lunes, 24 de abril de 2023

La soledad

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Laura Gómez Sánchez nos trae en RTVE.es un tema que, señala, se está volviendo cada día más problemático en los jóvenes, la soledad. Con el titular "Jóvenes "desesperados" y cada vez más solos: "Les faltan escenarios para construir relaciones"" pone sobre la mesa los datos y opiniones sobre una cuestión que para algunos puede resultar paradójica en una sociedad que nos "ofrece" la "felicidad" y la satisfacción de aquello que se nos ocurra en cada momento. Pero quizá sea esa mercantilización de todo uno de los obstáculos y esa oferta insatisfactoria uno de los factores que la motive entre los diferentes sectores.

El artículo comienza señalando una distinción:

La soledad ya no es una preocupación solo de las personas mayores. Los jóvenes, de hecho, duplican a los de más de 65 años en este problema. Según ha asegurado esta semana el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada, casi el 40% de quienes conviven con ella tienen entre 16 y 34. Un "triste" dato que no sorprende a muchos expertos. "Están desesperados", asegura la psicóloga Susana Villora.

Villora forma parte del Centro Joven de Albacete y es responsable del proyecto Aíne para prevenir la soledad no deseada en jóvenes, desde donde es testigo del aumento de este sentimiento. En consulta observa motivos como las mudanzas a otras ciudades, el acoso escolar o la falta de habilidades sociales, pero, en general, sostiene que la dificultad principal es la ausencia de lugares donde interactuar. "Ahora utilizan más internet y les faltan escenarios reales para construir relaciones", opina.*


Frente a otros tipos de problemas de las sociedades contemporáneas, la soledad empieza a ser responsable y resultado de nuestro estado de ánimo. Es una sensación, provocada por la realidad o imaginaria, que nos muestra en nuestra relación con los demás. Es más fácil sentirse solo en una multitud que Robinson en su isla. La soledad no es espacial, sino mental, relacional. Distinguimos perfectamente entre "estar solos" y "sentirse solos", un matiz importante porque tienen diferentes soluciones. De ahí esa cuestión del "no deseada", un elemento importante.

Pero cuando se nos dice que no es una preocupación "solo" de las personas mayores, entendemos que el problema es más amplio, pero también que se ve una cierta "naturalidad" en las personas después de cierta edad. La soledad no es buena en ninguna, obviamente.

De todas las cosas para las que educamos, formamos, etc., la soledad es para la que menos preparados estamos para combatirla. La soledad está estigmatizada y solo dan cuenta de su realidad las ficciones, del teatro al cine pasando por la Literatura, la que abordó la diferencia entre el ser y la apariencia accediendo al interior de la persona. Pero la superficialidad de nuestras sociedades modernas impide volcarse en el interior mientras que nos lanzan a la actividad exterior como sustituto.

Cualquier conocedor de buena literatura, cine o teatro, sabe que la soledad está ahí y que solo se supera mediante la introspección, la vida interior, más que en la vorágine exterior. ¿Han visto la película Almas perdidas en Inisherin (2022)? ¿De qué creemos que trata sino de las formas de soledad?

El artículo, por supuesto, entra en otras causas, importantes como esos "escenarios reales", de los que se habla, pero esos servirán de poco ante la presencia del vacío interior, que es una forma previa de auto relacionarse. Leyendo las quejas de algunos sobre lo que entiende por soledad es la necesidad de que alguien les escuche "realmente", alguien con quien poder hablar

Mariam tiene 15 años y, aunque tampoco entiende las redes sociales como sustitutos de las relaciones, apunta a otro posible origen de la soledad. "No tengo tiempo para socializar", expresa. En el instituto apenas cuenta con media hora del recreo para hablar con sus compañeros y asegura que pasa horas estudiando o haciendo tareas en casa. Entonces se ven obligados a usar las redes para relacionarse pese a que se pierda "mucha conexión" humana, opina.

La joven, sin embargo, no está sola. Tiene "muy buenos amigos" a los que aprecia y de los que se siente agradecida. El problema, insiste, es que en muchos momentos le ronda el pensamiento de no encajar del todo con ellos. "Les quiero mucho, y sé que ellos a mí, pero no siento que pueda contarles todo o que conectemos", detalla a RTVE.es. Para ella una amistad verdadera pasa por requisitos como los silencios cómodos y las confidencias sin miedos al qué dirán, algo que aún no ha encontrado.

¿Qué es no encajar? ¿La creencia en que el mundo debe ajustarse a nosotros? Quizá sea parte de esa forma en la que nos frustramos cuando no obtenemos lo que deseamos pero ¿lo sabemos realmente?

En el artículo se habla de distintos factores que pueden hacer manifestarse ese sentimiento de soledad, desde el exceso de trabajo a la falta de personas con las que "socializar".

Veo muchas parejas adultas sentadas con sus teléfonos, a los que miran sin cesar, en silencio. A veces se interrumpen y muestran al otro su teléfono para seguir con su actividad solitaria en proximidad. Veo jóvenes que caminan juntos con sus auriculares puestos. No hablan, simplemente caminan juntos.

Quizás algunos de ellos se sientan solos, solo están juntos. Cada vez se abunda más en la idea de unos chatbots de inteligencia artificial diseñados para charlar con ellos y no sentirnos solos. Hemos tratado de esto en ocasión reciente. Pero ¿cuánto tiempo podemos pasar en esta situación?

Quizá la soledad no sea un estado particular, sino la consecuencia de la incapacidad para madurar y aceptarla en su forma más positiva, la de enfrentarse a uno mismo. Quizás estás formas de soledad se busquen satisfacerse como si fuera un pedido en algún gran almacén. Nos hemos acostumbrado a muchas cosas, pero no acabamos de acostumbrarnos a tener una soledad positiva que nos permita relacionarnos con los otros.

Siempre me ha sorprendido una respuesta mayoritaria cuando le preguntan a la gente ¿qué espera de su pareja?: "que me haga reír". Valorando la risa, no deja de ser un uso utilitarista del otro. El paraíso parece ser ruidoso. Confundir las relaciones con el "club de la comedia" ya nos dice mucho de que primero hay que construirse, después ser capaz de salir de uno mismo para poder encontrarse con ese otro ideal con el que compartir lo nuestro... y lo suyo.

No nos preparamos para la soledad. Nadie nos educa a mirar en nosotros mismos. La soledad no es un problema "juvenil", algo que se cura con la edad hasta llegar a la vejez donde se da por supuesta. Es un problema personal que puede acompañarnos e lo largo de nuestra vida y cuyo remedio o atenuación está en nuestro propio interior. El mundo moderno lo tapa con la acción pero, como se nos dice, la propia acción impide las relaciones con otros.

La soledad, no nos engañemos, define nuestras sociedades modernas. Está ahí, de principio a fin.  Podemos "medicalizarla", "estigmatizarla", etc. pero también podemos intentar darle un sentido no angustioso y tratar de potenciarnos como seres humanos abiertos, no necesitados de entretenimiento sino de algo por descubrir. En la soledad moderna hay mucho de abandono mutuo, de utilización del otro para llenar nuestras propias carencias. Por eso es fundamental cambiar el sentido de nuestras  experiencias sociales, una mayor generosidad más allá de lo superfluo que nos define. Si no encontramos lo que buscamos, puede que haya poco. Y ese es el problema verdadero.

 

* Laura Gómez Sánchez "Jóvenes "desesperados" y cada vez más solos: "Les faltan escenarios para construir relaciones"" RTVE.es 23/04/2023 https://www.rtve.es/noticias/20230423/soledad-no-deseada-jovenes/2439138.shtml

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.