Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Aquí
todo el mundo habla de renovarse menos en las ganas de discutir. Esas siguen
siendo infinitas. ¡La de energía que perdemos discutiendo! No sé —ahora que se
mide el despilfarro de todo con mucha precisión— si existe alguna forma de
medición de lo que esto supone para la energía nacional, pero si se lograra nos
quedaríamos asustados. ¿Tendremos la culpa del calentamiento global con tanto
discutir?
En el
PSOE discuten ahora sobre el derecho a discutir después para poder acabar con
las discusiones de antes. A esto le llaman conseguir
un partido más unido. Me imagino que como dos boxeadores que el árbitro no
consigue separar y que se están moliendo los riñones. Nos cuentan en El País:
Los responsables del PSOE andaluz
respondieron ayer con irritación a las insinuaciones sobre supuestas presiones
a los militantes de esa federación para avalar a los candidatos a la secretaría
general del partido.
“Que nadie dude de la libertad y voluntad de
los militantes socialistas”, explicó la presidenta andaluza y líder de la
principal federación del PSOE, Susana Díaz.*
Hace
mucho tiempo que se advierte de los "peligros primarios", es decir,
de las divisiones en que acaban estas cosas en las que la gente no deja de
discutir. Y es que nos falta el arte de discrepar sin llegar a las manos.
Además, tenemos la maldita manía de extender nuestros encontronazos con los
demás y convertirlos en cruzadas galácticas, que se expanden hasta los confines
del universo. Eso hace que el ambiente se vaya caldeando y se oiga una
marabunta creciente de fondo.
Los
discutidores reclutan sus mesnadas porque nada une más que el enemigo. Nos
somos nadie sin un buen enemigo, interno o externo, ante el que enfadarnos. Hablar mal de los demás
es un relajo y un desahogo, liberar las tensiones que el mismo discutir nos
genera. No hay que aspirar a la armonía, como si fuéramos orientales. ¡Hay que
darle a la discusión cuanto se pueda!
Los
discursos surgen más fluidos, más espontáneos (por calculados que puedan estar),
cuando nacen del enfado. El tono distendido, pacífico, tranquilo casa mal con
el despertar de la irritación que es una fuente energética de primer orden.
Tras una hora de escuchar a un orador poner verde a media humanidad, se produce
una especie de relajación, una cierta catarsis, y la gente regresa con un sano
enfado a su casa.
El
enfado crónico es ya un hecho reconocido. Hasta el entonces candidato Miguel
Arias Cañete apeló a los "enfadados" como votantes naturales. Le
salió bien la jugada, claro. Nos contaban poco antes de las últimas elecciones:
El candidato del PP en las elecciones
europeas, Miguel Arias Cañete, lanzó este sábado en Santander un mensaje para
los ciudadanos que están "enfadados" por los sacrificios que han
tenido que hacer. El ex ministro de Agricultura aseguró que pueden
"confiar" en el PP, un partido que "cumple" y coloca a
España en el lugar que le corresponde en la UE.**
Debo
confesar que la estrategia me pareció una locura, sobre todo teniendo en cuenta
que había mucha gente enfadada con su gobierno; pero funcionó, demostración
palpable de que enfadar a la gente y luego apelar a su enfado es rentable. Es
más, se puede decir que para Arias Cañete los electores se clasifican en
"enfadados con la cabeza alta" y "enfadados con la cabeza
gacha". No se libra nadie del enfado, se trata de cómo gestionarlo, lo
mismo que nos dicen del estrés. En el mismo artículo, se recoge la forma en que
el candidato del PP asumía los "insultos" que le lanzaban los demás,
señalando:
"Que crucen la calle y lo digan, a ver
qué pasa", les ha retado Arias Cañete, que ha valorado sin embargo que a
raíz de las "calumnias, injurias y difamaciones" de los socialistas,
el PP ha "mejorado" en lo que a las encuestas se refiere [...]**
Valenciano había usado la misma retórica de captación del enfado en 2011, esta vez con sus propios enfadados. Uno se
imagina la preocupación de la ejecutiva de los partidos porque les insultan
poco, porque la gente no está muy enfadada con ellos. Y es que esto del enfado
es como el judo, necesitas aprovechar la fuerza del contrario para hacerle la
llave. Hace falta la energía del enfado para llevar a la gente a votar. Luego
la pericia consiste en conseguir que te vote. Por eso todos ponen tanto énfasis
en la comunicación, que sería el arte de convencer de que ese enfado procede de
los demás. A eso se debe que los políticos estén hasta el final de las legislaturas
hablando de las "herencias recibidas" y justificando lo que hacen en
lo que otros hicieron antes.
Lo del
enfado funciona bien fuera de nuestras fronteras, aunque no a todos por igual.
Ayer hablábamos de David Cameron, uno de los europeos más enfadados y el
británico más enfadado de todos. Cameron reconoce sin tapujos que está muy, muy enfadado con la elección de Jean
Claude Juncker. Eso ha hecho que todo Reino Unido se enfade con él; unos en
solidaridad con su enfado y otros porque no lo comparten. Pero Cameron es un
maestro doble del enfado: enfada y hace enfadar. Los titulares señalando que
Cameron está enfadado por algo o que ha hecho enfadar a alguien llenan las
hemerotecas. Un mensaje —"Aviso: Esta noticia tiene más de un año. Última
actualización: 11/12/2011", de Europa Press, con la noticia ""Clegg
está muy enfadado con Cameron por su veto a un nuevo tratado en la UE"***—
nos ayuda a no confundirnos de enfado, algo muy fácil con Cameron y sus
opositores. Lo que nunca se nos dice es cuándo se pasan los enfados, aunque me
temo que, en la política, se estiran hasta que llega el siguiente. Son enfados
chicles, bien aprovechados.
A
Cameron le va bien —por físico y personalidad— estar enfadado. Sale muy
convincente, con sus aires deportivos, a decir lo enfadado que está ante
cualquier micrófono que le ponga. Es uno de los enfadados más convincentes que
tenemos en Europa. No se sabe muy bien por qué se opone con tanta insistencia a
Juncker, pero probablemente se trata de que los euroescépticos británicos vean
que está enfadado con Europa en general y con Juncker en particular.
Juncker
—el hombre que estranguló a De Guindos— es el extremo opuesto a la seriedad enfadada
de Cameron. No sé qué tal resultará en esta Europa que construimos, pero
encarna la doctrina del pragmatismo político y del anti enfado. En estos días
en que la prensa germana —los alemanes dicen que sí, pero también están
enfadados por Juncker— e inglesa se han dedicado a rebuscar en el pasado del
recién elegido para encontrar que fuma, dice tacos y desayuna con "bourbon",
que son pecados de diferente consideración en cada país de la UE. Se ha
encontrado ciertas perlas. Sirva como ejemplo está frase de Juncker recogida
por los alemanes:
"Nosotros decidimos algo, lo presentamos
al público y esperamos un poco, a ver lo que pasa. Y si no se levanta un gran
revuelo y no hay sublevación porque la mayoría no entiende que es lo que se ha
decidido, entonces seguimos, paso a paso, hasta que no haya marcha atrás. "
Fuente: Der SPIEGEL 52/1999 vom 27. Dezember 1999, S. 136, spiegel.de****
Hay que
reconocer que esta teoría post conductista de la acción política tiene su encanto porque se basa no en el enfado,
sino en la falta de comprensión para llegar a él. Frente al "ojos que no
ven, corazón que no siente", que va contra la transparencia exigible en
los países democráticos, Juncker aboga por el mucho más civilizado
"cerebro que no entiende, corazón que no siente", que al menos nos
ahorra estar enfadados. Esa teoría positiva del silencio social, análoga al
"silencio administrativo" —"el que calla otorga"— nos libra
del enfado, que no es otra cosa que ese "gran revuelo" y la
"sublevación". Esperemos que la política sea otra ahora y en que en
vez de que no entendamos, se nos den razones para no tener que enfadarnos.
El enfado
político no ha entrado en el objetivo de nuestros teóricos. Los tratadistas se
han ocupado de otras cuestiones relacionadas, pero creo esto del enfado como
motor de la Historia está poco trabajado. En lo práctico sí, claro; pero falta definición, incluso en la "Wikipedia".
No sé
si Juncker conseguirá que se le pase el enfado a Cameron. Habrá que ver con
detenimiento el primer encuentro de ambos. Puede que Juncker le agarre por el
cuello y que Cameron se enfade más todavía. Habrá que estar pendiente. Tampoco
sé si en el PSOE serán capaces de salir menos enfadados del proceso regenerador
o si Arias Cañete seguirá enfadando a la gente para recuperar al electorado.
Solo sé que el enfado acaba aburriendo.
Como
ciudadano de a pie, no me molesta tanto que los políticos se peleen como que
nos estén pidiendo constantemente que hagamos nuestros sus enfados, que son muchas veces retóricos y se van a tomar café tras decirse de todo. Ellos dicen
que se enfadan por nosotros, pero es
adulación. Particularmente no me gusta nada estar enfadado, aunque comprendo
que haya gente a la que le guste porque le llena el día.
Por supuesto, los ciudadanos tenemos derecho a estar enfadados, incluso el deber en ocasiones. Lo que no está tan claro es que jueguen con nuestros enfados como estrategia taurino política. Enfadados, lo justo.
*
"El PSOE andaluz reacciona irritado a las insinuaciones sobre los
avales" http://politica.elpais.com/politica/2014/06/30/actualidad/1404152551_214293.htmlEl
País 30/06/2014
**
"Cañete pide a los ciudadanos enfadados que confíen en el PP que siempre
cumple" Aquí. Confidencial.es
http://www.aquiconfidencial.es/es/notices/2014/05/canete_pide_a_los_ciudadanos_enfadados_que_confien_en_el_pp_que_siempre_cumple_49341.php4/05/2014http://www.aquiconfidencial.es/es/notices/2014/05/canete_pide_a_los_ciudadanos_enfadados_que_confien_en_el_pp_que_siempre_cumple_49341.php
***
"Clegg está muy enfadado con Cameron por su veto a un nuevo tratado en la
UE" Europa Press 11/12/2011 http://www.europapress.es/internacional/noticia-clegg-muy-enfadado-cameron-veto-nuevo-tratado-ue-20111211082857.html
**** "¿Quién es Jean-Claude Juncker?"Blog Comunidad El País Theleme http://lacomunidad.elpais.com/la-abadia-de-theleme/2014/6/28/-quien-es-jean-claude-juncker-
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