Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
publicación próxima del libro de John Bolton
ha conseguido enfadar a todos, a los republicanos porque deja en
evidencia al tipo al que han apoyado, a Trump porque no le favorece y a los
demócratas porque piensan que Bolton tenía que haber declarado estas cosas
cuando el proceso del impeachment, algo que probablemente hubiera sido decisivo
porque habría dejado en evidencia los republicanos. Con los adelantos de la
prensa sobre lo que está ya encuadernado, bastaría para que nadie se atreviera
a estar mirar a Trump. ¿Revela algo nuevo? En realidad, son los detalles que confirman el principio general. No creo que nadie se pueda sorprender por las cosas de
Trump que se cuentan en el libro. En ese sentido, es difícil que cualquier cosa
que se cuente de Trump pueda sorprender a alguien. Es difícil dejar de creer lo
que se dice porque siguen reflejando el mismo cuadro anterior, tanto en
términos de retrato como en términos clínicos. De lo adelantado, todo huele a
Trump.
En este
todo se incluyen cosas como "no saber si Finlandia pertenece a
Rusia", creer que "Venezuela pertenece a los Estados Unidos",
que sería "cool" invadirla, etc.
El debate sobre la ética de John Bolton, sobre su oportunismo político-mercantil, por el que ha obtenido ya dos millones de dólares, está servido. Está por ver si las críticas finalmente le salen rentables, porque el desgaste propio es también fuerte. Bolton no queda como un héroe, sino más bien como un oportunista que, viendo lo que veía, prefirió sacarle dinero antes que hacer un favor al país sacando a Trump de la Casa Blanca durante el impeachment. Pero el libro crítico se vende mejor con Trump en la Casa Blanca que retirado en su campo de golf. Bolton ha esperado al momento crítico justo, con Trump con todos los frentes abiertos. Será recordado más por esto que por lo que el libro diga. Eso no quita que el efecto sobre Trump sea demoledor, pero ha sobrevivido a cosas peores, pero quizá en no tan malos momentos y con la necesidad de la reelección.
El diario
El País se hace eco de lo adelantado en periódicos como The Washington Post y
The New York Times:
Bolton, según el diario, describe a un
comandante en jefe “errático” y “asombrosamente desinformado”. El exconsejero
asegura, según The New York Times, que el presidente Trump no sabía que el
Reino Unido es una potencia nuclear y que preguntó si Finlandia es parte de
Rusia.
El libro revela, según el Post, cómo Trump
pidió ayuda al presidente chino Xi Jinping para ganar las elecciones de 2020,
en un episodio semejante al que dio lugar al impeachment del presidente
republicano. Bolton describe varios momentos en que Trump busca favores o apoyo
de líderes totalitarios, de acuerdo con el Post, y cómo muchos de esos mismos
líderes manipulan a Trump apelando de manera simplona a sus obsesiones. Así,
Bolton relata que, en una llamada de mayo de 2019, el presidente ruso, Vladímir
Putin, comparó al líder opositor venezolano Juan Guaidó con Hillary Clinton, en
lo que el veterano halcón republicano define como “un brillante despliegue de
propaganda al estilo soviético” para reforzar el apoyo a Nicolás Maduro. Las
alegaciones de Putin, escribe Bolton, “persuadieron a Trump”.
No es la única mención al país sudamericano
en el libro, cuya publicación está prevista para el próximo martes. El
presidente, escribe Bolton, de acuerdo con el diario, llegó a asegurar que
invadir Venezuela sería “cool” y que el país es “realmente parte de Estados
Unidos”. El exconsejero describe una considerable inconsistencia y frecuentes
titubeos de Trump con respecto a Venezuela.*
De
todos los detalles que se dan, solo se puede renovar una conclusión sobre
Trump: solo ha trabajado para su próxima reelección. Todas las acciones se han
evaluado desde la perspectiva de cómo podía favorecer su imagen, lo único que
realmente le ha preocupado. Trump es una imagen, es el caballero inexistente de
Italo Calvino, una armadura vacía. A diferencia del personaje de Calvino, a
Trump no le interesaba rellenarla, sino pulirla, abrillantarla. Trump es solo
imagen y un desolador vacío interior, de una simpleza primaria desoladora. Solo
la ambición, que mueve su narcisismo, anima su mente.
Para
muchos norteamericanos, lo más hiriente puede ser el ver cómo su líder
resplandeciente, el que presume de su fuerza y de doblegar al mundo, ha ido mendigando a
los gobernantes de diversos lugares los favores que pudieran favorecer su
reelección, ya fuera por la vía del descrédito de sus oponentes, como lo
ocurrido en el fiasco ucraniano contra los Biden, o mediante acciones que
pudiera vender como genialidades económicas, como se nos cuenta que intento con
el presidente chino para favorecer a su electorado campesino. Trump solo ha
pensado en sí mismo.
Este
tipo de prácticas explican en gran medida su predilección por los dictadores y
personajes autoritarios, con los que evitar la retórica democrática, la
corrección o simplemente la diplomacia elegante, para zambullirse en las
conversaciones en las que se puede acordar cualquier cosa, por oscura,
siniestra o desvergonzada que fuera. Por eso las observaciones sobre Putin, que
le tomó la medida manejándolo, son interesantes. Si el "América grande de
nuevo" era esto, más vale dejarlo.
Y es
que los efectos del mandato Trump sobre el prestigio de los Estados Unidos han
sido y son demoledores. Trump ha dilapidado la imagen de los Estados Unidos
desde cualquier dimensión, siendo el remate la situación caótica y divisiva de
la pandemia del COVID-19 con sus intervenciones sobre los desinfectantes, las
luces o cualquier otro remedio milagroso incluidos.
La
cuestión ahora es cómo gestionar los datos de Bolton en el contexto conflictivo
institucional y electoral; saber también cómo se utilizará fuera del país,
sobre todo en aquellas zonas en las que se ha esmerado en crear conflictos.
Conocedores de la debilidad de Trump habrá quien tema sus reacciones en busca
de popularidad y quien aproveche sus necesidad de presentar algo ante el
electorado. Esto último será especialmente preocupante en las negociaciones
internacionales en donde, sabedores de su debilidad, habrá quien aproveche para
abrir conflictos locales —el extraño incidente en la frontera entre India y
China— ofreciéndole una oportunidad de mostrar su fuerza o quienes, por el
contrario, aprovechen para mover ficha desafiantes en el panorama
internacional.
Situación
tensa en mitad de una crisis sanitaria global, una crisis racial mundial y otra
económica. ¿Habrá una cuarta crisis? ¿Será el libro de Bolton el detonante por poner negro sobre blanco lo que casi todos saben aunque teman comentarlo? Quizá la crisis que está por llegar sea la que sacuda al sistema partidista norteamericano. Sería el regalo de despedida de Donald Trump tras su paso demoledor por la política.
* Pablo Guimón "Trump aseguró que sería “cool” invadir Venezuela, según Bolton" El País 17/06/2020 https://elpais.com/internacional/2020-06-17/trump-aseguro-que-seria-cool-invadir-venezuela-segun-bolton.html
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