martes, 25 de abril de 2023

La caída de la estrella de la difamación

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Hace unos días nos ocupábamos aquí del pago acordado por Fox a la compañía que administró las máquinas del voto en las últimas elecciones norteamericanas. Señalábamos entonces el daño hecho a la credibilidad de la empresa de noticias, pues el acuerdo era una forma de evitar un daño mucho mayor en lo económico, lo mediático y lo político. Con ello, decíamos, no solo se dañaba a la Fox, sino que su función de portavoz de las mentiras de Donald Trump, dejaba en evidencia al ex presidente.

La estrategia de Trump siempre ha sido similar: tirar la piedra y esconder la mano. Él insinuaba o instruía off the record, pero a quien dejaba la tarea de dar la cara era a la Fox y a su propio ejército de replicadores. La Fox no hacía esto por amor a Trump, como se ha podido comprobar, sino para jugar con sus propias audiencias que les demandaban los excesos afirmativos. Esta es la tarea de sus "estrellas", los que incrementaban sus audiencias y sus cheques haciendo suyas la causa de Trump.

En El Mundo nos informan de un paso más, la destitución de una de sus estrellas más pro Trump: 

Era David contra Goliat, pero Dominion Voting Systems sigue sumando victorias contra la todopoderosa Fox News. Solo una semana después del anuncio del millonario acuerdo extrajudicial alcanzado entre la compañía de máquinas de votación con sede en Canadá y la empresa del magnate Rupert Murdoch, Fox ha comunicado este lunes que Tucker Carlson -uno de sus presentadores estrella- deja el canal de noticias. "Fox News Media y Tucker Carlson acordaron separarse. Agradecemos sus servicios a la cadena como presentador y antes como colaborador", informó la empresa en un comunicado.

Carlson, de 53 años, era uno de los rostros conocidos en todo el país cuya comparecencia se esperaba en el juicio que la cadena logró evitar in extremis gracias a la lluvia de millones (787,5 millones de dólares, casi 720 millones de euros) que acordó pagar a Dominion para poner fin a la demanda por difamación que la compañía de máquinas de votación le había interpuesto por difundir falsedades sobre un supuesto fraude en las elecciones estadounidenses de 2020.

Dominion acusó directamente a Carlson de realizar una veintena de programas de 'Tucker Carlson Tonight' en los que difamaba a la compañía canadiense. "La mierda del software es una locura", escribió el presentador en referencia a los sistemas de voto que dieron la victoria a Joe Biden y sobre los que el ex presidente Donald Trump sembró tantas dudas (apoyadas y amplificadas por Fox News) que alentó a una turba de exaltados seguidores a asaltar el Capitolio de EEUU el 6 de enero, causando la muerte de un policía.*

 

La derrota de Trump ha sido como una especie de prueba de fuego para la Fox, para sus estrellas y, especialmente, para una forma de hacer política desde los medios. Esta última expresión debe entenderse desde el doble sentido de las relaciones de la política con los medios y de los medios con la política y los políticos.

La Fox ha sido un ejemplo nefasto —tanto por su principio como por su final provisional ahora— de lo que significa crear un sistema mediático al servicio de una mala causa. La Fox ha hecho populismo político mediático, una combinación explosiva que les ha reportado millones en audiencias, pero también el pago de una suma millonaria, la pérdida de una de sus estrellas y la previsible pérdida de audiencia.

En este último sentido, la Fox ha creado su propio destino. Por un lado, será vista como una entidad "traidora" por parte de los que siguen fieles a Trump, es decir, creyendo que le robaron las elecciones, radicales a los que les da igual las sentencias en los tribunales y las declaraciones que muestran el interior de las instituciones a través de los mensajes filtrados, las declaraciones, etc. Las sentencias son para ellos la demostración de la conspiración; las declaraciones o filtraciones, igualmente, son demostraciones de las traiciones producidas, es decir, del calvario vivido por el "divino Trump", su ídolo, al que seguirán, con armas o sin ellas, hasta el fin.

En ABC se cierra así la noticia sobre la salida de Tucker Carlson:

El futuro de Carlson es una incógnita. Se lo rifarán las cadenas que han crecido a la derecha de Fox News con el ascenso de Trump, como Newsmax o NewsNation. O podría montar su propia plataforma de noticias. Pero es evidente que su marcha de Fox News será un problema para la cadena -es su presentador con más audiencia, la noticia propició una caída del 3% de su acción en bolsa- y podría radicalizar más el panorama de los medios.

Carlson es un presentador combativo e incendiario, que llegó a Fox News en 2009 pero que consiguió su propio programa en 2016, el año de la victoria de Trump. Surfeó mejor que nadie el 'trumpismo' y regaló a una audiencia enardecida motivos para estarlo más, con un mensaje centrado en el ataque de las elites liberales contra la idea del EE.UU. blanco, cristiano y convencional. Inmigración ilegal, tensiones raciales, agenda 'woke', globalismo, mandatos en la pandemia… Todo cultivaba esa idea del abuso progresista frente al EE.UU. tradicional. Su despido de Fox News, que cada vez más 'trumpistas' ven como una cadena «débil» y «vendida», le servirá para echar más gasolina al fuego.**


El ascenso de Carlson hasta la gloria se convierte en signo para otros. La pregunta sobre su futuro no es trivial. Puede ser el olvido en un mundo ruidoso o, por el contrario, el lanzamiento de una nueva forma de radicalidad populista mediática. El problema que se le plantea realmente a Tucker es que lo que pueda ser es lo que se espera de él. Es la paradoja mediática cuando se centra en la necesidad de la popularidad. El problema desde el punto de vista de Tucker Carlson es que su carrera, su ascenso, ha sido como elemento mediador entre en Trump que lanza la idea y un público al que él calentaba explicando lo que Trump insinuaba.

Las revelaciones sobre sus opiniones sobre Trump no le favorecen ante un ex presidente al que no le gustan los "perdedores" y Carlson lo es. El periodista puede intentar mostrarse como una víctima del sistema, como alguien sancionado por decir una "verdad" en la que cada vez cree menos gente y, sobre todo, cuesta caro sostener (como ya sabe la Fox tras su pago millonario). Esto le llevaría a intentar ser estrella en esa parte del sistema que el diario ABC llama "a la derecha de Fox". No sé si el ejemplo de lo ocurrido con la Fox, pagando los excesos de Carlson, es un aliciente para que sea contratado. ¿Apostarán por él o entrará en los "perdedores" despreciados por Trump?

La otra opción es crear su propia radicalidad, intentar descubrir cuántos adeptos propios creó en su momento y lanzarse a la radicalidad por la radicalidad. Elegir no es sencillo porque no todo depende de él. La sorpresa del despido —los medios norteamericanos suelen ser fulminantes en estos casos— necesita de una reevaluación de la situación.

El problema mediático y su fusión con el político en una sociedad polarizada no es sencillo. La polarización es una forma de asegurarse un público. El problema es que ese público que surge de la radicalidad exige radicalidad, una línea basada en el exceso populista, un mundo maniqueo, plano e intensivo, donde solo quieres escuchar lo que te gusta escuchar. La demanda contra la Fox y el pago por evitar ir a juicio y perderlo muestran (o imponen) ciertos límites que suponen el control de ciertas cosas.

La Fox ha hecho mucho dinero apoyando a Trump, con un presidente que les llamaba desde la Casa Blanca en mitad de un programa, que les retuitea las noticias, etc. Pero lo que cuenta es el final, una definición clara de lo que se puede y no puede hacer. ¿Ha sido eso lo que ha supuesto el despido de Tucker Carlson? ¿Habrán sacado alguna consecuencia o solo es una forma de desvío de la atención librándose de una carga ante muchos?

The Washington Post

La noticia del despido de Tucker Carlson es ahora mismo la que encabeza la página de The Washington Post, lo que da muestra de su alcance, de la importancia concedida. Lo que está encima de la mesa es algo más que el destino del presentador deslenguado, sino una forma futura de hacer política desde los medios, de los riesgos que estos asumen cuando dan por buena las "fake news", la "realidades alternativas" y demás formas de llamar a la desinformación al servicio de intereses opuestos a los del periodismo auténtico, algo distinto de la manipulación propagandística. La Fox está pagando en su propia piel su decisión de superponer audiencias y votantes. Las próximas elecciones necesariamente tendrán algún tipo de cambio, aunque es difícil saber lo que supondrá y lo que Trump les condicionará.

La última noticia falsa que dio Tucker Carlson en la Fox fue "¡volveremos el lunes!". No volvió. La Fox no le ha dejado ni despedirse de la audiencia.

* Teresa Burto "El presentador Tucker Carlson sale de Fox News tras el escándalo sobre la difusión de 'fake news'" El Mundo 24/04/2023 https://www.elmundo.es/internacional/2023/04/24/6446a88ee4d4d833038b45b5.html

** Javier Ansorena "Tucker Carlson, estrella de la TV conservadora de EE.UU., a la calle" ABC 24/04/2023 https://www.abc.es/sociedad/bomba-medios-eeuu-tucker-carlson-presentador-estrella-20230424181932-nt.html#vtm_modulosEngag=lomas:sociedad:noticia:2

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