jueves, 13 de abril de 2023

Ciberacoso

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Supongo que solo los más viejos del lugar (y del "no lugar") recordamos qué era aquellos del "Manifiesto por la Independencia del Ciberespacio", escrito por John Perry Barlow.

Se lo cuento rápido. Fue un bonito y romántico documento que circuló por las entonces incipientes redes, en los años noventa, mediante el cual, en un lenguaje épico y hermoso, se declaraba que el de Internet sería un mundo mejor, libre de sinvergüenzas y maldades, construido para que las buenas personas pudieran refugiarse lejos de la malas personas, un mundo colaborativo y gratuito, alejado del negocio y la codicia.

"Bla, bla, bla", habrá pensado ya alguno a la vista de lo que ha ocurrido desde entonces. Luego  llegó su transformación en "mercado" y demás y comenzaron los problemas. Las malas personas tenían su derecho a serlo en todas partes y la utopía del "reservado el derecho de admisión" se fue al traste rápidamente. Fue bonito mientras duró, por cierto, muy poquito. El texto ha quedado en mi memoria. Este era su altivo comienzo:

Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo, así que me dirijo a vosotros sin más autoridad que aquella con la que la libertad siempre habla.

Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente.

Los gobiernos derivan sus justos poderes del consentimiento de los que son gobernados. No habéis pedido ni recibido el nuestro. No os hemos invitado.

[https://www.eff.org/cyberspace-independence]

 

Cualquier sueño pasado fue mejor. ¿Por qué me acuerdo de esto? Me lo trae a la memoria una pequeña pieza, 1:38, en donde con el titular "Algunas mujeres denuncian acoso sexual en el metaverso" se nos explica que "varias usuarias denuncian haberse sentido perseguidas y coaccionadas en este mundo virtual, donde incluso es posible simular agresiones sexuales." Diversos expertos en el campo del mundo virtual analizan el fenómeno del acoso y los ataques simulados en el Metaverso de Facebook y en otros espacios similares.

La recreación de un mundo supone el traslado, la mudanza de la maldad del mundo real al ahora virtual. Ya no hacemos mundos mejores (creo que ya ni soñamos con ellos, aunque sea ingenuamente), sino que exportamos nuestros vicios y defectos. ¿No queda nada de la utopía? ¿No hay ya un espacio en el que alguien sueñe con la tranquilidad y el buen rollito? No, para eso se queda uno en casa leyendo un libro, aunque los amigos te llamen "aburrido".

Es triste que no haya la posibilidad de compartir un mundo, no ya "perfecto", sino simplemente habitable en el que sacar a pasear a tu perro virtual, observar a los pájaros virtuales cantar en las ramas de los árboles virtuales, etc. etc. porque está plagado de delincuentes virtuales.

Nos dicen que muchas mujeres han optado por utilizar avatares masculinos para evitar el acoso de los otros avatares. Ya es triste que la tranquilidad (relativa) pase por fingirte "varón". La cuestión se agrava porque el acosador puede fingir ser otro y descubrir el peligro ya demasiado tarde. Los que se creían a salvo en el mundo virtual encuentran muchas veces que son mundo peores, que lo que hay detrás de un avatar simpático puede ser cualquier delincuente que encuentra su mismo placer en el fingimiento, la seducción, el acoso virtuales.

Da igual dónde o cómo se haga. Lo cierto es que la sensación de no poder disponer de un espacio sano no viene del espacio en sí, sino de los que lo pueblan. Es decir, construya lo que construya, no quiero un espacio vacío sino un espacio de relaciones con los otros. Y el problema, evidentemente, son los otros. Lo que nos impulsa a recurrir a espacios virtuales es el profundo aislamiento, superficialidad o agresividad, tres males contemporáneos, que sentimos en el día a día. Eso nos hace más vulnerables, porque el acoso de unos es el negocio de otros. Es, en fin, nuestra incapacidad de llenar la vida propia, de necesitar tanto ser sociales, lo que nos hace víctimas claras de todos estos depredadores que no quieren que se les escapen en el mundo virtual las personas del mundo real.

Uno de los rasgos que apuntan los expertos en la pieza audiovisual informativa es precisamente el anonimato, el carácter de "carnaval", la "máscara" que supone el avatar, que tiene el propio espacio virtual, en el que aparezco transformado. En el fondo es darle la razón a Hobbes frente a Rousseau, como se decía antes. Todo nuestro constructo social no es más que para tapar ese carácter de lobo del ser humano. Leyes e instituciones tratan de frenar a muchos que sienten el instinto del lobo y no del cordero. La falta de leyes del mundo virtual o su ineficacia favorece el resto.

De nuevo, son las mujeres, los menores los más vulnerables. Hagamos lo que hagamos, el resultado será el mismo si no modificamos, cambiamos, controlamos... esta sociedad cada día más agresiva que hemos creado. Pero como se suele decir, que tus buenos sentimientos no arruinen un buen negocio. 

 

* "Algunas mujeres denuncian acoso sexual en el metaverso" RTVE.es Play Telediario 1 10/04/2023 https://www.rtve.es/play/videos/telediario/algunas-mujeres-denuncian-acoso-sexual-metaverso/6859364/

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