Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Cualquier
empresa puede ir bien o mal; eso es así. Habrá circunstancias y acciones para
que ocurra una cosa u otra. Nadie lo niega; es más, es lo que da vidilla al mercado, según algunos. Pero
no pueden dejar de sorprendernos —¿somos ya capaces de sorprendernos o es solo retórica?— las declaraciones del
emprendedor Jenaro García y su confesión de la estafa de la empresa Gowex. Ante
el informe de algo tan extraño como Gotham
City Research. No nos libramos de los superhéroes ni para estas cosas. El
emprendedor ha dejado un folio de declaración confesándose culpable en los
juzgados y ahora estamos todos pendientes de la vicisitudes. El diario El Mundo
lo contaba así:
Llevaba en la mano un folio de 'confesión' -así lo encabezó él
mismo de su puño y letra en el último momento- resumido en nueve puntos.
"Las cuentas de la salida a Bolsa no reflejaban la realidad", reconocía
en uno de ellos. "Por la forma en que venía dirigiendo la empresa, y
debido a la fe en mi proyecto y liderazgo, yo nunca justificaba ni explicaba a
ningún miembro de mi equipo las decisiones que iba tomando", explicaba en
otro.
Además de esa confesión, el ex emprendedor
modelo informó ayer a la Fiscalía Anticorrupción de que se ponía a su
disposición para "ampliar detalles de todos los hechos delictivos".
"Las cuentas desde la salida a Bolsa no
respondían a la realidad. No reflejaban
la imagen fiel. No obstante, mi objetivo era que, a pesar de que esa
realidad subyacente no se correspondía con la realidad reflejada formalmente,
con el crecimiento del negocio acabarían convergiendo en el medio plazo. A mi
juicio, la empresa tenía un altísimo potencial, pero para poder acometer el
coste del crecimiento era necesaria una mayor financiación en cada
ejercicio", explicaba el empresario, según fuentes jurídicas.*
Hay en
estas líneas una extraña teoría del liderazgo y una platónica concepción de las
cuentas empresariales. Como explicación de su forma de llevar la empresa, esa
"fe en el proyecto y liderazgo" que le llevaba a no
"justificar" o "explicar" nada de lo que hacía, el texto
parece tener un sentido exculpatorio de las responsabilidades de los demás
miembros. Con esa forma napoleónica
de liderazgo no se puede ir muy lejos, ni tan siquiera en los sueños. Por mucho
que confiara en sí mismo, los demás tendrían que pensar lo mismo y aceptarlo,
algo que no es muy probable en una empresa ya de cierto tamaño como es Gowex.
Estamos
viendo en estos tiempos los diversos modelos de emprendedores de los que los libros no hablan y sobre los que usted
nunca se atrevería a preguntar. El de Jenaro García es una entrada más en
el libro negro del quiero y no puedo
del emprendimiento, otro sonriente líder caído. Nos dice que no se pudo
remontar el pinchazo de la burbuja de las tecnológicas. Por el camino se quedaron
muchas empresas, nacidas para la gloria, en aquel tsunami de la especulación.
García no se dejó llevar y prefirió seguir adelante con cuentas que se alejaban
de la realidad, como los barcos se alejan del puerto cuando emprenden un viaje.
Pero han pasado ya muchos años desde aquella burbuja.
Hay
algo de platonismo truculento en esa
idea de cuentas ideales y realidad díscola. Él habla de realidad subyacente y realidad
reflejada. Pero los espejismos son también una forma de reflejo y Gowex era
un espejismo. La esperanza de la convergencia a medio plazo es la del que desea
que el desastre se vaya superando y se recupere hasta parecerse al que muestra
el estado de cuentas presentado. El sueño de que algún día las cuentas y la
realidad se parezcan algo se convierte en pesadilla si la divergencia aumenta
con el tiempo, que es lo que iremos sabiendo. Aquí no hay romanticismo alguno,
ni lugar para sueños o buenas intenciones. Todos eso se lo llevarán por delante
los jueces, que ya esperan para ponerse manos a la obra.
El caso
de Gowex ha tenido también efectos colaterales en los que cotizan en esa bolsa
paralela para empresas de tecnología. El
País nos cuenta:
La caída de Gowex ha tenido un efecto
devastador sobre las empresas que cotizan en el Mercado Alternativo Bursátil
(MAB) que se han desplomado en Bolsa. Cuatro de ellas ya anunciaron este lunes
su abandono de este mercado diseñado para empresas tecnológicas y su pase al
mercado continuo. La onda expansiva que ha provocado el fraude de la firma de
wifi amenaza incluso con acabar con el propio MAB, cuyos reguladores han
quedado en entredicho por su pasividad ante casos recientes como el de Gowex,
Zinkia o Bodaclick, todas ellas en concurso de acreedores, y con cientos de
inversores atrapados.
La estampida del MAB se entiende ante el
fuerte varapalo que han sufrido las empresas desde que hace una semana se
destapara el escándalo de Gowex. En la sesión de este lunes, las caídas fueron
generalizadas y, en algunos casos, superiores al 20%. Por eso, cuatro firmas
decidieron tirar la toalla y solicitar su pase al mercado continuo, en el que
cotizan empresas de mayor tamaño y se supone que cuentan con más controles,
aunque la multimillonaria suspensión de pagos que protagonizó Pescanova demuestra
que tampoco es infalible.**
Nadie,
en efecto, es infalible en este mundo —por más que haya alguna doctrina al
respecto— y menos en este mundo complejo de las empresas. Lo que parece, una
vez más, es que no son adecuados los controles que deberían vigilar estas cosas.
La confianza de los que invierten se funda en su confianza en los que
supervisan y avalan. Si esto falla, lo que se siembra es el pánico y la
desbandada porque el mundo que te rodea puede ser tan falso como las cuentas de
Gowex. Las cuentas de la empresa eran irreales, algo que traslada el mismo
grado de irrealidad a todos los informes realizados por cualquiera que haya
avalado la gestión y trayectoria de Gowex en estos años. Todo es un sistema que
se basa en la mediación de la confianza y si esta falla, el mundo se tambalea.
Ya no sabes qué creer.
La
empresa Gotham City Research tenía preparado un segundo informe antes de que el
folio rotulado "Confesión" llegara a los juzgados. Ha saludado el
ahorro de tiempo y escándalo que ha supuesto la actitud de colaboración del
emprendedor Jenaro García. El Mundo indica:
Gotham City, prácticamente desconocida hasta
la publicación de un informe demoledor sobre Gowex la pasada semana, asegura
que habló con la compañía, aunque no se identificó, y que conserva "una
prueba de ello" para defenderse en caso de que sea necesario. También
subraya que no cree que Gowex "refleje a España o a los españoles",
como tampoco lo hace con las empresas de nueva creación o 'start-ups'. A lo
largo del documento, Gotham City defiende el papel de las empresas de posiciones
cortas a la hora de "exponer las fechorías de los estafadores", ya
que "auditores, reguladores, abogados, bancos de inversión y otros
raramente detectan el fraude".*
Es en
ese "raramente" donde está la cuestión del eje del sistema. Si se
detecta los fallos y fraudes, es decir, las distancias entre las cuentas
ideales y la realidad "subyacente", el sistema puede tener confianza.
Si no se hace así, todo pasa a ser parecido a una lotería en la que te da igual
que te canten alabanzas de un número porque tiene las mismas probabilidades de
salir que cualquier otro. Se supone que es la fiabilidad de las informaciones
lo que diferencia las bolsas de los juegos de azar. Aunque se hable de
"jugar en bolsa", hay juegos limpios
y los hay tramposos.
Que las
empresas puedan ir mal forma parte de la realidad diaria; que los encargados de
velar porque eso se sepa, los auditores, fallen es grave y no se debe
considerar de la misma forma. Demuestra que el sistema adolece de fiabilidad y
es muy malo, que las auditorías se tienen que hacer de otra manera. Por más que
se diga que son casos sueltos, como ha señalado el ministro de Economía o la
propia Gotham City, por más que se prometan reforzar las medidas de control, una
vez abierto el grifo de la desconfianza afecta a todos.
Pero
también es posible ganar con la desconfianza. Gotham City no es una forma de
mejorar el mundo sino de sacarle partido en sus imperfecciones. Las caídas de
las empresas investigadas también favorece al que apuesta por el desastre.
Gotham City defiende su papel especulador.
"¿Quién expone las fechorías de estos defraudadores?", se pregunta
antes de responderse a sí misma: "los vendedores de posiciones
cortas". "Auditores, reguladores, legisladores, banqueros de inversión
y otros raramente detectan el fraude. Empleados y vendedores de posiciones
cortas lo hacen". Así, "por cada 1.000 o 10.000 consejero delegado o
comercial bursátil que obtienen beneficios de malas prácticas, quizás un
vendedor de posiciones cortas también lo hace".
"Nos centramos en revelar compañías que
creemos que son fraudulentas, modas y/o fallidas", explica. "Creemos
que es necio apostar contra la humanidad o la ingenuidad humana a largo
plazo", añade.
El
mundo de Gotham City está lleno de villanos con corazoncito y héroes oscuros,
oscuros, oscuros.
*
"'Debido a mi liderazgo, nunca justificaba mis decisiones'" El Mundo
8/07/2014 http://www.elmundo.es/economia/2014/07/08/53bb3fa422601d0d388b4581.html?cid=MOTB23701=obinsite
**
"El escándalo de Gowex hunde el mercado alternativo" El País
7/07/2014
http://economia.elpais.com/economia/2014/07/07/actualidad/1404718348_288367.html
***
"Gotham City se guardaba un as por si Gowex continuaba con su 'payasada a
lo Pescanova'" El Mundo 7/07/2014
http://www.elmundo.es/economia/2014/07/07/53baa1c2e2704ebb118b4591.html
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