martes, 30 de abril de 2019

Ser como todos o el modelo respetable

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El perfil autoritario y de imposición identitaria sigue avanzando en Egipto con el ritmo de un viejo reloj de pared, con un sonoro tic-tac. La sociedad egipcia vive el día a día pendiente de si lo que hace es correcto o no, de si se ajusta al modelo respetable o, por el contrario, se puede caer en el abismo de lo marginal. Todo debe ser verificado por temor a incurrir en incumplimiento o en alejarse del centro protector de la masa. Ser como todos es la única defensa, el espacio de la supervivencia.
Ayer era la caza del ateo y hoy es el aviso firme de que no se consentirán programas que atenten contra el mes de Ramadán. La noticia nos la trae una vez más el diario estatal, Ahram Online, esta vez con el titular "Egypt's media regulator calls on TV channels to uphold Egyptian values in Ramadan programmes". La estructura de las tres instituciones para vigilar los medios y las redes sociales ya está en marcha: 

The Supreme Council for Media Regulation has called on production companies and television channels to uphold “Egyptian values, ethics, tradition and identity” in the television series, programmes and commercials they produce in Ramadan, which starts next week.
The council said in a statement on Sunday that "it is necessary to respect the nature of the holy month,” reaffirming "the prohibition of airing commercials that violate Egyptian values and the spiritual nature of the month."
The fasting month of Ramadan is the biggest radio and television season of the year in Egypt, with dozens of new series, programmes and commercials hitting the air waves.
The council also warned that all legal procedures will be implemented against those who violate the media code of honour.*



El régimen egipcio está dejando de ser simplemente autoritario para ser totalitario, entendiendo que ya no solo prohíbe o censura sino que impone un modelo social y personal, centrado en ese concepto de "egipticidad" —o identidad egipcia— bien definido y excluyente. Como señalábamos ayer, no solo se trata de definir como "traidores", "no egipcios", etc. a los "ateos", "feministas", "homosexuales", "activistas", etc., sino de construir un modelo egipcio, un modelo de perfección hacia el que el régimen apunta en todas las categorías de la vida. A aquel célebre "¡Levanta la cabeza, eres egipcio!" del levantamiento contra la presidencia de Mubarak le ha seguido un "¡Levanta la cabeza y ponte firme!" actual.
El modelo interviene en todos los aspectos posibles, desde los chistes que se pueden contar (Sherine) a los vestidos que se pueden poner (Rania Yousseff), pasando por lo que se puede escribir, ver, contar, etc. La imposición de unos "valores identitarios" nacionales es uno de los actos característicos de los fascismos, siempre enemigos de la diversidad y ansiosos de borrar las diferencias que se escapan a su modelo.


Con al-Sisi está saliendo lo peor del totalitarismo, lo que garantiza una historia complicada y conflictiva por delante. El orden que se conseguirá no será de paz, sino esa forma cuartelera que hemos señalado en repetidas ocasiones a través de una serie de síntomas que implican el control e intervención del estado en todos los órdenes de la vida, tanto la pública como la privada. Eso incluye desde tomar decisiones sobre si el número de divorcios es admisible o sobre si las escuelas deben seguir un modelo japonés, una gigantesca broma que nadie se atreve a reír por temor a ser declarado subversivo.
¿Qué son los "Egyptian values" (la mayúscula revela mucho)? Es la imposición de un modelo, surgido de la mente conjunta de nacionalistas, religiosos y militares, que se sacraliza convierten su preservación en "deber sagrado", excluyendo y estigmatizando a todos aquellos que no los comparten. "Egipto soy yo", dice la autoridad suprema.
El aplauso del parlamento a la iniciativa de la Universidad de Al-Azhar de la persecución de ateos, a su rastreo por las redes sociales, es la muestra evidente de ese refuerzo mutuo, de ese "principio virtuoso" que trata de ejercerse desde el poder (y para el que se necesita la loa de los eruditos de la Universidad, para gobernar con el respaldo de las fatwas.


Entre esos "valores egipcios" está, por supuesto, la obediencia sin reservas a clérigos y militares, como debe hacer un buen egipcio musulmán. La ola de tradicionalismo virtuoso es la versión egipcia del populismo, esta vez con uniforme. Antes de que Trump, Viktor Orbán, Bolsonaro o demás comenzaran sus carreras populistas, en Egipto ya se presentaba con su propia versión. No se trata del militarismo de los líderes (como los tres nombrados), sino por el contrario, de la politización de los militares, que son los que controlan auténticamente el país y los que sustentan el poder. La diferencia de al-Sisi es su estrategia de un uso mayor de la fuerza religiosa frente a sus predecesores, incluido el piadoso Sadat, antiguo militante de los Hermanos Musulmanes, muerto por una conjura islamista a pie de desfile militar.


La identidad nacional egipcia, como todas las demás, es una ficción construida exprofeso para dar forma, compartida, como han estudiado bien sociólogos, filósofos, politólogos o analistas desde hace más de cincuenta años. La cuestión es que en Egipto, ahora, puedes ser encarcelado por no parecerte al modelo impuesto. Hay un modelo nacional que se diversifica con sus aplicaciones a los roles sociales, es decir, un modelo de marido, de esposa, de hijo, de hija, de  padre, de madre, etc. y también profesional, de periodista, de guionista, de actor, etc. que se debe ajustar a esos valores y fines. De ahí el control en todas las instancias sobre los discursos, el vestido, las actuaciones, las noticias, las maneras de informar, la identidad sexual, sobre cómo salir vestido a un escenario o redactar una novela. Esto es totalitarismo, el control total de la sociedad y la imposición de un modelo eliminando las diferencias.
La advertencia de los perros guardianes del régimen a los medios sobre el tipo de programas que se pueden emitir durante Ramadán es algo más que las tradicionales controversias. Ya el presidente avisó hace varios años a los guionistas y directores, sobre los programas que le gustaría ver en pantalla en el mes de Ramadán. Ahora exige verlos.



* "Egypt's media regulator calls on TV channels to uphold Egyptian values in Ramadan programmes" Ahram Online 29/04/2019 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/330812/Egypt/Politics-/Egypts-media-regulator-calls-on-TV-channels-to-uph.aspx

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