
de saber qué "cuentas" eran las que ajustaban, pero casi nunca
encontré la explicación. No sabía si eran las mismas "cuentas" o
distintas "cuentas" las que hacían que algún ciudadano chino, ruso,
albanés, colombiano, etc. apareciera acribillado. Uno podría pensar que están
aquí de vacaciones, que los sicarios aprovechan su estancia relajada para
eliminarlos, pero también podemos pensar con fundamento que, por el contrario, los
negocios por los que son eliminados están realizándolos aquí. Y floreciendo.
Roberto Saviano dedica tres párrafos de su artículo a España,
junto a la mención inicial que ya hemos resaltado:
Spain’s crisis, like Greece’s, was prefaced by years of mafia power and
money and a lack of effectively enforced rules and regulations. At the moment,
Spain is colonized by local criminal groups as well as by Italian, Russian,
Colombian and Mexican organizations. Historically, Spain has been a shelter for
Italian fugitives, although the situation changed with the enforcement of
pan-European arrest warrants. Spanish anti-mafia laws have also improved, but
the country continues to offer laundering opportunities, which only increased
with the current economic crisis in Europe.
The Spanish real estate boom, which lasted from 1997 to 2007, was a
godsend for criminal organizations, which invested dirty money in Iberian
construction. Then, when home sales slowed and the building bubble burst, the
mafia profited again — by buying up at bargain prices houses that people put on
the market or that otherwise would have gone unsold.
In 2006, Spain’s central bank investigated the
vast number of 500-euro bills in circulation. Criminal organizations favor
these notes because they don’t take up much room; a 45-centimeter safe deposit
box can fit up to 10 million euros. In 2010, British currency exchange offices
stopped accepting 500-euro bills after discovering that 90 percent of
transactions involving them were connected to criminal activities. Yet 500-euro
bills still account for 70 percent of the value of all bank notes in Spain.*
Las conexiones entre el "ladrillo español " y las
mafias a través del blanqueo de dinero se han insinuado en muchas ocasiones,
pero ha resultado difícil entrar en tramas que, como es característico de la
construcción, envuelven a empresas y ayuntamientos o comunidades, es decir, a
políticos con capacidad de decisión o de modificar una normativa. Estos dineros
llegan y se blanquean a través del sistema bancario, que actúa como mediación.
La burbuja especulativa de la construcción en nuestro país
puede tener un origen más complejo que nuestro afán de gastar. Las mafias
arraigan en donde se dan las condiciones —legales, económicas, morales...— para
poder conseguir sus objetivos. Las perspectivas de grandes beneficios, directos
o indirectos, en tiempos de crisis animan a más de uno a entrar en el juego
mafioso.
El reciente caso en Casares es un ejemplo de este tipo de
situaciones. En mayo, RTVE nos informaba:
La mafia rusa, con importantes
ramificaciones en la Costa del Sol, era el principal "cliente" de la
red de blanqueo de capitales y corrupción urbanística liderada supuestamente
por el exalcalde de la localidad malagueña de Casares Juan Sánchez (IU), en
prisión desde el pasado martes, y en la que ya hay nueve imputados, entre ellos
el concejal de Urbanismo.
Así lo han confirmado a Efe
fuentes de la investigación, que han explicado que la trama había creado un
complejo entramado de más de 20 empresas que se superponían unas a otras y que
eran las encargadas de blanquear el dinero procedente del crimen organizado.**
Políticos, empresarios, banqueros y mafiosos son una
combinación complicada que cuando arraiga en la sociedad forman un cáncer del
que no es fácil librarse. La crisis económica nos está quitando el velo de los
ojos para ver que este tipo de situaciones están mucho más próximas de lo que
pensamos. Hay que hablar de ellas para que sean rechazadas firmemente.
La globalización ha tenido varios efectos. Uno de ellos es
permitir que los bancos tengan más facilidades para hacer perder la pista a sus
operaciones oscuras. El reciente escándalo en Estados Unidos de la cadena norteamericana
Wal-Mart en México, pagando sobornos, y el lavado de dinero del narcotráfico mexicano por el banco HSBC nos hacen ver que las presiones sobre
las empresas y bancos aumentan para incluirlas en las actividades mafiosas o que las propias empresas comienzan a actuar así.
El espacio honesto se reduce y aumenta el delictivo que se
incorpora a la vida cotidiana. Antes de que te des cuenta, te has transformado
en un espacio corrupto. Las mafias acaban convirtiéndose en lobbies de la vida
nacional, presionando para obtener lo que quieren, colocando a sus acólitos en
los puestos necesarios, financiando a quien les interesa. Cada vez es más
frecuente en las noticias escuchar o leer que entre los habituales detenidos
extranjeros figuran empresarios españoles que les daban cobertura.
Es un mal
síntoma porque significa que se han introducido, como los parásitos, bajo la
piel y costará más sacarlos. El mafioso que, nos cuenta Saviano, venía a refugiarse a su chalecito en la Costa del Sol, ha instalado su oficina entre nosotros. Bienvenido, señor inversor.
* Roberto
Saviano "Where the Mob Keeps Its Money". The New York Times
25/08/2012
http://www.nytimes.com/2012/08/26/opinion/sunday/where-the-mob-keeps-its-money.html?_r=1&hp
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