Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En su
momento, se decía con cierto sarcasmo que Televisión Española era la mejor
televisión de España. Lo cierto es que no había otra. Siempre atacada por su
oficialismo, por la elección de sus directores generales, etc., se veía bajo
sospecha de su falta de independencia. Después fueron las luchas internas entre
los de toda la vida y los recién llegados. Con la llegada de las televisiones
autonómicas, primero, y la de las privadas después, los españoles ya teníamos
elementos de comparación y ellos de competencia. Se decía, por ejemplo, que la
gente veía en la capital los noticiarios de Telemadrid, los del inicio de la
cadena —que fue una apuesta por la juventud y la imaginación que muchos todavía
recuerdan— y que aquello sentaba muy mal en la Gran Casa, con todo su poder
mediático y administrativo.
La rivalidad entre los medios es de diverso tipo, hasta llegar al tema que hoy está
en la prensa provocado por la aceptación de los debates
electorales. La cuestión, en realidad, no es mediática, sino de estratégica
política. A unos les interesa que Vox esté presente para meter a todos en su
mismo saco; a otros, en cambio les interesa lo contrario. No hay realmente un problema
informativo, solo político. Pero los medios se han visto afectado, traicionados, etc.
El
diario El País manifiesta el descontento de los profesionales de la casa por
haberse dejado escapar el debate electoral, que consideran suyo, por la
decisión de los políticos de celebrar un "debate a cinco en Antena
3". Se siente menospreciados —y con ello a todos los españoles, ya que se
supone que la RTVE es de todos— por los intereses políticos, ya que se favorece
a la cadena privada. En el asunto ha tenido que terciar hasta la Comisión
Electoral por el problema de representatividad y acceso a los medios planteado, ya que se
excluye a otros partidos existentes frente a naciente Vox.
Tras la decisión de Mateo de cambiar la fecha
del debate electoral al día 23 , la misma fecha en la que Atresmedia había
fijado el suyo, se generó una avalancha de críticas en el seno de la radio y la
televisión estatal. Los Consejos de Informativos TVE, RNE y la web expresaron
en comunicado muy duro su disconformidad con este movimiento y expusieron que
debían primar criterios periodísticos. “RTVE debe apostar por la imparcialidad
y no ajustar su programación a la propuesta de un único partido político, sea
el que sea, sino favorecer que el debate a cuatro se celebre en la
radiotelevisión pública como estaba previsto”, manifestaron en un comunicado.*
Después
de decir casi todos que lo mejor con el partido ultraderechista es el silencio, parece que
algún analista ha explicado que no hay mejor reclamo para el voto que el miedo
a que lleguen los bárbaros y que lo mejor es que VOX muestre las garras en
público. De esta forma mucho votante saldrá espantado y es más sencillo trazar
el mapa y las fronteras. Unos hablarán de "la Plaza de Colón" y otros de ser la
alternativa a la "nueva vieja derecha". El guión no es muy imaginativo, pero la política es hoy espectáculo, y este no tiene porqué tenerla.
Mi
queja no viene por ese lado. Viene por el fondo del asunto, la reducción del
universo informativo de los españoles a través del establecimiento de una
"agenda" mediática narcisista para los políticos,
máquinas de absorber la atención.
Una de
las cadenas privadas, Cuatro, —ya lo tratamos aquí— ha renunciado a la
existencia de informativo en su programación. No quieren saber nada de la
información y no quieren gastar en
periodistas. "Mediaset fulmina Noticias cuatro", decía el titular del
diario El Mundo. Se corta y se acabó. En el fondo estaban constatando un
problema que arrastran nuestras cadenas. Cuando digo "nuestras" me
refiero a las españolas.
El
siguiente paso en el proceso de acceso a la información ha sido la
globalización de la información, lo que no ha permitido, además de las
nacionales, autonómicas y privadas, acceder a cadenas de todo el mundo desde
nuestra sala de estar en casa o desde cualquier otro tipo de dispositivo.
El
acceso a estos modelos nos permite ver el empobrecimiento de nuestro modelo
televisivo (no solo él), forzado por la dependencia política y el tipo de "sociedad
turística" que hemos creado y en la que vivimos.
No es
de ahora. Hemos perdido las referencias de la información. En vez de informar
más y mejor, hemos establecido una agenda pobre y basada en los intereses de
los políticos, antes que los de los ciudadanos. Cuando compruebo cómo
funcionan otros modelos, percibo inmediatamente que la función del periodista
es otra y que la relación con los terceros es diferente, incluso la relación
con el poder es distinta.
Los
medios se han dejado arrastrar a un espectáculo político —por eso tenemos
"políticos-espectáculo"— que no favorece a los ciudadanos ni a los
sistemas político e informativo. La pobreza de los discursos está en proporción
directa a la atención que se les presta. Vemos repetir eslóganes de patio de
colegio, por decirlo así, una carencia enorme de ideas, de planteamientos rigurosos en
cuanto a lo que es la política en sí o la vida más allá de ella, que, sí, existe.
Me
gustaría poder decir que es lo que los "ciudadanos" demandan, pero me
falta convencimiento para hacerlo. Hemos conseguido una sociedad gritona, más
que dialogante, incapaz de interesarse por los problemas reales si no es a
golpe de escándalo. Se trata de llamar la atención, ya sea en las calles o en los platós. En esto nos movemos en las mismas líneas que otras sociedades, lo que no es consuelo.
No sé
quién es el responsable, pero es un hecho el empobrecimiento de la información.
Unos dirán que la culpa la tienen los poderes políticos, otros que los recortes
de presupuestos. Al final nos salen con aquello de que la información de calidad
es "cara". Lo barato es recoger vídeos de YouTube y dedicar tiempo al
deporte, que es rentable. Son baratas, eso sí, las imágenes de accidentes de
tráfico o desplazar un equipo a donde se haya caído un niño que todos saben que
está muerto, pero nadie quiere acabar con un espectáculo de semanas. Es barata la
información del tiempo, porque promovemos el turismo local, los llamados "desplazamientos"
en los fines de semana, puentes y vacaciones. Todo
el mundo quiere saber si lloverá o qué ropa ha de ponerse. ¿Y a quién no le preocupa
por qué no quería entrenar ayer Diego Costa?
Los
efectos de todo esto se pagan en la educación formando un círculo vicioso. La
función de los medios, como de la educación, es dar una imagen de nuestro
mundo, hacerlo accesible y comprensible. Por el
contrario, lo que tenemos es un mundo de personajes previsibles, de actos rutinarios
y palabras aburridas.
Por
esto me ha chocado que el único momento en el que los profesionales han
invocado "criterios periodísticos" haya sido ante la pérdida de un
debate electoral. Por un lado, es perfectamente coherente con la situación de sobrevaloración de lo político. Por otro lado, lamentamos que estos mismos criterios no sean más amplios y permitan tener una realidad más abierta.
Lo necesitamos urgentemente.
*
"Los trabajadores de RTVE planearon la vuelta a los “viernes negros” por
el cambio de la fecha del debate" El País 19/04/2019
https://elpais.com/politica/2019/04/19/actualidad/1555668854_123457.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.