Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Me deja
perplejo la noticia del ABC sobre el matemático estadounidense, el estadístico
Nate Silver*, que ha sido capaz no solo de señalar que Barack Obama iba a ganar
las elecciones, sino que ha acertado uno por uno quién iba a gana en los
diferentes estados que componen la Unión. ¡Sorprendente! Tales predicciones no
son las de José Luis Uribarri en las votaciones de Eurovisión, que casi nunca
fallaba. Uribarri tenía experiencia, dos oídos y dos ojos en la cara, poderosas
herramientas con las que se pueden hacer muchas cosas. Pero lo de este hombre,
Silver, es pasarse. Parece ser —nos cuenta el ABC— que se metieron mucho con él
y ahora anda sacando pecho y exigiendo disculpas. Un revisión de la prensa
americana y la blogosfera lo confirma. Fueron a por él.
Nate Silver
nació en 1978. Además de matemático, es "psefólogo" (Psephology), es decir, aquel que se
dedica al estudio de los resultados de las elecciones. El término hace
referencia a las "piedras" que los griegos utilizaban para realizar
las votaciones. También es "sabermétrico" (Sabermetic), que según la Wikipedia es "el análisis
especializado del Baseball a través de evidencias objetivas, especialmente las
estadísticas que recogen la actividad del juego". Lo de "Saber"
no es por nuestro saber, mucho o poco, sino que son las siglas de Society
for American Baseball Research. La verdad es que "sabermétrico", en
español, queda muy bien a la vista de los resultados de sus cálculos. Nos
explica la Wikipedia que el objetivo es establecer comparaciones objetivas
entre jugadores ("Was Willie Mays faster than Mickey Mantle?", por
ejemplo) y establecer el valor de jugadores y equipos respecto a otros.
Nate Silver se ha enfrentado a la elección presidencial como al "Gran Partido" y le ha salido un pleno. Lo ha acertado todo. Siempre me han
llamado la atención esos locos de las estadísticas que vemos en muchas
películas y series norteamericanas que son capaces de dar los datos de
cualquier jugador y temporada por quienes les pregunten. Se lo saben todo.
Lo que Silver ha encontrado es una estructura relacionada de datos, un modelo,
cuyo estudio ofrece información sobre el resultado del proceso electoral. Si
tenemos en cuenta la cantidad de factores que pueden intervenir en una elección
de este tipo, el que se haya podido desarrollar mediante una forma estadística
es asombroso. Podemos entender que
alguien, mediante observación e intuición, haya podido "acertar" los
resultados, pero es mucho más difícil haberlo hecho mediante un análisis
estadístico, es decir, mediante la traducción de la realidad a variables
cuantificables. No es un vidente, es un matemático.
Si las elecciones políticas fueran cuestión del azar, sería
otra cosa. Pero no lo son. El valor de los resultados de Silver es que ha
conseguido hacer "tratables" e interpretables aspectos muy variados,
como son los que intervienen en una decisión de voto. No todo el mundo decide
su voto de la misma manera, ni son siempre los mismos los que votan, pues hay
variaciones en la población que pueden ser significativas para los resultados.
Una de las cuestiones que más se han resaltado por parte de
los analistas de los resultados es el impacto de las variaciones de la
población y cómo esas variaciones —étnicas, religiosas, etc.— han sido
favorables a las posturas de Obama y los demócratas frente al mayor monolitismo
del mensaje republicano. Los republicanos parecen pedir el voto a una América
cada vez menos existente en la realidad; son prisioneros de unos mensajes
cerrados frente a una sociedad abierta. Cuando las minorías son muchas, se
convierten en mayoría. El hecho de que Obama, además de ganar en los estados
más importantes, haya conseguido ventaja suficiente también en algo que les preocupaba
mucho, el llamado "voto popular", refleja que numéricamente la
América variada está por encima de la uniforme e ideal "tradicionalista". Un mensaje interesante. El mundo cambia, con América dentro.
A diferencia del análisis del Baseball, en donde que cuenta
lo que hacen los jugadores, en unas elecciones importa lo que decide el "público",
además de esos jugadores, que serían los políticos. La complejidad es
inmensamente superior, pero ha logrado que funcione. Ya el hecho de que haya
acertado con los resultados de todos los estados es asombroso porque los
estados son muy diferentes, unos más sensibles a unas cosas que a otras. Su modelo
ha logrado aislar la variables determinantes y recoger de forma adecuada las
diferencias.
Me imagino que a Nate Silver —analista de The New York Times y colaborador de
cadenas televisivas— le estarán rondando todos los centros de investigación,
los partidos, los candidatos de las próximas elecciones.
Por lo pronto, el libro de Natan Silver "The noise and
the signal: Why so many predictions fails - But some don't" se ha
disparado espectacularmente en sus ventas en Amazon. El título ya nos dice cuál
es el problema interpretativo: separar el trigo de la paja, lo que es
significante de lo que no lo es. Determinar cuáles son aquellas variables que
realmente modifican el resultado final de forma significativa y cómo se
conectan los datos. No es nada sencillo.
Hay cierta moraleja en esto de las predicciones. Nate Silver
sufrió un auténtico acoso y numerosos ataques, ridiculizando sus estimaciones e
interpretaciones de los datos. Por eso lo que ha dicho es que algunos le deben
una disculpa. No es fácil hacer predicciones; tampoco es fácil salir a la
palestra a decirlas cuando sabemos que no van a gustar a muchos o que van a la
contra. Hay que valorar su seriedad, independencia y, por supuesto, valor. Mantuvo
sus estimaciones hasta el final enfrentándose a rivales en esto de la
predicción muy poderosos y con muchos más medios.
A veces es más cómodo equivocarse juntos, seguir la
corriente, que acertar solo. Nate Silver predijo el resultado del Gran Partido
electoral y acertó. Por eso muchos señalan que es el segundo gran ganador de
estas elecciones en USA: Obama y él. Felicitaciones a los dos.
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