domingo, 16 de abril de 2023

La nueva fantasía erótica

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Era inevitable. Siempre ha sido así. No hay invento nuevo que no se acabe (o comience) usándose para la necesidad más vieja, el sexo en su variante pornográfica. La misma imprenta que sacaba la Biblia sacaba sus ejemplares clandestinos con relatos eróticos y pornográficos, una sutileza que hemos ido introduciendo para colocarnos en algún lado de una línea divisoria.

Si el término "inteligencia artificial" está cada día en varias versiones en los medios de comunicación, para bien y para mal, ya ha llegado el momento que nos trajeran alguna noticia relacionada con el mundo de la sexualidad.

En 20minutos podemos leer la siguiente noticia:


El desarrollo de las herramientas de inteligencia artificial está en pleno apogeo y como era casi inevitable, ha dado el salto a uno de los negocios más lucrativos de internet: la pornografía. 

The Washington Post recoge el caso de Claudia, una modelo de 19 años que ha vendido fotos eróticas a través de la página web OnlyFans (un servicio de suscripción donde los usuarios pagan a los creadores, en su mayoría del sector del porno y el erotismo). 

Lo que ocurre es que Claudia, una guapa joven morena, de piel pálida y cuerpo curvilíneo, no es real: ha sido creada por un motor de inteligencia artificial, Stable Diffusion. 

El prestigioso diario estadounidense alerta de que "miles de cuentas ahora están registradas en foros de discusión y salas de chat dedicadas a la creación y ajuste de personas artificiales". 

El Post advierte de que "la mayoría de las cuales se asemejan a niñas y mujeres, un cambio rápido que podría poner patas arriba una industria multimillonaria, socavar la demanda de modelos del mundo real y actores y alimentan preocupaciones más profundas sobre la cosificación y explotación femenina".*



Las cuestiones se complican precisamente en el cruce de dos líneas, la legal y la erótica. ¿Es ilegal mostrar fotos de "falsas menores"? ¿Qué tipo de "edad" tienen las imágenes? ¿Existe el "tecno-pedófilo" como un futuro delito?

Pero la perspectiva legal es solo la primera parte. La preocupante es la psicológica: ¿qué ocurre en la vida real con alguien que se hace adicto a esta disciplina? ¿Dará el salto en algún momento a la "realidad" exterior? ¿Puede llegar a confundirlas?

Debo confesar que el último párrafo que he incluido me deja un tanto desconcertado. En un primer momento se preocupa por qué ocurrirá con las personas reales que  trabajan en esto del sexo ofreciendo su imagen. Ese "socavar la demanda de modelos" me parece una senda insólita de especulación. A la vez, manifiesta su preocupación por la "cosificación" y "explotación" femeninas. No acabo de encajar ambas preocupaciones.

Si hay algo que marca la sexualidad humana es la capacidad de imaginar. El deseo no es simplemente una fuerza que arrastra, sino una fuerza que arrastra hacia "algo". Ese "algo" es un ideal propio, lo imaginado como deseo que nos lleva.

La inteligencia artificial puede satisfacer el deseo acercando el ideal a la fantasía. No van a crear una mujer (u hombre) tangible (por ahora), sino su recreación como "simulacro", por usar el término manejado por Jean Baudrillard. Esta creación a través de inteligencia artificial no es más que un paso más en la sociedad del simulacro, tal como él la denominó y describió.



Lo cierto es que no veo ninguna novedad en la creación de esas imágenes. Si veo cierto peligro en el sentido social y personal, es decir, en todo aquello que nos arrastre a vivir dentro de una burbuja y nos distancie de la realidad. El peligro de la virtualidad, de vivir entre simulacros, es que dejamos de ser en el mundo para ser en un no-lugar, en un espacio de fantasías que nos impide ver el mundo. Nos impide ver también la diferencia entre el bien y el mal al quedar fuera de la responsabilidad. ¿Qué mal hay en usar esas fotos de personas que no existen; qué mal hay en dialogar obscenidades con un chatbot de voz sugerente? ¿Qué problema hay en todo ello? Hacer estas preguntas ya nos sitúa en un lado u otro de la realidad. 

La sociedad en la que vivimos es cada vez menos objeto de atención y cada vez, por el contrario, se huye más hacia esas fantasías que se nos ponen en la palma de la mano. Pero ¿qué ocurre cuando alguien acostumbrado a que todas sus fantasías se cumplan se encuentra con un obstáculo, con algo que se le resiste? La respuesta a esto la tenemos casi todos los días en los medios. Son esos violentos ataques de ira cuando te desconectan. Son esos ataques a personas reales imitando las ficciones que han visto en las redes. Hacer realidad la fantasía es la máxima fantasía, la gran tentación.

La mayor parte de la actual violencia sexual, de ataques y violaciones en grupo, se hace como una doble fantasía: la fantasía del poder, de la dominación, y la fantasía de la imagen, por grabar y difundir, salir del anonimato y convertirse en imágenes que otros consumen.

La inteligencia artificial tiene poco que ver con esto. Simplemente es una herramienta para atender mejor nuestras fantasías, dejar al cliente "satisfecho" y en excitación permanente. Luego se complementa con otras nuevas formas, como el "sexting" (intercambio de imágenes sexuales) o el uso de aparatos sincronizados para los que se encuentran distantes.  Los teléfonos se han convertido en objeto erótico (ese era su destino absorbente), con apps de todo tipo para juego sexuales, individuales o compartidos.

Hacerse adictos a la fantasía (sexual o de otro tipo) conlleva ciertos peligros que iremos descubriendo en estas generaciones que crecen en una tensión entre la promesa infinita y la cruda realidad.

Por delante, un gran negocio para muchos. Luego nos rasgamos las vestiduras.

* "Claudia, la joven de 19 años creada por inteligencia artificial que está engañando a miles de usuarios en OnlyFans" 20bits/20minutos 15/04/2023 https://www.20minutos.es/tecnologia/claudia-joven-anos-creada-inteligencia-artificial-enganando-miles-usuarios-onlyfans-5119109/

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