Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
muerte de un hijo siempre nos ha sido descrita como anti natural, algo que unos padres no están nunca preparados para
asimilar. Lo natural, nos dicen, es que los hijos sobrevivan a los padres; vayan
preparándose mentalmente para su desaparición en algún momento conforme avanza
su edad. Los padres, en cambio, no están preparados para asimilar la pérdida de
los hijos, que es siempre un choque terrible.
Si la
muerte del hijo se produce por suicidio, con catorce años de edad, a las
sensaciones de dolor se deben sumar muchas otras de frustración, de
culpabilidad, de impotencia por haber sido incapaces de frenar su camino hacia
la desesperación. Si el suicido ha sido, además por problemas en la escuela,
todo el dolor anterior es fácil que se transforme en ira y se canalice hacia
los que se considera responsables de esa muerte insufrible.
Ese es
el caso del ciudadano alemán Rainer Klaus Reischeid*, profesor de farmacología
en la Universidad de California, que se verá estos días en los tribunales en
Estados Unidos. Su hijo, Claas Stubbe, de catorce años, se suicidó tras haber
sido acusado de robo en la tienda de la escuela y haber sido sancionado a
recoger la basura en el colegio. El adolescente se ahorcó poco después en un
parque. Esto ocurrió en abril.
Rainer Reischeid
fue detenido el 24 de julio después de haber realizado varios pequeños
incendios en el parque en el que se ahorcó su hijo. Tras la detención —al ser
sorprendido en su quinto incendio—, aparecieron varios escritos y correos en
los que describía la matanza que tenía en mente realizar llevándose por delante
a los que él consideraba responsables de la muerte de su hijo por acoso, al
personal de la escuela y a los alumnos. Hablaba de causar doscientas muertes
entre el alumnado y arrasar la escuela incendiándola. Finalmente se despedía de
la familia —a la que había mandado de regreso a Alemania— pues tenía intención
de suicidarse. Una auténtica orgía de sangre y sexo sádico, con fantasías de
violaciones y degradaciones de las personas a las que pensaba eliminar
responsabilizándolas de la muerte de su hijo. Con la pérdida de Claas Stubbe,
su padre —un tranquilo profesor que nunca tuvo un arma— perdió la cordura y el
mundo dejó de tener sentido para él.
Reischeid
no ha llegado a cometer esos crímenes. Son el fruto de sus alucinaciones y fantasías
errantes para evitar pensar en lo que ha perdido, a su hijo. Su detención
probablemente haya sido un alivio para él al alejarle de la posibilidad de hacer
lo que tenía en mente y del suicidio, que es lo más probable, cuando llegara al
nivel intolerable de dolor. Eso ha señalado su defensa:
'You have to take into account the context in
which these writings come. He's so emotionally distressed and now he's under
the comingled influence of psychotropic drugs and alcohol and he's writing
these things - not acting on them - just writing them down,' [Jacqueline] Goodman
said. 'He's clearly not in his right mind. It's like writing in a diary.'
When police searched Reinscheid's car, they found
a red folder containing a newly signed will and also discovered a power of
attorney document on his computer that gave his wife control over his finances
and children, according to a police report obtained by The Associated Press.*
En unos
Estados Unidos todavía sacudidos por la matanza del cine en Aurora, el llevar
al papel una matanza en una escuela se toma con mucha cautela. La psicosis creada
lleva a extremar las precauciones para prevenir, por remota que sea la
probabilidad, una nueva matanza. Rainer Reischeid será observado y atendido
para evitar que sea un peligro para los demás y para él mismo. Es mucha ayuda
lo que necesita para compensar el dolor y la rabia contra los que él considera responsables.
Pero no
siempre la paternidad establece los mismos vínculos entre padres e hijos. En el
extremo opuesto, en el Reino Unido
acaban de condenar a cadena perpetua a los padres de Shafilea Hamed, de
diecisiete años, por asesinarla cruelmente en lo que se sospecha un
"crimen de honor". En el Pakistán rural, de donde proceden, las
tradiciones exigen que se acabe con los miembros que manchen el
"honor" de la familia. A los padres no les tembló la mano al asfixiar
a su hija con un bolsa de plástico alrededor del cuello delante del resto de
sus hijos. Era una auténtica ejecución y debían contemplar lo que les ocurre a
los que desafían las normas de la familia. No podemos ponernos en su mente, nos
es imposible.
El
diario El Mundo nos da cuenta de lo
que el tribunal le ha dicho a esos padres:
"Ustedes se opusieron a que (Shafilea) vistiese ropa occidental y
se opusieron a que tuviese contacto con chicos. Se la situó entre dos culturas,
la cultura y modo de vida que ella veía a su alrededor y quería adoptar, y la
cultura y modo de vida que ustedes querían imponerle", añadió el juez.
En su declaración al tribunal de Chester
(norte de Inglaterra), la hermana de Shafilea, Alesha, de 23 años, dijo durante
el proceso que sus padres la empujaron contra el sofá de la casa, le pusieron
una bolsa de plástico en la boca y la mataron en presencia de sus otros hijos.**
Caso terrible que nos resulta de una crueldad intolerable. ¿Cómo puede haber tanta distancia entre la locura del padre de Claas Stubbe, que no puede soportar el suicidio de su hijo y siente la tentación de la matanza, y el crimen horrendo de los padres de Shafilea, que asesinan a su hija con sus propias manos ante el resto de la familia. ¿Cómo se puede entender de forma tan distinta algo que consideramos tan "natural" como la paternidad?
La
expresión común "padres desnaturalizados" es errónea. Nada hay más "cultural"
que el "amor" y especialmente el que se da en las familias. Se nos
educa en nuestra forma de amar y sentir como se nos enseña a comer, vestir o
apreciar la música.
En
muchas partes del mundo las familias son todavía estructuras en las que todos
están obligados a la obediencia ciega a personas y códigos. Más allá de la
familia están la comunidad y el código. La comunidad es la encarnación del
código y el código es la abstracción de la comunidad. Ante ellos, los
individuos no existen y quien no lo entiende y se opone es eliminado.
Es lo
que ocurrió en el caso de Shafilea. Su padre no veía en ella una "persona",
sino un "lugar", una posición en un sistema de relaciones que
establecía el tipo de sentimientos que podía mantener con ella y ella con él, el de la obediencia incondicional. Shafilea se
negaba a ocupar ese espacio que la tradición le había señalado, el modelo
repetido en su sociedad de procedencia. A ella le gustaba Justin Timberlake, tenía
amigos, escribía poesía y quería ser abogada. Demasiado para sus padres. The Telegraph cuenta hoy cómo Shafilea bebío lejía cuando, con dieciséis años, fue llevada de visita a la aldea pakistaní de la familia y comentaron que le habían encontrado ya un marido, un hombre deseoso de casarse con una mujer con pasaporte británico. La familia dice que fue un accidente, que se equivocó de botella.***
La
sentencia da cuenta del problema
cultural y del conflicto entre lo que se lleva en la mente y lo que nos rodea.
Shafilea veía su entorno como la oportunidad de ser ella misma o, al menos, ser
de otra manera, mientras que sus padres veían esto como una aberración. Ante la
negativa a compartir su modelo, fríamente, la eliminaron.
Dos
jóvenes, de catorce y diecisiete años, han visto sus vidas truncadas. Él, Claas Stubbe, no
pudo soportar la presión personal y social y se suicidó; ella, Shafilea, fue víctima de una forma de pensar opresiva que no
deja de funcionar en la distancia. Es difícil pensar en dos casos más extremos.
Nos muestran que vivimos en un planeta, pero que existen muchos mundos y
tiempos en él.
* 'I will make him cry and beg': Chilling emails of college
professor who 'plotted to machine gun 200 students to avenge bullied son's suicide' Daily Mail 2/08/2012
http://www.dailymail.co.uk/news/article-2182448/UC-Irvine-professor-Rainer-Reinscheid-wrote-chilling-emails-detailing-plans-buy-machine-guns-shoot-dead-200-students.html
**
"Cadena perpetua para un matrimonio que mató a su hija en un crimen de
honor" El Mundo 3/08/2012
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/08/03/internacional/1344005193.html
***
"The Pakistan village where Shafilea drank bleach to avoid an arranged
marriage" The Telegraph
3/08/2012
http://www.telegraph.co.uk/news/uknews/crime/9449488/The-Pakistan-village-where-Shafilea-drank-bleach-to-avoid-an-arranged-marriage.html#
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