jueves, 11 de junio de 2020

El día incrédulo del doctor Simón

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
No sé yo si no estaremos mitificando esto de la "nueva normalidad". Lo digo por el tono convencido con el que lo dicen muchos presentadores televisivos, como dando por hecho que es algo tangible, algo que casi dan ganas de pedirlo por Amazon. Es lo malo de las etiquetas. La gente entiende cosas distintas y, a falta de mejor definición, se imagina un escenario ajustado a lo que las cosas le gustaría que fueran. Mucho me temo que los medios televisivos, muy dados a esto, hayan contribuido con su convencimiento y repetición a la creación de unas expectativas hechas a medida.
Quizá por eso, los expertos están un poco asustados, sobre todo después de ser utilizados como parapetos políticos y querer ser llevados ante los tribunales con denuncias por estafa epidemiológica, creación de falsas expectativas y de fabulaciones varias. Los ataques al doctor Simón  demuestran  que aquí todos han trabajado según las "evidencias científicas" y siguiendo las "recomendaciones de los expertos", que son los dos mantras más repetidos.

Los científicos van aprendiendo de los políticos y empiezan su contraofensiva ante los más que posibles rebrotes en el horizonte, no provocados por la naturaleza sino por nuestra natural ceguera y deseo de ver el mundo más favorable. Por eso, estos días aparecen los artículos dedicados a problemas en sectores diversos y los posibles efectos de esta desescalada, que es más bien un puenting.
En realidad, el concepto de "desescalada" contiene un equívoco esencial: aquí, hasta el momento, no hay otra forma de prevención que la distancia, el aislamiento y la higiene. Todo lo demás es poesía. Por eso, en cuanto que se relajan las medidas citadas, rebrotan los casos. Si abrimos fronteras, playas, hostales, guarderías, chiringuitos playeros, etc. y no tomamos las medidas obvias y necesarias, las probabilidades aumentan y los casos crecen. No requiere mucha explicación, pero hay que querer entenderlo.

El drama de los gobiernos de cualquier país es que hagan lo que hagan sufren un enorme desgaste. Si muere la gente, se les acusa de ocuparse de la economía; si la gente muere menos por lo antes señalado, entonces se les acusa de arruinar la economía. Sí, mal momento para llegar al poder. 
En España tenemos tantas fuentes de poder y tan repartidas, que la bronca es fenomenal porque siempre hay a quién acusar en cualquier nivel. Yo te doy con la "manifestación" en la cabeza y tú me arrojas las "residencias". Es la nueva normalidad temática, se pelean como antes pero con temas nuevos.
El ABC nos cuenta la sesión del doctor Simón —quien ha pasado por todas las fases de popularidad (incluido en ABC), del amor al odio, según barrios — en la que nos advierte de los próximos peligros, como es su obligación, y apunta a posibles causas:

En su rueda de prensa diaria, Simón ha alertado de que este número podría ir en aumento «a medida que se abren fronteras», por lo que todas las comunidades «van a tener que hacer un esfuerzo para controlar los casos y sus contactos». «Se van a modificar los plazos y las cuarentenas; eso se modifica a medida que se van teniendo evidencias».
Los 96 casos importados confirmados desde el pasado 11 de mayo corresponden a personas de determinados grupos que gozan de exenciones en las restricciones de movilidad y que vienen a nuestro país por causas de fuerza mayor o a trabajar, como pueden ser los diplomáticos. Y algunos vienen de zonas de alto riesgo.
De hecho, según ha explicado el doctor, uno de los tráficos aéreos más importantes de España es con América, tanto Estados Unidos como América Latina, pero también pueden venir de otros países de la península Arábiga, el sudeste asiático o el norte de Europa.
«Y ese es el reto que tenemos que poner en marcha», porque estos pequeños brotes, «si no se aplican medidas de prevención y control, podrían dar lugar de nuevo a transmisión comunitaria». Para evitarlo, se está reforzando Sanidad y Exterior, que ya «está haciendo un trabajo enorme para reducir los riesgos».
El director del CCAES ha puesto como ejemplo Portugal, donde la evolución de la epidemia ha sido «muy buena desde el primer momento», pero en los últimos días ha sufrido un repunte de casos que han alcanzado los 421 notificados ayer, de los que 380 (un 90 %) se detectaron alrededor de Lisboa. «Se están haciendo todos los esfuerzos, pero esto nos tiene que poner en guardia para la detección precoz de cualquier brote».*



No sé cuantos diplomáticos entran y salen de España diariamente, pero quizá sea un poco exagerado responsabilizarlos del próximo brote. Me imagino que sus países de origen tendrán un mínimo de cuidado —como debemos tenerlo nosotros— con su personal diplomático y tendrán también sus estrictas normas de comportamiento. No sé si es el ejemplo más afortunado, sobre todo ahora que le estamos abriendo las benditas puertas del Paraíso Vacacional a todo el mundo, reduciendo cuarentenas, distancias, etc. todo ello por la buena causa de apuntarse la normalidad como algo propio.
No sé si habrá turistas que lleguen de zonas de alto riesgo, como, por ejemplo, del Reino Unido de Boris Johnson, al que los escoceses le quieren levantar fronteras.


Tan cuidadoso está el doctor Simón que ha dicho, según ABC, que no hay que fiarse mucho de los test porque hoy estás sano y al día siguiente das positivo y ya está el lío. Muchos se toman el test como la garantía de 2 años de la lavadora. Pues no, no funciona así. Cualquiera puede salir feliz al saber que no está contagiado, irse a celebrarlo con los amigos y pillarlo. Así de cruel. Hay que contener las alegrías, algo que no han hecho —como se temía— en el gol del Rayo,  el primero después del desierto futbolístico, medio partido a puerta cerrada.
El doctor Simón debía tener el día incrédulo porque, tras hundir en la miseria a los test sus resultados por efímeros, arremetió contra otro signo visible, la toma de temperatura:

Otra como la toma de temperatura «no es la panacea para nada: sabemos que tiene más impacto psicológico, y un impacto importante, en las precauciones que un pasajero va a tomar que en la detección». «Se pueden detectar algunos, pero no va a ser la solución», ha dicho Simón y ha insistido en que «va a ser el seguimiento y la responsabilidad de los pasajeros, los 'tour' operadores, los aviones, etc., identificar los casos y sus contactos».*

Nuestro gozo en un pozo. Y nos quedan solo dos valores de referencia, dos hitos: la mascarilla y la responsabilidad de las personas para mantener distancias. Las primeras han bajado de precio y la gente se ha pasado al diseño reciclable; la segunda, la responsabilidad, es un bien escaso.
Se vuelve a insistir en las mascarillas, pero hay tal cantidad de excepciones y excusas, que con ir con una botellita de agua en la mano y lucir unas deportivas, ya eres medio olímpico y te has librado de la bronca.
Al final queda lo esencial: la responsabilidad personal y las medidas de transformación del entorno para hacer que la responsabilidad tenga algún sentido. La adecuación de los espacios sirve de poco sin responsabilidad personal y la responsabilidad sirve de poco si no puede estar en un espacio seguro.
Pensar que los rebrotes se producirán por el personal diplomático llegados del extranjero, no creo sea muy pertinente. Aquí tenemos coronavirus suficientes como para no necesitar de importación. Lo malo es que nos acostumbremos a ver cifras donde deberíamos ver personas. A eso y mucho más somo capaces de llegar por la llamada "economía", que en realidad es otra cosa, los negocios.


Lo cierto es que cada vez que se ha relajado alguna medida, los expertos y personas con sentido común han puesto el grito el cielo llamándonos irresponsables y con razón. Se ha abusado de perros, niños y ancianos sacados a pasear, incumpliendo casi todas las normas y advertencias. Uno va por la calle apartándose de aquellos que van sin máscara, que siempre te pueden decir que son alérgicos, que la acera tiene más de dos metros o que ancha es Castilla. Tenemos respuestas y justificaciones para todo.
Tiene razón el doctor Simón. Al final todo está en nuestras manos, eso sí, conveniente y frecuentemente lavadas.


* "Fernando Simón avisa de casos importados: 96 en un mes, 24 de ellos en última semana" ABC 11/06/2020 https://www.abc.es/sociedad/abci-fernando-simon-avisa-casos-importados-96-24-ellos-ultima-semana-202006110232_noticia.html





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.