Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En esta
tranquila mañana de domingo, mientras disfruto del bien merecido descanso de
los albañiles que trabajan en el piso de abajo el resto de la semana, una
inquietante pregunta me hace salir del silencio desde las páginas de El País:
"¿Por qué las olas no traen la pelota de playa hasta la orilla?". La
pregunta me llega desde el blog que el Catedrático de Física Aplicada, Antonio
Ruiz de Elvira, tiene en el diario. El blog se llama "El porqué de las
cosas" y tiene una frecuencia semanal. Esta vez, le toca a las olas.
Leo en el blog:
Si tiramos una pelota a unos 50
metros mar adentro en un día con olas en una zona alejada de las rompientes de
la orilla, veremos a la pelota bajar y subir, subir y bajar, pero, salvo si la
empuja el viento, las olas no la traen a la orilla. Vemos que las olas se
acercan, pero, si nos fijamos bien, veremos que lo que sube y baja es el agua
que está a cada distancia de la costa, pero que el agua lejana no llega a la
arena para darse la vuelta y alejarse después.*
No tengo ni mar ni pelota a mano para realizar el
experimento, pero tiro de memoria e imaginación y, en efecto, la pelota se
queda allí para mi desesperación. Ni se mueve. Si hay suerte, el viento, que no
las olas la acercaran desde esos 50 metros a los que se me pidió lanzarla.
Se nos pide también que cojamos una cuerda y la hagamos
serpentear para comprender que la onda, como las olas al agua, no hacen
desplazarse la cuerda, sino sencillamente hacerla subir y bajar, que donde
había una cresta hay ahora un valle y donde había un valle ahora hay una
cresta. Lo compruebo mediante otro sencillo y entretenido experimento mental y
veo que también se cumple. Todo parece que se mueve, pero no es más que ilusión.
Aunque la pelota sube y baja, no se acerca porque el agua que tiene debajo es
siempre la misma. Ilusión.
Nos dicen como explicación del fenómeno:
Las olas no se forman porque el
viento las ''empuje''. Cuando el viento sopla sobre una superficie lisa de agua
solo se forman ondulaciones capilares. La formación de las olas es a través de
la presión mediante un mecanismo de ''el rico se hace más rico y el pobre, cada
vez más pobre'', mediante fenómenos no lineales de amplificación.*
Cuando paso a leer otros artículos del periódico, la
explicación de esa pelota que sube y baja pero que apenas se acerca hasta nosotros,
de esos "fenómenos no lineales de amplificación", ha hecho mella en
mí. Y todo pasa a parecerme mares embravecidos o en calma, picados y de fondo,
turbulentos y cristalinos, profundos y medio charcas, todos presididos por una
pelota playera azul que sube y baja, pero que no acaba de llegar.
Ya solo veo esa pelota descarada que juega con mis
sentimientos y percepción.
La ilusión de que algo avanza rápidamente no es más que eso,
ilusión. Donde antes había broncas y frustración —un deprimente valle—, siguen las mismas broncas, pero ahora eufóricas
porque se encuentran en una cresta, de subidón; pero la pelota sigue
prácticamente igual. Los empresarios dicen que están en una cresta, pero que la
pelota no se moverá hasta 2015, que ya son muchas horas de playa esperando y
tenemos las espaldas como un cangrejo. Nos dicen que los fraudes en telefonía son abundantes porque la Administración tarda un año en cancelar los números engañosos. Están también en titulares las
pelotas de la corrupción, la ucraniana, la iraquí la catalana, etc., subiendo y bajando, con mares
revueltos en distintos grados, pero con oleajes monótonos que inducen al sesteo. A veces la pelota tarda tanto en llegar que se da por perdida y nos olvidamos de ella. Pero está allí, pendiente de un golpe de viento o de un alma generosa que nos la traiga.
Creo que de la única noticia que se puede decir
positivamente que la pelota se ha movido en el agua es la de la conquista del
campeonato europeo de waterpolo por el equipo femenino español. Y es que está
claro: o vas tú a por la pelota o se queda allí, a cincuenta metros, subiendo y
bajando, esperando a que algún viento caprichoso de la Historia te la vaya
acercando hasta la orilla.
Los científicos han conseguido sacarle partido a estas subidas y bajadas de las olas aprovechando esa energía que se produce en el movimiento vertical. Menos mal.
* "¿Por qué las olas
no traen la pelota de playa hasta la orilla?" El País Blog "El porqué
de las cosas" 27/07/2014
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/elporquedelascosas/2014/07/27/por-que-las-olas-no-traen-la-pelota-de.html
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