sábado, 24 de noviembre de 2012

El sobrepeso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La fotografía me sorprende. Comprendo que esconde alguna clave simbólica que me dice algo pero que yo, ignorante, no logro comprender a la primera y no sé si a la segunda. No sé porqué sigue todavía allí la foto; es de agosto del año pasado. Pero sigue allí, tan firme, inamovible como ella.
La fotografía de China Daily nos muestra a una mujer sosteniendo un cartel en mitad de la calle. Como no entiendo chino y no sé que dice el cartel, pienso inicialmente que se trata de una protesta de una ciudadana china molesta por algo, alguien que protesta contra algún corrupto, pide internet libre, se queja por el número de servicios públicos tras las Olimpiadas —como ya contamos en el pasado—, o por la mejora de los derechos humanos.
Pero no. El cartel que la desconocida sostiene impertérrita dice: "Jiang Guo, peso 500 gramos menos que ayer. ¿Cuándo te vas a casar conmigo?" ("Jiang Guo, I weigh 500 grams less than yesterday. When are you going to marry me?"). Inmediatamente me embarga una ternura infinita hacia la mujer y un infinito desprecio hacia el exquisito Jiang Guo, que trabaja de albañil en una obra cercana al lugar, y se permite hacerle pasar este trance público de humillación.


Ella sostiene su cartel como si ambos formaran parte del mobiliario urbano de la zona, como si fuera el cartel de "giro obligatorio a la derecha" o "centro de ciudad". El escueto pie de foto nos informa que ella ha perdido ya diez kilos. ¿Hasta cuándo piensa tenerla adelgazando; hasta cuándo en la calle con el cartel? Pienso que el albañil Jiang Guo, exnovio que la dejó por sobrepeso, la tiene absolutamente obsesionada y que ella puede, como "El increíble hombre menguante" —aquella fantástica película de ciencia-ficción de los 50— seguir encogiendo hasta quedar reducida a una partícula subatómica que sostenga un cartel proporcionado a su tamaño que diga: "Jiang Guo, ya no podremos tener una cita; solo una probabilidad de encontrarnos". Y es que una vez que te adentras en la Escala de Planck, estás perdido para el amor.
Me centro en su frase final, que me parece reveladora: "I don't care if he can see me or not, it's helpful to lose some weight." Y entiendo entonces que el tontarras de Jiang Guo no es más que la motivación para conseguir su objetivo, que más que amor es pundonor. La desconocida ha utilizado esta forma de motivarse para perder ese sobrepeso que Jiang Guo utilizó para dejarla plantada. ¡Hay que tener una gran fuerza interior!


China Daily no nos cuenta el final de la historia, al que nosotros —lectores curiosos— tenemos derecho. Queremos saber qué ocurrió con la mujer y con Jiang Guo. Ante la ausencia de información podemos imaginar muchos finales posibles: que Jiang dejó lo ladrillos y se postró a su pies pidiéndola perdón y esperan un primer vástago (final tradicionalista); que un millonario no corrupto paró su Rolls Royce —con asientos de leopardo— junto al metro y la recogió, llevándosela a pasar su noche de bodas en el casino de Adelson, el Sands de Shanghái (final cenicienta); que uno de los nuevos líderes del partido la convirtió en asesora de la cúpula dirigente (final político); o, finalmente, que la mujer se hartó de esperar a Jiang Guo y se fue haciendo footing a su casa (final neorrealista). Sin embargo, todos estos finales se nos escapan entre los dedos ante la ausencia de continuidad informativa. ¡Queremos saber!
Pero una duda me asalta. Es sobre mi capacidad para entender realmente lo que tengo delante. Me pregunto por las motivaciones de la desconocida y su relación con Jiang Guo. Pero he dejado de preguntarme por qué aquella foto lleva allí más de un año. En China, cualquier medio es bueno para hacer didactismo y estamos en el periódico oficial. Quizá estoy leyendo como no debo.

Me adentro por la red y encuentro decenas de artículos y estudios sobre un problema acuciante en China desde hace unos años: la obesidad. El aumento de la riqueza y el consiguiente cambio de los hábitos de consumo ha desatado el problema de salud pública. Leo en una publicación chilena especializada en alimentación la siguiente nota de Reuters:

Los niveles de obesidad en China están creciendo con rapidez, con más de un cuarto de la población adulta aquejada de sobrepeso u obesidad a medida que se va añadiendo más carne y productos lácteos a su dieta, lo que causa graves problemas de salud, según un nuevo estudio.
De todos los países en desarrollo, sólo México tiene una tasa de aumento de la población adulta con sobrepeso más rápida que China, afirmó el estudio, publicado en el número de julio/agosto de la revista Health Affairs.
[...] "Tenemos que encontrar las inversiones y regulaciones adecuadas para animar a la gente a adoptar un estilo de vida sano, o nos arriesgamos a encontrarnos con tasas de muerte, enfermedad y minusvalía más altas y sus gastos asociados", añadió el experto.
La población china obtiene en la actualidad mucha más energía de alimentos basados en grasa y productos animales, como carne y huevos, de lo que lo hacía en el pasado, según el informe.
"La dieta china clásica, rica en verduras y carbohidratos con un mínimo de comida basada en animales, ya no existe", indicó el texto.**


Los datos son de 2008, pero no han hecho más que empeorar. La cifras de obesidad —y con ellas el gasto en sanidad— se han disparado. El paso de la sana y proletaria bicicleta al automóvil en la ciudades se está pagando al conjugarse con el gusto por los hábitos occidentales de comida, con mayores niveles de grasas. Leo más y más artículos y encuentro, incluso, la moda china de celebrar las bodas en las hamburgueserías. La comida norteamericana arrasa... ¡y engorda! Leo sobre los planes diseñados por gobierno chino para tratar de controlar la obesidad mediante los precios, por un lado, y por el regreso a hábitos más saludables, educación en la escuela, deportes, etc. 


¿Formará parte la desconocida del cartel de los planes antiobesidad gubernamentales? Esto lo cambia todo y me demuestra que nada está tan claro como parece. Mi historia inicial en la que la mujer era la heroína se me transforma por el didactismo chino, con el que no contaba. El buen ciudadano pasa a ser ahora el albañil Jiang Guo quien, obediente a la política institucional de "menos grasa", exigió a su novia cumplir los indicadores sanitarios gubernamentales. La mujer obesa pasa a ser un enemigo del pueblo al que ataca mediante un futuro elevado gasto sanitario que habrá que invertir en ella si coge diabetes y todas las enfermedades asociadas con la obesidad. Jiang Guo es un responsable ciudadano; ella un despilfarradora de recursos. Merece la exposición pública de su falta, como es tradicional.

La fotografía con el cartel es un recordatorio de lo que te puede ocurrir si tienes sobrepeso. No es una noticia; es un ejemplo. Y por eso sigue allí, un año largo después, recordando que hay que estar en forma y dejar al estado que invierta en otras cosas. Su reflexión final —"I don't care if he can see me or not, it's helpful to lose some weight."— se me revela ahora en toda su didáctica ciudadana. Una cosa es "crecer" y otra "engordar". China quiere lo primero, pero hay que tratar de evitar lo segundo, aunque parezca una consecuencia inevitable del desarrollo, un desarrollo grasoso y calórico. China tiene todavía que crecer mucho para recuperar la bicicleta, como ocurre allí donde el fast food y la vida sedentaria han hecho estragos.
Hace unos días, nos llegaba la noticia desde Estados Unidos, de Cleveland, que una mujer había sido condenada por una juez a llevar un cartel con el siguiente texto: "Only an idot would drive on the sidewalk to avoid a school bus". El cartel incriminatorio es una práctica bastante usada en muchos contextos. Tiene la doble acción del incriminarse y de la exposición pública. Nosotros teníamos la picota.


Espero que nuestra mujer del cartel, en la vida real, desde entonces, haya perdido el peso suficiente para los estándares y tomado una decisión, ya que la tomada por el medio ha sido condenarla a pasar mucho tiempo en la portada del China Daily como ejemplo de lo que te ocurre si engordas más de la cuenta. Es la picota mediática.
Si yo fuera ella, una vez usado a Jiang Guo como motivación y me encontrara ya en plena forma, seguiría frente a la obra con un nuevo cartel: "¡Jiang Guo, que te den!". En chino, claro. No sabrá el peso, doble, que se habrá quitado de encima.

* "Skinnier woman wants boyfriend back" China Daily 26/08/2012 http://www.chinadaily.com.cn/photo/2011-08/26/content_13198171.htm
** "La obesidad se extiende con rapidez en China: estudio" Chile Potencia Alimentaria 11/07/2008 http://www.chilepotenciaalimentaria.cl/content/view/230267/La-obesidad-se-extiende-con-rapidez-en-China-estudio.html





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