martes, 6 de noviembre de 2012

Bryce Echenique, el plagio y las clases literarias

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Leo en el diario El País que a Bryce Echenique le han tenido que hacer entrega del premio concedido por la Feria del Libro de Guadalajara (México) en su casa de Lima*, en privado, para evitar el posible escándalo en una entrega oficial en tierras mejicanas, en las que estaba el ambiente bastante caldeado.
El barullo viene de las acusaciones de plagio vertidas contra él por sus artículos periodísticos, algo de lo que ha ocurrido con cierta frecuencia. La respuesta queda explícita en el titular de la entrevista de El País: «¡Que se jodan!». Señala el escritor que todo ha sido por la "maldad" de alguien, por "envidia", gente que "quieren los premios para ellos". Una extraña mescolanza defensiva que no acaba uno de entender.
Nos cuenta el diario:

Con un panorama dividido entre la indiscutible calidad de la obra de ficción de Bryce Echenique y su obra periodística en entredicho, la FIL decidió, en un hecho inédito, entregarle el premio la semana pasada en su casa de Lima, y no durante la celebración de la feria, del 24 de noviembre al 2 de diciembre. El escritor se muestra un poco triste y al tiempo comprensivo ante esta medida de precaución: “Allá me querían linchar”.
Ante las reflexiones de escritores como Juan Villoro que argumentan que “la ética de un autor no puede estar al margen de su escritura”, Bryce Echenique insiste en que no ha plagiado, y acto seguido pregunta: “¿Cuántos poetas han estado fuera de la ética?”. Lo dice en su habitual tono tranquilo, pausado y sin inmutarse.*


Conocí hace algo más veinte años a Alfredo Bryce Echenique durante una cena aquí en Madrid. Conversador afable y con gran sentido del humor, con un verbo pausado, tiene un innegable sentido dramático de la narración. Nos contó una anécdota que me viene ahora a la mente, una perfecta pieza, medida en sus detalles y efectos. No tengo más constancia de ella que sus palabras. Comenzó describiendo sus primeros años en París, sin dinero, buscándose la vida, cargando las tintas en la situación precaria de un joven en la gran ciudad. Después, llegado a ese punto en el que todos podíamos ver con nuestra imaginación a nuestro pobre, pobre joven peruano vagando por un París cosmopolita, pasó a describirnos su entrada en una librería en la que, entre miles de libros, como una aparición milagrosa, surgía un libro suyo, su primer libro. Pasaba entonces el autor a contarnos su profunda emoción ante la visión del libro publicado, nos transmitía lo que aquello iba a suponer para toda su familia y amigos. Casi podíamos llorar con la emoción del momento, nos parecía vivirla. Pronto llegaba el tercer acto: ¡no tenía dinero para comprarlo! Pasaba a referirnos el drama, la lucha interior del joven que tenía ante sí aquella obra que le consagraría pero que no podía comprar por encontrarse casi en la indigencia. Pero, como si fuera un personaje de Dostoievski, decidía lanzarse al crimen y robar el libro de los estantes. Describía cómo tomó el libro y lo escondió bajo su abrigo. Tenso, se encaminó hacia la puerta y, cuando estaba casi alcanzando la salida, una mano posada sobre su hombro acompañada de una voz que gritaba "¡alto!", le detenían. Tras el miedo del robo, llegaba el terror de la detención. El joven entonces, con voz llorosa, decía «¡Sí, sí... Lo he robado! Pero, miren, ¡soy el autor!», mientras señalaba su nombre en la portada. Eso nos contó en la cena.
No sé si la historia es cierta. Solo sé que él nos la contó. La maestría con que lo hizo provienen tanto de su calidad narrativa como del disfrute que contar aquella historia, plagada de estereotipos, le producía. No sé si Bryce Echenique la ha contado más veces; me imagino que sí, porque lo merece.


Cuando Alfredo Bryce Echenique pregunta "¿cuántos poetas han estado fuera de la ética?", como hace en el párrafo citado en la entrevista comete un grave error literario y probablemente ético. Efectivamente, puede discutirse si personas carentes de "ética" pueden producir obra de "calidad", algo que la historia nos confirma a través de la biografía de grandes canallas que han sido maravillosos artistas en casi todos los campos. La virtud hace mucho que dejó de ser una cualidad literaria. Pero el valor de la obra no exime al hombre que la produce de juicio; eso es pedir demasiado, aunque se ha intentado. El rechazo de la persona no es el rechazo de la obra, aunque a nadie se le puede negar el derecho a despreciar al hombre por sus actos repudiables; luego podremos ignorar o rendirnos a sus obras. Todos elegimos a quién leer. La pregunta está fuera de lugar porque el que plagia deja de ser automáticamente "poeta", es decir, creador. El detalle es importante y sobre eso gira el concepto de "creador". La pregunta es entonces "¿cuántos plagiarios han estado fuera de la ética y de la estética?" La respuesta: todos. El plagio no es un acto estético; no hay poeta.

Entrevista en 2010 con diario que denunció el plagio, Perú 21

Todos podemos comprender la diferencia entre el que roba un libro —aunque sea su autor— y el que roba una idea o plagia un texto. Puede que Bryce Echenique sea un ciudadano ejemplar en muchas cosas, pero las protestas por el premio de la Feria de Guadalajara no van por ese camino. Por el contrario, son protestas contra una acción literaria negativa como es la copia de los artículos que le achacan.
En su propio país, Perú, podemos leer en el diario económico Gestión:

El escritor Alfredo Bryce Echenique plagió 16 artículos periodísticos de 15 autores, publicados en diversos medios de comunicación, confirmó la Sala de Propiedad Intelectual del Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (Indecopi).
El ente decidió sancionar al escritor con una multa de 20 Unidades Impositivas Tributarias (UIT), equivalentes a 71 mil soles. Para fijar la multa tomó en cuenta que los plagios fueron reiterados y se difundieron a través de medios de comunicación masiva.**

A pesar de lo que se dice en la entrevista en El País, Bryce no ha sido exonerado de ninguna de las acusaciones de plagio, que, por el contrario, han sido confirmadas tras sus apelaciones. Todas las instancias que han revisado el caso, lo han reafirmado. Lo de la "extrema derecha" que le persigue es patético, a menos que Bryce considere el plagio "comunismo literario".
En el diario Clarín (en su Revista Eñe), de Buenos Aires, Patricia Kolesnicov, en el artículo "El 'plagio' inevitable de Bryce", confirma lo señalado y pone, finalmente, el dedo en la llaga:

Revisó una apelación el Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual. La conclusión: la misma: plagio inteligente (con cambios) y plagio servil. 
No eran obras literarias, eran artículos periodísticos de distintos autores que aparecían en otro medio con la firma ilustre de Bryce, un autor admirado por obras como Un mundo para Julius. En esas instancias, Bryce se defendió con muchos argumentos digamos elusivos: que la institución no tenía competencia, que no lo notificaron adecuadamente, que no se puede hablar de plagio sin preguntarles a los autores  “plagiados” porque puede haber un acuerdo privado, esas cosas. Una sola vez, en la apelación, declara algo concreto: que “No consintió jamás la publicación de sus artículos en ‘El Comercio’ ni en ningún otro medio peruano”. Y que fuera de Perú, INDECOPI no puede actuar. Alega, también, que la multa es excesiva. Esto es lo único que le concede la apelación, que se la baja de 50 unidades tributarias (hoy, unos 70.000 dólares) a 20 (unos 28.000).
En estos días, sin embargo, Bryce dijo que va ganando y que le devolvieron plata, INDECOPI lo negó, salieron intelectuales a pedir que se revea el premio y otros, como Jorge Volpi, a explicar que el jurado –del que él es miembro– “consideró que no es función de un jurado literario erigirse en jurado criminal”. Y habló de “inquisición literaria”. Más sorprendente es lo del rumano Andrei Mihailescu, vocero del jurado, que  explicó: “Desde nuestro punto de vista creemos que el plagio de unos artículos, sea una o 17 columnas, de pequeños artículos periodísticos, es algo menor que no toca a su gran obra”. Pequeños artículos periodísticos, dice. ¿Qué problema? Y dijo más: “Después de haber escrito 50 columnas empiezas a repetirte, en el caso de Bryce Echenique, cuando hay un tipo de confluencia entre prensa diaria y literatura que es única, hay momentos de crisis como este, yo no lo llamaría plagio sino plagio inevitable, una repetición inevitable”. Raro: o yo entendí mal o a Bryce no lo multan por repetirse, lo multan por ponerles su nombre a palabras de otros. ¿Esto desmerece sus grandes novelas? Creo que no, pero ¿no vuelve un poco raro darle plata, honores, aplausos?***

Tiene razón Patricia Koleniscov. Es sorprendente que para defender a una persona de un plagio comprobado, se atenúe su acción por la "inevitabilidad" del plagio y por la "calidad" de la víctima. Pues no se trata aquí de otra cosa que de una especie de racismo literario en el que el derecho de pernada se puede aplicar impunemente a la prensa, mientras que se desata la ira de los dioses si se trata de un texto literario. El problema ya no es tanto Bryce como los argumentos que se esgrimen para justificar el premio. Es peor el remedio que la enfermedad.


Podemos buscar todas las excusas que queramos, pero a menos que queramos incurrir en una hipocresía galopante, como creo que ha hecho el jurado, no podemos ignorarlo. No me refiero a los premios o a las multas, que son la parte terrenal del asunto. Me refiero al hecho mismo del plagio, hecho textual, que afecta al menos a cuatro instancias: al que firma lo que no debe (el plagiario), al que escribió lo que no firma (el plagiado), al que lee atribuyendo a otro la autoría (el lector) y al que paga lo que no es obra propia (al editor). El escándalo no es que plagie; el verdadero escándalo son las excusas y justificaciones, auténtico insulto y desprecio para las personas —profesionales respetables—  que han sufrido el plagio. Bryce Echenique les reconoció méritos literarios y periodísticos suficientes como para usarlos y aprovecharse de su obra, pero les despreció al ignorar sus nombres.

Alfredo Bryce Echenique puede ser un gran escritor. Y lo es. El premio dado no es a una obra en concreto, sino al "conjunto de su obra". ¿Incluye eso los artículos plagiados? Me temo que sí. ¿Le invalida eso para recibir premios? No lo sé. Me imagino que unos sí y otros no. En cualquier caso lo que queda en cuestión es la persona, sus prácticas, porque no son los jurados de los premios los únicos que tienen derecho a juzgar. Ellos, efectivamente, juzgan obras y no personas. Sin embargo, aquí lo que se cuestiona es la autoría, que afecta a la persona y a su forma se actuar, y para justificar su propia decisión cometen una tropelía mayor: despreciar a los artículos periodísticos escritos también por "personas". Que es exactamente lo mismo que hizo Bryce Echenique cuando los eligió para plagiarlos, despreciarlos.
Si en la anécdota del robo en la librería parisina Bryce Echenique podía buscar la complicidad y simpatía de los que le escuchamos relatarla y reírnos con aquel tembloroso "¡Soy el autor!". Hoy es la única frase que no puede esgrimir en su defensa cuando le señalen los dieciséis artículos resueltos como plagiados.
El estudiante pobre que robaba su propio libro porque no tenía dinero para comprarlo y quería enseñárselo a su familia tenía nuestra simpatía cómplice. El afamado y presumiblemente adinero autor que coge los textos periodísticos de otros y es bien pagado por poner su firma al final, ya no tiene tanta simpatía.
El "¡que se jodan!" de la entrevista resulta excesivo a la vista del conjunto. No es ni ético ni estético.

* “Hay algunos que quieren todos los premios para ellos... ¡que se jodan!” El País 6/11/2012 http://cultura.elpais.com/cultura/2012/11/05/actualidad/1352147480_768541.html
** "Indecopi confirmó plagios de Alfredo Bryce" Gestión s/f http://gestion.pe/noticia/363899/indecopi-confirmo-plagios-alfredo-bryce
*** Patricia Kolesnicov "El “plagio inevitable” de Bryce" Clarín / Revista Ñ 12/10/2012 http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Flora-fauna_0_790721158.html




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