sábado, 8 de abril de 2023

Estrés o échale la culpa al virus

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

No sé muy bien cuánto tiempo nos van a durar los efectos de la pandemia y el confinamiento, pero me temo que nos va a durar más nuestra tendencia a echarle la culpa de nuestros estados futuros. La pandemia lleva camino de convertirse más en una excusa que en una explicación.

En 20minutos han realizado una encuesta telefónica con más de mil consultados con motivo del Día Internacional de la Salud y los resultado obtenidos nos muestran bastante peor en todo los aspectos, tanto de la salud física como de la mental, sobre los que se nos ha preguntado por parte del Instituto DYM, el encargado de realizar la consulta. En el artículo en el que se recogen los resultados se nos comienza diciendo: 

Si bien la pandemia hace tiempo que dejó de ser un asunto de primer orden, sus efectos se resisten todavía en el día a día de los españoles. Las secuelas mentales y físicas que generó la crisis sanitaria parecen mantenerse entre la ciudadanía, que manifiesta hoy una salud —mental y física— deteriorada respecto a hace cuatro años. Si en 2018 un 75% aseguraba que su salud era, en general, algo buena o incluso muy buena, en 2022 ese porcentaje se ha desplomado 16 puntos hasta el 59%. Lo mismo sucede con el estado de ánimo, que antes de la covid era bueno para una gran mayoría (el 86%), que ahora ha pasado a ser del 74%. *

 

Es cierto que en muchos campos sí se comprueba una diferencia entre el antes y el después, pero lo que está por ver es que sea el coronavirus el que marque las diferencias en este periodo en el que han ocurrido muchas otras cosas, cuanto menos inquietantes para la situación global y que tienen efecto sobre todos.

Los políticos son muy dados a echar la culpa a algún factor extra político, alejándose así de las responsabilidades. El propio tratamiento político de la enfermedad ha podido dejar mucho que desear y todavía tenemos a la Sanidad sublevada por su propio estado.

19/10/2021

En la encuesta se nos dice que "...por edades, las diferencias son poco significativas —son los mayores de 65 años los que manifiestan un mejor estado de ánimo—, pero sí que aparecen disparidades importantes según el género."* Los hombres, nos dicen, son más "optimistas" que las mujeres: solo el 21% de las mujeres dicen ser optimistas, frente al 35% masculino.

El problema de las encuestas es que no pueden preguntar sobre todo. Centrarse en determinados puntos para tener datos y extraer conclusiones válidas no es siempre sencillo, especialmente cuando los conceptos son más bien vagos.

En esta encuesta, se nos dice, resulta una imagen negativa de la percepción que tenemos nosotros mismos, lo que no quiere decir que sea "real" sino lo que "sentimos" o de "cómo nos sentimos". Se nos dice:

La investigación analiza varias áreas relacionadas con la salud, incluyendo la forma física, la gestión del peso, o la salud mental, y concluye alertando de niveles "alarmantemente altos" de estrés y de una "tendencia creciente" de la ansiedad en todo el mundo. 

En España, el estado de ánimo es, de hecho, el ámbito que más desciende respecto a hace cuatro años. Menos de la mitad de los encuestados (el 46%) considera que su estado de ánimo es "algo bueno", lo que supone una bajada de 18 puntos respecto a 2018 (64%). Un 28% sí que sostiene que tiene un estado de ánimo "muy bueno" (crece seis puntos), pero se dispara 10 puntos el porcentaje de españoles que confiesa que su estado mental es "algo malo" o "muy malo": así lo cree el 24%, frente al 14% que lo sostenía antes de la pandemia. 

Que estemos bajos de ánimo, por decirlo así, debería hacernos reflexionar más allá de lo meramente sanitario, porque es sobre todo una forma de sentirnos, algo que va más allá de la propia salud. El peso es algo que se mide perfectamente con tener una balanza, pero la "sensación" de "estar gordo" es otra cosa, una dimensión psicológica que puede reflejar muchos aspectos diferentes. Pero si una mayoría se siente "mal" o "peor" quiere decir algo, por mucho que nos quieran poner datos delante para levantarnos el ánimo. Entonces se le echa la culpa a la pandemia, que se pone como frontera temporal, como un antes y un después. Sin embargo, la pandemia es el fondo del escenario sobre el que se ha escrito la obra, por seguir con la metáfora teatral. No podemos negar su influencia, pero tampoco convertirla en un factor que excluya todos los demás factores en liza.

Como en toda precampaña (ya estamos siempre en precampaña y campaña, no hay huecos), la lucha sobre nosotros trata de llevarnos de un extremo a otro todo es perfecto o todo es un desastre. Ese bombardeo constante, además de la gresca continua, no es precisamente el mejor estímulo para desarrollar un buen estado de ánimo. No podemos aislarnos de nuestro entorno y este es cada vez más presionante debido al ecosistema informativo en el que vivimos. Usamos nuestro entorno para obtener información, que nos llega por oleadas de bits y, de igual forma, los usamos para aislarnos de ese entorno que nos altera. Es difícil ignorar esa tendencia al conflicto, lo que acaba provocando inquietud y angustia.

En el estudio se señala:

En cuanto al estrés, no puede hacerse la comparativa con 2018 porque entonces no registraron datos concretos sobre este ámbito, pero los datos señalan datos igualmente importantes. El 48% de los encuestados dice que su nivel de estrés es "muy malo" o "algo malo"

De nuevo, ellas son las que sufren más estrés: el 57% de las mujeres dice que sufre un nivel de estrés malo; frente al 41% de los hombres. El porcentaje se dispara, además, si se atiene a las respuestas de las personas de entre 18 y 35 años. Casi seis de cada diez jóvenes asume que su nivel de estrés es algo malo o muy malo. * 

Más allá de la fiabilidad mayor o menor de la encuesta en cuanto a su precisión, los datos por mucho que se relativicen no deberían ser ignorados. Padecemos una situación de estrés que es detectable en muchos ambientes, en nuestras relaciones o en nosotros mismos. ¿Es la causa la "pandemia"? Creo que no, aunque no se puede ignorar como un hecho de nuestras vidas. Sin embargo, ¿cuál es su duración?, que es lo que nos preguntamos inicialmente.

Son muchos los indicadores previos que coinciden con esos datos. Son los referidos al empeoramiento de lo que se ha dado en llamar "salud mental" y del que nos llegan cada vez más avisos en forma de encuestas, pero también en formas de latigazos de realidad que nos azotan cada día.

Telemadrid 6/10/2022

Vivimos en un entorno estresante, que nos provoca angustia por distintas vías. Pero todas ellas llevan a la Roma de nuestras cabezas. Los motivos por los que estos se perciban pueden ser perfectamente reales y no solo percepciones subjetivas. El estrés es real, tiene causas reales.

Hay sobreexplotación en los trabajos, inseguridad laboral, crecimiento de hipotecas, aumento de la inflación, de los costes de la energía; hay violencia en las calles, aumento de la violencia de género... y un largo camino de penalidades difícil de ignorar. Nuestro entorno se nos ha vuelto más agresivo y eso tiene efectos en la vida diaria, en nuestra respuesta.

No sé si seguir echándole la culpa a la pandemia es ya suficiente. La única salida a los problemas es enfrentarse a ellos; fingir que no están ahí o que obedecen a causa "subjetivas", a nuestra valoración de lo que nos rodea es pecar de optimistas. Desde hace tiempo, lo positivo es que haga buen tiempo para llenar terrazas y bares, cuando el problema es lo que han subido cafés y cervezas, aperitivos y que todo sale siempre del mismo sitio. Somos el país-terracita, pero eso ya no es suficiente, para dejar de ver lo que tenemos delante.

El País 5/07/2022

Hay que preocuparse por la cuestión del estrés en todos los ámbitos, de la escuela a los trabajos, del tráfico a los hogares. ¿Ha pensado que quizá usted esté contribuyendo al estrés de otros, que se lo está provocando? En la medida en que es una situación que se nos provoca, somo provocadores de estrés, muchas veces sin saberlo, otras porque no nos importa con ese conocido "no es mi problema", que tanto daño hace al conjunto. Hay que preocuparse, hay que bajar los estresores. 

Los problemas se trasladan con nosotros y parece que nos aconsejen adaptarnos a la situación y seguir adelante. No es la solución. Pero la actitud de negar lo que ocurre no resuelve nada; ya no podemos seguir echándole la culpa al coronavirus. Necesitamos sonreír nosotros y no que nos sonrían desde pantallas y carteles. 

1/02/2022

* Elena Omedes "Encuesta DYM. La salud de los españoles arrastra las secuelas de la pandemia: baja 12 puntos el porcentaje que afirma tener buen estado de ánimo" 20minutos 7/04/2023 https://www.20minutos.es/noticia/5116166/0/la-salud-de-los-espanoles-arrastra-las-secuelas-de-la-pandemia-baja-12-puntos-el-porcentaje-que-afirma-tener-buen-estado-de-animo/

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