Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Deformado
por análisis de realidades que son un poema y de poemas que son realidades, no
sé cómo interpretar las declaraciones de Anna Albán, la embajadora de Ecuador
en el Reino Unido:
"[...] dijo en una rueda de prensa que
Assange sufre de una afección pulmonar crónica, y que el Estado ecuatoriano
está corriendo con los gastos. Assange, en la misma entrevista, no quiso
confirmar la noticia. La embajadora alertó de que las condiciones de salud del
hacker podrían empeorar ya que se encuentra en un espacio reducido donde puede
faltarle aire.*
Lo maravilloso
del lenguaje es su capacidad de decir muchas cosas con una misma frase. Lo que
vincula al lenguaje diplomático con el literario es la cantidad de recursos
retóricos que acumula para insinuar lo que no dice y no decir lo que entendemos.
En ocasiones, los embajadores son maestros del eufemismo y miden sus palabras
con el mismo fervor y cuidado con el que los poetas cuentan sus sílabas.
Según
parece, Julian Assange ha tenido unas palabras poco amables —vamos a decirlo así— para con el país
que le acoge, que debe pensar que es la Posada del Peine. Quizá tenga la
pretensión de que Ecuador ha aparecido en el mapa mundial gracias a su
presencia en el reducido espacio de la embajada londinense. La cuestión y
ofensa ha venido precisamente de lo opuesto a lo que ha hecho la embajadora
ecuatoriana, no ha medido sus palabras y las palabras son muy traicioneras.
Assange debería tomar lecciones de la representante diplomática.
Nos
cuenta el ABC en otra noticia el origen del problema:
[...] Julian Assange, quien se encuentra refugiado en la embajada
ecuatoriana de Londres ha aseverado que «Ecuador es insignificante», cuando la
presentadora de la CNN, Erin Burnett, le dijo que por qué no contestaba sus
preguntas sobre el Gobierno de Rafael Correa.
«Es muy importante para mí, y su gente ha sido muy generosa conmigo,
pero no es un actor mundial importante», prosiguió.
«Sudamérica y los acontecimientos que ocurren en Sudamérica son
interesantes y significativos, pero no son el tema ahora. El tema es lo que nos
pasa a todos, lo que cuenta este libro», indicó blandiendo una copia de su
recién publicada obra "Cypherpunks: La libertad y el futuro de
Internet".
Assange evitó así pronunciarse sobre un
informe del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ) citado por Burnett y
según el cual Ecuador es «uno de los países más restrictivos» con la libertad
de prensa.**
Cuando
Julian Assange se refugió en la embajada de Ecuador escribimos sobre el caso e
imaginábamos a sus asesores desplegando el mapa para ver qué países podían ser
favorables a aceptar el asilo. Por eliminación de aquellos que estaban ya en
contenciosos, los que no se comprometerían y la consideración de los que tenían dirigentes con
necesidad de lavado de imagen, quedaba Ecuador como candidato más favorable a
las intenciones de Assange y su equipo. Señalamos entonces que era un ironía que el
presidente que tenía más conflictos y contenciosos abiertos con la prensa y con
la libertad de información, Rafael Correa, el hombre que rompía periódicos en
público para deleite de sus seguidores, y que se permitía la humorada hace unos
días de llegar a la cumbre de Cádiz preguntando por "Anita Pastor",
fuera quien aceptara finalmente acoger al hacker emprendedor. Pero todo tenía
su lógica y las piezas acaban encajando y las manzanas cayendo.
El
punto flaco de alguien que va por el mundo justificando todo lo que hace por
ser el paladín de la libertad de información es no poder defender esa
incongruencia en directo, frente a un medio de información —la CNN— que
necesita para mantener su caso caliente—frente a la tendencia a enfriarlo de Reino
Unido—, y que además está aprovechando su entrevista para promocionar su libro.
Y se perdió él solo. Ante la presión de la entrevistadora, Assange escogió el
peor de los caminos, ningunear a Ecuador. No podía defender al indefendible
Correa, no podía evitar las preguntas sobre los ataques a la libertad de
expresión sin resultar un demagogo y habló finalmente. Su libro, él mismo, es
lo realmente importante; Ecuador no es nadie. Tiene razón la embajadora cuando
dice que Assange se encuentra en un lugar muy pequeño y que le cuesta respirar,
que necesitaría espacios más grandes. Suecia, tal vez.
Lo
importante es cómo se lo han tomado en Ecuador, claro; cómo les ha sentado ese
regalo envenenado —que ya dijimos que no se merecían— que su locuaz presidente
le coló sin comerlo ni beberlo. El diario El
Comercio ya muestra las reacciones:
Esas expresiones del ‘hacker’ australiano han
desatado revuelo dentro y fuera del país, ya que Ecuador le brinda asilo desde
hace cinco meses. Gracias a esa protección, Assange no ha sido extraditado a
Suecia, donde la Justicia lo requiere para procesarlo por dos supuestos delitos
sexuales.
[...] Assange lució una de las camisas
bordadas que utiliza el presidente Rafael Correa y quería básicamente hablar de
su último libro, ‘Cypherpunks: La libertad y el futuro de Internet’.
[...] Esas palabras no cayeron bien entre
analistas y ex diplomáticos, que las consideraron desafortunadas. Sobre todo,
porque el Gobierno ecuatoriano creyó en sus argumentos, de que supuestamente Estados
Unidos lo quiere juzgar por haber filtrados miles de cables diplomáticos
secretos. “La palabra insignificante, quiere decir que no tiene ninguna
importancia en el mundo, que no es un jugador que importa. El Gobierno
ecuatoriano es el ofendido”, señala Mauricio Gándara, ex embajador en Reino
Unido. A su juicio, las declaraciones del fundador de Wikileaks evidencian el
pobre concepto que tiene del Ecuador y las gestiones que ha hecho para
ayudarlo. Y, por lo tanto, cree que el Régimen debiera retirarle el asilo
político y entregarlo a las autoridades británicas.***
El
detalle aportado por El Comercio —que puede apreciarse en la foto de la
entrevista de la CNN— sobre la camisa que lucía Assange, regalo de Rafael Correa —nos
dicen—, resulta casi conmovedor. Casi tanto como el desmentido de que el hacker
padezca ninguna enfermedad crónica, ni que su estado revista gravedad. "Assange
no está malito", titula con sorna el diario de Quito "Últimas
noticias". Me imagino que si hay alguien deseando que su "espacio"
recupere la normalidad es la embajadora de Ecuador, que tiene la sede
convertida en plató, enfermería o lugar de paso de celebridades que acuden,
como Lady Gaga, a apoyar al aburrido, según confesión propia, Assange en su
retiro.
Previsiblemente,
la prensa atacada por Correa aproveche para devolverle la pelota y convertir a
Assange no en un vehículo promocional como él quería — de la "marca
Correa", no de la "marca Ecuador", por usar la terminología
española— sino en un grano al final de su espalda. Dentro de poco será muy probable
ver las mismas manifestaciones que se dieron a su favor en la calles, delante
de la residencia presidencial, luciendo grandes carteles con un "¡Assange
vete, go home!". Será interesante ver las reacciones de esos miles de
ciudadanos ecuatorianos que salieron este verano a las calles a manifestarse en
favor de Assange, saber qué se les pasa ahora por la cabeza. ¿Qué pensarán ahora
después de que Correa les convenciera de que se habían enfrentado al
"imperio" —eso pone en algunos carteles— y que Ecuador "frenaba"
a los Estados Unidos, Reino Unido y Suecia juntos en nombre de la
"libertad de expresión", la misma que ha utilizado Julian Assange
para ofenderles innecesariamente en la entrevista de la CNN. Al final, la culpa
la tendrá la periodista por preguntar; será una conspiración para hacerle decir
lo que no quería decir y que ha sido descontextualizado*.
No es lo que opina la práctica totalidad de la prensa de Ecuador.
Quizá
algunos estén esperando a que se publique el libro de Assange en Ecuador para
comprobar qué es eso tan importante ante lo que su país es "insignificante".
¿Será un bestseller en Ecuador? ¿Quizá done parte de los beneficios a causas
benéficas en el país? ¿Irá algún día a firmar ejemplares a Ecuador?
Al
final, después del desmentido sobre su salud y el silencio del Ministerios de
Asuntos Exteriores ecuatoriano —que dice estar estudiando las declaraciones de
Assange—, nos quedamos con la interpretación metafórica de las declaraciones de
la embajadora Ana Albán. Necesita más espacio para ventilar su ego.
Lo
dijimos en su momento y lo repetimos ahora: Ecuador es un gran país que no se
merece esto.
*
"Garzón asegura que las palabras de Assange se han sacado de
contexto" ABC 30/11/2012
http://www.abc.es/internacional/20121130/abci-garzon-defiende-assange-201211292029.html
**
"Ecuador dice que Assange sufre problemas respiratorios" ABC
29/11/2012
http://www.abc.es/internacional/20121129/abci-assange-ecuador-infeccion-pulmonar-201211290936.html
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